domingo, 25 de junio de 2023

SALVIA. USOS MÉDICOS Y MÁGICOS

 


Tras la noche mágica de San Juan, resulta interesante descubrir el uso mágico que se realizaba de la Salvia en el mundo antiguo.

Su empleo en medicina era parecido al de hoy en día. Era considerada una planta antiséptica, digestiva, diurética, febrífuga, anti diaforética, emenagoga, expectorantes, mucolítica y galactófaga.

Veamos su USO MÉDICO

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 32 la incluye dentro de las hierbas saludables: “Sustancias aromáticas: ajedrea, tomillo, brezo blanco, corazoncillo, adormidera blanca, raíces y grano de hinojo marino, raíz de malva, simiente y hojas de mercurial, simiente de ortiga, de salvia y de álamo, díctamo, falso díctamo, amomo, cardamomo, eristion, aristoloquia, castóreo, culantrillo, dragontea, peucédano, simiente de ruda, de apio, de hinojo y de hinojo silvestre, simiente y raíz de saponaria, hisopo cilicio, erísimo, peonía y pánace. De todas estas plantas, se puede utilizar la que se quiera, mezcladas o por separado, y cocidas en agua o dadas a beber en vino, del modo en que se desee. Son sustancias buenas y purificadoras además de calmantes de los dolores. También se puede dar a beber en agua raíz de malva”

Hipócrates, Sobre la dieta, 45: “El grano del lino es nutritivo y astringente; y tiene algo de refrescante también. Las semillas de salvia tienen efectos muy parecidos”

Hipócrates, Sobre la dieta, 53: “La salvia es seca y astringente”

Dioscórides, III, 33: {2} La decocción de sus hojas y ramas bebida tiene la virtud de facilitar la micción, de provocar la menstruación y el parto, y socorrer en las picaduras de pastinaca. Ennegrece los cabellos, es vulneraria, detiene la hemorragia y depura en las úlceras malignas. La decocción de hojas y ramas con vino, en enjuagues, hace cesar los escozores de las partes pudendas.

Paladio, XIV, 14,3 nos habla del uso de la salvia para las afecciones en el cuello: “Si en la labor se magulla el cuello, es un remedio muy eficaz practicar una sangría en la oreja o, en su defecto, triturar la hierba que se denomina salvia con sal y ponerla de emplasto […] Si, por causa de la inflamación de la cerviz, rechaza totalmente el yugo, hay que concederle un descanso del laboreo de unos pocos días y, entonces, debe frotarse la cerviz con agua fría y extenderle litargirio. Por su parte, Celso recomienda para la hinchazón de la cerviz machacar la hierba que se denomina salvia y aplicarla del modo que he indicado antes”

Paladio, XIV, 35, 3 también la utiliza para sanar a las ovejas: “Las ovejas se conservarán sanas si, al comenzar la primavera, se les mezcla en la bebida salvia de montaña y marrubio machacados juntos durante catorce días. Esta receta se repetirá también en el otoño. Les irá bien, a las que ya están enfermas, paja de cítiso o raíces de cañas”

Plutarco, Moralia, III, 647 D habla de la salvia como un gran remedio para conciliar el sueño: “Y la flor de la alheña, el azafrán y la salvia inducen a los bebedores a un sueño apacible, pues tienen una fragancia suave y favorable, que disipa plácidamente las anomalías y brusquedades que se dan en el cuerpo de los que se embriagan”

Hipócrates, Sobre las enfermedades, II, 47 A: “Perineumonía […] Tiene el mayor riesgo en el séptimo o en el decimocuarto día. Una vez que ha superado los dieciocho días, ya no está para morir; pero arroja pus, le duele el pecho y tose. Cuando presente estos síntomas, dale a beber en ayunas la preparación de salvia y que tome puré de legumbres, añadiéndole bastante grasa, si es que no hace calor. Y si hace, que no lo tome sino que ingiera alimentos salados y grasos y productos del mar, mejor que carnes. Y si no te parece que está debidamente purgado, prescríbele inyecciones e inhalaciones. Si el pus está espeso, inhalaciones; pero si está ligero, inyecciones. Que tome cuantos más alimentos pueda; pero que se abstenga de los agrios, de las carnes de vaca, de cerdo y de lechón”


