Hace un tiempo dedicamos un artículo a la
alimentación de los legionarios
romanos (cibus castrensis), en
esta ocasión nos centraremos en la dieta de los gladiadores (cibus gladiatorum)
Al igual que ocurría con los milites Romani, la alimentación era una
parte importantísima en los gladiadores, de manera que además del entrenamiento
diario, se cuidaba mucho su dieta y su
salud, pues estos luchadores profesionales eran una fuente de ingresos para
los lanistas (empresarios encargados de la compra-venta e incluso entrenamiento
de los gladiadores) y a su vez, un motivo de distracción para el público, “panem et
circenses” (Juvenal, Sátira, X, 81).
Ya Hipócrates en su libro Sobre la dieta hace referencia a
la “influencia de los ejercicios físicos, tanto de
los naturales como de los violentos y cuáles de ellos proporcionan un aumento de las carnes…y las relaciones convenientes de los
ejercicios con respecto a la alimentación”
“La lucha libre y el
frotamiento ofrecen en mayor medida el ejercicio de las partes externas del
cuerpo, y calientan, endurecen y hacen
que se desarrolle la carne”
De Hipócrates concluimos que los ejercicios
influían en la alimentación, por lo que los gladiadores que dedicaban horas y
horas a entrenarse, debían ser cuidadosos con su dieta de la que se encargaba el
médico del Ludus o escuela de
gladiadores que controlaba los alimentos y las cantidades que los luchadores debían
consumir para obtener un rendimiento más satisfactorio.
Si
acudimos a las
fuentes escritas e investigamos cómo era la alimentación de los gladiadores nos
damos cuenta que, al igual que hoy en día, tomaban una “dieta deportiva”, cuyo
objetivo era conseguir estar fuertes y tener una gran masa muscular que les
protegiera en los combates de las heridas de armas. Así pues, serían personas
robustas y corpulentas, según afirma Cicerón, Filípicas. II, 25: “Tu… istis lateribus, ista gladiatoria totius corporis firmitate”, Tú… con ese ancho pecho, con ese robusto cuerpo
propio de un gladiador”:
Los
alimentos que enumeran las fuentes clásicas son los siguientes:
a) Proteínas
procedentes de la
ingesta de carne que les proporcionaba la fuerza y la musculatura para luchar.
b) Hidratos
de carbono de origen
vegetal (legumbres, principalmente alubias, y cereales, en concreto la cebada)
que les aportaba la energía necesaria para mantener el nivel de entrenamiento.
c) Calcio contenido en las infusiones de cenizas
para fortalecer sus huesos.
Dejémonos
llevar de la mano de los autores clásicos para descubrir qué comían.
Hasta
la fecha se ha considerado que su dieta se basaría principalmente de carne
para así aumentar su masa muscular, tan necesaria para soportar el peso de la
panoplia (podía alcanzar unos 20 kg. en los gladiadores más armados), pero
principalmente conveniente para crear un colchón de grasa que les protegería de
las heridas profundas en el combate. Cipriano, Ad Donatum, 7 hace mención a esa alimentación que creaba
una buena masa muscular:” Los juegos de
gladiadores se preparan, que la sangre puede alegrar la concupiscencia de los
ojos crueles. El cuerpo se alimenta con
la comida más fuerte, vigorosa y la masa de los miembros se enriquece con la
fuerza física y muscular, que el desgraciado engordado para el castigo
puede morir de una muerte más. El hombre se sacrifica para complacer al hombre,
y la habilidad que es más capaz de matar es un ejercicio y un arte. No sólo se comete
un crimen, sino que se enseña. ¿Qué se puede decir más inhumano, más repulsivo?
La formación consiste en adquirir el poder para asesinar, y el logro de
asesinato es su gloria. ¿Cuál puede ser el estado de las cosas… en el que los
hombres, los cuales no han condenado, se ofrecen a las bestias salvajes,…? Se
pelean con las bestias, y no por sus crímenes, sino por su locura. Padres miran
a sus propios hijos, un hermano está en la arena, y eso para su hermana es duro”
Esa alimentación con exceso de proteínas
según Galeno, Exhortatio ad Artes
Adddiscendas, 4 provocaba problemas:”su
mente está perdida por la gran cantidad de carne y sangre que amasan…de manera que, como no la cultiva
con estímulos, permanece tan estúpido como la de los brutos…se fatigan hasta un
límite y luego se atiborran de comida hasta no poder más. Su sueño también se rige por las reglas que
guían su dieta y ejercicio…mientras están en activo sus cuerpos se mantienen en este peligroso estado. Cuando se
retiran, su estado es todavía más
peligroso. Muchos mueren poco después, otros duran un poco más, pero en
general, no alcanzan la edad anciana,…pues sus cuerpos están débiles por los
golpes que han recibido a lo largo del tiempo y son susceptibles a la enfermedad. Sus ojos suelen estar hundidos y
son propensos a la aparición de una fluxión. Sus dientes, dañados por los
golpes, se caen. Sus músculos y tendones se dislocan fácilmente, pues han sido
rotos frecuentemente. Desde el punto de vista de la salud son muy desgraciados,
pues algunos entrenadores los desarrollan más allá de sus
límites,…convirtiéndolos en lo contrario..., pues adquieren un rostro
desfigurado, repugnante de mirar”
Es importante tener presente que el hecho
de consumir carne es muy significativo, pues era un alimento vinculado a las
clases con más adquisición económica. Así pues, nos surge la duda siguiente, si
la alimentación corría a cargo del lanista del ludus, ¿cómo podría mantener ese gasto?
