Gracias a la recuperación de esta
técnica ancestral se ha podido restablecer la repoblación del atún, una especie que desde hace años estaba en riesgo.
Durante unas semanas nos
dedicaremos a este pescado.
Comencemos
por descubrir qué se pensaba del atún
según las fuentes clásicas.
DENOMINACIONES
Bajo
el nombre de thýnnos se conoció en la antigüedad al atún. La justificación
de este apelativo se debe según Ateneo, VII, 302 b:”porque
se mueve violentamente (thýein) y se
agita”. El causante de esta agitación es un parásito que siempre le
acompaña de que hablaremos después.
Según
crece cambia de nombre. Veamos, al desovar nacen las auxidas o cordyla, según palabras de Plinio, X, 210. “Los áticos llaman órkynos al atún. Cuando tiene un año pelamys,
cuando se vuelve más grande thýnnos; cuando es aún más grande órkynos y cuando
alcanza un crecimiento desmesurado Kêtos” (Ateneo, VII, 303 c)
CARACTERÍSTICAS
Fue
visto como un pescado inteligente
por naturaleza:
“El llamado atún es un pez
monstruoso que conoce bien todo lo que
es más provechoso para él, don éste que posee porque lo recibió
de la Naturaleza, y no por haberlo aprendido” (Eliano, I, 40).
Esta
inteligencia la demuestra según Plinio, IX, 37 al acompañar a las
embarcaciones durante su navegación, de ahí recibe el nombre de “pez piloto”
Aunque
Opiano, III, 596 no está de acuerdo con la alta consideración que Eliano y
Plinio tenían de este pescado:
“Los atunes, por otra parte, sufren la misma penosa experiencia
que la de las caballas por su simpleza.
Porque ellos también están poseídos por un deseo semejante y fatal de introducirse en los lomos de la funesta red.
Sin embargo, no pretenden entrar en el vientre de aquélla bajo el agua, sino
que la asaltan con sus curvos dientes, intentando abrir un paso suficiente para
su cuerpo; y la húmeda red se despliega alrededor de sus dientes clavados, y no
tienen ningún medio de escapar, sino que, angustiados por la urdimbre alrededor
de su boca, son sacados a tierra, capturados por su propia insensatez”
Hay
una diferencia entre sexos según nos
referenció Aristóteles, HA,
543 a 12-13: “el macho tiene debajo del vientre una aleta que recibe el nombre de
arista”
Aristóteles,
HA, 598a 26-27 nos revela una
curiosa característica, su visión sólo
del ojo derecho:
”El atún que
entra nadando en el Ponto siguiendo la costa, ve por el ojo derecho, pero es corto de vista del izquierdo. Le
gusta el calor del sol, es también por eso por lo que se mantiene cerca de la
arena”
De
esto mismo nos habla Eliano IX, 4: “De lo cual da
testimonio Aristóteles. Que ven con un ojo y no con el otro lo declara Esquilo
cuando dice mirando recelosamente
con su ojo izquierdo a la manera de un atún. Pasan al Ponto teniendo a su costado
derecho la tierra, de la que no apartan la vista; pero al salir de dicho mar,
nadan siguiendo la costa opuesta sin apartarse de ella, poniendo el mayor cuidado en preservar su vida por medio del ojo que
ve”
Se
pueden clasificar en solitarios o en más
sociables:
“En el golfo de Vibo hay incontable
muchedumbre de atunes. Unos son
solitarios como los jabalíes, nadan a solas y son muy grandes, mientras que otros
nadan por parejas o se ordenan como los lobos; pero los hay que van formando rebaños como las cabras,
cuando recorren extensas zonas alimenticias. Cuando sale Sirio y los rayos del
sol calientan más, se dirigen al Ponto Euxino y, si les parece el oleaje cálido, nadan cosidos unos a otros y, con el
contacto de sus cuerpos, consiguen una cierta sombra”. (Eliano, XV,
3)
Temibles
por su violencia y fuerza:
“Los mortíferos leopardos, y las impetuosas
ballenas entre ellos también se halla la
negra y violenta raza de los atunes” (Opiano I 370)
Pero
también por su maldad y crueldad:
“Yo creo que ningún pez morador del agua salobre es más impío que el atún, o que le
sobrepase en maldad de corazón; porque cuando
la hembra ha puesto sus huevos, y ha escapado del penoso esfuerzo del
parto, ella, la propia madre, devora sin piedad a los que encuentra: despiadada madre que come a sus propios
hijos, desconocedores todavía de la fuga, y no siente ninguna compasión de su nidada” (Opiano I, 756)
Esa
perversidad se puede ver castigada con la picadura de uno de los parásitos que les acompañan:
“El atún y el
pez espada van siempre acompañados y escoltados y por
un azote que nunca pueden apartar o esquivar; un
fiero tábano asentado en
sus aletas, y que, cuando la ardiente Canícula! se levanta de nuevo, clava en ellos la incisiva fuerza de su
amargo aguijón, y con su violenta acometida les provoca una penosa locura,
embriagándolos de dolores. Con su
furioso latigazo les obliga a danzar involuntariamente; enloquecidos por la
cruel herida, saltan y cabalgan sobre las olas acá y allá, poseídos cruel
herida, por un dolor inextinguible. Con frecuencia entran barcos de bien
ornamentada proa y popa, hostigados por su destemplado impulso. Y a menudo
brincan fuera del mar, y corren retorciéndose de dolor hacia la tierra, y
cambian sus penosos sufrimientos por la muerte; tan terrible e implacable es el
aguijón que los atosiga” (Opiano II, 506)
Ateneo
VII, 301 e habla también del brachiella
thynni o parásito que lo acompaña: “Tiene
debajo de las aletas el llamado “tábano”…se torna comestible cuando se libra
del tábano”
Aristóteles,
HA, 602a 25-31 hace una
descripción de este tábano:
”Los atunes se
excitan hacia el comienzo de la canícula, pues tienen junto a las aletas una especie como de gusanillo, el llamado
tábano, parecido a un escorpión,
pero del tamaño de una araña. Este
le hace saltar no menos que un delfín y a menudo caen en los barcos”
Sobre
su reproducción sabemos que se
aparean en marzo para desovar en junio. Los huevos se encuentran en una especie
de saco. Cuando el otoño está cerca de su fin, emigran con sus madres y
regresan tras un año como pelamys.
