Uno de los vinos más
famosos del mundo romano era el de Falerno. Venerado y citado en numerosas fuentes clásicas en esta ocasión vamos a centrarnos en él para conmemorar así la llegada de la
temporada de vendimia.
Comenzaremos
por su
NOMBRE que bien nos comenta Isidoro, Etimologías, XX, 3, 6: “su
denominación procede de Falerno, región
de Campania, en donde se elaboran unos vinos de gran calidad”
La
primera mención de este vino se encontró en la inscripción de un ánfora fechada
con el año 102 a.C que decía “fal mas”, es decir, Falernum Massicum.
Se trataba de un vino producido
en la región de Campania (cerca de Nápoles), en el antiguo monte Falerno, donde
se asentó la tribu Falerna, conocido también como el monte Másico, así nos lo
dice Marcial, Xenia, cuando
habla del vino de Falerno: “Este Másico ha venido de las prensas de Sinuesa. ¿Preguntas bajo
qué cónsul se envasó? Aún no existía.”
En el mismo sentido podemos leer en otros autores:
Horacio, Odas, I, 20, 9: “Tú beberás el vino
Cécubo, y el sano jugo de las uvas que ha exprimido una prensa de Galeno. En
cuanto a mí, los caldos de mis copas nada deben a las viñas de Falerno ni a las colinas de Formio”
Varrón, De agricultura. I, 2, 5: “Por otro
lado, ¿qué productos útiles existen que no crezcan en Italia, e incluso a la
perfección? ¿Qué espelta voy a comparar a la Campania, qué al trigo de Apulia, qué vino de Falerno,…?”
Plinio, HN, XIV, 4, 38:”Del
territorio de Falerno nace el famoso
vino llamado Falerno”
Sigamos con las CARACTERÍSTICAS de este caldo.
Sabemos por las fuentes clásicas que era uno de los vinos más apreciados
en los banquetes romanos. Era un vino de crianza, de gran cuerpo y aspereza. Un vino descrito con estas cualidades “ardens,
forte, thermos, severum et oinodes”.
Este vino se extraía principalmente de la uva tinta
llamada aglianico procedente del mundo griego y que llegó a Italia entre los
siglos VII al VI a.C. De ella hay referencias en Homero, Ilíada, XVIII, 561:”Representó
también un villa muy cargada de uvas, bella, áurea, de la que pendían negros racimos y que de un
extremo a otro sostenían argénteas horquillas”
Su vendimia
era tardía, finales de septiembre-octubre, cuando la uva ya estaba muy madura,
lo que le proporcionaría una graduación elevada, con el consecuente peligro: “es el único vino que prende cuando se le
aplica una llama”, según afirmaba
Plinio el Viejo.
Era
calificado con el adjetivo de “inmortal”,
debido la estima que se le tenía. Marcial, Epigramas,
IX, 93: “¿Por qué te retrasas, muchacho, en
escanciar el inmortal Falerno?
Duplica tres copas de un cántaro más antiguo. Ahora dime: ¿Quién será el dios
en cuyo honor te ruego, Cataniso, que me sirvas seis ciatos? “Será César”
Marcial,
Epigramas, XI, 36: “Escancia el
inmortal Falerno; tales votos reclaman un cántaro de vino viejo. Bebamos
cinco, seis y ocho vasos para que sea completo el nombre de Cayo Julio Próculo”
Tras la lectura de Plinio HN, XIV, 16, 95 se deduce la
importancia que tuvo este vino, pues era servido en momentos especiales, hecho
que nos hace pensar sobre su elevado precio del que hablaremos después:”Y, además, hizo César, siendo dictador, en el banquete de celebración de su triunfo hizo repartir en cada mesa una jarra de
vino de Falerno. César también Falerno en su triunfo sobre Hispania, incluso en el banquete durante su tercer consulado él sirvió Falerno junto al de
Quíos, de Lesbos y Mamertino: esto es conocido por ser la primera ocasión en
que cuatro tipos de vino se servían”
Varrón, De agricultura. I, 65 menciona
también su valor: “Hay diferentes vinos, el vino de Falerno,
por ejemplo, es más valioso
cuando tiene muchos años e incluso más
que los han mantenido en reserva”
Evidentemente
no todos podían permitirse el lujo de servir este vino por lo que debían acudir
a otros más económicos. Horacio, Odas.