La respuesta podríamos encontrarla en que
la procedencia de esa carne podría estar en las venationes o cacerías que se llevaban a cabo en los anfiteatros, al
igual que se hace hoy en día con la carne de toro tras una corrida taurina.
Las citas de Cipriano y de Galeno hacen
referencia al consumo
de grandes cantidades, pues se cree que comerían tres veces al día.
Esto es comprensible si tenemos presente las horas de ejercicio que practicaban
diariamente y el gasto de energía producido por unos hombres de grandes
dimensiones. Este dato también lo encontramos en Tácito, Historias, II, 88:”En este mismo lugar tenía Vitelio viandas para distribuir
entre los soldados y hartarlos como si
fueran gladiadores”
Séneca, Epístolas 2 hace referencia al vicio de los gladiadores: “Empalagarse con muchas cosas es lo propio de los estómagos hastiados”
Además de la carne sabemos que su
alimentación se completaba con cereales como la cebada, cuyo precio era más
asequible que el trigo. De ello tenemos constancia gracias a Plinio, Hª N, XVIII, 14, 72 que afirma
que los gladiadores eran conocidos como hordearii: “Antiquissimum in cibis hordeum, sicut
Atheniensium ritu Menandro auctore apparet et gladiatorum cognomine, qui hordearii vocabantur”
“La cebada es el alimento
más antiguo, según afirma el autor Menandro en la ceremonia ateniense y en el nombre de los gladiadores, que son
llamados “comedores de cebada”
Junto a los cereales consumían también frutas secas,
una gran fuente de energía y legumbres, principalmente las alubias. Los
alimentos ricos en hidratos de carbono eran el complemento ideal para las
proteínas adquiridas con la ingestión de carne. Galeno,
De alimentorum Facultatibus, 1, 19, 488 hace mención a los beneficios
que aportaban a los gladiadores el consumo de alubias con lo que se conseguía
una óptima musculatura: “Los gladiadores
conmigo consumen una gran cantidad de este alimento (alubias) cada día, cuando
se quiere que la constitución de sus cuerpos no sea de carne densa y compacta,
al igual que el cerdo, sino más esponjosa”
Al
igual que hoy en día era necesario completar su dieta con calcio para
fortalecer sus huesos y evitar sus roturas en los golpes. Así pues, tomaban infusiones de
ceniza (cinis lixivus) de
hueso y de madera. De ello nos habla Plinio, HN, 36, 69: "Para convulsiones o contusiones de las
vísceras", dice M. Varrón, yo cito sus propias palabras-"deja que tu corazón
sea tu caja de medicina. Bebe una infusión
hecha de cenizas mezcladas con la bebida, y se efectuará una mejoría. Uno puede ver como los gladiadores después
de un combate son ayudados por esta bebida. Por otra parte, el ántrax una especie de enfermedad
que, como ya se dijo, recientemente ha matado a dos personas de rango consular,
admite que da buenos resultados a los tratados con una mezcla de carbón de leña
de roble con miel. Es cierto que se encuentra algún beneficio incluso en las
sustancias que son completamente rechazadas y desprovistas de todas las
virtudes, pero éstas todavía tienen sus propias propiedades curativas, como por
ejemplo, el carbón y las cenizas”
Para completar nuestra investigación,
debemos acudir a las fuentes arqueológicas que nos muestran algo
sorprendente. Las últimas investigaciones realizadas a los cuerpos de unos 60
gladiadores sepultados en un cementerio de Éfeso desvelan que su dieta sería básicamente
vegetariana, basada en alubias, cebada y un aporte nutricional de calcio. Para
saber más del tema recomendamos la lectura del blog
LA TUNICA DE NESO, de nuestro amigo Domingo Vallejo que detalla la
información.
Volviendo a la información que nos
proporcionan los autores se cree que la alimentación en el ludus sería repetitiva y muchas veces incluso se haría con los restos
del día anterior, “miscellanea ludi”, “mezcla del
ludus, es decir, rancho de gladiadores” que comenta Juvenal, Sátiras, 11, 20. A su vez, poco atractiva
para aquellos que tuvieran un fino paladar, “la dieta de un gladiador, aunque no sabe bien, fortalece el cuerpo”, Quintiliano, Declamationes, 9, 5.
