Continuamos con el tema de los fertilizantes comentando los diferentes tipos que nos han transmitido las fuentes clásicas.
Tipos
de abonos y fertilizantes
El estiércol
procedía de los desechos de los
animales, de las plantas y de las personas.
Así pues, tenemos abono vegetal que podía ser cultivado, a destacar, legumbres, rastrojos y forraje o silvestre
como las hojas de los bosques. También
se utilizaba el abono animal
procedente de las aves, de cuadrúpedos y el abono doméstico, procedente de los hombres y sus hogares.
No es de extrañar que Columela, en su libro VI
recomiende pastar animales en los campos
a estercolar: “Pero, entre estas aspiraciones tan dispares hay, sin
embargo, cierta alianza y un cierto vínculo común, ya que generalmente es más
útil que ramonee el pasto de la finca el ganado propio que no el ajeno, y
gracias a la profusión de estiércol, que procede del ganado, brotan con pujanza
los frutos de la tierra”
También conocemos el uso de las algas marinas, la harina de hueso, la lana, el pelo, la
ceniza, el hollín, incluso, la orina.
Pero acudamos a las fuentes directamente, pues
resulta interesante descubrir que algunos de los abonos que recomiendan los
tratados de agricultura se siguen empleando en la actualidad como por ejemplo,
en Normandía el excremento de paloma mezclado con otros abonos, los residuos de
las comidas (compost) se está poniendo en valor en España, pero desde hace
muchos años se ha utilizado en los campos españoles, igual que en los de Suiza
o Francia, a veces sólo o unido a cenizas. O la orina, el estiércol llamado “urato”
cuyo componente principal es la orina, muy empleado en los campos cercanos a París.
También los altramuces en combinación con el trigo sarraceno, las arvejas, el
trébol, los guisantes, la alfalfa, los frijoles son utilizados en el sur de
Francia y en Inglaterra. Comentar que hacer que el ganado paste en los campos
es muy beneficioso y se usa de manera habitual en muchos países pues no sólo es
bueno su excremento, sino también su grasa y orina, pero volvamos a los clásicos.
Columela, 2, 15 nos habla de los tipos de abonos, enumerándolos según su
efectividad: “Tres, pues, son los principales
géneros de estiércol: el que proviene de las aves, el que proviene de los hombres y el que
proviene de los cuadrúpedos; El de las aves se
tiene por el mejor, y en esta clase el primero es el que se saca de los palomares;
en seguida el de las gallinas y demás aves, exceptuando, sin embargo, el de las
acuáticas o nadadoras como los patos y gansos, porque éste no sólo no es útil;
sino que también es dañoso, y el ser más de nuestra aprobación el de palomas es
porque, esparcido moderadamente sobre la tierra la hace fermentar. El segundo,
después de éste, es el que hacen los hombres, con tal que se mezcle con
los otras inmundicias de la casa, porque él por sí es de una naturaleza muy
cálida, y, por lo tanto, abrasa la tierra echándolo solo. Sin embargo, para los
árboles es más a propósito la orina humana que hayas dejado añejar por
seis meses; si la echares a las vides o a los frutales, con ninguna otra cosa
producen fruto más abundante, y no sólo esto , sino que mejora el gusto y el
olor del vino y de las frutas. Puede también el alpechín añejo, que no
tiene sal, servir mezclado con esta orina para dar un riego útil a los árboles
frutales, y a los olivos principalmente, aunque empleado sólo les es también
muy provechoso. Pero el uso de estos dos líquidos es más conveniente que nunca
por el invierno, y aun por la
primavera antes de los
calores del estío, con tal que las vides y los árboles estén también excavados.
El tercer
lugar lo obtiene el estiércol de los cuadrúpedos, y en él también hay
diferencia, porque se tiene el mejor el de los borricos; pues que estos
animales mascan con muchísima lentitud, y de consiguiente digieren con más
facilidad y echan un estiércol bien cocido y a propósito para emplearlo
inmediatamente en la tierra. Después de estos estiércoles de que acabamos de
hablar, es el de ovejas; en seguida el de cabras, y después el de
las demás bestias de carga y el del ganado vacuno; pero el de los « cerdos
pasa por el peor de todos. Y aun ha sido
bastantemente provechoso para los sembrados el uso de la ceniza y del hollín.
