domingo, 26 de enero de 2025

LA ÚLTIMA CENA DE LOS PRETENDIENTES

La lectura de La Odisea nos aporta una gran cantidad de información y entre ella, podemos descubrir el uso de los alimentos a lo largo de sus cantos.

 Son muchas las escenas en las que los anfitriones ofrecen banquetes exquisitos a sus huéspedes con el objetivo de exhibir su estatus social además de su hospitalidad, como por ejemplo, el convite de Helena y Menelao, pero también podemos ver, en algunos momentos de la obra, que la comida simboliza la tentación, una prueba para los hombres agotados y famélicos que acompañan a

Odiseo en su regreso a Ítaca y  también para los pretendientes de Penélope que consumen día a día la despensa de Odiseo.

 En el caso de los hombres de Odiseo, su deseo nace con un simple pedazo de pan, un poco de carne, queso y vino, pero también sienten tentación ante la “melosa” flor de loto que les proporciona un estado de euforia que les permite olvidar los años de escaseces y penurias a lo largo de la guerra de Troya.

 También vemos que Odiseo sucumbe ante la tentación de Circe que no sólo es atraído por ella, sino también por su suculenta comida que embriaga los sentidos: “Los sentó en tronos y en sillas reclinables, mientras preparaba una comida de queso y cebada y miel ambarina mezclada con vino de Pramnia,  añadiendo su propia pizca vil, para hacerles perder el deseo o el pensamiento de nuestra querida patria” (X.257-261).

 Como ya hemos comentado, otro caso interesante son los pretendientes que, en el canto XX de la Odisea, tomarán la última cena servida por Penélope. A lo largo de los cantos, los vemos consumir de una manera descontrolada, se nos descubre su glotonería y pereza, que es fruto de la tentación que simboliza la comida y que será castigada.

 Es muy significativo la descripción tan minuciosa que se hace de este evento que marcará el fin de la vida de los pretendientes, además de los alimentos servidos en el banquete.

La narración comienza indicando la finalidad de este banquete y explicando qué induce a esa actitud. Se trata de un banquete singular e histórico pues marcará el desenlace de la Odisea.

 “…Que los pretendientes tomen su agradable comida hoy por última y postrera vez en el palacio de Odiseo. Ellos son quienes con el cansado trabajo han hecho flaquear mis rodillas mientras fabricaba harina; que cenen ahora por última vez

Así dijo, y se alegró con el presagio el divino Odiseo y con el trueno de Zeus, pues pensaba que castigaría a los culpables”

 Preparación de la sala del banquete 

 


A continuación se inicia la preparación de la velada por parte de las esclavas que presenta una gran plasticidad, nos sitúa en una escena típicamente hogareña, con el encendido del fuego para caldear la sala y la limpieza del espacio.

 “Entonces se congregaron las esclavas en el hermoso palacio de Odiseo y encendían en el hogar el infatigable fuego. […]”

 En concreto, se barre rociando antes el suelo con agua, se cubren los sillones con mantos, se limpia con esponjas las mesas, las copas y las cráteras y para finalizar, se trae agua.

 Entonces la divina entre las mujeres, Euriclea, hija de Ope Pisenórida, comenzó a dar órdenes a las mujeres:

 LIMPIEZA DE LA SALA- PURIFICACIÓN, cuyo objetivo es dar un carácter sacro a este banquete y sentirse respaldados por las divinidades. 

Es una descripción peculiar en la que encontramos algunos calificativos curiosos como “aguas profundas” simbolizando el próximo futuro de los pretendientes.

 “Vamos, unas barred diligentes y regad el palacio, y colocad en las labradas sillas tapetes purpúreos; otras fregad con esponjas todas las mesas y limpiad las cráteras y las labradas copas de doble asa; y otras marchad por agua a la fuente y volved enseguida con ella, pues los pretendientes no estarán mucho tiempo lejos del palacio, sino que volverán temprano, que hoy es para todos día de fiesta».

Así dijo, y ellas la escucharon y obedecieron. Unas veinte marcharon hacia la fuente de aguas profundas y otras trabajaban habilidosamente allí mismo, en la casa

  Para conocer lo que se sentirá en la velada entran en escena el porquerizo, el cabrero y el bolero con sus mejores animales para descubrir que el menú será abundante y opíparo.

 Menú servido

 “En esto entraron los nobles sirvientes, quienes luego cortaron leña bien y con habilidad. Las mujeres volvieron de la fuente y detrás llegó el porquero conduciendo tres cerdos  los mejores entre todos; los dejó paciendo en el hermoso cercado […]


 Esto es lo que se decían uno a otro cuando se les acertó Melantio, el cabrero, conduciendo junto con dos pastores las cabras que sobresalían entre todo el rebaño para festín de los pretendientes […]

 Después de éstos llegó tercero Filetio el caudillo de hombres, llevando una vaca no paridera y pingues cabras para los pretendientes […]

 Entraron en el palacio del divino Odiseo, pusieron sus mantos sobre sillas y sillones y comenzaron a sacrificar grandes ovejas y pingües cabras, así como gordos cerdos y una vaca del rebaño. Luego asaron las entrañas, las repartieron, mezclaron el vino en las cráteras y el porquero distribuía las copas; Filetio, caudiIlo de hombres, les distribuía el pan en hermosos canastos y Melantio vertía el vino. Y ellos echaron mano de los alimentos que tenían delante […]

Y después que hubieron asado la carne de las partes externas, las retiraron, repartieron y celebraban un gran banquete. Y los que servían pusieron junto a Odiseo una porción igual a las que había tocado en suerte a ellos; así lo había ordenado Telémaco, el hijo del divino Odiseo […]

 Así diciendo, cogió de una bandeja una pata de buey y se la arrojó con robusta mano. Odiseo inclinó la cabeza ligeramente, la esquivó y sonrió en su ánimo con sonrisa sardónica. […]



Así dijeron los pretendientes, pero Telémaco no hacía caso de sus palabras, sino que miraba a su padre en silencio, aguardando siempre cuándo pondría las manos sobre los desvergonzados pretendientes.

Y la hermosa hija de Icario, la prudente Penélope, poniendo su sillón enfrente escuchaba las palabras de cada uno de los hombres en el palacio. Así es como se prepararon, entre risas, un almuerzo dulce y agradable, pues habían sacrificado en abundancia. Pero ninguna otra cena podría ser más desgraciada como la que iban a prepararles más tarde la diosa y el fuerte hombre, pues ellos fueron los primeros en ejecutar acciones indignas”

Llama la atención los platos que forman parte de esta última cena, en su mayoría se trata de los animales que se solían sacrificar a los dioses, preludio quizás del trágico destino de los invitados. A su vez, se sirvió pan y vino mezclado con agua en las cráteras. Odiseo castigará a los pretendientes por su glotonería justo cuando están empezando a cenar. Homero nos narra esta escena de manera muy gráfica, cayendo sobre las mesas y derramando la comida.

La Odisea refleja en gran medida la importancia que los symposia tenían en la cultura griega, pero también nos muestra el papel simbólico de la comida a lo largo de la obra, como por ejemplo, el cíclope que come humanos, Escila que se traga a seis de los hombres de Odiseo o como la esposa de Antífates, rey de los lestriogones intenta comerse a Odiseo y a sus acompañantes.

Plurimam salutem!

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