Para resarcirse de esa monotonía, sabemos
que la noche anterior a un espectáculo en el anfiteatro se llevaba a cabo un
banquete público llamado CENA LIBERA. En él participaban los gladiadores y
los bestiarii (aquellos
que se batían con las bestias) con sus
familias mientras los espectadores, sin comer ni beber de esa comida, podían
ver en directo al gladiador por el que iban a apostar al día siguiente. Se
trataba de un acto público de promoción, del tipo que se hace hoy en día cuando
los deportistas conceden la rueda de prensa previa o llevan a cabo actos
públicos para crear expectación.
Para alguno de los gladiadores sería su
última cena, por lo que ésta tenía un valor simbólico, como un regalo en
compensación a su futuro sacrificio o como una manera de purificar al gladiador
y transformarlo en una víctima noble.
La actitud de los gladiadores en esa cena libera era diferente. Unos
mostraban una glotonería exagerada, ocupados en los platos para olvidar lo que
se les venía encima, carpe diem sería
su actitud ante la vida. De este tipo
nos habla Tertuliano, Apología,
42, 5:”Si no
salgo a cenar en las fiestas del dios Libero ¿a quién agravio? No quiero parecer a los delincuentes que
cenan en público la última cena la noche antes que han de ser arrojados a las
bestias. En cualquier puesto que ceno no compro para la cabeza coronas”.
Reminiscencias de esta manera de tomarse
la vida las podemos ver en las citas de Petronio, Satiricón, Cena de Trimalción:
“¿No sabéis
quién invita hoy? Es Trimalción, persona elegante por demás: tiene un reloj en
el comedor, y un trompetero apostado al lado para saber en todo instante las horas de menos que ha de vivir” (26, 7)
“¡Ay! ¡Pobres
de nosotros! ¡Qué poquita cosa es el hombre! ¡He aquí en qué pararemos todos
nosotros cuando el Orco se nos lleve! ¡A
vivir, pues, mientras tengamos salud!” (34, 1)
Por el contrario, otros preferían atar
cabos sueltos, así Plutarco, Moralia,
1099b comenta que los gladiadores griegos que acudían a la última cena no
llenaban sus estómagos sino que se dedicaban a arreglarlo todo para sus esposas
e incluso para disponer la liberación de sus esclavos: “¿Lo que hay que decir sobre lo que está
bien en momentos excepcional? Supongamos que una ordinaria persona estaba a
punto de morir (…),ver a los gladiadores… los
griegos, cuando están a punto de ser enviados a la arena y todo tipo de comidas
caras se ponen delante de ellos, ellos prefieren confiar a sus esposas a sus
amigos protección y liberar a sus esclavos en lugar de satisfacer sus estómagos.”
Tras
este recorrido por la alimentación de los gladiadores, acabar con el epitafio
de uno de ellos
ACTIVS MVR(millo)
VIC(it) VI
AN(n)O(rum) XXI H(ic) S(itus) E(st) S(it) T(erra) L(evis)
VXOR VIRO DE SVO QVOT / QVISQVIS VESTRVM MORTVO
OPTARIT MIHI IT ILI DI FACIANT
SEMPER
VIVO ET MORTVO.
“Actius, murmillo,
venció seis veces. Murió a los veintiún años. Está aquí sepultado.
Séa(te) la tierra
leve.
Su esposa, y a su
propia costa, hizo este monumento a su marido.
Lo que cualquiera de
vosotros desease para mí ya difunto, eso mismo hagan los dioses
con él esté vivo o muerto.”
Plurimam salutem!
*Imágenes propias. Tarraco Viva 2010
11 comentarios:
He estado tan ocupado que no he tenido tiemopo de leer lo ultimo que ha publicado, ahora me pongo manos a la obra hasta llegar a COMIENZAN LOS LUDI SAGUNTINI MMXII que fui lo ultimo que pude leer.
Que termine bien el domingo.
Saludos
Venir a tu cocina siempre depara sorpresas gratísimas. Un abrazo, querida amiga.
Estimado Apicius ya le echaba a faltar.
Me alegra mucho tenerlo por aquí y espero que sean de interés los escritos.
Abrazos
Querida Isabel, eres un cielo, siempre tienes palabras preciosas.
Gracias
Besitos
Las alubias no se incorporaron a la dieta europea hasta el descubrimiento de America. Y las habas, que si que eran europeas no contenían tantos hidratos de carbono como los garbanzos y la cebada.
Eran garbanzos la base de legunbres de la alimentacion de los gladiadores que por otra parte consumían muy pocas proteinas de origen animal.
Enedino, muchas gracias por tu aportación.
Saludos
Un blog magnifico, aunque no había comentado aún nada, lo leo desde hace un par de años. Felicidades por este trabajo.
Aunque nunca he participado leo tu blog desde hace casi dos años, un trabajo interesantísimo, la comida y como se come te dice mucho. Casí lo que más me apasiona de Roma.
Muchímas felicidades
Felicidades por tu blog, lo leo desde hace casi dos años (aunque no haya comentado nunca) y me parece que haces un grandísimo trabajo. Muchas felicidades.
Muchas gracias por tu comentario. Eres muy amable
Saludos
Simpliemente maravilloso art
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