domingo, 11 de mayo de 2008

LA ALIMENTACIÓN Y EL MUNDO FUNERARIO




Los antiguos romanos celebraban los días 9, 11 y 13 de mayo una fiesta dedicada a los familiares muertos, Lemurias. Así pues, coincidiendo con estas celebraciones demos un paseo por la alimentación y el mundo funerario en la antigua Roma.

Cuando moría una persona pasaba a ser considerada como un dios que permanecían en un estado de “semiexistencia” entre los vivos y que les protegía. Cicerón decía: “nuestros antepasados han querido que los hombres que han salido de esta vida se contasen en el número de los dioses”
Con su nueva configuración adquiría el nombre genérico de Manes, almas benéficas de los difuntos. La etimología de la palabra MANES no está clara, podría significar “los buenos” o “poderes”. Por ello, al pasar ante las tumbas que se encontraban en los caminos de las afueras de la ciudad se decía: “Tú que eres un dios bajo tierra, séme propicio”
Es primordial recordar la concepción clásica de que sin recuerdo, no hay memoria, sólo hay olvido; sin memoria, no hay existencia, así pues, hay que velar por el recuerdo de los seres desaparecidos y a su vez, hay que velar por la eternidad del difunto gracias a la realización de rituales que estimulan la memoria colectiva (y por consiguiente, el recuerdo y la existencia) y ayudan a la cohesión de la sociedad gracias a la realización de acciones comunes.
Era muy importante cuidar por el bienestar de los muertos, pues en su “nueva etapa, en su nueva morada” necesitaban de todo aquello que utilizaban cuando estaban vivos y al estar rodeado de las cosas que les resulta cotidianas, se olvidan de su infidelidad.

Así pues, eran incinerados o inhumados acompañados de sus efectos personales y era necesaria la entrega de alimentos y ofrendas para que su alma se sustentara.

Parece que fue Eneas el que promovió esta costumbre de ofrendar a los muertos:

“Eneas, promotor idóneo de la piedad, trajo estas costumbres a tus tierras, justo Latino. Llevaba rituales al Genio de su padre; de él los pueblos aprendieron los ritos piadosos.” (Ovidio, Fasti, II)

Del mantenimiento de esta paz eterna se cuidaban los familiares y sabemos que, a partir de la época imperial, existían unos Collegia funeraticia que mantenían todos los ritos ancestrales a los difuntos.


A estos dioses sagrados, a los que también se les temía, se les ofrecían ofrendas y fiestas en su honor. Estas fiestas fúnebres podían se públicas o privadas.

En el ámbito público las fiestas dedicadas a los difuntos eran las siguientes:

- Las PARENTALIA, desde el 13 al 21 de febrero. Los templos estaban cerrados y estaba prohibido celebrar bodas, pues lo importante era conmemorar a los muertos de los parientes más cercanos ofreciendo ante sus tumbas vino puro, agua, miel, leche y ofrendas florales.

- Las FERALIA, el día 21 de febrero. Con esta fiesta se cerraban las Parentalia.

- Las CARISTIA o CARA COGNATIO, “querido Pariente”, el día 22 de febrero. Se llevaban ofrendas a los difuntos para agradecer a los dioses tutelares el estar todavía vivos y cenaban todos en familia.

- Las VIOLARIA, el día 22 de marzo. En esta festividad se ofrendaban violetas a los muertos para garantizar el bienestar y la paz de los Manes.

- Las LEMURIA, días 9, 11 y 13 de mayo. Celebradas en honor a los espíritus de todos los muertos. Se trataba de un festividad pública con rituales de los que no nos ha mucha información, salvo la celebración privada que llevaba a cabo el pater familias, al levantarse a media noche, con los pies descalzos y las manos limpias, va escupiendo a sus espaldas nueve habas negras. Tras escupir y mirando a otro lado, repetía en voz alta: “con éstas me rescato a mí y a los míos”. Se creía que los espíritus se comían las legumbres, arrastrándose detrás de él. Sin girarse, se lavaba de nuevo las manos y realizaba un estruendo ruido. Después, pronunciaba nueve veces “espíritus ancestrales, alejaos, con esto, los espíritus dejaban de vagar por la casa y desaparecían.

- Las LARIBIUS, el día 1 de mayo. Fiesta en honor de las almas de los antepasados.

- Las ROSARIA, el día 23 de mayo. Como bien indica su nombre, se ofrendaban rosas a los difuntos.

Además de estas fiestas fijadas en el calendario romano, sabemos que eran frecuentes, los sacrificios, los banquetes públicos y la celebración de Ludi Scaenici (principalmente, Gladiatorii) en honor a los difuntos, si se trataba de difuntos de estatus social elevado.