Ateneo,
VII, 301 e nos cuenta que: “Se aparea tras la hibernación, pues
hiberna a pesar de tener mucha sangre”
Opiano,
III, 620 concreta que si apareamiento se lleva a cabo en época primaveral: “La raza de los atunes procede del ancho Océano, y
ellos viajan a las regiones de nuestro mar, cuando están excitados después del
frenesí del apareamiento en primavera”
Aristóteles,
HA, 543 a 11-13: “el atún hembra en verano, en torno al mes del
hecatombeón (julio) expulsa una
sustancia en forma de bolsa en la que nacen numerosos huevecillos”
Sobre
su migración sabemos que emigran
para evitar el calor o el frío, desde septiembre a mediados de octubre. El recorrido
es de alta mar a la costa, van al Mediterráneo en primavera, luego al Ponto
por su orilla derecha para volver por la izquierda.
Eliano,
XV, 3: “Cuando sale Sirio y los rayos del
sol calientan más, se dirigen al Ponto Euxino y, si les parece el oleaje cálido, nadan cosidos unos a otros y, con el
contacto de sus cuerpos, consiguen una cierta sombra”.
Eliano IX, 4: “Los atunes barruntan el cambio de las estaciones,
conocen perfectamente los solsticios y no necesitan para nada a las personas
enteradas de las cuestiones relacionadas con el cielo. Donde quiera que les
sorprenda el comienzo del invierno, allí gustan de quedarse quietos y
tranquilos, permaneciendo así hasta la llegada del equinoccio"
Hibernan
en el fondo de las aguas y al salir están muy sabrosos pues durante la
hibernación es cuando adquieren peso y sabor.
Sobre
su alimentación nos dice Estrabón,
III, 2, 7 que toman peso en las cosas de Iberia al consumir unas bellotas, pues
cuando entran en el Mediterráneo están muy delgados:
“Nútrense de las bellotas de cierta encina que crece
en el mar muy rastrera, y que produce frutos en verdad abundantes. Esta encina
se da también profusamente en el interior de Iberia, y, aunque tiene raíces muy
grandes, como las de una encina completamente desarrollada, su tronco es menor
que el de una pequeña; produce, sin embargo, tanto fruto, que después de la
marea alta, así la costa de la parte interior como de la exterior de las
Columnas, queda cubierta de las que arroja la pleamar. No obstante, las bellotas
de la parte de dentro de las Columnas son siempre más pequeñas y se encuentran
en mayor cantidad. Y dice Polýbios que dichas bellotas llegan hasta el Mar
Latino, si no las produce también, añade, Sardó y la tierra vecina. Y cuanto
más se acercan los atunes viniendo
desde el Mar Exterior a las Columnas, tanto más adelgazan, por falta de
alimento. Son estos peces una especie de
cerdos de mar, porque apetecen las bellotas y engordan extraordinariamente con
ellas, hasta el punto que nacen tanto más atunes cuanto más bellotas produce el
mar”
Las fuentes clásicas nos han relatado bastante bien las características de este pescado. En la próxima entrada hablaremos sobre los sistemas de pesca del atún.
Plurimam salutem!
2 comentarios:
Muy interesante toda la entrada y la verdad que con mucha información para tratarse de la época en la que se dio. Eso si, hay también como un halo medio supersticioso no? Eso de la inteligencia o la maldad del atún cuando come a sus crías. Y lo de la vista de un solo ojo, me ha llamado mucho la atención, he buscado información pero no la he encontrado, así que imagino que no es así y que debieron suponerlo por algo. Me encanta leer a los antiguos, siempre encuentro ese tono naif, como ingénuo, dentro de la rigurosidad de unos estudios, que ya tienen mérito, ya, en aquella época.
Gracias por compartir todo esto.
Un abrazo
Estimada Viena,
Gracias por tu comentario. Ciertamente la información es muy curiosa, reconozco que he disfrutado mucho recopilando las fuentes clásicas.
Un beso
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