Hipócrates,
Sobre las enfermedades, II, 47 b, continúa hablando de la perineumonía: “Cuando expectore más limpiamente, inyéctale (en el pulmón) semilla de ortiga, incienso, orégano en vino blanco, en miel y en un poco de aceite. Házselo cada tres días. Después, manteca y resina disueltas en miel. Y que ya no tome alimentos salados ni grasientos. Que beba en ayunas, los días que quedan en medio de las inyecciones, salvia, ruda, ajedrea, orégano, espolvoreando en vino puro igual cantidad de todos ellos, cuanto cabe en un oxíbafo”

Hipócrates, Sobre las enfermedades, II, 54 A: “Cuando un lóbulo del pulmón está distendido […] En este caso aplícale fomentos donde tenga dolor y dale primeramente a tomar centáurea, pastinaca y hojas de salvia trituradas; echa encima miel y vinagre y agua; dáselo a tomar en forma de caldo; que tome previamente el jugo de una decocción de cebada mondada y que beba además vino rebajado con agua. Cuando haya cesado el dolor, tras machacar y tamizar finamente salvia, hipérico, erysimo y harina de cebada, a partes iguales, échalo sobre vino mezclado (con agua) y dáselo a beber en ayunas. Y si no hace calor, dale a tomar una sopa de legumbres sin sal. Pero si hace calor, que ingiera alimentos lo más suaves posible, sin sal y sin grasa. Y cuando ya esté su cuerpo en buena forma, cauteriza el pecho y la espalda.”

Hipócrates, Sobre las enfermedades, II,64: “Enfermedad del hipo […]Si a los veinte días expectora pus, que beba, tras picarlo y cribarlo, salvia, ruda, ajedrea, orégano e hipérico, mezclándolo a partes iguales, en total cuanto quepa en un escafis pequeño y una cantidad igual de harina de cebada, sobre vino dulce rebajado; que lo beba en ayunas”

Hipócrates, Sobre las afecciones, 38: Las partes inflamadas refrescarlas con cataplasmas, y las tales cataplasmas que sean acelgas hervidas en agua, o apio, u hojas de olivo, de higuera, de saúco, de zarza, o de granado dulce, estas cosas utilizarlas hervidas, mientras que crudas las hojas del espino, o del agnocasto, o de la salvia, o de la lechetrezna, o poleo verde, o puerros, o apios, o cilantro u hojas de glasto”

Hipócrates, Sobre el uso de los líquidos, III, 2: “Normas de uso: en cuantas afecciones precisan afusiones, inyecciones o baños para lograr refrigeración, se usa como el agua más fría; en cuantas astricción, el vino tinto también para empapar hilas de lana, como también se empapan hojas de peral  o vendas en la mayor parte de los casos; y vino blanco en cuantas también se precisa astricción, como por ejemplo hojas de hiedra, y en cuantas se precisan medicamentos más astringentes y secos, como por ejemplo el cisto y la zarzamora , el zumaque curtiente, la salvia , y cuantas es preciso ablandar, como la harina cocida.

Su empleo en afecciones femeninas era muy amplio.

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 43: “Si la leche se retira […] Son buenos por igual el hinojo silvestre, el apio caballar y el codeso. Todo esto junto hace producir mucha leche y la aumenta [lo mismo que la leche de] las cabras de Esciro  y, sobre todo, su queso. También es bueno el cocimiento de salvia, y añadiendo a él el jugo de bayas de enebro  o de cedro con vino, que lo beba”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 57: “Si la matriz se llena de pituita, dentro se producen gases y la menstruación baja en menor cantidad, de color blanco y pituitosa […] Que se abstenga de alimentos amargos y si siente peso, frío y entumecimiento, darle leche y vino oloroso; que beba en ayunas corazoncillo, grano de lino y salvia en vino oloroso rebajado”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 63: Si la matriz se ha ulcerado, libera sangre y pus, y  hay un fuerte olor […]  Triturar y mezclar todo bien fino y diluir en vino blanco dulce. Después, cocer hasta que tenga el espesor de la miel. Dar para untar con este preparado dos veces al día, después de que la mujer se haya lavado con agua tibia en la que hay que cocer jara  y salvia. Una vez que le parezca al médico que después de este tratamiento está mejor, que le haga beber en prevención durante un día leche hervida de cabra y después de vaca del mismo modo que en el caso anterior”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 66: “Todas las úlceras que se producen en la matriz a causa de un aborto o por otra razón, conviene curarlas prestando atención a todo el cuerpo y siguiendo el tratamiento que se juzgue necesario […] Conviene tratar la matriz del modo que sigue: primero fumigar con agua de cocimiento de hojas de saúco. Tras la fumigación, hacer un lavado con ungüento hecho con posos de vino. Si hay gangrena en las úlceras y flujo maloliente, con ungüento apenas rebajado, y si no, con ungüento más mezclado con agua. Después de los posos de vino, hacer el lavado con agua y en el agua hervir mirto, laurel y salvia, y tras esto, la irrigación se hará con vino blanco puro tibio”



Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 78: “Irrigaciones para llagas no recientes […] O cocer en agua salvia y corazoncillo y hacer una irrigación con el agua”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 80:Irrigación en caso de saturación de bilis […] Esta nueva irrigación se puede hacer también cociendo hojas de junco, corazoncillo y salvia en vino tinto oloroso, o bien con agua de col y en ella cocer mercurial y un poco de nitro y hacer la irrigación. Se puede preparar una medida líquida de cohombro con aceite de narciso o de lirio y hacer una irrigación tibia”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 84: “Bueno en toda enfermedad para abrir el orificio del útero y para limpiarlo es utilizar un triturado de un poco de mirra, salvia y anís”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 121: “Este tipo de flujo se produce cuando la sangre que se elimina se vuelve algo biliosa y no hay purgación. Cuando la situación está así, hay que administrar un medicamento: si la enferma es fuerte, que esté compuesto de eléboro, y si es débil, administrar raíz purgante 16 y cohombro; tiempo después, administrar leche de cabra o bien purgar por abajo con un medicamento que libere la bilis y la pituita. Irrigar la matriz con preparado de infusión de col y que beba salvia, corazoncillo y grano de lino, la misma cantidad de cada uno en vino tinto astringente; darlo a beber en ayunas […] Hacer que la enferma se lave con agua tibia de mirra y salvia, que tome alimentos que no estén ni salados ni agrios para que la orina no sea irritante, y que no pruebe productos de mar, ni carne de vaca, oveja ni cerdo; las demás carnes que las tome cocidas.”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 124: En los casos en que la matriz no se retira del corazón, triturar simiente de puerro y adormidera, diluirlas en un ciato de agua y darlo a beber. También ayuda beber un ciato de vinagre blanco, o bien simiente de enebro y salvia y con ellos vinagre o vino; conviene calentar esto. También se puede utilizar grasa de ganso y cerato resinoso; fundir en ellos pez y aplicarlos en pesario”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 129:Si la matriz se desplaza hacia los costados, sobrevienen una tos fuerte y un dolor en el costado […] también son de gran ayuda la adormidera blanca, la salvia con harina fina de cebada y e] queso rallado en salmuera. Mezclar todo esto, una parte de queso y una de harina de cebada sin sal, y darlo a beber en ayunas mezclado con vino”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 149: “En caso de que la matriz caiga hacia afuera, triturar bien hiedra muy seca, envolverla en un trozo de lienzo y aplicarlo sin añadir nada de grasa. Darle a beber a la paciente trigo molido, adormidera tostada, salvia, juncia, anís y salvado de cebada; triturar bien todo, diluirlo en vino y administrarlo dos veces al día, media cótila cada vez”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 193: “Fomentos para los flujos: tostar harina de cizaña, cocerla en oximiel puro y aplicar en fomento, untando con esto un trozo de lienzo. O bien tostar lentejas, triturarlas y hacer una harina gruesa; cocerla en agua y aplicar en cataplasma como en los casos anteriores. También se puede hacer esto con arveja. Es bueno aplicar en cataplasma la salvia o la paja de cebada en decocción de salvia y corazoncillo

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 202: Si la matriz se llena de aire, utilizar todas las sustancias aromáticas que pueden combinarse en un ungüento y también laurel, mirto, salvia y serrín de cedro y ciprés. Triturar todo, tamizarlo fino, espolvorearlo en vino oloroso e incorporar aceite de rosas”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 203: “Fumigaciones para los casos en que la matriz se desplace […]. Por lo demás, administrar dos veces al día salvia, simiente de lino y harina de cebada en vino rebajado y en cantidad de cuatro cotilas”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 209: “Si tras la purga siente dolor, juncia, caña, junco y lirio; cocerlos en vino tinto e irrigarlos. […] Otra fórmula: cocer agua de mercurial con mirra, incienso, aceite de almendras amargas o salvia y corazoncillo; cocerlo todo en agua e irrigarlo”



Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 210: “Si la mujer es afectada por estranguria, que se fomente y se unte el bajo vientre con grasa. Que tome un baño de asiento en decocción de rosas o de zarza, o bien mirra, olivo, zarcillos de vid, bayas de enebro o salvia”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 211: “Si hay aire en la matriz, se produce un fuerte dolor y el gas no sale. Aplicar comino o bien triturar salvia y juncia y dejarlas macerar una noche entera; por la mañana colarlo, echar en un vaso la parte transparente, amasar en vino blanco harina basta de trigo y un ciato de jugo de silfio, cocer la mezcla y darla a tomar semicruda en puré”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 10: “Si la matriz se inflama y se hincha, se produce aire dentro de ella […] Que beba en ayunas corazoncillo, simiente de lino y salvia en vino rebajado con agua

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 33: “Irrigaciones: […] Otra receta: hojas de lentisco, de salvia y de corazoncillo; cocerlas en vino tinto […] Otra receta: cocer salvia y corazoncillo en agua e irrigar con el agua.”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 34: “Servirse de fumigaciones con productos suaves triturados […] Triturar dos garbanzos blancos y un tercio de uvas pasas, añadir la mitad de agua, cocer, luego colar, poner al aire libre y dar a beber al día siguiente; el resto de los días, mezclar salvia y simiente de lino y con ellos dar harina de cebada dos veces al día, en cuatro cótilas de vino rebajado y tres medias cótilas de aceite y un puñado lleno de hojas de saúco; cocer todo esto, verterlo en una crátera caliente y realizar una fumigación calentando tejas, sentando en una silla a la paciente y cubriéndola con vestidos”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 58: “Si la matriz se desplaza de su sitio, triturar bien fino hiedra muy seca, envolverla en un trozo de lienzo y aplicarla. No administrar nada graso y hacer que tome en bebida granos de trigo crudos, adormidera tostada, salvia, juncia y anís; triturarlo bien todo, diluirlo en vino, añadir salvado de cebada y administrarle dos veces al día media cótila en cada toma”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 64: “Si la matriz se ha llenado de aire y también hay aire  en el vientre y causa dolor, triturar salvia y juncia, dejarlas a remojo una noche y por la mañana colarlas, echar la parte colada en un recipiente de barro, añadir harina basta de trigo, sobre ello un ciato de vinagre blanco y una cantidad semejante al tamaño de un haba de jugo de silfio, cocer todo y darlo a tomar semicrudo”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 93: “Cuando se haya retirado la leche, que la paciente cueza salvia y añada bayas de cedro o de enebro, que cuele el agua de la decocción y que la beba añadiéndole vino; al resto, que le añada harina, bulbo y un poco de aceite y que se lo coma”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 105: “Fomentos […] Otra: cocer en agua salvia y corazoncillo, en el agua de la decocción cocer paja de cebada, envolver en un trozo de lienzo y fomentar”

 



RECETA CULINARIA Y MEDICINAL

Dioscórides, V, 61: El vino de salvia " El vino de salvia igualmente: echa ocho dracmas de salvia en un ánfora de mosto, que vale un ceramio. Es eficaz contra los dolores de riñones, de vejiga, de costado, contra expectoraciones de sangre, contra la tos, roturas internas, espasmos, contusiones, menstruos detenidos”

Como acabamos de ver, sus usos médicos son muchos.  Este sería el resumen de sus usos médicos.

Usos terapéuticos contra la tos, el prurito de genitales, las mordeduras, los espasmos, las contusiones, para dolores o heridas, para provocar la menstruación, para expectorar pus o sangre, para contener las hemorragias, para llagas invasivas, para acelerar o provocar el parto y diurética. Siempre tomada infusionada con agua.

Usos cosméticos en decocción con agua o fomento para crear tiente negro.

USOS MÁGICOS

Sabemos que la salvia se podía emplear con usos mágicos como se puede leer en los textos mágicos griegos, papiro IV, 2578: “Esta es la fórmula que has de utilizar para coaccionar […]«Fulana presenta en tu honor, diosa, una espantosa ofrenda: grasa y sangre y suciedad de una cabra de piel moteada, suero de una doncella muerta y el corazón de un muerto prematuro y la entidad de un perro muerto y un feto de mujer y  caras limpias de granos de trigo y desperdicios ácidos; sal, grasa de una cierva muerta, cebolla de mar y mirra y laurel oscuro, harina de cebada y unas de cangrejo, salvia, rosas, esencia de frutas y una cebolla sin retoños, un ajo, harina de higos, estiércol de cinocéfalo y un huevo de ibis joven —¡cosas que no son licitas!”

