Dentro de unos días se celebrará el día de San Valentín. Es frecuente que los enamorados festejen este día con una cena romántica, por lo que nos damos cuenta que la mayoría de nuestras actividades sociales y personales están vinculadas al mundo culinario.
Y si hablamos del amor no sería Valentín, el que nos haría recordar el mundo antiguo, sino Afrodita, diosa de la belleza y del amor. De su nombre procede la palabra AFRODISIACO.
Vincular la comida con la sensualidad ya era un hecho que existía en la antigüedad, de manera que podemos encontrar productos que eran considerados afrodisíacos por estimular los deseos sexuales.
La mente y los sentidos juegan un papel importante tanto en la mesa como en el amor, por lo que los antiguos romanos potenciaban la puesta en escena en los banquetes, con el uso de perfumes, telas hermosas, velas, flores, bebidas, disposición del cuerpo sobre el triclinio, esclavos hermosos, música, danzas,…
En la antigüedad muchos alimentos eran catalogados como afrodisíacos:
Por su forma, puesto que recordaban a los órganos sexuales femeninos y masculinos, como las ostras o los higos y los espárragos o puerros, respectivamente.
Por su procedencia, ya que relacionaban el alimentarse con los órganos sexuales de ciertos animales con la transmisión de esta potencia.
Por sus efectos secundarios, puesto que la mayoría poseen unas proteínas, vitaminas y minerales que tonifican la mente y estimulan el sistema nervioso, por lo que potencian la actividad sexual.
Agrupaban estos alimentos en:
PLANTAS Y ALIMENTOS AFRODISÍACOS
Los antiguos romanos, al igual que los griegos, creían que muchos alimentos potenciaban el ardor sexual. Los bulbos, a destacar el bulbo nazareno (muscari comosum), eran considerados plantas afrodisíacas.
Las fuentes clásicas lo corroboran, Marcial, Xenia, XXXIV
“Siendo ya vieja tu mujer y estando tu miembro difunto, con nada mejor puedes hartarte que con bulbos (cebollas)”
Existían diferentes tipos de bulbos como blancos, rojos, reales, de jacinto, de gladiolo, etc.
Se consumían crudos, cocidos o asados, acompañados de garum, aceite y vinagre, pero como su sabor era amargo, los acompañaban con miel, queso, sésamo, aceite, vinagre, cominos o cebolla.
Además de los bulbos, en la lista de alimentos afrodisíacos se encontraban entre otros:
Los mariscos, las ostras, los espárragos, el apio, los puerros, el ajo, las trufas, los nabos, los higos, las ciruelas, los guisantes y las habas, los frutos secos como la almendra, los piñones y la avellana, las zanahorias, las setas, las semillas de calabaza, los genitales y las vulvas de animales, la miel, el vino, las ortigas, los gorriones, las perdices, las codornices y la cebolla.
Como plantas afrodisíacas encontramos: satirion (orchis morio) en cuya raíz veían una similitud con los testículos, jaramago (diplotaxis virgata) que pensaban que proporcionaba gran cantidad de esperma, erythraicon (serapias cordigena) creían que su poder era tal que sólo sosteniendo la raíz en la mano se perdía el control, espigadilla (crucinella angustifolia), persicaria (polygonum persicaria), carra o criadillas de ratón (mercurialis tomentosa), estas tres plantas les recordaban al miembro masculino, lechetrezna (euphorbia platyphyllos) consideraban que sólo con portar su raíz se activaba el deseo, ameos bastardos (ammi maius) se utilizaba en los panes y Plinio afirmaba que “las mujeres que lo olían durante el coito concebían más fácilmente”, aligustre (ligusticum vulgare), láser (ferula assa foetida) y malvas (malva verticilata) recomendaban su consumo antes de las relaciones amorosas. Actualmente se conoce que el consumo de algunas de estas plantas puede ser perjudicial para la salud.
Teofrasto afirma que solamente al estar en contacto con las plantas citadas “un varón pudo realizar el coito más de cincuenta veces”.
ESPECIAS CONSIDERADAS AFRODISÍACAS
El listado de especias consideradas afrodisíacas era amplio. Muchas de ellas, en la actualidad, siguen siendo portadoras de la etiqueta de estimulantes sexuales.
Veamos cuáles son estas especias:
Pimienta, jengibre, anís estrellado, coriandro o cilantro, azafrán, cardamomo, ajenjo, sésamo, las semillas de la alcaravea, albahaca, nardo, hinojo, ruda y enebro.
ALGUNAS RECETAS ERÓTICAS DE
PUERROS
“Mezclar agua y aceite con un puñado de sal. Cocer en ella los puerros y luego sacarlo. Aliñar con aceite, garum y vino puro. Servir así”.
Otra opción:
“Cubrirlos con hojas de col y cocerlos sobre carbón. Preparar el aliño como la receta anterior”.
APIO
“Atar unas ramas de apio y servir crudo con garum, aceite y vino puro”.
ZANAHORIAS
“Freír zanahoria y servir mezclada con vino y garum”.
ESPARRAGOS
“Poner en un mortero los extremos desechables de los espárragos, rociar con vino y colar. Picar pimienta, ligústico (o bayas de enebro), coliandro fresco, ajedrea, cebolla y macerar con garum y aceite. Trasladar el puré a una cacerola engrasada, y si se quiere, se pueden batir unos huevos para que se ligue. Espolvorear pimienta”.
