domingo, 9 de octubre de 2022

CONGIARIVM I

En la sala del Medioevo de los Museos Capitolinos de Roma podemos apreciar dos congiaria del Campidoglio. 

Estas piezas, datadas aproximadamente en el 1200-13oo, serían pervivencia del mundo clásico. 
Se trata de unos utensilios empleados como unidades de medida para el aceite, el vino y el grano.



Bajo la nomenclatura de CONGIARIVM se conoce al recipiente en el que se medía el congius, una medida de capacidad equivalente a 3,283 litros, es decir, unos 6 sextarii o 12 heminas
Se cree que el nombre de congius tiene su origen en el mundo griego, del término konkhion, diminutivo de konkhē, konkhos, "concha".

Sobre la forma que tendría el congiarium es interesante comentar que en el Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines de Daremberg et Saglio leemos la existencia del llamado congius de Vespasiano o de Farnese que llevaba una inscripción: “Imp. Caesare Vespas. VI T. Caes. Aug. F. IIII. Cos. Mensurae exactae in Capitolio, P. X: "medida del peso de diez libras calibradas en el Capitolio en el sexto consulado del emperador César Vespasiano y el cuarto de su hijo Tito Augusto César"



Se trataba de dos conos invertidos y unidos por su base más ancha. En el cono superior se encontraba la inscripción descrita anteriormente. Para saber más sobre la pieza este enlace.


Veamos qué nos cuentan las fuentes clásicas sobre este objeto.

En Catón, Re Rustica, 57 [LXVI] podemos saber la cantidad de vino en congia que entregaba a los esclavos durante la vendimia o en fiestas señaladas: “Vino para los esclavos: cuando esté hecha la vendimia, que beban aguapié tres meses; en el cuarto mes, una hemina al día, esto es, dos congios y medio al mes; en el quinto mes, el sexto, el séptimo y el octavo, un sextario al día, esto es, cinco congios al mes; en el noveno, décimo y undécimo, tres heminas al día, esto es, un ánfora; además de esto, en las Saturnales y Compitales, un congio para cada hombre. Suma total de vino para cada hombre en el intervalo de un año. Para los esclavos encadenados, añade en proporción según la labor que hagan; no es excesivo que beba al año cada uno diez cuadrantales”

​Como curiosidad Plinio, HN, XIV, 22 (XXVIII) nos cuenta que un alto cargo tomó el apodo de tricongius por la cantidad de congios que consumía: “Es en el ejercicio de sus poderes para beber que los partos tienen su parte de fama, y ​​fue en esto, en lo que Alcibíades entre los griegos ganó su gran reputación. Entre nosotros, también, Novellius Torquatus de Mediolanum, un hombre que ostentaba todos los honores del estado desde la prefectura hasta el proconsulado, podía beber tres congii de un solo trago, una hazaña de la que obtuvo el apellido de " Tricongius: "Esto lo hizo ante los ojos del emperador Tiberio”

Con el paso del tiempo, el nombre del congiarium pasó a denominar las entregas que se llevaban a cabo a la población civil principalmente durante la época imperial, aunque se sabe que en época de la monarquía y durante la república ya se realizaban. Plinio, HN, XXXI, 41, 89 nos lo comenta: “El rey Ancus Martius dio seiscientos modii de sal como una generosidad (congiarium) a la gente, y fue el primero en establecer salinas”

En un principio se repartían aceite, sal, trigo, vino, etc. como bien nos menciona Tito Livio, XXV, 2 al hacer referencia a la distribución de oleum para el pueblo y es la primera mención que tenemos al respecto: “Los nuevos ediles desempeñaron sus cargos con gran munificencia; los Juegos Romanos se celebraron a gran escala, teniendo en cuenta los recursos disponibles; se repitieron un segundo día y se distribuyó un congio de aceite para cada calle. Lucio Vilio Tápulo y Marco Fundanio Fúndulo, los ediles plebeyos, convocaron a varias matronas ante el pueblo bajo la acusación de mala conducta; algunas fueron condenadas y enviadas al exilio. La celebración de los Juegos Plebeyos duró dos días y hubo un solemne banquete en el Capitolio con motivo de los Juegos”

En Plinio, HN, XIV, 17, 14 se hace referencia al vino que se solía repartir: “M. Varrón nos da la siguiente afirmación acerca de los vinos que en su día eran tenidos en la más alta estima en la mesa: que vino griego se repartió más de una vez durante la comida: mientras que él mismo, cuando regresó de Asia, distribuyó como obsequio entre la gente más de cien mil congiaria del mismo vino”