Dión Casio, XXXVII, 51:

“En estas fechas Fausto, el hijo de Sila, celebró en memoria de su padre un concurso de gladiadores y obsequió con magnificencia al pueblo, proporcionándole gratuitamente baños y aceite”


Suetonio, Calígula, XV:

“Instituyó asimismo oficialmente sacrificios a sus Manes que se celebrarían cada año, y además, en honor a su madre, unos juegos circenses y una carroza para llevar su imagen en procesión”

Suetonio, Julio, I, 26:

“Con el dinero obtenido de la venta del botín, prometió al pueblo un combate de gladiadores y un banquete en memoria de su hija, cosa que nadie había hecho antes de él. Para conseguir más expectación posible ante estos festejos, preparaba en su casa también todo lo concerniente al banquete, aunque lo hubiese alquilado a los abastecedores del mercado”

En los banquetes públicos era frecuente el reparto al pueblo de carne (VISCERATIO):

T. Livio, VIII, 22:

“Vino a continuación un año no señalado por ningún acontecimiento en el exterior ni en el interior […] si exceptuamos el reparto de carne al pueblo efectuado por Marco Flavio en los funerales de su madre

T. Livio, XXXIX, 46:

“A comienzos de este año falleció el Pontífice Máximo P. Licinio Craso […] con motivo del funeral se hizo una distribución de carne, combatieron 120 gladiadores y se celebraron 3 días de juegos funerarios y un banquete a continuación de los juegos. Durante éste, cuando estaban colocados por todo el foro los triclinios, se desencadenó una tempestad con grandes aguaceros que obligó a la mayoría a plantar tiendas en el foro”

En el ámbito privado el pater familias, como sacerdote del hogar y representante de la unidad familiar, debía tener la responsabilidad de llevar a cabo estas fiestas en honor a los dioses Manes de la familia.

Ante el fallecimiento de un familiar, se llevaban a cabo unos banquetes iniciales, el silicernium, que consistía en una comida fúnebre después del entierro en el que tras sacrificar una cerda a Ceres (porca praesentanea) se servían huevos, apio, habas, legumbres, lentejas, sal y aves de corral.
A los nueve días del entierro, los familiares y amigos se reunían en una Cena Novendiales. Tras esta cena, los familiares se incorporaban de nuevo a la vida social.



Petronio, Satiricón, 65 y 66, nos describe la cena fúnebre que celebró Escissa en honor a uno de sus esclavos, al que a título póstumo concedió la libertad:

“Bueno, pero ¿qué es lo que habéis cenado?-pregunta Trimalción: Recuerdo que empezamos por un cerdo coronado con salchichas; a su alrededor había morcillas y además butifarras, y también mollejas muy bien preparadas; todavía había alrededor acelgas y pan casero, de harina integral, que, para mí, es mejor que el blanco. […] el plato siguiente fue una tarta fría cubierta de exquisita miel caliente de España. […] a su alrededor había garbanzos y altramuces, nueces a discreción y una manzana por persona. […] Como plato fuerte tuvimos un trozo de oso. […] si el oso puede comerse a la humana criatura con mayor razón el hombre puede comerse al oso. Por último tuvimos queso tierno, mistela, un caracol por persona y unos trozos de tripa, y unos higadillos al plato, y huevos con caperuza y nabos, y mostaza y un plato de mierda: ¡Basta ya Palamedes! (* frase que se empleaba para finalizar las enumeraciones) También pasaron una bandeja con aceitunas aliñadas. […] En cuanto al jamón se lo perdonamos".

Virgilio, Eneida, V, 77 y ss:

“Luego, nace la aurora en el noveno día, iniciaré los juegos con regatas, […] Al punto se iniciará una inmenso cortejo hacia el sepulcro. La libación de rúbrica derrama sobre el suelo: dos vasos de vino puro, dos de leche fresca, dos de sangre de víctimas y en torno flores rútilas vierte, mientras dice: ¡Padre, yo te saludo![…] Con nuevo ardor renueva el sacro rito dudoso si tal vez sería el genio de aquel paraje o familiar espíritu servidor de su padre”. Sacrifica dos bidentes ovejas, dos lechones y dos toretes de atezados lomos. Luego vertiendo vino, el alma evoca del magnánimo Anquises a que suban de Aqueronte sus sagrados Manes”

Sabemos por las fuentes clásicas que los sacrificios que se practicaban solían ser de ciertos animales en concreto: ovejas negras, terneros negros, toros, cachorros de perros negros, gallos, etc. Lo normal es que tengan un color oscuro que está vinculado a la oscuridad del mundo subterráneo.

Si el sacrificio es a los dioses del mundo subterráneo el animal deberá ser colocado con su cabeza hacia el suelo. A los Manes se les ofrece la sangre de la víctima, pues se creía que los espíritus se alimentaban de esta sangre (algunas veces, salada) y el animal a ofrendar se quemaba.


Además se celebraban fiestas privadas para conmemorar el dies natalis o el dies mortis del difunto, para ello se practicaban banquetes en las tumbas. El realizar estos banquetes en los mismos sepulcros animaba a visitar a los muertos, por lo que se potenciaba el recuerdo y la memoria colectiva.
En muchas tumbas se han encontrado triclinios o biclinios adosados a la pared, en los que se festejaban estos días mencionados. Estos comedores estaban decorados con imágenes de pájaros, flores, retratos, escenas que recordaban la ocupación del fallecido, escenas de banquetes o mitológicas, mosaicos blancos y negros, etc.; imágenes hermosas con las que se recordaba los momentos perfectos pasados con los seres queridos.