Papiro IV, 2630: “Fabricación de un amuleto para la práctica […]«Fulana quema para ti, oh diosa, una mezcla aborrecible: grasa de una cabra de piel moteada, sangre y basura, un embrión de perro y suero de una doncella muerta prematuramente y un corazón de muchacho joven, con una mezcla de harina de cebada y vinagre, sal y un cuerno de ciervo, cebolla de mar y mirra y laurel oscuro, fácilmente; y patas de cangrejo, salvia, rosa, esencia de frutas y una cebolla sin retoños, un ajo y estiércol de un musgaño, sangre de cinocéfalo; y un huevo de ibis joven —lo que no es licito que ocurra— ha puesto en tus altares de madera de enebro”

Papiro IV, 2875: “El sahumerio de la práctica. Para los ritos benéficos quema resina, mirra, salvia, incienso, un hueso de fruta; para los ritos maléficos, la entidad de un perro y de una cabra de piel moteada e, igualmente, la de una doncella muerta prematuramente”

Papiro IV, 3095: “Envuélvete en un lienzo puro a la manera isiaca  y ofrece al dios un sahumerio de salvia con un corazón de gato y estiércol de caballo”

Como podéis ver son muchas sus aplicaciones en la antigüedad.

Plurimam salutem!

*Imágenes propias

domingo, 11 de junio de 2023

SALVIA. CARACTERÍSTICAS

 


La conocida salvia debe su nombre al término latino “salvare”, sanar/curar, por ello es considerada la “hierba de la salud”. 

Al igual que hoy en día, tiene un uso más medicinal que culinario, pero veamos cómo era vista en las fuentes clásicas.

Nos llama la atención que es una planta aromática que aparece pocas veces en los tratados de agricultura o en las recetas de cocina que nos ha legado el mundo grecorromano. En principio su uso era principalmente medicinal pues no aparece como uno de los condimentos estrella de los menús clásicos.

En Ateneo, IV, 170 A leemos una enumeración de los condimentos entre los que destaca la salvia:

“Alexis ha elaborado un catálogo de condimentos  en La caldera, de este modo [PCG II, fr. 132]:

 A— *** nada de excusas aquí para mí, ni de «no tengo».

B— Bueno, dime lo que te hace falta, que yo te lo conseguiré todo.

 A— De acuerdo. En primer lugar, ve y consígueme sésamo.

B— Pero si lo hay dentro.

B— Pasa machacada, hinojo, eneldo, mostaza, tallo y jugo de silfio, cilantro seco, zumaque, comino, alcaparra, orégano, cebolleta, ajo, ajedrea, salvia, vino dulce, tordilio, ruda, puerro”

Fragmentos de la comedia media, 132. “Ateneo, IV 170 A. Una lista de especias la hizo Alexis en La marmita así: (A) Pasa molida, hinojo, eneldo, mostaza, tallo y jugo de silfio, cilantro seco, zumaque, comino, alcaparra, orégano, cebollino, anís, tomillo, salvia, arrope de mosto, pimienta, ruda, puerro”

E incluso, lo cita en una receta de espárragos: “Se dice así por lanzarse (éxoroúein) y crecer. Antífanes, por su parte, lo llama aspáragos, con -p- [PCG II, fr. 294]: El espárrago brillaba, y la alverjana había florecido. Aristofonte [PCG IV, fr. 15]230: «Alcaparra, poleo, ajedrea, espárrago, pez, aladierna, salvia, ruda” (Ateneo, II, 63 A)

Aristófanes, Tesmoforias, 484 habla sobre su empleo de manera triturada: “Y mientras él se ponía a triturar bayas de enebro, anís y salvia, yo, untando los goznes bien de agua para que no chirriaran, salí en pos de mi amante, y después de estar con él, me senté a horcajadas sobre un poste junto al templo de Apolo Caminante, agarrándome a una mata de laurel”

Menandro, El misántropo, 600 nos hace pensar que no se le daba mucho valor en la cocina: “Peleando con piedras que solo dan tomillo y salvia, gana penas sin recoger nada bueno”

 

No obstante, eran conocedores de los diferentes tipos de salvia existente, como por ejemplo la officinalis, la tribola L., la pomífera L., la viridis L, la horminum L, la calicina, entre otras.