Pero el tallo del altramuz cortado tiene lugar igualmente de un
estiércol excelente. Y no ignoro que hay también cierta clase de campo en que
no se pueden tener ganados ni aves ; mas, sin embargo, sólo a un labrador
desidioso podrá faltarle estiércol, aun en este
paraje; pues
puede
recoger toda clase de hojas, despojos de los setos y barreduras de las
encrucijadas; puede cortar los helechos de la tierra del vecino (sin
perjuicio de éste, antes bien
haciéndole favor) y mezclarlos con la basura del corral; puede hacer una
hoya honda, y en ella juntar en un montón la ceniza y el cieno de las cloacas,
la paja de los rastrojos y las demás cosas que se barren; esta hoya ha de ser
como la que dijimos en el primer volumen se había de hacer para recoger el estiércol,
y en medio de ella se va de clavar un pedazo de madera de roble para evitar que
se oculten en el estiércol las serpientes venenosas”
Varrón
RR, 1.38.1-3 nos describe también la
tipología del estiércol: “1. Debe pensarse en qué lugares
hay que estercolar en el campo, y cómo y con qué tipo debes hacerlo
principalmente, pues hay algunas diferencias entre ellos. Casio escribe que el mejor estiércol es el de las aves voladoras
antes que el de las palustres y que el de las que nadan. De entre ellos
sobresale el de las palomas ya que
es muy cálido y puede fermentar la tierra; conviene que éste se esparza en el
campo como la semilla y no ponerlo en montones como el del ganado. 2. Yo creo
que sobresale de entre los de pajarera el
de tordos y mirlos, porque no sólo es útil para el campo, sino también como
alimento tanto de bueyes como de cerdos para engordarlos. Por eso, los que
alquilan pajareras, si el dueño estipula que el estiércol quede en la finca, lo
alquilan en menos que aquellos a los que se les concede. Casio escribe que tras el de paloma está el humano. 3. en
tercer lugar están los de cabra, oveja y
asno y el peor, el de caballo, pero eso en los campos cultivados, pues en
los prados es el mejor posible, al igual que el de otras bestias de carga que
se alimentan de cebada, porque hace mucha hierba. Conviene hacer el estercolero cerca de la casa de campo para que se
saque en muy pocas peonadas. Se dice que no nacen serpientes en él si se
fija en medio una estaca de roble”. […] Conviene que haya dos estercoleros junto a la casa o uno dividido en dos partes.
Pues en una parte es conveniente que se haga el estiércol nuevo, en la otra que
se tome el viejo para el campo, ya que es mejor el que se pudre que el
reciente. Y es mejor el estercolero cuyos lados y cimera se protejan del sol
con ramas y hojas, pues no conviene que el jugo que la tierra necesita lo
absorba antes el sol. Y así los expertos, si pueden, hacen que, por esa razón,
fluya el agua hasta allí, pues así el jugo se retiene al máximo, y allí colocan
algunos las letrinas de los esclavos”
Paladio, I, 23 comenta la importancia de las aves
para la fertilización de los campos: “el excremento de aves es absolutamente esencial para la agricultura,
excepto el estiércol de ocas, que es muy nocivo para todo”
Plinio,
HN, XVII, 6 nos habla sobre el estiércol
y su historia: “Hay varios tipos de estiércol,
cuyo uso es muy antiguo. Incluso en los tiempos de Homero, se
representa al anciano rey como enriqueciendo así la tierra con el trabajo de
sus propias manos. La tradición informa que el rey Augeas fue el primero
en Grecia en usarlo, y que Hércules introdujo la práctica en Italia; Sin
embargo, ese país ha inmortalizado el nombre de su rey, Estero, el hijo de
Fauno, por reclamar el honor de esta invención. M. Varrón asigna el primer rango de excelencia al estiércol
de zorzales guardados en pajareras, y
lo alaba como no solo bueno para la tierra, sino también excelente comida para bueyes
y cerdos; de hecho, va tan lejos como para afirmar que no hay ningún
alimento con el que puedan engordar más rápidamente. Realmente tenemos
algunas razones para augurar los modales actuales, si es verdad que en los días
de nuestros antepasados había
aviarios de tal magnitud que podían suministrar estiércol para los campos.