Muchos de estos comedores no estaban cerrados al público, sino que rodeado de un hermoso jardín, los caminantes podían observar estas reuniones.

Se han encontrado en algunas tumbas inscripciones invitando a comer y beber, tanto al muerto como a sus familiares y visitantes.


En otras tumbas además de comedor, hay adosados una cocina y un pozo. En aquellos monumentos funerarios sin bancos de obra para comer, había un espacio para llevar muebles portátiles, en los que se contaba con una silla para el fallecido. De esta manera, el difunto también participaba del banquete en su honor, gracias a unos tubos de libación, a través de los cuales se les proporcionaban las ofrendas de flores (principalmente, rosas y violetas) e incienso y libationes.

Petronio, Satiricón, 65 y 66:

“De todos modos pasamos un día muy agradable, aunque se nos obligó a verter sobre los pobres huesos del difunto la mitad de la bebida

Suetonio, Nerón, 57:
“Murió a los 32 años. Hubo quienes adornaron durante largo tiempo su tumba con flores, en primavera y en verano y expusieron en la tribuna de las arengas estatuas que lo representaban vestido con la toga pretexta”

Estos banquetes se llevaban siempre a cabo durante la noche y, los invitados debían ir ataviados con vestidos blancos. Solían acabar con cantos, música y danzas.

Sabemos gracias a Ovidio que los Manes se conformaban con cosas pequeñas:

“También las tumbas tienen su honor. Aplacad las almas de los padres y llevad pequeños regalos a las piras extintas. Los Manes reclaman cosas pequeñas; agradecen el amor de los hijos en lugar de ricos regalos. La profunda Estigio no tiene dioses codiciosos. Basta con una teja adornada con coronas colgantes, unas avenas esparcidas, una pequeña cantidad de sal, y un trigo ablandado convino y violetas sueltas. Pon estas cosas en un tiesto y déjalas en medio del camino. No es que prohíba cosas más importantes, sino que las sombras se dejan aplacar con éstas; añade plegarias y las palabras oportunas en los fuegos que se ponen.” (Ovidio, Fasti, II)

Los alimentos que se les ofrendaban a los muertos eran sencillos: cereales, lentejas, habas, vino puro, miel, leche, sangre, agua, aceite de oliva, queso, sal, huevos, frutas rojas (granada), pasteles de miel, gachas, etc.

Llamar la atención sobre dos hechos importantes:
Son alimentos no perecederos, alimentos primarios que a lo largo de la historia, han proporcionado vida y fertilidad a la Humanidad. Estos alimentos estarían muy relacionados con los ingredientes que constituían el alimento de los dioses inmortales, el néctar y la ambrosía.

Estos alimentos destacan por su color:
Oscuro: cereales, legumbres, flores (violetas)
Rojo: vino, sangre, fruta (granada, fresas, cerezas, moras,…), flores (rosas rojas)
Blanco que alivia la oscuridad: huevos (simbolizan fertilidad), leche, queso, sal y harina.
Transparente: agua.
Dorado: Miel y aceite de oliva (ambos curativos y muy beneficiosos), incienso (mirra) y cereales (trigo,…).

Sabemos, gracias a Catulo, Carmina LIX, de la existencia de unos esclavos que se dedicaban a vigilar las ofrendas de las tumbas, se reconocían por llevar la cabeza rapada:
“Rufa de Bolonia, la mujer de Meninio, tiene aberraciones con el adolescente Rufo; es aquella que habéis visto con harta frecuencia por entre las tumbas en busca de comida que robar de sobre las piras y persiguiendo un pan que ha robado del fuego, era azotada por el vergajo del medio rapado vigilante del crematorio”
Las libaciones se hacían con las manos bien limpias. Se ayudaban de una pátera (o platillo) y de un oinoché (jarra de vino) para llevar a cabo la ofrenda.
Para invocar a los Manes, tras golpear la tierra con el pie, se gritaba, alto y claro, fórmulas rituales del tipo:


Salvete, Di Manes!

¡Oh dioses Manes,

vosotros que os habéis ido antes,

venid a nuestro hogar, dioses ancestrales

guiadnos y cuidadnos cuando nosotros vayamos por los antiguos caminos,

para que seáis engrandecidos con esta ofrenda,

aceptad nuestro sacrificio/ libación u ofrenda!


Plurimam salutem!
N.B: Desde De Re Coquinaria agradecer a nuestros queridos amigos, Salva y Juanvi, a uno, por la información proporcionada y al otro, por sus habilidades con las réplicas.


*Imágenes propias

domingo, 4 de mayo de 2008

DIES MATRIS. HAEC ORNAMENTA MEA SUNT!

“Cornelia, la madre de los Graco,
recibió una vez en su casa
a una mujer de la Campania.
Cuando la visitante alardeó de sus joyas,
que figuraban entre las más bellas de la época,
Cornelia prolongó la conversación hasta que sus hijos llegaron de la escuela.
Entonces, señalándolos,
dijo: “Éstos son mis joyas”
(Valerio Máximo)

Es curioso descubrir que la mayoría los días señalados tienen su origen en la antigüedad. Así pues, el día de la madre, festejado en la actualidad el primer domingo de mayo, ya era celebrado por los antiguos griegos y romanos.

