En la antigüedad las avestruces eran consideradas animales curiosos, la mezcla de un gorrión y un camello, de ahí su nombre latino “avis struthius", tomado del griego strouthós (gorrión) y kamelos (camello), es decir, un gorrión con tamaño de camello. Este nombre aparece documentado por primera vez en Galeno que utiliza la palabra strouthós acompañada de su característica primordial, en nuestro caso sus dimensiones.
Plinio, el Viejo, HN, X, I nos habla de sus características y procedencia:
“Las de mayor tamaño entre ellas-prácticamente pertenecientes al grupo de los cuadrúpedos-, los avestruces de África o Etiopía, sobrepasan la altura de un hombre montado a caballo; le superan en rapidez; precisamente les fueron dadas alas para facilitarles la carrera. Por lo demás no están dotados para el vuelo ni son capaces de elevarse desde el suelo. Tienen, para defenderse, pies ungulados, semejantes a los del ciervo, hendidos y aptos para asir las piedras que lanzan durante su huida contra los que los persiguen”
Opiano, De la caza, III, 480 y ss, completa la descripción hecha por el naturalista con estas palabras:
“Una gran maravilla, el camello unido al pardal, que, aunque está catalogada entre las veloces aves y es alada”
“Es de gran tamaño, de modo que puede llevar en su ancha espalda a un adolescente. Sus patas son largas, como las de los perezosos camellos, y están provistas de fuertes y apretadas escamas que suben hasta el doble muslo. Pequeña es la cabeza que eleva en alto, pero largo el oscuro y peludo cuello. Tienen abundante plumaje, pero no navega arriba sobre los altos senderos del aire; a pesar de ello, en su rápida carrera con los pies, alcanzan velocidad igual a la de los mismos pájaros”
También Claudio Eliano, Hª de los animales, II, 27 hace mención de las avestruces:
“Un plumaje muy denso cubre al avestruz, un ave que no puede alcanzar el vuelo y remontarse en las alturas. Es capaz de correr velozmente y abre sus alas a los lados: el viento da en ellas y las infla como si fuesen velas”
Encontramos en Opiano, De la caza, III, 500 y ss una explicación sobre los sistemas de reproducción:
“Pero no se aparean como las aves montándose encima, sino como la tribu bactriana, vueltos hacia atrás, y ponen un enorme huevo, de tamaño adecuado para contener un ave tan grande, protegido alrededor con pétrea cáscara”
Descripción que se complementa con la de Claudio Eliano, Hª de los animales, XIV, 7, al referir cómo hacía los nidos y el número de huevos que ponen:
“Los avestruces hacen nidos elementales en tierra, hurgando con sus patas en la arena. La parte central es un hoyo, pero el ave hace unos bordes circulares y elevados, de tal modo que echen hacia fuera el agua de la lluvia, para que no se escurra dentro del nido y ahogue a los polluelos indefensos. Pone más de ochenta huevos, pero no incuba todos a la vez y no todos se abren al mismo tiempo: cuando unos ya rompieron el cascarón, otros todavía están dentro del huevo y otros polluelos empiezan a recibir calor”
Para saber más sobre las avestruces, las fuentes nos informan de curiosidades como que la pequeñez de su cabeza se asociaba con cierta estupidez, ejemplo de ello pensar que, al ser perseguida, no la verían si escondía su cabeza bajo tierra: “su capacidad natural para digerir indiscriminadamente todo lo que comen es asombrosa, pero no lo es menos la estupidez de estos animales que, a pesar de la elevada altura de resto de su cuerpo, creen que están a cubierto cuando han escondido su cabeza entre las matas” (Plinio, el Viejo, Hª Natural, X, I)
O la utilización en el Circo de avestruces, llamadas “passer marinus”, es decir, ave de ultramar:
“Tóxilo.- Sí vete. Yo también me voy a casa. Procura hacer bien el encargo. Corre volando.
Pegnio.- Sí, como el ave ultramarina en el circo” (Plauto. El Persa, 198)
O que en la época de Cómodo se las decapitaba, pues era risorio ver cómo continuaban corriendo sin cabeza.
En algún fresco aparece utilizada el avestruz como animal de compañía de los niños que la utilizaban como bestia de arrastre de su carrito e incluso de bigas: “ocho bigas tiradas por avestruces” (Ateneo, V,
Hasta aquí, la primera parte sobre las avestruces.
La semana próxima veremos cómo cazarlas y cocinarlas.
Plurimam Salutem!
*Imágenes propias
6 comentarios:
Hola Charo!!
Qué interesante. Me ha encantado el comentario de Claudio Eliano diciendo que el avestruz incubaba 80 huevos ¡ni más ni menos!
Por cierto, y perdona la intromisión, la última imagen que has utilizado, la de Piazza Armerina, no representa avestruces sino a la gallina numídica o pintada, otra de las joyas gastronómicas del mundo romano.
Un saludo!!!
Estimado Llano Galvín. Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, tienes toda la razón del mundo con respecto a la imagen, sabía que no era una avestruz, pero, como me gusta utilizar mis imágenes y no tenía más fotos propias que esa, la coloqué en el post. Hubiera sido conveniente hacer la matización al respecto para no inducir a error.
Realmente, apenas dispongo de imágenes de avestruces.
Gracias por la matización o "intromisión" que tú calificas. Es un placer tenerte entre los lectores y siempre son bienvenidas tus sugerencias e ideas.
Saludos
Hola Charo!
Aquí está otra vez el lector pedante; la imagen que utilizas es muy ilustrativa y francamente bonita, como todos los mosaicos de Piazza Armerina. Sí que es difícil conseguir imágenes de avestruces, no son muy representadas. Yo he visto algunos ejemplos en mosaicos de Sicilia y del Museo del Bardo, y, por supuesto, en los mosaicos cinegéticos de la misma villa de Piazza Armerina.
De todos modos lo importante es tu post, siempre interesante y documentadísimo. Un saludo!!!
Hola de nuevo, gracias por tua aportaciones, son muy interesantes.
Saludos
Muy interesante tu información sobre las avestruces, la carne del avestruz es muy saludable, aunque de sabor no es que sea una maravilla, la he probado un par de veces y ni fu ni fa para mi gusto, me quedo con tu información, sobre todo con lo de que incuba 80 huevos.
Saludos.
Javier, muchas gracias por tu comentario. Ciertamente la carne de avestruz para un poco seca, pero resultan muy curiosas las afirmaciones de los autores clásicos.
Saludos
Publicar un comentario