He aquí una curiosidad sobre los banquetes en la antigüedad.
Era tema de debate como podemos leer en Plutarco, Moralia, V, 679 f y ss, por qué hay estrechez en los banquetes al principio y holgura entre los recostados después de cenar cuando realmente debería de ocurrir lo contrario por la saturación tras la cena.
Veamos cuál es la justificación que nos indica dicho autor.
"Pues bien, algunos de nosotros lo achacamos a la forma de recostarnos. Lo normal es que la gente cene recostada boca abajo, ya que tiende la diestra a la mesa, pero ya cenados, se vuelven, más bien de costado, dándole a su cuerpo una inclinación lateral y si tocar, por así decirlo, al sitio en un plano, sino en una línea. Así pues, como las tabas ocupan menos sitio cuando caen de pie que de lado, igualmente cada uno de nosotros al principio se inclina de cara mirando a la mesa, pero, después, se cambia la forma de recostarse de una posición prona a una postura de lado.
No obstante, la mayoría lo atribuía al hundimiento del lecho, pues, oprimido en la acción de recostarse, se ensancha y dilata, como el calzado desgastado, que, al dar de sí poco a poco y abrirse en sus poros, ofrece al pie holgura y movilidad"
Sigamos, pues, el consejo de Ateneo, I, 4 E si queremos estar más a gusto en el lecho: "que sean tres o cuatro en conjunto o no más de cinco al menos", mejor que invitar a los veintiocho que alude Platón en Leyes 762 c.
Plurimam salutem!
Imágenes propias
2 comentarios:
Encantadora reflexión la de Plutarco. Sus "Cuestiones romanas" son fascinantes. Besos, querida charo.
A mi también me encantan.
Gracias Isabel,
Un besazo
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