MINUTAL DE MATTIUS
“Verter en una cazuela aceite, garum, caldo y puerro, coriandro picados, pequeñas salchichas cortadas en dados pequeños. Trocear una paletilla de cerdo en cuadrados y cocerca con su corteza, juntamente con lo demás. A la mitad de la cocción, echar en el puchero unas manzanas de mancianas (de Mancio) troceadas, desprovistas del corazón. Mientras se cuece, picar pimienta, cominos, coriandro verde o en grano, menta, una raíz de benjuí (o vainilla); mojar en vinagre, miel, garum, un poco de vino cocido y el jugo de la cocción; añadir un poco de vinagre. Dejar hervir. Ligar con la pasta, agregar pimienta y servir. “
“Limpiar unas cebolletas, -quitar las partes verdes, picarlas y ponerlas en una cacerola con un poco de garum, de aceite y de agua. Meter en el horno para cocerlo y un tiempo después colocar en la fuente pescado. Cuando esté casi cocido, se echa en la fuente una cucharada de agua con miel, garum y de vino cocido. Probarlo entonces; si está insípido, añadir garum; si está muy salado, un poco de miel. Espolvoread con ajedrea silvestre y dejar hervir”:
MAMAS DE CERDA
“Se hacen hervir las mamas, se espolvorean con sal, y después se cuecen lentamente al horno o sobre unas pequeñas parrillas. Triturar pimienta y ligústico (o bayas de enebro), con garum, vino puro y vino de uvas pasas. Se hace cocer y se liga con almidón, vertiendo esta salsa sobre las mamas”.
VULVAS DE CERDA ESTÉRIL
“Cocer las vulvas y acompañar de pimienta, apio en grano, menta seca, raíz de benjuí, miel, vinagre y garum”.
COCHINILLO COCIDO Y RELLENO
“Vaciar un cochinillo y freírlo. Triturar pimienta, ligústico (bayas de enebro) y orégano; mojarlo con garum; agregar los sesos cocidos en cantidad suficiente, y mezclar a estos ingredientes dos huevos crudos, garum y unas cortadas de salchicha cocida. Entretanto, rehogar el cochinillo con garum. Rellenarlo, coserlo y después de colocarlo en un canastillo de juncos, se cuece en una marmita con agua hirviente. Después de la cocción se enjuga con una esponja y se sirve sin pimienta.”
SALSA PARA AVES COCIDAS (PERDIZ O CODORNIZ)
“Mezclar pimienta, ligústico (bayas de enebro), coliandro seco, menta, orégano, piñones, dátiles, garum, aceite, miel mostaza y vino. Echar esta salsa sobre el ave cocida”.
UBRES
“Poner a cocer las ubres, sujetarlas con un pincho, espolvorear con sal y ponerlas en el horno o a la parrilla. Asarlas ligeramente. Machacar pimienta, ligústico, garum, amalgamar con vino puro y vino de pasas. Envolver con almidón y echarlo encima de las ubres”.
BULBOS
“Cocer los bulbos y escurrirlos en un colador. Añadir tomillo, orégano, miel, vinagre, defritum (vino cocido), dátiles, garum y un poco de aceite. Espolvorear con pimienta y servir”.
OSTRAS
“Pimienta, ligústico, yema de huevo, vinagre, garum, aceite y vino. Añadir está salsa a las ostras (si se quiere, también añadir miel)”.
Los platos podrían ser acompañados por un buen vino de rosas.
Para terminar unos hermosos versos de Catulo:
“¡Vivamos y amémonos, Lesbia mía, e impórtennos un comino las murmuraciones todas de los viejos demasiado severos! Los días pueden morir y renacer: pero nosotros, una vez se haya extinguido nuestra breve vida, debemos dormir una noche perpetua.
“Dame mil besos, luego cien, después otros mil, luego cien más, luego otros mil, después cien; por fin, cuando hayamos sumado muchos miles, embrollaremos la cuenta para no saberla y para que ningún envidioso nos pueda echar mal de ojo cuando sepa que nos hemos dado tantos besos” (Catulo, 5).
“Me preguntas, Lesbia, cuántos besos tuyos bastarían para saciarme. Tantos como los granos de arena que cubren en Libia el desierto de Cierne (...); tantos como las estrellas que, en el silencio de la noche, observan los furtivos amores de los mortales: tantísimos son los besos que tendrías que dar al enloquecido Catulo para sentirse saciado. Tantos que no puedan contarlos los curiosos ni echarnos un maleficio con su lengua envidiosa” (Catulo, 7).
¡Felix Dies Amoris
et
Plurimam Salutem !
5 comentarios:
Qué curioso artículo, Charo. Siempre nos sorprendes con algo interesante. Enhorabuena por tu blog!
Gracias por tus palabras de ánimo.
Besos
Impresionante. Me encanta leer tus citas y tus recetas-citas, ¡pero me resulta imposible quedarme sólo con una!. ¿Cuántas bastarán para saciarme?.
Saludos, afectuosos.
Gracias por tu comentario, quizás estas recetas sean menos sugerentes, pero eran de gran agrado entre los comensales.
Saludos
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