I, XX, 8-11 nos lo muestra: “Luego tú
continuarás bebiendo cécubo y uva
pisada en una prensa calena: mis copas, en cambio, no las llenan ni las vides
filtradas de Falerno ni tampoco las
colinas de Formias”.
Y la misma idea
la vemos en el epigrama de Marcial, X, 36: “Todo lo que
encierran las ahumadas bodegas de esta falsificadora Marsella, los cántaros que
adquirieron solera gracias al fuego, viene regalado por ti, Numa: envías estos
crueles venenos a tus desdichados amigos a través de los mares, por larguísimos
caminos; y no por un precio módico, sino por lo que quedaría muy satisfecho un
jarro de Falerno o de Setia
codiciado de la bodega que lo guarda. Me parece ya saber por qué no vienes a
Roma después de tanto tiempo: es que no quieres beber tus vinos.”
Con respecto al precio según comentamos antes,
era muy elevado. Si acudimos al edicto de Diocleciano sabemos que un sextarius
de vino de Falerno costaba 30 denarios.
Otro testimonio que ratifica este dato es un grafiti encontrado en la taberna
de Hedone de Pompeya, que decía: "Puedes
tomar una bebida aquí por solo una moneda (as). Por dos, un vino mejor y por
cuatro monedas, uno de Falerno”
Una de
las características distintivas de este vino era el tiempo de crianza. Sobre sus años de
elaboración leemos lo siguiente en Macrobio,
Saturnalia, II, 3, 2
comentando una cena de Cicerón en casa de Damasipo: “Bebed
este falerno; tiene cuarenta años”,
“Lleva bien su edad, replicó Cicerón”
Petronio, Satiricón, 34, 6 también
hace mención de sus años de crianza:”A continuación traen dos ánforas de cristal
cuidadosamente selladas, de cuyo cuello pendía una etiqueta que decía: «Falerno Opimiano de
cien años”. Mientras leemos los títulos, Trimalción da unas palmadas con
sus manos y dice: “¡qué pena!, ¡el
vino vive más tiempo que el hombre! Por
tanto a beber como esponjas. El vino es la vida. Os doy verdadero Opimiano.
Ayer no lo puse tan bueno, aunque los invitados eran mucho más distinguidos.”
Esa
madurez que le caracterizaba fue reseñada varias veces por Horacio, Sátiras II, 2, 115: “Si con mil tinajas
-mejor trescientas mil- de vino de Quíos y
añejo Falerno en la bodega, bebiera
acre vinagre”
Horacio,
Odas, II, 3:” ¡Bien hayas vivido tina pertinaz tristeza, ya en
los días festivos, tumbado en lejana pradera, hagas tu felicidad con un Falerno de añeja solera!”
No obstante, Galeno pide para él un
envejecimiento largo de no menos de diez años, pero que no tenga tampoco demasiados,
pues las consecuencias eran producir dolor de cabeza y alterar los nervios a
los que lo consumían. Ateneo, I, 26, c:”Según Galeno, el vino de Falerno está listo
para beber pasados diez años, y (en
su plenitud) desde los quince hasta los veinte; el que sobrepasa este tiempo produce dolor de cabeza y ataca el sistema
nervioso”.
Cicerón,
Brutus, 287 comenta la
importancia de los años de crianza: “Como un hombre que no volvería a escoger su vino tan nuevo
como haber sido repudiado en la cosecha anterior, ni tan excesivamente viejo
como para datar su edad desde el consulado de Opimio [121 a.C] o Anicio [160 a.C].