Columela otorga el segundo rango al
estiércol de paloma, y el próximo al del corral, pero condena el de las aves acuáticas. Algunos
autores, nuevamente, están de acuerdo en considerar
que el residuo de la comida humana es el mejor de todos los abonos; mientras
que otros solo emplearían la porción superflua de nuestra bebida, mezclando con ella el cabello que se
encuentra en los talleres de los curtidores. Algunos, sin embargo, emplean
este líquido por sí solo, aunque mezclarían agua con él una vez más, y en
cantidades más grandes incluso que cuando se mezclaban originalmente con el
vino en nuestras comidas, {…} Tales son los diversos métodos por los
cuales competimos entre nosotros para impartir nutrientes a la tierra, incluso.
Junto a los estiércoles mencionados anteriormente, el estiércol de los cerdos es muy apreciado, siendo Columela el
único escritor que lo condena. Algunos, de nuevo, hablan muy bien del
estiércol de todos los cuadrúpedos que se han alimentado de cito, mientras que
otros prefieren el de las palomas. Junto a estos está el estiércol de las cabras, y
luego de las ovejas; después de
lo cual viene el de los bueyes y, por último, de las bestias de la carga. Tales
fueron las distinciones que se establecieron entre los diversos abonos entre
los antiguos, tales como los preceptos que nos han dejado, y estos que he
presentado aquí no son los meros inventos del genio, sino porque su utilidad se
ha demostrado en el curso de una larga serie de años. También en algunas
provincias, que abunda más el ganado, por razones de su prolífico suelo, de todo mal olor o aspecto repulsivo,
siendo cambiado en su apariencia a algo más agradable que lo contrario. En
tiempos más recientes se ha encontrado que la aceituna prospera más
particularmente en el suelo que se ha depurado con las cenizas del horno de cal. A las antiguas reglas, Varrón ha
agregado, que la tierra de maíz debe estar cubierta con estiércol de caballo, que es el estiércol más ligero de todos,
mientras que la tierra de los prados, dice, prospera mejor con un estiércol de
una naturaleza más pesada, y suministrada por bestias que tienen sido
alimentado con cebada; Este último tiende más particularmente al mejor
crecimiento del pasto. Algunas personas, de hecho, prefieren el estiércol de las bestias de carga a la de los bueyes, el
estiércol de las ovejas a la de la cabra, y el estiércol del asno a todos los
demás, la razón es que ese animal se mastica lentamente. La experiencia, sin
embargo, se ha pronunciado contra estos dictámenes de Varrón y
Columela; pero está universalmente acordado por todos los escritores que
no hay nada más beneficioso que un cultivo de altramuces, antes de que hayan removido, ya sea con el arado o el rastrillo,
o bien para cortarlos y enterrarlos en montones a las raíces de árboles y
viñas. Se piensa, también, que en lugares donde no se cría ganado, es ventajoso abono de la tierra con
rastrojo o incluso helecho. "Puedes hacer estiércol", Catón dice,
"de hojarasca, o bien de lupinos,
paja, tallos de frijoles, o las hojas de encinas y quercus. Arranca el
mosquetón de entre los cultivos de maíz, como también la cicuta que crece allí,
junto con la hierba gruesa y la juncia que se encuentra cada vez mayor sobre
los sauces parcelas; de todo esto, mezclado
con hojas podridas, se puede hacer una camada de ovejas y bueyes…”
Teofrasto VII,
5 también nos comenta algunos tipos de
estiércol: “Todas las verduras son amantes del agua y del estiércol,
excepto la ruda, que no es, en manera alguna, coprófila. Esto es aplicable lo
mismo a las verduras de invierno que a las de verano, y a las tiernas como a
las robustas. El estiércol más estimado
es el que está mezclado con la cama del ganado, mientras que el de las
caballerías se tiene por malo, porque es el más propenso a perder humedad.
