sábado, 15 de septiembre de 2007

INSTRUMENTA- CAPITULUM QUINTUM



FORNAX

El horno, FORNAX en latín, ha constituido a lo largo de la historia un utensilio importante en la evolución de la cocina. Para los romanos tomó un carácter especial al considerarlo una divinidad, la diosa del pan y de la cocción de los cereales como bien nos narra Ovidio, Fasti, II, 525:

Hicieron diosa al Horno; los colonos contentos con el horno le suplicaban que no se propasase con los cereales”

Así pues, la “diosa de los Hornos” tomaría el nombre de un objeto ya existente, FORNAX (sería una palabra epónima).

Pero ¿por qué la decisión de nombrar “diosa” a un utensilio? De nuevo, Ovidio nos ayuda a dar respuesta a esta cuestión:

“La tierra antigua no contaba con colonos experimentados; las guerras brutales agotaban la actividad de los hombres. En la espada había más honra que en el arado curvo. El campo producía poco, descuidado por su amo. Sin embargo, los antiguos sembraban espelta, y daban las primicias de la espelta segada a Ceres. Guiados de la experiencia, pusieron a tostar la espelta en las llamas y obtuvieron muchos perjuicios con su ignorancia. Pues, o bien barrían en lugar de la espelta la ceniza negra, o bien el fuego prendía en las propias chabolas”

(Ov. Fasti, II, 518 y ss)

Con el tiempo, para conmemorar a la divinidad, Numa Pompilio instituyó unas fiestas llamadas FORNACALIA, que se llevaban a cabo durante el mes febrero, aunque no presentaban una fecha fija:

“Ahora el decurión máximo señala los FORNACALIA con las palabras rituales sin convertirlas en ceremonia fija, y en el foro, mediante numerosos letreros que cuelgan a su alrededor, se señala cada curia con una marca determinada. Y los tontos del pueblo no saben cuál es su curia, por lo que celebran la ceremonia postergándola al último día”

(Ov. Fasti, II, 527 y ss)

Se sabe que en esta festividad se ofrendaban las primicias de las cosechas a la diosa para agradecerle el que evitase los incendios y el que les proporcionase cereales tostados.

Se cree que, a su vez, se entregaba a la diosa la “MOLA SALSA”*, mezcla de harina y sal que elaboraban las Vestales, por lo que esta festividad también estaría dedicada a la diosa Vesta, pues bajo su protección se encontraba el fuego que prende en los hornos y en las brasas de los hogares:

“He aquí que cuelgan hogazas de pan en asnillos adornados con coronas, y floridas guirnaldas recubren las ásperas muelas de molino. Antes los granjeros cocían en los hornos sólo espelta (y existe también el rito de la diosa de los Hornos). El fuego del propio hogar proporcionaba el pan que habían puesto bajo la ceniza y en el suelo caliente colocaban una teja partida. Desde entonces el panadero honra el hogar y a la dueña del hogar y a la borriquilla que hace girar las muelas de pómez.

(Ov. Fasti, VI, 311 y ss)

Es interesante tener presente que las Fornacalia se relacionaban con la fecundidad, por la fertilidad que implica un horno con sus llamas al “dar a luz “ a los cereales o al pan, alimento básico procedente de la MadreTierra.

Pero este utensilio no sólo dio el nombre a una divinidad, sino que la palabra FORNAX es el nombre de una de las trece constelaciones que acuñó N. Louis de Lacaille, en honor al químico A. Lavoiser que fue guillotinado durante la revolución francesa.


Volviendo al utensilio, comentar que los romanos tomaron de los griegos (aunque ellos lo heredaron anteriormente de los egipcios) la forma de sus hornos. Los restos arqueológicos nos han legado diferentes modelos:

  • Hornos fijos, de barro o de ladrillos, con una arcada que distribuía el calor y a su, vez, permitía un aislamiento térmico.
  • Hornos portátiles, de formas variadas y de tamaños diferentes según su emplazamiento, de barro, con rejillas de hierro, de banquete, etc.

Todos estos hornos nos recuerdan a los empleados a lo largo del tiempo, como las barbacoas, los hornos de leña de algunas panaderías o pizzerías, las estufas de leña, los braseros,...

Para terminar, la RECETA DE LA MOLA SALSA*:

Las Vestales tomaban la mezcla que a continuación nos relata Festo y la utilizaban para salar la harina siguiendo unos rituales sólo conocidos por ellas.

“La muries es según dice Veranio una salmuera hecha con sal no purificada, picada en un mortero y echada luego en una olla de tierra y después cubierta de yeso y cocida al horno. Las vírgenes Vestales la cortaban después con una sierra de hierro y la depositaban en una tinaja saladera que hay en la Aedes Vestae, en la parte exterior del penus (despensa). Ellas echan allí agua viva o cualquier otra agua con tal no venga conducida por tubos, y se sirven de ella para los sacrificios” (Festo, 158 L)

N.B: Fotografías propias: Pompeya, Boscoreale,
Nápoles y reproducción Talleres Ludere et Discere (Sagunt)

Plurimam salutem!

3 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Las vestales solían ir a por agua a la fuente de Egeria, la ninfa consejera del rey Numa Pompilio. Según parece, esa fuente o estanque estaría a los pies del monte Celio, y en ella habitaban también las ninfas Camenas. Hay actualmente un camino delicioso que corre paralelo a lo que fuera en su día el comienzo de la Via Appia que se llama vía Valle delle Camenes. Arranca prácticamente de la Plaza de la Porta Collina. Con todo esto, me parece transportarme a Roma. Besos, querida amiga.

Anónimo dijo...

Las vestales solían ir a por agua a la fuente de Egeria, la ninfa
consejera del rey Numa Pompilio. Según parece, esa fuente o estanque
estaría a los pies del monte Celio, y en ella habitaban también las
ninfas Camenas. Hay actualmente un camino delicioso que corre paralelo
a lo que fuera en su día el comienzo de la Via Appia que se llama
Valle delle Camenes. Arranca prácticamente de la Plaza de la Porta
Collina. Con todo esto, me parece transportarme a Roma. Besos, querida
amiga.

Charo Marco dijo...

Isabel, como siempre unas anotaciones interesantes. No tengo el gusto de conocer el recorrido que describes, pero tomo nota para mi próximo viaje a Roma

Besos