La llegada de la primavera anuncia el buen tiempo y la cercanía del verano, así pues, es necesario acomodar nuestros hábitos a la nueva estación. Hipócrates nos da unas recomendaciones para preparar nuestro cuerpo a estas nuevas temperaturas:
“Después de éste, es ya el momento en que sopla el céfiro y la estación es más suave. Entonces hay que adaptar la dieta a la estación durante quince días. Luego viene el surgir de Arcturo, y es tiempo en que aparece la golondrina. En el período siguiente ya conviene vivir con un régimen más variado hasta el equinoccio treinta y dos días. Conviene, por lo tanto, acompañar el cambio de estación con los hábitos dietéticos, variándolos con comidas y ejercicios más suaves y ligeros, acomodándolos poco a poco a la primavera.
Cuando llega el equinoccio, entonces son los días más suaves y largos, y más cortas las noches, y la estación que se aproxima es cálida y seca, y la que transcurre alimenticia y temperada. Por tanto conviene que, así como los árboles, que no tienen entendimiento, se preparan en este tiempo una protección de cara al verano, en su desarrollo y su sombra, así también lo haga el ser humana. Puesto que él tiene entendimiento, debe procurarse un desarrollo saludable de su carne. Es preciso, pues, para no cambiar de repente el régimen dietético, dividir el tiempo en seis períodos de ocho días.
“Después de éste, es ya el momento en que sopla el céfiro y la estación es más suave. Entonces hay que adaptar la dieta a la estación durante quince días. Luego viene el surgir de Arcturo, y es tiempo en que aparece la golondrina. En el período siguiente ya conviene vivir con un régimen más variado hasta el equinoccio treinta y dos días. Conviene, por lo tanto, acompañar el cambio de estación con los hábitos dietéticos, variándolos con comidas y ejercicios más suaves y ligeros, acomodándolos poco a poco a la primavera.
Cuando llega el equinoccio, entonces son los días más suaves y largos, y más cortas las noches, y la estación que se aproxima es cálida y seca, y la que transcurre alimenticia y temperada. Por tanto conviene que, así como los árboles, que no tienen entendimiento, se preparan en este tiempo una protección de cara al verano, en su desarrollo y su sombra, así también lo haga el ser humana. Puesto que él tiene entendimiento, debe procurarse un desarrollo saludable de su carne. Es preciso, pues, para no cambiar de repente el régimen dietético, dividir el tiempo en seis períodos de ocho días.
En el primer período, pues es preciso reducir ejercicios y realizar más mitigados los que se mantengan, y tomar alimentos más suaves y más puros, y bebidas más aguadas y más blancas y practicar la lucha de palestra con aceite al sol. Por ejemplo, de los paseos, suprimir los más de después de las comidas y menos de los matutinos. Y de servirse de los chuscos de cebada más que de los panes de trigo, añadir legumbres hervidas y equilibrar los platos hervidos con los asados, tomar baños y desayunar también un poco; y menos relaciones sexuales, y menos vómitos: en principio reducirlos de tres a dos, y luego que sean a mayores intervalos para que el cuerpo se afirme bien provisto de carnes y con una carne limpia, y que la dieta sea suave durante este tiempo hasta la aparición de las Pléyades” (Hipócrates, Sobre la dieta, 68)
Feliz llegada de la primavera a tod@s
Plurimam salutem!
* Imágenes propias.
Feliz llegada de la primavera a tod@s
Plurimam salutem!
* Imágenes propias.
7 comentarios:
Hola, pasate por mi blog que tienes algo para ti.
Abrazos.
Fascinante esta manera de combinar gastronomía y recomendaciones para la salud de Hipócrates.
Un abrazo.
M@riel, muchas gracias por tu comentario. Como siempre los clásicos nos enseñan muchas cosas.
Saludos
Feliz llegada de la primavera, charo, aunque para tí llega cargada de trabajo. No sé si podrás seguir esa dieta... Besitos.
Hola Isabel, feliz primavera a ti también.
Trabajo, pero con mucha ilusión.
Besitos
Charo, pasate por mi blog que tienes otra cosa para ti.
Besos
Javier, muchas gracias por el premio inocencia.
Saludos
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