Así que se busca preferentemente
estiércol mezclado con la semilla. Mas algunos echan la basura mientras siembran, y usan también el excremento humano fresco
y diluido, como abono. Las plantas de invierno son más apetentes de agua
que las del verano, y las flojas que las robustas, así como las que necesitan
de alimento especialísimo.
Apetecen la humedad, también, la
cebolla corriente y la alargada, aunque se dice que no la necesitan, si, desde el
principio, la han recibido dos o tres veces….
Parece que el agua, en términos
generales, es muy provechosa especialmente si tiene estiércol, ya que, según se
dice, las verduras a menudo están hambrientas y los jardineros experimentados
lo saben”
Su
procedencia también la
concretan las fuentes clásicas
Catón, Tratado de
agricultura, 37, 1-5 [XLII]:
“Cultivos que abonan la tierra:
altramuz, haba y arveja.
De dónde hacer abono:
forraje, altramuz, pajas, tallos de haba, granzas de trigo, hoja de carrasca y
de encina”
Catón, Tratado de
agricultura, 36 [XLI]: “Productos para abonar
los cultivos: es conveniente esparcir estiércol de paloma en la pradera, en el
huerto y en el sembrado. Guarda cuidadosamente el estiércol de cabra, oveja,
buey y asimismo cualquier otro. Esparce alpechín junto a los árboles o riégalos
con alpechín: echa un ánfora en torno al pie de los grandes, y una urna con la
mitad de agua en torno al pie de los pequeños; cava previamente un alcorque no profundo”
Varrón RR, 1.2.
21 comenta los beneficios e
inconvenientes de tener ganado pastando en el campo para aprovechar su
estiércol: “Si eso es así”, dijo Agrasio, “¿cómo puede excluirse
del campo el ganado, dado que los rebaños proporcionan el estiércol que sirve para tantas cosas?”. “Entonces”, respondió
Agrio, “diríamos que las partidas de esclavos pertenecen a la agricultura, si
decidimos tenerlas con este propósito. Es que hay un error en ello, porque que
el ganado pueda estar en el campo y aportarle un provecho no demuestra nada,
pues en ese caso también habrían de asumirse otras cosas extrañas al campo,
como si en la finca hay muchos tejedores y telares establecidos, y de manera
semejante otros artesanos”.
Sabemos
que las leguminosas eran muy apreciadas como abono, como las habas, los tréboles y la alfalfa. Columela, 2, 14: “Que el altramuz, el haba, el
yero, la lenteja, la guija y el alverjon la estercolan. Del altramuz ninguna
duda tengo, como ni de la veza que se siembra para forraje, con tal que desde
que se haya cortado verde se le eche inmediatamente”
Una de las más apreciadas era el altramuz. Columela, 2, 1:
“El primer lugar lo tiene el altramuz, porque se invierten muy
pocos jornales en su cultivo, se compra muy barato, y de todas las legumbres
que se siembran en el campo es la que más beneficia, porque da un excelente
estiércol a las viñas cansadas y a las tierras de labor, acude bien aunque en
un terreno desustanciado, y guardado en el granero dura eternamente”
Varrón,
RR, 1.19.3 también habla sobre
el uso del atramuz o las habas: “Así, si el campo es muy magro se
suelen enterrar arando, en lugar de
estiércol, el altramuz, cuando apenas ha formado sus vainas, y a veces los tallos de habas si no
llegan a cuajar las vainas de tal modo que valga la pena recoger las habas”
También
utilizaban el lupino para las viñas,
según nos indica Paladio IX, 2: “se siembran a voleo tres o cuatro
modios de lupino por yugada, y, en estas condiciones, se enterrará con el
rastrillo. Cuando haya echado brotes, se voltea y da un magnífico abono a los
viñedos, ya que no conviene introducir en las viñas estiércol para no estropear
el vino”
Algunos de estos abonos se siguen empleando en nuestros días.
Plurimam salutem!
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