En Grecia se realizaban unas fiestas en honor a la diosa Rea, esposa de Cronos y madre de Zeus, Posidón, Hades, Hestía, Hera y Deméter. Era considerada la madre universal. También el mundo romano veneraba con fiestas a la Gran diosa madre, Cibeles.

En esta celebración se llevaban a cabo procesiones acompañadas de tambores, platillos y bronces que recordaban el estruendo que los Curetes hacían para que el dios Cronos no escuchara los llantos de su hijo Zeus. [Recordad que la historia narra que Cronos comía a sus hijos y en lugar de Zeus se le entregó una piedra].

Se sabe que servían un plato de hierbas a la diosa, cuya justificación vendría de “se dice que los antiguos consumían leche pura y hierbas que la tierra producía espontáneamente. Se mezcla queso blanco con hierba majada para que la diosa primitiva conozca los alimentos primitivos” (Ov. Fasti, IV, 368 y ss).

La fiesta acababa con unos juegos en el Circo.

Para honrar a nuestras queridas madres, desde De Re Coquinaria proponemos un sencillo menú romano, que no requiere de la utilización del fuego, para que l@s hij@s, con ayuda de sus padres, puedan obsequiar a sus progenitoras.


GUSTATIO

GARUM “FALSO”

Mezclar dos cucharadas de salsa de soja con dos de pasta de anchoas.

HUEVOS DUROS

Cortar unos huevos cocidos en cuatro partes. Rociar con una mezcla de pimienta, apio picado, almendras troceadas, piñones, miel, garum, vinagre y aceite.

CHAMPIÑONES CON MIEL

Tomar una lata de champiñones ya troceados en láminas finas, condimentar con miel, aceite y pimienta negra molida.

MORETUM

Tomar unas hojas de apio verde, rúcula y cebolla, cortar. Trocear queso de oveja y mezclar con la verdura. Aliñar con aceite, vinagre y garum. Untar la masa resultante en pan.

PRIMA MENSA

MEJILLONES

Tomar una lata de mejillones al natural, añadirles dos puerros en rodajas finas. Añadir un poco de vino, una cucharada de garum y unos cominos.

PESCADOS EN SALMUERA

Preparar una bandeja de pescados en salazón o salmuera (bacalao, anchoas, mojama,…). Aderezar con aceite virgen, miel y pimienta.

SECUNDA MENSA

DULCES CASEROS

Sacar el hueso de unos dátiles, rellenar con nueces, piñones y un poco de pimienta molida. Servir con miel.

QUESO ENDULZADO CON MIEL

Cortar queso fresco en tiras gruesas y mezclar con miel y pimienta.

“Ella es su tierra… es su alimento,

su lecho y la manta de más

en las noches frías; es su calor

su salud y su refugio”

(K. Butler Hathaway)

FELIX DIES MATRIS


Plurimam salutem!

*Fotografías propias


sábado, 26 de abril de 2008

UNA INVITACIÓN A TORANIO

Si acudimos a las fuentes clásicas es mucha la información que nos proporcionan.
Resulta muy interesante poder reconstruir diferentes "menú literarios", pues estamos acostumbrados a tomar como fuente culinaria directa a Apicio, pero leyendo a los clásicos la información indirecta sobre la alimentación es muy amplia.
En esta ocasión vamos a centrarnos en Marcial y su epigrama "Una leal invitación" (V, LXXVIII) para recrear un banquete literario:

"Si sufres por una triste comida en casa, Toranio, puedes enflaquecer conmigo. No te faltarán, si acostumbras a comer aperitivos, las vulgares lechugas de Capadocia y puerros de fuerte olor; un trozo de atún se ocultará, bajo unas rodajas de huevo cocido. Te servirán en negra fuente (y te quemarás los dedos al cogerla) una col que ha poco dejó el fresco huerto y puches blancos con morcilla, y judías con sonrosado tocino.
Si deseas el regalo de los postres, te serán presentadas uvas pasas, peras que se dicen de Siria y castañas asadas como se acostumbra en la docta Nápoles. Al vino le harás bueno bebiendo. Después de todo esto si Baco te despierta el apetito como acostumbra, acudirán a ti las célebres aceitunas cogidas recientemente en los olivares de Piceno, guisantes cocidos y
altramuces calientes.
Modesta es mi cena (¿Quién podría negarlo?), pero no tendrás que fingir ni recibir lisonjas y reposarás tranquilo en tu lecho con el habitual semblante. El dueño de la casa no te leerá un grueso volumen ni muchachas procedentes de la disoluta Gades moverán ante tí, en larga comezón de placer, sus caderas lascivas con rebuscados estremecimientos. Oirás, en cambio, la flauta del joven Cóndilo que tocará melodías ni solemnes ni sin gracia.Así será mi cena; te acomodarás junto a Claudia. ¿Qué muchacha prefieres ver junto a mí?"
RECONSTRUCCIÓN DEL MENÚ
GUSTATIO
Aceitunas.
Ensalada de lechuga con puerros tiernos.
Huevos cocidos cortados en rodajas con atún.
Guisantes cocidos.
Altramuces calientes.
Mulsum.

