domingo, 23 de mayo de 2021

ZUMAQUE

 


Dentro de los arbustos empleados ya en la antigüedad encontramos el zumaque, que recibe el nombre científico de Rhus Coriarius, del griego roûs, del verbo réo «correr »: «quizás porque estas plantas detienen las pérdidas o diarreas», según afirma André.

Y coriaria, del latín corium «cuero», pues gracias a la gran cantidad de tanino que tiene se utilizaba para curtir y dar color.

El término utilizado en la actualidad procede del mundo árabe.

Se trata de un arbusto que era muy apreciado en la antigüedad, principalmente el que procedía de Siria. Las partes utilizadas de la planta son la raíz, los frutos y la corteza.

Tiene un valor astringente y diurético.

En las fuentes clásicas podemos leer lo siguiente sobre el zumaque:

Teofrasto, III, 18, 5: “Hay dos variedades de zumaque: una que llaman «macho» porque no produce fruto; otra que llaman «hembra» porque lo produce. No tienen ramas altas ni gruesas. La hoja es semejante a la del olmo, sólo que pequeña, más redondeada y tomentosa; las hojas de los tallos jóvenes crecen por parejas a distancias iguales y enfrentadas de modo que forman hileras a un lado y otro. Los curtidores utilizan para dar color a' los cueros blancos. La flor es blanca y forma racimos. La forma global con sus zarcillos es como la de un racimo. Cuando se acaba la floración, los frutitos se vuelven rojos como la uva y, entonces, semejan diminutas lentejas apiñadas. La forma de éstas es también arracimada. El fruto contiene una droga llamada como el arbusto «zumaque» y es de naturaleza ósea. Aquélla se encuentra a veces, incluso cuando el fruto ha sido pasado por un cedazo. La raíz es somera y única, de manera que ella y el arbusto fácilmente se doblegan. La madera tiene un corazón central; fácilmente perece y es atacado por los gusanos. Se da en todos los terrenos, pero prospera, sobre todo, en los arcillosos”

Plinio, El viejo, XIII, 13 nos habla del zumaque: “También el zumaque es propio de Siria: mientras el macho es estéril, el zumaque hembra da fruto. Tiene una hoja algo más larga que la del olmo y vellosa, con los pedículos de las hojuelas enfrentados siempre entre sí en un corto y delgado vástago. Con ellas se curten las pieles blancas. Su semilla, parecida a la lenteja, toma un color pardo rojizo en la misma época que la uva, por lo que recibe el nombre de rhus. Es imprescindible para los medicamentos”

Ateneo, III, 82 F hace referencia a su fruto: “Teofrasto, en el libro segundo sobre la Historia de las plantas, al hablar de aquellas cuyo fruto no es visible, escribe entre otras cosas lo siguiente: ≪Pues es visible el comienzo de todas las grandes, como la almendra, la avellana, la bellota, y las restantes de este tipo, salvo la nuez; el de esta no lo es en absoluto; y si, a su vez, el del zumaque, la pera y el manzano≫”




USO CULINARIO

Principalmente era utilizado como condimento como bien leemos en Ateneo, IV, 170 A que lo incluye dentro de la lista de los condimentos: “Alexis ha elaborado un catálogo de condimentos en La caldera, de este modo [PCG II, fr. 132]:

A— *** nada de excusas aquí para mí, ni de ≪no tengo≫.

B— Bueno, dime lo que te hace falta, que yo te lo conseguiré todo.

A— De acuerdo. En primer lugar, ve y consígueme sésamo.

B— Pero si lo hay dentro. B— Pasa machacada, hinojo, eneldo, mostaza, tallo y jugo de silfio, cilantro seco, zumaque, comino, alcaparra, oregano, cebolleta, ajo, ajedrea, salvia, vino dulce, tordilio, ruda, puerro”

Ateneo II, 68 A: “Antifanes enumera en alguna parte los siguientes condimentos [PCG II, fr. 140]: Uva pasa, sal, vino cocido, jugo de silfio, queso, ajedrea, sésamo, natrón, comino, {zumaque, miel), orégano, finas hierbas, vinagre, aceitunas, verdura para la salsa de hierbas, alcaparras, huevos, pescado salado, mastuerzos, hojas de higuera rellenas, zumo”

En Apicio, X, 2, 4, su uso primordial era en salsa:

Salsa para la morena hervida

Pimienta, ligústico, eneldo, apio en grano, zumaque, dátiles, miel, vinagre, garum, aceite, mostaza y defrito.