Dioscórides, III, 33 habla de los tipos y su denominación: “La salvia. Unos la llaman lelbhaskon; otros, sphákon; otros, kissíon; otros, sphágnos; otros, békion; los egipcios, apousí; los romanos, salvia; otros, kórsalon. Es una mata alargada, de muchas ramas con los tallos cuadrados y blanquecinos; las hojas son parecidas a las del membrillero, más alargadas, ásperas y espesas, insensiblemente como las partes gastadas de la ropa abigarradas, blanquecinas, de olor muy penetrante, en exceso. Tiene el fruto en la extremidad de los tallos como la gallocresta. Crece en zonas ásperas.

Teofrasto, VI, 1, 4 hace mención a dos tipos de salvia: “Hay muchas clases de tales plantas y presentan grandes diferencias entre sí, como la jara, la brionia, la rubia ", el aligustre, el torvisco (knéoron) la, el orégano, tomillo salsero, la salvia calicina (sphákos), la salvia triloba (elelísphakos), el marrubio, la coniza, el torongil y otras por el estilo”

Teofrasto, VI, 2, 5 explica sus diferencias: “La salvia calicina y la salvia se diferencian en que una es cultivada y la otra es silvestre, y porque la hoja de la primera es más suave, más pequeña y menos suculenta, y la hoja de la segunda es más áspera […] la hoja más redonda, como la de la salvia calicina (sphákos) es poco jugosa y las entalladuras son menos visibles y los ángulos menos pronunciados.”

Plinio, XXII, 71 también nos comenta sus características y usos: La planta llamada por los griegos "elelisphacos", o "sphacos", es una especie de lenteja silvestre, más ligera que la cultivada, y de hoja más pequeña, más seca y más olorosa. También hay otra de ella, de naturaleza más salvaje, y poseída de un olor fuerte, siendo la otra más suave. Tiene  hojas en forma de membrillo, pero blancas y más pequeñas: generalmente se hierven con las ramas. Esta planta actúa como emenagogo y diurético: y proporciona un remedio para las heridas infligidas por la raya,  que tiene la propiedad de adormecer la parte afectada. Se toma en bebida con ajenjo para la disentería: empleada con vino acelera la catamenia cuando está retardada, teniendo su decocción el efecto de detenerla cuando está en exceso: la planta, aplicada sola, restaña la sangre de las heridas. También es una cura para las picaduras de serpientes, y una decocción en vino alivia el prurigo de los testículos. Nuestros herbolarios de hoy en día toman por los "elelisphacos" de los griegos la "salvia"  de los latinos, planta parecida en aspecto a la menta, blanca y aromática. Aplicado externamente, expulsa el feto muerto, como también los gusanos que se reproducen en las úlceras y en los oídos”

Plutarco, Moralia, III, 662 E la cita el fragmento de Eupolis poeta griego en el que habla de diferentes plantas aromáticas por su olor y propiedades conjuntamente con otras hierbas: “Pastamos en un variado bosque, delicados brotes de abeto, carrasca, y madrotio / ramoneando y, además de éstas, aún otras, / cítigo y aromática salvia y tejo muy frondoso, / acebuche, lentisco, fresno, (álamo blanco ), alcornoque, roble, yedra, brezo blanco, / tamariz, aladierna, verbasco, asfódelo, jara, haya, tomillo, ajedrea "

Macrobio, Saturnales, VII, también hace referencia a Eupolis que ha de ser tenido entre los elegantes poetas de la comedia antigua. Este en la obra que tituló Cabras presenta a las cabras dirigiéndose las siguientes palabras acerca de la abundancia de su comida: [9] Nos nutrimos de plantas de toda clase, abeto, espinosa [coscoja y madroño, triscando sus tiernas yemas, y además auforbia, hierba medicinal, y salvia olorosa y frondosa campanilla, aligustre, lentisco, fresno, pino, carrasca, hiedra, erica, sauce, frángula, gordolobo, asfócelo, heliantemo, encina, tomillo, ajedrea”

Además de destacar por su aroma, llama la atención su aspecto. Porfirio, Aeronáuticas Órficas, 915 y ss: “Y en su interior, en el fondo del recinto, sucede un bosque sombreado por sus frondosos árboles, en el que hay muchos laureles, cornejos y esbeltos plátanos y hierbas que se cubren por una bóveda de raíces que dan en tierra: el asfódelo, la maravilla, el hermoso culantrillo, el junco, la juncia, la verbena, la anemona, la salvia, el erisimo, el ciclamen divino, la lavanda, la peonia y el policnemo de abundantes ramas, la mandrágora y la zamarrilla”

En otras entradas hablaremos de sus usos médicos y mágicos

Plurimam salutem!