PRIMA MENSA
Col.
Gachas de harina blanca con morcilla.
Judías verdes con tocino.
SECUNDA MENSA
Uvas pasas.
Castañas asadas.
Peras.

Se trata de una cena muy sencilla, que podría ser cocinada en nuestras casas sin dificultad. De todos los platos, sería interesante dar algunas recetas:

RECETAS

GUISANTES COCIDOS"Cocer los guisantes. Cuando hayan espumado, echar por encima puerro, cilantro y comino. Moler pimienta, alcaravea, eneldo, albahaca verde, rociar con garum, mezclar vino con garum y hervir. Cuando haya hervido remover."
COL
"Hojas de col frescas, aderezadas con comino, sal, vino añejo y aceite. Si se desea se puede añadir también pimienta, menta y cilantro".
GACHAS DE HARINA CON MORCILLA"Triturad al lavar el trigo pelado, puesto a remojo el día anterior y ponerlo a fuego vivo. Cuando haya hervido, añadir una buena cantidad de aceite, un manojo de eneldo, una cebolla, ajedrea y una morcilla; se pone a cocer todo hasta obtener una crema. Poner cilantro verde y sal fina y al mismo tiempo poner a hervir. Retirar el manojo de eneldo y traspasar la crema a otra cazuela, quitando los grumos y pasándola por un colador. Servir acompañada de un poco de pimienta, comino, sésamo tostado, garum y vinagre."
JUDÍAS VERDES CON TOCINO"Hervir unas judías con bicarbonato. A continuación sofreír con un poco de tocino, sal, comino, aceite y un poco de vino puro".
Buen provecho a tod@s y a Toranio.

Plurimam Salutem!

*Fotografías propias

domingo, 20 de abril de 2008

LUDI SAGUNTINI- DE RE COQUINARIA

Un año más los LUDI SAGUNTINI MMVIII han llegado a su fin.

Una semana intensa, en la que much@s alumn@s, compañer@s y amig@s han pasado a realizar un viaje culinario por la antigua Roma en el taller didáctico DE RE COQUINARIA.
Atrás quedan las horas de preparación, de montaje, los nervios para que todo esté en condiciones.
Ahora llega el momento de hacer valoraciones, de recordar las miradas atentas, las sonrisas, las interesantes preguntas, el interés, ... en definitiva, el calor humano de tod@s aquell@s que han compartido un momento de su vida con nosotros.

También quedan los hermosos comentarios que han dejado en la red los compañer@s y amig@s.

No podemos olvidarnos de todos aquellos que hacen posible que estos Ludi Saguntini se lleven a cabo: los organizadores de las jornadas de teatro grecolatino Prósopon, nuestro querido Hermes, nuestra imparable Ana, los monitores, alumn@s y ex- alumn@s que han estado al pie del cañón en la plaza, debatiéndose con el viento, los profesor@s que han estado ahí para ayudarnos (gracias Mª José), el resto de los talleristas y evidentemente, el gran número de alumn@s que con su comportamiento ejemplar nos han dado ánimos a continuar trabajando y conseguir que nuestro lema "Ludere et Discere" se cumpla.

Dar las gracias a todos aquellos establecimientos del pueblo que han puesto su grano de arena en el desarrollo de esta semana saguntina.

Pero no podemos olvidar un logro muy importante para nosotros, conseguir que los talleres didácticos de Sagunt sean un proyecto permanente y tengan una sede para que durante todo el año el alumnado pueda participar en ellos.

Es necesario también agradecer a l@s compañer@s y alumn@s del IES Ausiàs March de Manises y en especial, a la Junta Directiva, por sus ánimos, su cariño y ese ramo de flores bellísimo que ilumina mi salón.


He aquí una muestra de la semana en el Taller De Re Coquinaria, pero nuestra reportera Ana nos ha dejado imágenes del resto de talleres aquí.






Hasta la próxima edición

GRATIAS VOBIS AGO!

Plurimam salutem!

sábado, 12 de abril de 2008

RITUALES PARA CELEBRAR LAS CEREALIA O LUDI CERERIS



Con la llegada de la primavera, podemos mirar al mundo romano para ver cómo festejaban este cambio de estación y realizar, en la medida de lo posible, algún taller didáctico con el que podamos enseñar cultura clásica y no abandonar el lado lúdico.

La primavera simboliza el renacer de los campos y momentos de fertilidad, por lo que los antiguos romanos celebraban una fiesta en honor a Ceres, diosa de la agricultura y la fecundidad, divinidad que proporcionó a los hombres las técnicas para la producción de las cosechas. Esta festividad conmemoraba a su vez el regreso de Proserpina junto a su madre, la cual, feliz por el regreso, hacía que florecieran los campos y las flores.

La celebración se iniciaba el día 12 de abril en el templo de Ceres, cercano al Circo Máximo y daba fin el 19 de abril con unos Ludi. Esta festividad tenía el nombre de CEREALIA O LUDI CERERIS.