No obstante, con posterioridad se llegó a sustituir estos productos por otras mercancías, como vestimenta, siervos, perlas, animales (caballos), barcos, casas, tierras, e incluso, reparto de dinero. Así podemos leer en Quintiliano en su libro Institutio Oratorias, VI, 3, 52 que el término congiarium se empleaba, no sólo para la medida, sino también se llamaba así a los obsequios que se podían hacer a los amigos: “Se puede hacer broma usando la cosa conocida como metalepsis, como cuando Fabio Máximo se quejó de la escasez de los regalos hechos por Augusto a sus amigos, y dijo que sus congiaria eran heminaria: porque congiarium implica a la vez liberalidad y una medida particular, y Fabio menospreció la liberalidad de Augusto al hacer referencia a la medida”

Dion Casio, Epit., LXI, 5, 2 y 3: ‘‘Ayudó a las ciudades, aliadas y sometidas, con la mayor magnanimidad. Había visitado muchas de ellas – de hecho, más que cualquier otro emperador – y las auxilió prácticamente a todas, proporcionándoles suministro de agua a unas, y a otras puertos, alimentos, obras públicas, dinero y honores diversos, según las distintas ciudades’’

Es interesante comentar que en los textos también se encuentra la palabra liberalitas para las gratificaciones al pueblo. La diferencia con el congiarium es difícil de puntualizar, seguramente liberalitas es un término más abstracto que recoge también acciones en favor del pueblo como la bajada de impuestos, el ofrecimiento de juegos o espectáculos, la construcción de algún edifico o su remodelación. Así lo leemos en Suetonio, Tiberio, XLVIII. “Como emperador realizó únicamente dos munificencias: una cuando prestó al pueblo por tres años y sin interés cien millones de sestercios; la otra, después del incendio de algunas casas situadas sobre el monte Celio, en que abonó su valor a los propietarios [...]. No hizo liberalidad alguna a las provincias, exceptuando la del Asia, donde un terremoto había destruido gran número de ciudades’’

En el mismo sentido en Suetonio, Augusto, 41: Dio en muchas ocasiones pruebas de su liberalidad a todas las clases sociales. […] Hizo con frecuencia repartos extraordinarios al pueblo, pero, por lo general, de diversa cuantía: unas veces cuatrocientos sestercios, otras trescientos, y algunas doscientos cincuenta; y ni siquiera excluyo a los niños de menor edad, aunque no solían recibirlos sino a partir de los diez años cumplidos. En épocas de escasez, midió también el trigo por cabeza, a menudo a muy bajo precio, a veces gratuitamente, y dobló el valor de los bonos para su adquisición”

Es importante tener presente que el reparto de víveres a las legiones se llamaba donativa. En cualquier caso, el objetivo primordial de estas distribuciones era ganarse la voluntad del pueblo y del ejército, como bien nos describen estas fuentes clásicas.

Suetonio, Vespasiano, 18: “Concedió, asimismo, crecidas gratificaciones y magníficos regalos para los poetas célebres y artistas famosos, como, por ejemplo, al que hizo la Venus de Cose y al que reparó el Coloso”

Suetonio, César, 27: “Hizo asimismo magníficos presentes a los ciudadanos de otras clases, que acudían a él invitados o espontáneamente. Sus liberalidades se extendían hasta los libertos y esclavos, según la influencia que ejercían sobre el ánimo de su señor o patrono”

Frontón, Cartas al hablar de Adriano: “Hay dos cosas que los romanos aplauden especialmente: la distribución de grano (cereales) y los juegos. El descuido de lo más importante, [el grano], causa gran perjuicio, de lo frívolo [el entretenimiento], mayor odio. La multitud tiene más hambre de juegos que de pan, porque por su regalo al pueblo [congiarium] solo para los que van a recibir el grano, estarán satisfechos, mientras que con los juegos, se calmará a toda la población."

Para terminar, sería interesante comentar que la entrega de los productos se podía hacer directamente con el congiarium, con tesseras o con bolas (missilia) que se canjeaban, a modo de vales, tras acudir a los almacenes o lugares indicados. Dión Casio LXI, 18,2 nos relata este aspecto: “Todos los que tenían algo de sensatez lamentaron el gran dispendio de dinero. Pues todas las costosas viandas que comían los hombres, así como el resto de cosas del mayor valor, caballos, esclavos, carros, plata o togas de diversos colores, fueron entregadas mediante téseras del modo siguiente: Nerón arrojaba sobre la multitud pequeñas bolas, cada una adecuadamente escrita, y los artículos nombrados en las bolas se entregarían a quienes las habían cogido”




Plurimam salutem!

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