Cerotonia
siliqua, es el nombre que recibía en la antigüedad y pese a ser un alimento
poco citado en las fuentes clásicas, hay ciertos datos que nos llaman mucho la
atención.
Leemos en Columela y Paladio que se trata de una fruta en lugar de
una leguminosa procedente del Mediterráneo, aunque Ateneo, II 55 F lo clasifica como
una legumbre amarga: “Por su parte, Teofrasto
cuenta, en sus Causas de las plantas (IV
2, 2): ≪El altramuz, la algarroba y el garbanzo son las únicas
legumbres que no crían
cocos, por su acritud y amargor≫.
La
descripción más completa la leemos en Teofrasto VI, 2, 4: “Semejante a éste es el árbol que los jonios llaman
«algarrobo», porque también éste lleva la mayor parte del fruto en el tronco,
aunque también lleva un poco en las ramas, como dijimos. El fruto está alojado
en una vaina, a la que algunos erróneamente llaman «higo egipcio»;
erróneamente, porque este árbol no existe en absoluto en Egipto, sino en Siria,
en Jonia y, también, en Cnido y Rodas. Es árbol de hoja persistente, de flor
blanquecina. Es algo áspero. No alcanza gran altura y echa chupones laterales
por la parte inferior, mientras que por arriba se marchita. El árbol tiene al
mismo tiempo el fruto del año anterior y del actual, porque, cuando se
recolecta uno después del nacimiento de la constelación del Can, al otro se le
ve hincharse inmediatamente, como si se tratara de otro racimo similar. Luego,
éste aumenta de tamaño y florece hacia el nacimiento de Arturo y del
equinoccio. Y, de aquí en adelante, permanece a lo largo del invierno hasta el
nacimiento de la constelación del Can. La semejanza, pues, consiste en que
estos árboles llevan el fruto también en el tronco, y las diferencias
existentes entre este árbol y el sicómoro son las ya dichas.”
Teofrasto I,
11, 2 nos describe el algarrobo y su fruto: “En una vaina están no solo las semillas de
las plantas anuales, como las leguminosas y una gran cantidad de las
silvestres, sino también algunas de árboles, como el algarrobo”
Teofrasto I,
14, 2 explica de dónde salen los frutos: “Otros dicen que también nacen de la misma manera en las
ramas de árboles, como el algarrobo;
porque este árbol da fruto en las ramas, aunque no mucho. Llaman algarrobo
al árbol que produce los llamados higos egipcios. Hay árboles y plantas, en
general, que producen fruto en las extremidades, otros en los lados y algunos
en ambas partes”
Sobre
su cultivo sabemos por Columela, V, 10, 20 que
debe plantarse en otoño: “La algarroba, que algunos
llaman ceratio, y el durazno, plántalos por el otoño antes del solsticio de invierno”
Paladio III
también nos habla sobre su cultivo y conservación: “El algarrobo se siembra o planta en el mes de febrero y noviembre. Requiere zonas marítimas, calurosas, secas y llanas.
Sin embargo, según sé por experiencia, en sitios calurosos produce más si
se le ayuda con agua. Puede también plantarse con vástagos. Precisan un hoyo de cierta amplitud.
Hay personas que creen que puede injertarse en el mes de febrero con el ciruelo
o el almendro. Las algarrobas se
conservarán mucho tiempo si se extienden en cañizo”
USOS CULINARIOS
Su fruto (la algarroba) es
comestible como bien nos indica Ateneo,
II, 54 F y ss, como alimento de gente pobre: “Fenias, en Sobre las plantas [DSA IX, fr. 43],
dice: ≪Entre los frutos secos
para picar se cuentan, en la temporada en que están tiernos, la algarroba, el
haba, el garbanzo; pero una vez curados se toman hervidos y tostados
casi la mayor parte de las veces≫. Alexis
[PCGII, fr. 167]154:
Esta mi marido,
un pobre, y yo, una anciana, y mi hija y mi hijo
pequeño, y esta buena mujer, cinco en total.
Si tres de
nosotros cenamos, compartimos con ellos dos un pan pequeño, y entonamos un
lamento de palabras sin música cuando nada tenemos.