Antes de preparar el taller será necesario dar al alumnado información sobre la fiesta. (Ver al final del artículo)


RITUALES DE LAS CEREALIA

SUGERENCIAS PARA UN TALLER DIDÁCTICO

PRELIMINARES MATERIAL NECESARIO

ASISTENTES: Sábanas de color blanco (símbolo de alegría por la vuelta de Proserpina) para elaborar los trajes de los asistentes. Imperdibles y cinturones. Antorchas. Guirnaldas de flores.

DIOSA CERES: Sábana blanca y un velo de color amarillo para el traje. Guirnalda de espigas para la cabeza, un haz de espigas para la mano derecha; una hoz de cartón y papel de aluminio o una antorcha o una cornucopia elaborada con cartón y frutas de mentira para la mano izquierda.


FLAMEN CERIALIS: Sábana de color blanco. Una manta marrón como si fuera un sayo. Fieltro de color marrón para elaborar el gorro y una rama de olivo envuelta en hilo de lana para el apex.

OFRENDAS A LA DIOSA DE LA AGRICULTURA:

- Miel, leche, sal, incienso y cereales.
- Nueces y dulces (golosinas) para la procesión hasta el Circo.

SACRIFICIO

Se sacrificaba una cerda (que podría simbolizarse con una hucha de mentiras con forma de cerdito), pero podemos acudir a las fuentes clásicas para solucionar el problema. Así pues, Catón nos comenta que Ceres es una diosa pacífica que se conforma con poco por lo que se puede sustituir la cerda por una calabaza y al abrirla, sacar las semillas, símbolo de fertilidad y prosperidad.

TEMPLO

Recrear un lugar que simbolice el templo de Ceres con un altar que puede ser una mesa con una tela.


BANQUETE QUE OFRECEN LOS PLEBEYOS A LOS PATRICIOS


  • Ingredientes para hacer pan de diferentes cereales para la diosa Ceres (ver receta más adelante).

  • Ingredientes para hacer un dulce para la diosa Ceres y mosto para elaborar mulsum (ver receta más adelante).

  • Ingredientes para hacer la mola salsa para el sacrificio (ver receta más adelante).

  • Música ambiental y adornos para decorar el aula.

RECETAS DE LAS CEREALIA


  • “Haz “libum” [pan para los sacrificios] de esta manera: coloca dos libras de queso en un mortero, cuando esté bien desmenuzado, pon una libra de harina de trigo candeal, o si quieres que esté más tierno, media libra de sémola. Mezcla bien con el queso. Añadir un huevo y después mézclalo bien. De esta masa haz pan, colócalo sobre unas hojas y cuécelo a fuego lento en una olla de barro” (Catón, RR, XXV)


  • Haz buñuelos así: mezcla queso con espelta, como se comentó antes. Con esta masa se pueden hacer cuantos se quieran. Calienta abundante aceite en una sartén profunda, fríelos de dos en dos. Ya fritos se untan con miel y espolvorea con semillas de amapola.”(Catón, RR, XXVIIII)


  • Para hacer pan “depstici”: lava bien las manos y el mortero, pon harina en el mortero, añade poco a poco agua y amásalo, cuando esté bien amasado, cuécelo en una olla de barro” (Catón, RR, XXIIII)


  • RECETA DE LA MOLA SALSA mezcla de harina y sal que elaboraban las Vestales y la utilizaban para salar la harina siguiendo unos rituales sólo conocidos por ellas.

“La muries es según dice Veranio una salmuera hecha con sal no purificada, picada en un mortero y echada luego en una olla de tierra y después cubierta de yeso y cocida al horno. Las vírgenes Vestales la cortaban después con una sierra de hierro y la depositaban en una tinaja saladera que hay en la Aedes Vestae, en la parte exterior del penus (despensa). Ellas echan allí agua viva o cualquier otra agua con tal no venga conducida por tubos, y se sirven de ella para los sacrificios” (Festo, 158 L)

ADAPTACIÓN DE LAS RECETAS

Estas recetas las pueden realizar los alumnos por grupos en sus casas y traerlas hechas, pero si se quiere hacer in situ, será necesario adaptarlas.

Mulsum

“Mezclar mosto con miel y remover bien para que se disuelva la miel.”

El libum consiste en un pastel de queso blanco por lo que podemos elaborar unos crêpes con harina ya preparada, a la que sólo debemos añadir agua (fácil de encontrar en los supermercados), cocerlos sobre una plancha y acompañarlos de cualquier tipo de queso untuoso (hierbas, nueces, piñones, pimienta, sésamo, etc)

Los quesos se pueden elaborar siguiendo las recetas de Columela:

QUESO FRESCO CON HIERBAS (receta de Columella, RR, XII, LIX, 2)

"Mezclar queso fresco y queso manchego muy cremoso con menta, cilantro, cebollino fresco, hojas de lechuga troceadas, tomillo, apio, poleo, rúcula, comino, aceite y un poco de vinagre."

QUESO CON NUECES (receta de Columella, RR, XII, LIX, 2)

"Mezclar queso fresco o queso cremoso con nueces picadas, aderezar con un poco de aceite, vinagre y pimienta".