Apicio, X, 3, 1 y 2

1. Salsa para la anguila

Pimienta, ligústico, apio en grano, eneldo, zumaque, dátiles, miel, vinagre, garum, aceite, mostaza y defrito.

2. Salsa para la anguila

Pimienta, ligústico, zumaque, menta seca, bayas de ruda, yemas de huevo duro, vino con miel, vinagre, garum y aceite. Poner a cocer.

Columela, XII, 41 nos explica cómo hacer membrillo utilizando como condimento el zumaque: “La carne de membrillo se hace de esta manera. En una olla nueva de barro, o en una de estaño se cuece una urna de mosto amíneo de vid maridada a árbol, veinte membrillos grandes mondados, unas granadas dulces, que llaman cartaginesas, y de serbas, no muy maduras, partidas y que se les hayan sacado las pepitas alrededor de tres sextarios; Estas frutas se cuecen de suerte que se derritan enteramente con el mosto, y habrá un muchacho que las remueva con una espátula de madera o con una caña para que no puedan quemarse. En seguida, así que se hayan cocido de manera que no quede mucho jarabe, se dejan enfriar y se pasan por un coladero; después, lo que ha quedado en éste se muele con cuidado hasta deshacerlo, y se cuece en su propio jugo sobre carbones, a fuego lento,- para que no se queme, hasta que se espese como las heces. Pero antes que esta conserva se quite del fuego, se echan sobre ella tres heminas de zumaque molido y pasado por tamiz, y se revuelven, con una espátula para que se incorpore todo. Últimamente, así que se ha enfriado se echa en una vasija nueva de barro empegada; y ésta, después de tapada con yeso, se cuelga de un sitio elevado para que no se enmohezca”

Sabemos que su fruto antes de madurar y conservado en vinagre se tomaba como aperitivo. En el momento que maduraba su empleo era principalmente medicinal.

USOS MÉDICOS

Dioscórides, I, 108 nos explica sus usos: “El zumaque se emplea para condimentos; algunos lo llaman ‘rojo’ (erythrós); es un fruto del llamado ‘zumaque de curtidores’ (byrsodepsikês rhoós), que adquirió tal denominación por el hecho de que los curtidores se sirven de él para la astringencia de los cueros. Es un arbolillo que crece entre las piedras, como de unos dos codos, cuyas hojas son alargadas, rojizas, cortadas en su contorno a guisa de sierra. El fruto es parecido a racimitos de uva, compacto, del tamaño del terebinto, ligeramente ancho, y de él es muy útil el tejido que a modo de cáscara lo envuelve.{2} Las hojas tienen virtud astringente. Son eficaces contra lo que también lo es la acacia. Su decocción ennegrece los cabellos. Es enema, poción y baño de asiento para la disentería; y asimismo es instilación apropiada para oídos supurantes. Las hojas mezcladas con vinagre o con miel, aplicadas como emplasto, contienen las gangrenas y los cánceres. Y el jugo de las hojas cocidas secas con agua, al igual que el espino negro, hasta que adquiera la consistencia de la miel, va bien para todo aquello para lo que también es conveniente el espino negro. {3} Su fruto es eficaz para lo mismo; va bien en los condimentos destinados a los que padecen flujos del vientre o disentería. Aplicado en forma de emplasto combinado con miel, mantiene sin inflamación las contusiones, las desolladuras y los cardenales. Combinado con miel, limpia por detersión las asperezas de la lengua y detiene la leucorrea. Cura las hemorroides aplicado molido con carbón de encina. Y su agua de remojo, cocida, se compacta, y resulta algo más eficaz que el fruto. También produce goma, que se introduce en las caries de los dientes para eliminar el dolor”

Sus usos médicos los podríamos resumir de la siguiente manera:

Aplicado de diferentes maneras como emplasto con vinagre, con miel o hidromiel, baño de asiento, como polvo, en decocción con agua, como emplasto o en instilación, es bueno contra la caries, contusiones, cardenales, la leucorrea, la supuración de oídos, las asperezas de la lengua, las desolladuras, las gangrenas, la disentería, las hemorroides, las llagas cancerosas y contra la diarrea