La color, al
estar sin comer, se nos pone pálida. Las partes y el conjunto de nuestra
subsistencia son: haba, altramuz, verdura, rábano, algarroba,
arveja, bellota, nazareno, cigarra, garbanzo, pera silvestre, y el don divino,
atención para conmigo de la Diosa Madre, el higo seco, invención de una
higuera frigia”
Apuleyo, El asno de oro VII, 14, 4 nos deja
intuir el papel tan bajo que tenía en la alimentación: “Uno proponía que se me
tuviera encerrado en casa, sin hacer nada, y se me alimentara con cebada
selecta, con habas y algarrobas; pero prevaleció otra opinión: la que,
velando por mi libertad, proponía que
se me dejara más bien correr y disfrutar por los campos de pastizales, entre
los rebaños equinos, para dar a mis dueños, como semental de raza, muchas mulas
de crías”
Plinio XIV,
24 nos comenta que se consumía su corteza, aunque no nos indica de qué manera: “No parecerían estar
tampoco muy distantes de las nueces las dulcísimas
algarrobas, si no fuera porque lo que se come de ellas es la propia corteza.
Su longitud total es la de un dedo y, a veces, tienen forma de hoz, con el
grosor del dedo pulgar”
No obstante Plinio
XIV, 28
habla también del consumo de sus semillas: “Y por lo que respecta a las
algarrobas ¿qué otra cosa se come más que la parte leñosa? No hay que pasar por
alto esta propiedad de sus semillas,
pues no puede llamarse carne ni hueso ni cartílago, ni se podría hallar ningún
otro nombre”
También aparece citado
como producto con el que alimentar al
ganado. Columela,VI: “Los bueyes que se dedican al trabajo deben
destetarse a los seis u ocho meses, manteniéndolos de día en los prados y
dándoles de noche paja, heno, algarroba
o alguna otra semilla, agua con salvado,
y abrigándolos de la intemperie en los establos”
Plinio VII, 62 nos dice algo curioso, que es uno de los alimentos de
los caracoles: “También los caracoles tienen dientes. La prueba está
en la algarroba roída por los más pequeños de entre ellos”
Plinio XIV,
19 nos habla del vino de algarrobas: “También se hace vino de la
algarroba de Siria y de las peras, y de todo tipo de manzanas —pero al de
las granadas lo llaman roites—, y además de cerezas
silvestres, espino albar, serbas, moras secas y piñones. Estos últimos frutos
se prensan empapados en mosto, los anteriores son dulces por sí mismos”
En
Dioscórides, 5, 24 también leemos sobre este vino que se podía beber solo o
acompañado de agua, que presentaba grandes beneficios terapéuticos, al ser muy
digestivo y tener valor astringente: “El vino de pera se prepara igual que el de membrillo, pero que no estén las peras demasiado maduras. Y el de algarrobas, el de nísperos y el del fruto del cornejo se preparan igualmente. Todos ellos son astringentes, acerbos, estomacales, y retentivos de los flujos internos”
USOS MÉDICOS
Dioscórides,
1.114 nos comenta su uso como laxante intestinal y contra la diarrea: “Las algarrobas que
se cogen verdes van mal al estómago y son laxantes del vientre, mientras que,
secas, estriñen el vientre al sentar
mejor al estómago; también provocan la
orina, sobre todo las aderezadas con orujo de aceituna”
Para
terminar este breve estudio sobre el algarrobo y su fruto acudamos a Virgilio, Geórgicas,
I, 215- 230:
“La primavera para siembra de habas;
a la alfalfa también acoge entonces
el blanco surco; el mijo año tras año
reclama su cultivo por el tiempo
que el Toro blanco de los cuernos de oro
abre el año[...]
pero si es sólo trigo y recia espelta
lo que a tu campo pides, sólo espigas,
da tiempo a que se oculten las Atlántidas
al alba, y se hunda el astro refulgente
de la gnosia Corona. Al surco entonces
confía la semilla, sin que arriesgues
la esperanza del año en prematura
siembra que el mismo suelo aún no admite.
Muchos no aguardan que se ponga Maya,
mas los burla la mies de espigas hueras.
Pero si no desdeñas la algarroba,
el vil guisante o la lenteja egipcia,[...]
y nada impide que prosigas la siembra hasta el invierno”
Plurimam salutem!!
2 comentarios:
Un artículo interesantísimo, Charo.
Mi querida Isabel
Muchas gracias por tu comentario
Un beso enorme
Publicar un comentario