Con la nomenclatura de Pimpinella anisum L. conocemos a nuestro popular anís, tan usado hoy en día
en la cocina y en la medicina.
Se trata
de una planta procedente de la región del Mediterráneo Oriental y del suroeste
de Asia.
Al igual
que hoy en día, fue muy utilizada por los egipcios, griegos y romanos.
Sobre su cultivo los autores clásicos
nos cuentan lo siguiente:
En
general el anís prefiere un suelo ligero y con buen drenaje con
muchos nutrientes. Sus flores son blancas y han de recolectarse a primeras horas del día, pues no se desprenden de sus umbelas cuando hay rocío o relente.
Paladio,
III, 24, 14 sobre su siembra, nos dice que es en marzo: “Durante el presente mes se siembra comino y anís, en
suelo bien removido al que se mezcla abono. Así que se ha sembrado, quítense a
menudo las hierbas”
Paladio,
IV, 9, 17 comenta que: “También es buena época de sembrar anís y
comino. Se dan mejor en los lugares más feraces y también en los demás si se
ayuda con riego y abono”
Ateneo
IX, 371, d describe su forma: “Y en el libro primero
dice: ≪Tienen las semillas
dispuestas en forma de sombrilla: anís verde, hinojo, zanahoria, tordillo,
cicuta, cilantro, la umbela que llaman algunos
matarratones≫”
Teofrasto
I, XII, 1 destaca que se caracteriza por su aroma: “A algunos los distingue su fragancia,
como al anís”
Su uso fue principalmente en medicina y
como condimento en salsas, pasteles y bebidas por su contenido en anetol que da un sabor dulzón.
Dioscórides, III, 56 nos habla de sus usos médicos: “Anís. [Otros síōn, los romanos anisum.] [Es una pequeña semilla que se produce en Siria, parecida al apio, muy alta, grande, muy calorífera. Se toma bebida para el bazo, las dificultades de orina o la retención de la menstruación. Lo usan los lugareños como condimento y lo toman con calabaza cocida y vinagre. Y lo siguiente sobre el anís.] En conjunto su propiedad es calorífera: mejora la respiración, quita el dolor, hace orinar, [hace que fluyan los líquidos de los hidrópicos], quita la sed, si se bebe. Es apropiado para picaduras venenosas de animales y para las flatulencias. Retiene el vientre y el flujo blanco, provoca la secreción de leche y anima al coito. Sus sahumerios en la nariz hacen cesar el dolor de cabeza. Sana de los derrames de oído instilado pulverizada con aceite de rosas. Es más potente el joven y maduro y que no se parece a salvado, vigoroso en su aroma. El mejor es el de Creta, después el egipcio”
Plinio HN, XX, 73 nos habla sobre su uso medicinal
de una manera muy extendida: “El anís más apreciado es el de Creta y, al lado, el de
Egipto. Esta planta se emplea en condimentos para abastecer el lugar de
apio; y su perfume, cuando se quema e inhala, alivia el dolor de
cabeza. Se prescribe una aplicación de la raíz, machacada, para las inflamaciones de los ojos; y lo emplea de manera
similar, en combinación con azafrán y vino, o bien golpeado solo y mezclado con
polenta, para los reflujos violentos y la extracción de los objetos que han
entrado en los ojos: aplicados, también, como un linimento en agua, detiene el
cáncer de nariz. Mezclado con hisopo y oximel, y empleado como gárgaras, es una cura para la angustia; y, en
combinación con aceite de rosa, se usa como inyección para los oídos. El
anís seco elimina las flemas del cofre y, si se toma con miel, es mejor aún.
Para toser, machaque cincuenta almendras amargas, sin cáscara,
en miel, con un acetábulo de anís. Otro remedio muy fácil también es
mezclar tres dracmas de anís con dos de amapolas y un poco de miel, un pedazo
del tamaño de un frijol que se toma tres veces al día. Su principal
excelencia, sin embargo, es como carminativo; por lo tanto, es tan bueno
para la flatulencia del estómago, los dolores de agarre de los intestinos y
sus afecciones. Una decocción de él,
olido, detiene el hipo, y una decocción de las hojas elimina la
indigestión. Una decocción con perejil, si se aplica a las fosas nasales,
detendrá los estornudos. Tomado en bebida, el anís promueve el sueño,
dispersa los cálculos de la vejiga, detiene los vómitos y la inflamación de las
vísceras, y actúa como un excelente pectoral para las afecciones del tórax y
del diafragma, donde el cuerpo está estrechamente atado. Generalmente se cree que no existe nada más
beneficioso para el abdomen y los intestinos que el anís; por lo que se
da, reseca, para disentería y tenesmo. Algunas personas agregan opio a
estos ingredientes y recetan tres píldoras al día, del tamaño de un frijol,
con un cyathus de vino. Se ha empleado el jugo de esta planta para el
lumbago y prescribe la semilla de ella, machacada con menta, para las
afecciones hidropesía y celeste: Se recomienda
la raíz, también, para las afecciones de los riñones. Dalion, el
herbolario, lo empleó, con perejil, como cataplasma para mujeres en trabajo de
parto, como también para dolores del útero; y, para las mujeres en trabajo
de parto, prescribe una decocción de anís y eneldo para tomar en
bebida. Se usa como linimento también en casos de frenitis, o bien se
aplica fresco recolectado y mezclado con polenta;o
convulsiones. Pitágoras, de hecho, nos asegura que las personas, siempre y
cuando sostengan esta planta en la mano, nunca serán atacadas con epilepsia, por
lo que se debe plantar la mayor cantidad posible cerca de la casa; él
también dice que las mujeres que inhalan el olor tienen un parto más fácil,
siendo su consejo también, que, inmediatamente después del parto, se les debe
dar a beber, con una pizca de polenta. Sosimenes
empleó esta planta, en combinación con vinagre, para todo tipo de induración, y
para la lasitud prescribe una decocción de la misma en aceite, con la adición
de nitro. El mismo escritor promete su palabra a todos los viajeros, que,
si toman anís en su bebida,
estarán relativamente exentos de fatiga en su viaje. Heraclides
prescribe una pizca de anís con
tres dedos, para inflar el estómago, para tomar con dos óbolos de vino; y recomienda una preparación
similar para las inflaciones del abdomen y los intestinos. En casos de
ortopnea, recomienda una pizca de anís con
tres dedos, y la misma cantidad de beleño, para mezclar con leche de
asno. Es el consejo de muchos para aquellos que son propensos a
vomitar, a tomar, en la
cena, un acetábulo de anís y
diez hojas de laurel, todo para batirlo y beberlo en agua.