OTROS USOS

Además de su uso para el teñido del cabello, Paladio, IV, 15 nos habla de su uso con las abejas: “En este mes concretamente suele sobrevenir la peste a las abejas pues, tras la inanición invernal, a consecuencia del voraz apetito de las primeras flores que salen, que son las flores amargas del titímalo y del olmo, se les suelta el vientre y mueren si no se acude pronto a un medicamento. Se les administrarán, pues, granos de granada machacados con vino de Amínea, o uvas pasas con zumaque y vino avinagrado, o bien todo junto disuelto y cocido en vino áspero, poniéndolo luego a refrescar en canales de madera”

Columela, IX, 13 también lo cita como remedio para los enjambres: “Nosotros creemos que es mejor dar a los enjambres enfermos para que no mueran, los remedios que vamos a decir en seguida. Pues se les deben dar granos de granada molidos y regados con vino amíneo, o pasas molidas con una parte igual de zumaque, y humedecido uno y otro con vino áspero; o si cada una de estas medicinas de por sí no han hecho efecto, se muelen todas juntas en pesos iguales, se hierben en un puchero con vino amíneo, y después de haberse enfriado se les ponen en comederos de madera”

Para terminar sería interesante comentar que hay que realizar un consumo moderado del zumaque pues puede resultar tóxico e incluso dar reacciones cutáneas.

Así pues, recordad: "nada en demasía"

Plurimam salutem!!!


domingo, 9 de mayo de 2021

MALLUVIUM

 Según leemos en Festus, los romanos utilizaban el término malluvium y los griegos χέρνιβον o χειρόνιπτρον, para denominar al aguamanil o lavamanos.

                                

Ateneo, IX, 408 b nos hace una extensa explicación sobre el término en griego: “Al tiempo que comentaba estas cosas, se nos traía agua para las manos. Y una vez más preguntaba Ulpiano si la palabra chernibon (aguamanil) se emplea en los textos tal como nosotros acostumbramos a decirla. Así que alguien le respondió recitando el pasaje de la Ilíada [XXIV 302-4]: “Dijo, pues, y a la sierva despensera la apremiaba el anciano a verterle en las manos agua pura. Y ella, la criada, se colocó a su lado llevando en las manos el aguamanil (chernibon) y el jarro [juntamente. Los áticos, no obstante, lo llaman chernibion, como hace Lisias en su discurso Contra Alcibíades, diciendo así: (Emplear) los aguamaniles de oro y los incensarios. A su vez, utiliza la forma cheironiptron (lavamanos) Eupolis, en Los demos [PCG V, fr. 129]: Y si resulta que uno llega el primero corriendo recibe un [lavamanos. En cambio, cuando alguien es un hombre de bien y un buen ciudadano, y supera a todo el mundo en ser virtuoso, no hay lavamanos para él.

Epicarmo, por su parte, en Los emisarios enviados al templo, utiliza la forma cheironiba (aguamaniles), en estos términos [PCG I, fr. 68 (78 R-N)]:Una citara, trípodes, carros, mesas broncíneas, aguamaniles, vasos para libaciones, calderos broncíneos. No obstante, la expresión más común es /cato cheiros  hydor (aguamanos), como dicen Eupolis en La edad de oro [PCG V, fr. 320], Amipsias, en La honda [PCG II, fr.20], y Alceo, en La boda sagrada [PCG II, fr. 16]. Esto es lo más frecuente. Con todo, Fililio, en Auge, dice kata cheironm , de este modo [PCG VII, fr. 3]:

Y ya han cenado las mujeres. Así que es hora ya de quitar las mesas, a continuación, de barrer, y luego, de proporcionar a cada cual el aguamanos (kata [icheiron) y algún perfume.[…] “Menandro, en La hidria [PCG VII, fr. 360]: Nuestros queridos amigos aguardan tras haber recibido el aguamanos (kata cheiron). El gramático Aristófanes, sin embargo, en su Comentario a los Catálogos de Calimico [fr. 368 Slater], se burla de quienes no conocen la diferencia entre kata cheiros (aguamanos) y aponipsasthai (lavarse las manos). Efectivamente, entre los antiguos se dice kata cheiros del aguamanos previo a comer y cenar, mientras que la misma acción realizada después se denomina aponipsasthai. De todos modos, parece que es en los autores áticos donde lo ha observado el gramático, puesto que efectivamente Homero dice en alguna parte [Od. 1138]:”Para lavarse las manos (nipsasthai); y a su lado colocó una pulida mesa”, aunque en otro pasaje [Od. 1 146-47]: Los heraldos les echaron agua encima de las manos (epl [cheiras), y unas siervas amontonaban pan de trigo en canastas. También Sofron, en uno de sus mimos femeninos [PCG I,fr. 15]: Desgraciada Cecoa, danos el aguamanos {kata cheiros) y sírvenos de una vez la mesaPor otro lado, en los trágicos y cómicos se lee la forma cherniba (agua lustral), con acento agudo en la penúltima. En el Heracles [v. 929] de Eurípides: Para que lo sumergiera en agua lustral el hijo de Alcmena. Pero también en Las cabras de Eupolis [PCG V, fr. 14]: Entonces dejaras de echar el agua lustral. Se trata de un agua en la que sumergían un tizón que tomaban del altar sobre el que se había celebrado el sacrificio; purificaban a los presentes rociándolos con ella. De todos modos, hay que pronunciar la palabra con acento agudo en la antepenúltima, dado que los deverbativos compuestos terminados en -ps y procedentes del perfecto conservan la penúltima silaba de este, y si la silaba final comienza por -mm-, no va acentuada. Así tenemos de leleimmai (he sido abandonado), aigilips (abandonado por las cabras); de tetrimmai (estoy oprimido), oikotrips (oprimido en casa); de keklemmai (me han robado), boikleps (ladrón de ganado) —epíteto de Hermes en Sófocles [TrGF IV, fr. 318]—; (de beblemmai (se me ha visto)), katobleps (mira-abajo), en las Criaturas curiosas de Arquelao del Quersoneso [fr. 7 Giann.]. En los casos oblicuos tales palabras mantienen en la misma sílaba el acento.  Aristófanes, por su parte, en Los héroes [PCG III 2, fr. 330], emplea la forma chernibionm (aguamanil)

Se trataba de un elemento imprescindible en la vida cotidiana, no sólo en el día a día y en los banquetes, sino también en cualquier ceremonia religiosa o sacrificio, como podemos leer de nuevo en Ateneo, VIII, 331 f: “Por otro lado, Semo, en el libro sexto de su Historia de Delos [FGrH 396, fr. 12], dice: En cierta ocasión en que los atenienses celebraban un sacrificio en Delos, sumergió el aguamanil el esclavo y lo ofreció, y en la vasija junto con el agua vertió unos peces; pues bien, los adivinos delios les dijeron que serían señores del mar”

E incluso uso funerario para purificar a los muertos: Ateneo, IX, 406 f y ss: “Por otro lado, llamaban aponiptron al agua sucia de lavarse las manos y los pies. Aristófanes [Acarnienses 616]: Como cuando se tira el agua sucia por la tarde. Pero quizás también llamaban así al lavamanos, lo mismo que cheironiptron. En particular, se decía en Atenas aponimrna (agua lustral) del agua empleada en honor a los difuntos y para las purificaciones de los impuros, como dice, a entre otros, Clidemo en la obra titulada Tratado exegético [FGrH 323, fr. 14], En efecto, tras una exposición sobre los sacrificios en honor a los muertos, escribe lo siguiente: Cavaras una zanja al oeste de la tumba. A continuación, situado al lado de la tumba, dirige la vista hacia el oeste, y derrama agua mientras pronuncias las siguientes palabras: ‘Agua lustral (aponimma) para vosotros, para quienes es necesario y para quienes es licito’. Después, vuelve de nuevo a derramar aceite perfumado. Recoge este mismo ritual también Doroteo, afirmando además que entre los ritos ancestrales de los Eupatridas está escrito, en referencia a la purificación de los suplicantes: Una vez que te hayas lavado tú mismo y los otros que participan de las entrañas de las víctimas, toma agua y purifícate, y lava la mancha de sangre del que va a ser purificado; y después, agita el agua lustral (iaponimma) y derramala alli mismo.”