QUESO CON SÉSAMO (receta de Columella, RR, XII, LIX 2)

"Mezclar queso fresco a las finas hierbas con sésamo tostado, aderezar con un poco de aceite, vinagre y pimienta".

QUESO CON PIÑONES (receta de Columella, RR, LIX, 2)

"Mezclar queso parmesano con tomillo, orégano, poleo, piñones, aceite y vinagre. "

Para el pan “depstici” podemos utilizar el mismo sistema que el anterior, pero acompañarlo de cualquier fruta natural o en almíbar o cualquier verdura en juliana (lechuga, zanahoria, apio, col, cebolla, puerros,...) o un paté de aceitunas o frutos secos o miel o aceite, sal y especias o huevos duros picados con alcaparras o sésamo y pimienta o garbanzos ya cocidos, picados y mezclados con aceite, cominos y pimienta o champiñones con miel y pimienta o queso rallado con especias, etc. Todos ellos productos procedentes de la agricultura.

Si no es posible utilizar una plancha para hacer los crêpes, hoy en día es fácil adquirir en las tiendas, en la sección de panes, una especie de tortas, como las empleadas para los kebab, e incluso, pan pita, que podemos rellenar tanto con productos dulces como salados.

Para los buñuelos, también se encuentran en las tiendas roscas ya elaboradas que podemos decorar con miel y semillas de amapola.

Para la mola salsa, bastará con mezclar sal y harina en proporciones iguales.

RITUALES

Llega el día festivo en el que realizaremos el taller

En primer lugar será necesario vestirse de romanos, deberemos distinguir quiénes son los personajes que llevan a cabo los papeles de Flamen, diosa Ceres y asistentes.

La fiesta empieza con una procesión hacia el templo de la diosa ante el que se llevará a cabo el sacrificio de una cerda y la entrega de las ofrendas a la diosa Ceres. En el templo deberá estar ubicada la personificación de la diosa a modo de estatua, que recibirá a sus pies las ofrendas y el sacrificio.

Salvo el Flamen Cerialis, el resto portará unas antorchas y la cabeza tapada.

Fuentes clásicas:

“Ahora es el Festival de Ceres. […] Conviene que ofrezcáis a la diosa la espelta y el honor de la sal que chisporrotea, y granas de incienso en los viejos fuegos; y, si falta el incienso, prended teas untadas: a la buena Ceres le gustan las cosas pequeñas, con tal de que sean puras. Apartad los cuchillos del buey, oficiantes de túnica arremangada: que el buey labre; sacrificad a la marrana holgazana. El cuello que es apropiado para el yugo no debe herirlo el hacha: que siga vivo y que trabaje mucho tiempo en la tierra dura." (Ovidio, Fasti , IV, 392)

Los ayudantes del Flamen portarán las ofrendas y el sacerdote deberá entregar estos productos a la divinidad después de realizar las invocaciones tras el sacrificio del animal. Así pues, el Flamen Cerialis, con voz clara y alta, entonará los siguientes versos:

OPCIÓN A, invocación completa:

“Oh diosa Ceres, de hermosa cabellera, madre inventora de las mieses, que en la alegría de encontrar de nuevo a tu hija enseñaste a los hombres a dejar como pasto de animales la antigua bellota, para comer alimentos más agradables.
Oh diosa de dorados cabellos que te alegras con la paz y con la proximidad de tu hija.
Oh reina del cielo que acompañada por tus doce sacerdotes cuidas las cosechas de los hombres.
Vervactor que presides las labores del barbecho, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Reparator, que preparas los campos, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Imporcitor, que haces surcos con el arado, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Insitor, que siembras los campos, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Obarator, que labras, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Sarritor, que rastrillas, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Occator, que allanas la tierra con el rastrillo, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Subruncinator, que escardas, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Messor, que siegas, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Convector, que ayudas a la recolección, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Conditor, que ayudas a almacenar las cosechas, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Promitor, que haces crecer los campos, con el corazón lleno de gozo y alegría, te doy gracias.
Salud, diosa, y conserva a esta ciudad en la prosperidad y en la concordia; haz que la tierra toda sea fértil; alimenta a los bueyes, danos frutos, danos espigas y cosechas. Alimenta también la paz, para que pueda segar aquel que aró.Séme propicia, oh tú, la invocada tres veces, omnipotente entre las diosas”

OPCIÓN B, invocación resumida:

“Oh diosa Ceres, de hermosa cabellera, madre inventora de las mieses, que en la alegría de encontrar de nuevo a tu hija enseñaste a los hombres a dejar como pasto de animales la antigua bellota, para comer alimentos más agradables.
Oh diosa de dorados cabellos que te alegras con la paz y con la proximidad de tu hija.
Oh reina del cielo que acompañada por tus doce sacerdotes cuidas las cosechas de los hombres, con el corazón lleno de gozo y alegría, os doy gracias: Vervactor, Reparator, Imporcitor, Insitor, Obarator, Sarritor, Occator, Subruncinator, Messor, Convector, Conditor y Promotor.
Salud, diosa, y conserva a esta ciudad en la prosperidad y en la concordia; haz que la tierra toda sea fértil; alimenta a los bueyes, danos frutos, danos espigas y cosechas. Alimenta también la paz, para que pueda segar aquel que aró.Séme propicia, oh tú, la invocada tres veces, omnipotente entre las diosas”

Fuentes clásicas:

La invocación presentada se trata de una reconstrucción creada a partir de obras de diferentes autores:

Apuleyo, El asno de oro: Invocación de Lucio a Isis, VI

Calímaco, El Himno a Deméter.