El anís, masticado y aplicado tibio, o
tomado con castoreum en oximel,
alivia las asfixias del útero. También disipa el vértigo después del
parto, tomado con una pizca de semilla de pepino en tres dedos y la misma
cantidad de linaza, en tres cyathi de vino blanco. Tlepolemus ha empleado
una pizca de anís e hinojo
en tres dedos, mezclado con vinagre y un cyathus de miel, para la cura de la
fiebre cuartana. Aplicado tópicamente con almendras amargas. Es beneficioso para las enfermedades de las
articulaciones. Hay algunas personas que lo consideran, por naturaleza, un
antídoto para el veneno de serpiente. Es
un diurético, alivia la sed y actúa como afrodisíaco. Tomado en vino,
promueve una transpiración suave, y tiene la propiedad de proteger la tela de
los estragos de las polillas. Cuanto más recientemente se ha recogido, y
cuanto más oscuro es su color, mayores son sus virtudes: sin embargo, sin
embargo, es perjudicial para el estómago, excepto cuando padece
flatulencia”
Efectos terapéuticos
Afrodisíaco
Analgésico: dolores de pecho, dolor de cabeza, supuración de oídos, contra la diarrea, purgar la bilis y flatulencias
Diurético
Mordeduras de insectos y alimañas
Provoca sudoración
Otros usos
Para condimentar alimentos
Para hacer bebidas
Para quitar la sed
FormaS de aplicación
Bebido sólo o con agua
A modo de colirio
Vahos
USO CULINARIO
Columela,
Los doce libros de la agricultura, XV
nos habla del uso del anís para conservar los higos: “Algunas personas, después de haber cogido los higos
les quitan los cabillos y los extienden al sol; en seguida, así que se han secado un poco, y antes de que
se pongan duros, los echan en unos lebrillos de barro o de piedra ; después los
pisotean, con los pies lavados, como se pisa la harina para amasarla, y les
mezclan ajonjolí tostado con anís de Egipto, semilla de hinojo y cominos”
Columela,
XLVIII sugiere su empleo para el adobo de las aceitunas: “Conviene echar
en un modio de aceituna un sextario de semilla de anís maduro y de lentisco y
tres ciatos de la de hinojo”
Del
mismo asunto trata en el capítulo XLIX: “se revuelve entre
las manos sal tostada y molida con los demás aliños secos. Y estos son
alholvas, cominos, semilla de hinojo y anís de Egipto”
Para
el aceite de gleucino en su libro LI, Columela nos dice que se emplea el
anís: “Se
tomará cálamo aromático, junco de olor, cardamomo, madera del árbol del
bálsamo, corteza de palma, alholvas remojadas en vino añejo y después enjutas,
y también tostadas, raíz de junco, como igualmente lirio Griego y anís de
Egipto, de todo partes iguales, que consistirán en una libra y cuarterón de
cada cosa, que se sumergirán en una metreta, metidas, como he dicho, en una red
pequeña, y después se tapará la metreta”
Ateneo,
XI, 464 c-d nos habla de su uso para elaborar un vino aromático, nacido de la
decocción de mirra, anís, azafrán, junco aromático, amomo, canela y bálsamo
En
la cocina, Apicio VII, 1 nos legó una salsa para rellenar la tripa de
cerdo: “seguidamente,
amalgamar con esta salsa: machacar pimienta, ligústico, laserpicio, anís,
jengibre, ruda en poca cantidad, garum de la mejor calidad y un poco de aceite”
También
nos comenta su uso para condimentar un cochinillo, Apicio XXVI: “Preparar esta
salsa: pimienta, ligústico, anís, coliandro, ruda, baya de laurel, picarlo
bien, mojar con garum, añadir puerro, un poco de vino de pasas o miel, vino y
algo de aceite. Una vez cocido, espesar con almidón”
Catón,
De agricultura, 121
[CXXX] para hacer un dulce llamado mustaceum,
una tarta nupcial: “Haz los mustacos de la siguiente manera: rocía con mosto
un modio de flor de harina; añádele anís, comino, dos libras de grasa y una
libra de queso y las raspaduras de una vara de laurel y, cuando le hayas dado
forma, añádele por debajo unas hojas de laurel cuando lo cuezas”
Como podemos ver no dista mucho su empleo en la actualidad.
Plurimam salutem!
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