 Según leemos en Pseudo Andócides, Contra Alcibíades, 29 los había de barro, oro o plata: “Emplea los aguamaniles de oro…”

                               

Además del aguamanil, se hacía uso de una jarra pequeña llamada urceolus, como bien podemos leer ya en Homero en la Ilíada, XXIV 302-4: “A la sirvienta despensera la apremiaba el anciano a verterle en las manos agua pura. Y ella, la criada, se colocó a su lado llevando en las manos el aguamanil (χέρνιβον) y el jarro juntamente”

 Esta jarra que podía ser de barro o metálica, se llenaba de agua fría o tibia que podía estar perfumada  o incluso ser agua de nieve.

 Con perfume:

Filóxeno de Léucade, El Banquete, PMG 836 b: “Y después, unos esclavos nos dieron el aguamanos con jabones mezclados con aceite de lirio, echándonos agua tibia, tanta como se quisiera y espléndidas toallas de fino lino y también ungüentos con aroma de ambrosía”

Fililio, Auge, PCG, VII, fr 3:Y ya han cenado las mujeres. Es hora de quitar las mesas, después barrer, y proporcionar a cada cual el aguamanos y algún perfume”

 Ateneo, IX, 406 f y ss vemos el uso de perfumes: “Pero además también se ungían las manos con perfumes, desdeñando los migajones de pan que los lacedemonios llamaban kynades (de perro), según afirma Polemon en su Carta sobre nombres oscuros [fr. 77 Preller]. Sobre la práctica de frotarse con perfumes las manos dice así Epigenes, o Antifanes, en La desaparición del dinero [PCG II, fr. 41]: Y entonces te darás un paseo y te lavarás como es debido las manos con tierra perfumada”

 Agua de nieve:

 Cena de Trimalción, narrada por Petronio en su Satiricón (31,78) podemos leer lo siguiente: “Cuando por fin ocupamos nuestros puestos junto a la mesa, esclavos egipcios nos sirvieron a las manos agua de nieve, y luego fueron reemplazados por otros que nos lavaron los pies y arreglaron las uñas con grandísima destreza; y prestaban este servicio no en silencio, sino canturreando...” 


A su vez, el siervo llevaba una especie de servilleta o toalla, para secar las manos de los comensales entre plato y plato pues era necesario su limpieza puesto que comían con los dedos de la mano derecha. Solían ser de lino como nos cuenta Ateneo, IX, 406 f y ss: “También Filoxeno, en la obra titulada El banquete, dice [PMG 836 b, 40-43]: Y después, unos esclavos nos dieron el aguamanos, con jabones mezclados con aceite de lirio, echándonos agua tanta como se quisiera, y esplendidas *** toallas [tibia, de fino hilo, y nos entregaban ungüentos con aroma de ambrosia y coronas florecientes de violetas. Dromon, por su parte, en La arpista [PCG V, fr. 2]: Pero tan pronto como hubimos comido, *** quito las mesas, uno nos echó  agua para lavarnos (nimmata), nos lavamos, cogimos de [nuevo las coronas preparadas para la tarde y nos coronamos con ellas […] Se llama, por otra parte, cheiromaktron392 al paño de lino crudo con el que se secan las manos. Es lo mismo que enel pasaje antes citado Filoxeno de Citera llama ektrimma (toalla). Aristófanes, en Los que fríen en la sartén [PCG III 2, fr. 516]: !Trae, muchacho, el aguamanos! !Manda la toalla (cheiromaktron)!

[…]Es de notar que también después del banquete empleaban la expresión kata cheiros (aguamanos), y no como dice el gramático Aristófanes, quien afirma que (a la ablución) de antes de comer la llamaban kata cheiros (aguamanos), y a la de después de la comida, aponipsasthai (lavarse las manos).