Servio, Comentarios a las Geórgicas, I, 21.

Catón, De agricultura, 134.

Virgilio, Geórgicas I, 338 y ss

Plauto, Trinummus, 820

Ovidio, Fasti, IV

Tras este sacrificio se iniciaban los LUDI CERERIS que duraban varios días. En ellos los plebeyos invitaran a comer a los patricios (en correspondencia por la invitación que éstos les habían hecho previamente en las fiestas de Cibeles (Megalesia). Así pues, será el momento de comer el pan, los dulces y el mulsum realizados.
La fiesta acaba (este acto correspondería con el último día de la Fiesta de Ceres) con una nueva procesión que llegaba hasta el Circo. Los celebrantes se lanzaban mutuamente nueces y dulces (golosinas) que indicaba buenos augurios.

Fuentes clásicas:

Tras realizar una carrera de caballos, se realizaba un ritual misterioso consistente en soltar en el circo "una zorra con el lomo ardiendo con teas atadas a él" que rememoraba un hecho ocurrido en la tierra de Carséolis cuando el hijo de una campesina, tras cazar a una zorra que se había llevado aves del corral, prendió fuego a unas ramas que llevaba junto al animal. Éste, como si fuera una antorcha, huyó y a su paso, quemó todos los campos de cereales. "Y para expiar su culpa, arde esta especie en la Fiesta de Ceres y perece de la misma manera que hizo perecer a las mieses" (Ovidio, Fasti, IV, 712)

Este año los Ludi Saguntini (14 al 18 de Abril) coinciden con la fiesta de Ceres por lo que en los talleres habrá alguna mención a la conmemoración.

Para saber más sobre las Cerealia podéis acudir al interesantísimo blog Hortus Hesperidum, en el nuestra estimada Amparo ha redactado un artículo sobre la figura de la diosa Ceres, las fiestas dedicadas a la diosa y en especial, las Cerealia.

Bona Cerealia!

Plurimam salutem!

*Fotografías propias

domingo, 6 de abril de 2008

SICOFANTAS


Pese a no tratar directamente un tema culinario, puede resultar de interés para aquell@s que tenemos como cometido el trabajar en las clases de griego II el discurso I, En defensa de Eratóstenes de Lisias (párrafo 44), una breve explicación del término griego sicofanta y ver las referencias clásicas sobre el mismo.

El término SICOFANTA está compuesto de dos étimos griegos:

Sýkon que significa “higo”.

Phaínô que significa “revelar, mostrar”.

Así pues, su significado original sería “aquel que revela o denuncia al ladrón de higos

Esta acepción del término la encontramos en Los Áticos de Istro, cuando explica que los higos pasos producidos en Ática eran de tal calidad que sus robos eran frecuentes.

Para solucionar este problema fue necesario nombrar a personas que tuvieran el cometido de denunciar ante los jueces a los ladrones de higos.

También se llamaba sicofanta a aquel que tenía como misión el conseguir el pago al Estado de las denuncias. Esta multa consistía en higos, además de otros productos:

“Pues de ahí también recibió su nombre el sicofanta, de que en aquel tiempo las multas y los tributos consistían en higos, vino y aceite, con los cuales se proveía el Estado, y a quienes los hacían pagar y ponían denuncias los llamaban, sicofantas, para lo que se elegían a los ciudadanos más dignos de crédito”

(Filomnesto, fr. 527. Sobre las festividades de Apolo)

Con el tiempo la palabra sicofanta acabó aplicándose a personas que tenían como oficio delatar o acusar, a veces, en falso a cualquier ciudadano ante la Asamblea, de manera que este término que, en un principio, tenía un carácter beneficioso por la función social que cumplía, acabó adquiriendo el matiz peyorativo de “delator o calumniador”.

Así tenemos que en El poeta de Alexis [fr, 187] bien descrito este valor negativo de la palabra:

“El sicofanta, en lo que respecta al nombre,

no está situado con justicia entre los miserables.

En efecto, el carácter que se asocia a los higos debía

mostrarlo quien era un hombre servicial y amable.

Sin embargo ahora, al estar alegremente asimilado a un malvado,

ha hecho que no se sepa por qué es así”.

Si tomamos como principio la primera acepción del término sicofanta, este cargo nos muestra la importancia de los higos en el mundo antiguo, no sólo por ser uno de los alimentos por excelencia y por el uso medicinal que se hacía de ellos, sino también por los beneficios económicos que proporcionaba, acabando por ser considerados símbolo de fertilidad, de buena suerte y de erotismo.

Para continuar con todo lo positivo que se encuentra en los higos, mejor quedarnos con la explicación etimológica de “el que muestra a los ladrones de higos”

Plurimam salutem!

*Fotografías propias