sábado, 29 de septiembre de 2007

PHOENICOPTERUS, ES DECIR, FLAMENCOS

Si partimos del dicho popular “todo lo que corre, salta y vuela a la cazuela” nos puede resultar comprensible el consumo, en la época imperial y entre las clases privilegiadas romanas, de aves tan hermosas como los flamencos.

Muchas teorías se han escrito sobre la utilización del término “flamenco” para conceptos tan diferentes como aves, gentilicio, baile, persona con carácter,…

Las explicaciones etimológicas que se dan resultan curiosas e incluso, divertidas. Veámoslas:

  • ETIMOLOGÍA 1 (y desestimada): palabra procedente del latín: “flamma”, llama, por el color encendido del ave. De esta manera se aplicó el término “flamenco” a los gitanos por el talle estilizado que recuerda al de las aves y por el temperamento tan pasional que caracteriza a este baile como si fuera el movimiento de una llama.
  • ETIMOLOGÍA 2 (y desestimada): palabra de origen árabe: “fallâh”, hombre o agricultor y “mencu”, desterrado o errante, al hacer referencia a los moriscos que se quedaron conviviendo con los gitanos tras la expulsión decretada por los Reyes Católicos. De esta manera se justificaría la vinculación del flamenco al mundo de los gitanos.

  • ETIMOLOGÍA 3 (y la más aceptada): palabra que viene de flaming”, es decir, “natural de Flandes” en neerlandés. Realmente se utilizaba para designar a las personas de piel encarnada frente a los de tez morena. El término flamenco se asoció posteriormente a los cantores andaluces por ser aplicado en el s. XVI a los cantores flamencos que estaban en la corte de Carlos V. También se justifica esta denominación por el gran número de gitanos españoles que luchó en los Tercios de Flandes durante la guerra.


Pero, ¿cómo ha llegado a utilizarse con unas connotaciones peyorativas en expresiones del tipo “no te pongas flamenco” o “eres muy flamenco”? La respuesta se encontraría en la guerra entre Flandes y España
en la segunda mitad del siglo XVI y primera del XVII. Al acabar este conflicto bélico, los españoles consideraban a los naturales de Flandes gente pretenciosa, rebelde y fanfarrona, de ahí esa concepción negativa del término “flamenco”.

Realmente, sea cual sea la teoría más acertada, tenemos conocimiento del consumo de esta ave entre los romanos como bien nos muestran las siguientes fuentes:

Suetonio, Vida de los Doce Césares, nos cuenta que uno de los manjares favoritos de Calígula fueron las lenguas de flamenco y a su vez, fueron utilizadas estas aves como víctimas en los sacrificios:

Creó asimismo un templo especial para su divinidad, y sacerdotes y víctimas rarísimas. […] las víctimas eran flamencos, pavos reales, urogallos, pintadas y faisanes, que se inmolaban cada día por especies. (IV, 22, 2)

Plinio, Historia Natural:

“Que la lengua del flamenco es de un sabor exquisito nos lo enseñó Apicio, el paladar más refinado de todos los derrochadores. (L.X, 133)

Marcial, Epigramas:

Mis rojas plumas me dan su nombre, pero mi lengua tiene excelente sabor para los glotones. ¿Qué sucedería si pudiese hablar?” (XIII, 71)

Siguiendo con las fuentes clásicas, acudamos a De Re Coquinaria de Apicio, VI, 1-2, por si alguien se anima a probar:

SALSA PARA EL FLAMENCO

Desplumar un flamenco, lavarlo y prepararlo para echar en la cazuela. Poner agua, sal, eneldo y un poco de vinagre. A media cocción, atar un manojo de puerros y de cilantro, dejar que hierba junto. Antes de llegar al punto de cocción, añadir defritum (mosto hervido hasta reducirlo a la mitad o a un tercio de su volumen) para que coja color. Machacar en un mortero pimienta, comino, cilantro, benjuí (o rama de vainilla, en su defecto), menta, ruda, rociar con vinagre, añadir dátiles y rociar con su propio jugo. Vaciarlo en la cacerola y envolver con almidón (o fécula para espesar la salsa). Derramar la salsa y servir. Lo mismo se hará con el papagayo”

OTRA RECETA

“Asar el ave. Machacar pimienta, ligústico (o bayas de eneldo), apio en grano, aljonjolí frito (o sésamo), perejil, menta, cebolla seca, dátiles, miel, vino, garum, vinagre, aceite y defritum, dejándolo macerar”

Si alguien siente curiosidad y se anima que no dude en comunicárnoslo.

Plurimam salutem!

* Fotografías propias naturaleza muerta de Herculano y mosaico del museo del Bardo


3 comentarios:

Amparo Moreno dijo...

Charo, pero lo dificil será conseguir un flamenco ¿no?.


Besos

Charo Marco dijo...

Eso me temo, Amparo, pero...nunca se sabe.

Besos

Unknown dijo...

Sería más fácil conseguir un "bailaor" que un bicho de estos. ¡Tiembla Joaquin Cortés! si nos decidimos a poner en práctica la receta.