'El último', que va a decir, 'tiene el
precio más alto.' - Muy probable, pero cuando se tiene demasiada edad,
pierde ese sabor delicioso que agrada al paladar…pero esos son las mejores
cosechas…Así son ellos, pero la excesiva
edad, no nos da la suavidad que nosotros buscamos, sino que no realmente no se puede beber”
Su elaboración era en ánforas, no en barricas de madera,
hecho que producía una oxidación importante en el vino, de ahí su
característico color oscuro. Algunas veces para acelerar su crianza, se dejaba
a la intemperie en jarras de barro durante un periodo largo de tiempo para que
el sol disminuyera su contenido alcohólico (quizás unos 30 grados) y su
aspereza.
Otra de
las peculiaridades era la calidad y exquisitez que le proporcionaban los
años de crianza. Así pues, sabemos que esta zona de Italia aparece nombrada por
Varrón, Antigüedades humanas,
XI según nos ha transmitido Macrobio, Saturnalia,
III, 16, 13 como el lugar que producía alimentos de gran valor: “lo atestigua Marco Varrón quien al enumerar cuáles eran
los mejores alimentos de Italia y en qué regiones se producían dijo:”los
mejores productos de cada región son: el trigo de Campania, el vino de Falerno,
el aceite de Casino, los higos de Túsculo, la miel de Tarento y el pescado del
Tíber”
También Estrabón, en
su Geografía, V, 4, 3 habla de
esta región: “Es Campania, además, donde los romanos consiguen sus
mejores vinos, el vino de Falerno.”
A
veces su gran valor no cura las dolencias del alma como bien nos cuenta Horacio,
Odas, III, 1:”Pues si para endulzar el dolor, no valen ni el
mármol de Frigia ni el uso de vestidos de púrpura más resplandecientes que los
astros, ni la viña de Falerno ni el
perfume de Persia, ¿por qué atraer la envidia, elevando muy alto con la nueva
moda las puertas de mi atrio? ¿Por qué cambiar mi valle de la Sabina por
riquezas más agobiantes?”
También
Ateneo, I, 33, a-b comenta la calidad de este vino y las consecuencias
de su alto contenido alcohólico: “Los más ricos
vinos son el albano de Italia y el falerno,
que como ha envejecido y tiene mucho tiempo, es como una droga y adormece muy rápidamente”
En el
mismo sentido hablan Persio, Sátira
I: “¡Y seguimos roncando todo el tiempo que sea
necesario para dormir la pesada
borrachera de Falerno mientras la sombra del reloj de sol roza ya la quinta
división!”; Horacio,
Odas, II, 11, 19: “¿Por qué no, tumbado bajo este elevado plátano,
bajo este excelso pino, sin más preocupaciones y en tanto que aún podamos, no
coronar nuestros plateados cabellos con olorosas rosas, y con nardos asirios
perfumados, beber? El vino disipa las roedoras cuitas. ¿Qué muchacho será el
más ágil para extinguir en las copas el
ardor de Falerno con esta fresca corriente? Y Tibulo, II, 1, 27-28 que menciona el peligro
de embriaguez:”Saca el viejo Falerno de la gris oscuridad y rompe el sello de la botella.
Estás en desgracia, pues ¿quién llegará
a casa sobrio desde el día de la celebración o encontrará su puerta sin
volver sobre sus pasos?”
También en Horacio, Epístolas, I, 14, 34 podemos observar:”desde
media mañana estaba achispado de
claro Falerno”
Por
el contrario, Marcial, II, 78 no entiende cómo se puede despreciar un vino de
tal calidad: “No te placen, Bético, ni los
salmonetes ni los tordos; tampoco la liebre o el jabalí son de tu gusto; haces
ascos de los panecillos y de los pasteles, y Libia y Fasis no envían sus aves
precisamente para ti. En cambio devoras alcaparras y cebollas nadando en
nauseabunda salmuera y el magro de un dudoso pernil; te encantan los arenques y
el escabeche de atún con su piel blanca;
bebes vinos resinosos y despreciaste el Falerno. Me sospecho que tu estómago debe tener no sé qué
vicio secreto. ¿Pues cómo se comprende que comas carroña?”