Sófocles, en Enomao [TrGF IV 473] :Esquilado como una toalla (cheiromaktron) al modo escita. La palabra la utiliza así mismo Heródoto en el libro segundo [II 122, 1], Jenofonte, por su parte, en el libro primero de la Ciropedia [I 3, 5], escribe: Pero siempre que pruebas alguno de estos alimentos, te limpias inmediatamente la mano con las toallas (cheiromaktra), porque te molesta sobremanera mancharte con ellos. Polemon, a su vez, en el libro sexto de su Contra Antigono y Adeo [fr. 62 Preller], habla de la diferencia entre el kata cheiros (aguamanos) y nipsasthai (lavarse las manos). Y Demonico, en Aqueloo [PCG V, fr. 1], llama kata cheiros al de antes de la cena, en estos versos: Se esforzaba cada cual, en la idea de que hospedaba a un hombre famélico y además beodo.

Por ejemplo, prescindió del aguamanos (kata cheiros), por lo que recibiría después del banquete. [Que dijo que el termino omolinon (paño de lino crudo), por su parte, lo menciona Cratino, en Los companeros de Arquiloco [PCGIV, fr. 10]:Una cabellera envuelta con paños de lino crudo (omolina), llena de indignidades. No obstante, cuando Safo, en el libro quinto de sus Poemas liricos [fr. 101 Voigt], dice a Afrodita: “Mas toallas (cheiromaktra) [...] con purpurea [...]Mnasis envió desde Focea, preciados dones [...], con cheiromaktra se refiere a un adorno para la cabeza, como pone así mismo de manifiesto Hecateo, o quien haya escrito el relato de viajes, en la obra titulada Asia [FGrH 1, fr. 358]: Las mujeres, a su vez, llevan toallas (cheiromaktra) alrededor de la cabeza. Heródoto, por su parte, en el libro segundo [II 122, 11], dice: Y comentaban que, después de esto, dicho rey había descendido vivo al lugar que los helenos consideran el Hades, y que allí había jugado a los dados con Deméter, venciéndola unas veces, y otras siendo derrotado por ella. Y que regreso de nuevo trayendo como regalo de parte de aquella una toalla (cheiromaktron) de oro. En otro orden de cosas, el muchacho que, cuando le ofrecía el lavamanos a Heracles, regó a este con el agua del aguamanil, y al que Heracles mató de un puñetazo, afirma Helanico en sus Historias [FGrH 4, fr. 2] que se llamaba Arquias; fue también por su causa por lo que se marchó de Calidon. En cambio, en el libro segundo de su Foronide [FGrH 4, fr. 2] lo llama Querias. Y Herodoro, a su vez, en el libro decimoséptimo de su Historia de Heraclea [FGrH 31, fr. 3], Eunomo. También a Ciato, el hijo de Piles y hermano de Antimaco, lo mato sin querer Heracles cuando aquel le escanciaba vino, según relata Nicandro, en el libro segundo de sus Elaicasym [FGrH 271-72, fr. 14]; cuenta además que Heracles le dedico un santuario en Prosquio, que todavía en sus días recibía el nombre de del Escanciador

 Los romanos solían utilizarlas con bordados de oro como podemos leer en la vida de Heliogábalo 27: Sus parásitos servía con cenas hechas de vidrio, y a veces enviaba a su mesa sólo servilletas bordadas con imágenes de los viands que se pusieron delante de sí mismo, tantos en número como los cursos que iba a tener, para que fueran servidos sólo con representaciones hechas por la aguja o el telar. 5 A veces, sin embargo, también se les mostraban pinturas, de modo que se servían con toda la cena, por así decirlo, pero estaban atormentadas por el hambre.

 Ateneo, IX, 406 f y ss nos cuenta que se podía emplear jabón para dejar las manos más limpias: “Por otro lado, utilizaban para las manos, cuando se las lavaban a fondo, un jabón para quitarse la suciedad, como muestra Antifaces, en El saco [PCG II, fr. 134]:

A— Mientras te escucho, mándame a alguien que me traiga algo para lavarme las manos,

b— !Que traiga alguien aquí agua y jabón!”

  Es interesante comentar que al igual que encontramos la palabra malluvium, tenemos  también el término pelluvium o pollubrum para referirse al recipiente empleado para lavar los pies en los banquetes.

 

Para terminar comentar que es curioso pero con el tiempo su significado cambió. Así en el diccionario de la Real Academia podemos leer que en un principio era:

1. m. Jarro con pico para echar agua en la palangana o pila donde se lavan las manos, y para dar aguamanos.

2. m. Palangana o pila destinada para lavarse las manos.


Plurimam salutem!