Presentaba un gran aroma, Juvenal, Sátira
VI: “Mientras
tanto los míseros convidados se consumen de hambre y de sueño. Al final ella
acude, encendido su rostro. Está tan sedienta que vaciará enteramente el
enóforo colocado a sus pies, y que contiene una jarra íntegra. Más tarde,
cuando se ponga a cenar, beberá un segundo sextario. Después que lo haya
vomitado, y habiéndole desembarazado el estómago, vaya a parar al suelo, se le
abrirá un hambre devoradora. Ríos de vino se escurren por los mármoles, y la
bandeja dorada despide perfume de
Falerno, pues ella bebe y vomita (...). El esposo se marea y cierra sus
ojos para contener la bilis”.
Sobre su fuerza, otra de sus singularidades, leemos estas referencias en los autores clásicos:
Horacio, Odas, I, 27: “¿Queréis
que yo participe también en las libaciones del áspero Falerno?”
Catulo, Carmina, XXVII, 1:”Muchacho
escanciador del añejo falerno, sírveme
copas de vino más fuerte, como manda la ley de la reina Postumia, más
cargada que los cargados hollejos. Y vosotras, marchad de aquí a donde os
plazca, aguas claras, perdición del vino; emigrad junto a los serios: aquí hay
tioniano puro”.
Esta semana nos hemos centrado en su etimología y características, la próxima entrega versará sobre los tipos y sus usos.
Plurimam salutem!
*Imágenes propias
12 comentarios:
Cuando estaba en Italia en los años 90, se pudo comprar un vino producido en Falerno, comercializado como FALERNVM. No sé cómo auténtico era, pero era muy barato y me gustó.
Y por favor, perdone mi español;)
Buenos días, muchas gracias por su comentario.
Sé de la existencia de varios licores y vinos que están a la venta con el nombre de Falernvm, pero no los he probado. Me alegra que le gustara su compra.
Su español, perfecto. Ya me gustaría que mi inglés fuera igual.
Gracias de nuevo
Saludos
Charo, después de este recorrido de citas, casi estoy medio borracha del Falerno jajaja. Debía ser una bomba, por lo que dicen, sobre todo los de larga maduración y bueno, mientras leía todas las citas, me asaltó una duda ¿no hay registros escritos de mujeres? ¿Ninguna mujer documentaba?
Solo era una duda.
Un beso y gracias por estos maravillosos trabajos.
Querida Viena, efectivamente el Falerno se sube rápidamente a la cabeza. No me extraña que estés un poco mareada.
Sabemos de la existencia de escritos de mujeres, pero por desgracia, o no nos han llegado o no trataban de temas relacionados y vinculados al sexo masculino.
A mi me encanta leer lo poco que ha quedado de mujeres.
Gracias por tus palabras
Un besito
Hola Charo:
Como siempre muy interesante su escrito.
Saludos
Estimado Apicius, como siempre, muy amable. Me alegra que le haya gustado.
La semana próxima más curiosidades sobre el Falernum.
Un abrazo
Gracias, pero sólo es perfecto porque empecé con Google Translate, y entonces corrigió los errores obvios ;) Si yo compuse por mi cuenta, sería mucho, mucho peor.
Sin autem liceat Latine scribere, nulla erit difficultas ;)
Gratias plurimas!!
Basia
Debería precisar que se trata de un vino real, justamente de Falerno en Italia, a diferencia del licor de jarabe del Caribe, del cual recien me acabo de enterar que existe
Hola Iustinus, muchas gracias por la precisión, eso es muy iumportante.
Saludos
Hola Charo, el tema del Falerno va a dar sin duda para mucho. Por cierto el comentario de Marcial II, 78 al mencionar el Falerno también hace una alusión literal a los vinos resinosos. En Italia como en Grecia e Hispania se solía emplear la resina del pino marítimo mientras que en la Galia era más frecuente emplear la del abedul, aunque de vivir en aquella época (de no tener para un carísimo Falerno) lo preferiría al vino al que se añadía una pequeña cantidad de agua de mar.
Esperaré con interés tus próximas entregas sobre este interesantísimo tema.
Saludos.
Emilio
Hola Emilio, muchas gracias por tu interesante aportación.
Coincido contigo en preferir resina más que agua de mar.
Un saludo
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