domingo, 30 de junio de 2013

MODIOLI DE BOSCOREALE. COPA DE ESQUELETOS


Como ya anunciamos la semana pasada al hablar del Memento Mori en los banquetes, en esta ocasión hablaremos de los bien conocidos  modioli con esqueletos que formaban parte del notable tesoro de Boscoreale (Nápoles), compuesto de 109 piezas y enterrado por su dueño antes de que se produjera la erupción del Vesubio en el año 79 d. C, y que actualmente se encuentran en el Museo del Louvre.

Ambos eran de plata con alguna decoración dorada y con una única asa. Están datados en el s. I d. C, y en ellos hay tallados unos esqueletos que representan la brevedad del ser humano y  son un canto a la vida.

Se cree que el tema central de las escenas de las dos copas era un banquete de filósofos y poetas griegos que reconocemos gracias a las máximas epicúreas o palabras punteadas y en griego que hablan de esa debilidad humana.

En la base de una de ellas se puede leer el nombre de su propietario, Gavia, e incluso, el peso que tenía la copa era de unos 479 gr. Las copas se apoyan sobre tres patitas en forma de conchas marinas como se aprecia en la imagen.

                                                         


“De Gavia. Peso II libras, VIII onzas, IIII escrúpulos” 
 [un escrúpulo es la 24. ava parte de una onza]

Se trata de unas copas muy interesantes y curiosas por las escenas que se aprecian en ellas. Veámoslas:

ESCENA I

En las dos copas se aprecian tres esqueletos sin identificar que escenifican la fragilidad de la vida.

COPA I

En una sección de la copa se observan tres esqueletos sin identificar.  De ellos destaca por su tamaño el que ocupa el lugar central que se caracteriza por estar colocándose en su cabeza una corona de flores. Junto a la corona se lee ΑNθΟΣ, flor.
Parece que su mano derecha sostiene un gran saco y bajo de él se lee escrito el término ΦθΟΝΟΙ, sueños.  A su vez, entre los dedos de su mano izquierda se aprecia una mariposa que simboliza el alma como bien dice la palabra que la acompaña, ΨΥΧΙΟΝ.
Los otros dos esqueletos son más pequeños, sus piernas y brazos están sólo esbozados. Uno de ellos lleva una lira y se puede leer la palabra ΤΕΡΨΙΣ, placer; el otro parece que aplaude.

 En la parte de debajo de esta escena se ve un objeto cuadrado a modo de escabel utilizado para sujetar un cráneo. A su izquierda se lee la palabra ΣΟΦΙΑ, sabiduría. A su derecha, se aprecia un rollo de papiro enrollado y la palabra ΔΟΞΑΙ, opiniones.
 
Junto a ellos se descubre la figura de una de las Parcas cuyo nombre se puede leer ΚΛΩΤΩ, Cloto, que simboliza la fragilidad humana de la que hemos hablado y que intenta cautivar a esos tres esqueletos.

La máxima que acompaña a esta escena es  ΖΩΝ ΜΕΤΑ ΛΑΒΕΤΟΓΑΡ ΑΥΠΙΟΝΑΔΗ ΛΟΝ ΕΣΤΙ, "Disfruta la vida mientras puedas, puesto que el mañana es incierto"

COPA II
Se parece mucho a la anteriormente descrita. También está muy deteriorada por lo que algunos relieves e inscripciones son difíciles de descifrar.  La copa pesa sobre unos 419 gr. y presenta un asa y cuatro escenas adornadas con una guirnalda de rosas.

Tres esqueletos sin identificar envuelven la escena, destacar que uno ellos está tumbado como muerto, mientras los otros lo contemplan tristemente y le ofrecen una libación. Se aprecia un lêkythos y un pastel a modo de ofrenda en un plato para el difunto.

 Junto a ellos un pequeño esqueleto toca la lira. A los pies de esta escena se lee EYCOBOY  ΣΚΥΒΑΛΑ, honra piadosamente al polvo.

Otro esqueleto porta en la mano izquierda una saco con la inscripción que ya vimos en la otra copa ΦθΟΝΟΙ, sueños. En la derecha sujeta un cráneo que mira atentamente con la inscripción, He aquí el hombre, ΤΟΥΤΑΝΤΡΩΠΟΣ.

ESCENA II

Esta escena está dedicada a poetas griegos, Sófocles, Menandro y Arquíloco. Amabas copas presentan en esta sección máscaras griegas.

COPA I

Esta sección, un poco deteriorada por el tiempo, está dedicada a Sófocles, el ateniense, cuyo nombre en griego está escrito junto al esqueleto,  ΣΟΦΟΚΛΗΣ  ΑθΗΝΑΙΟΣ. Aparece de pie, con la mano derecha apoyada en un bastón con forma de tirso báquico. Ante él un siervo le muestra una máscara trágica que Sófocles toca con la mano izquierda.
El asa sirve de separación entre la segunda y tercera escena.

COPA II

En esta sección se descubren los esqueletos de los poetas cómicos Menandro y Arquíloco. Una inscripción dice ΕΥΦΡΑΙΝΟΙ ΟΖΗΣ ΧΡΟΝΟΝ, Sé feliz mientras estés vivo.
Menandro, ΜΕΝΑΝΔΡΟΣ ΑθΗΝΑΙΟΣ, porta como hacía Mosquión en la otra copa, una antorcha con la palabra ΖΩΗ, vida. Contempla la máscara de una muchacha de pelo rizado. A sus pies un taburete con la máscara de un sátiro despeinado. En la leyenda se lee ΣΑΤΥΡΟΙ, Drama satírico.

Arquíloco de Mirina, ΑΡΧΙΛΟΚΟΣ  ΜΥΡΑΝΑΙΟΣ, mira al otro poeta mientras toca una lira de siete cuerdas como en la escena III del otro modiolus.

ESCENA III

Al igual que la escena anterior, también está dedicada a poetas, en concreto a Mosquión y a Eurípides. Se trata de una invitación a disfrutar de la vida.

COPA I

Esta sección tiene como protagonista al poeta trágico, Mosquión como bien dice la leyenda, ΜΟΣΧΙΩΝ ΑθΗΝΑΙΟΣ. Se le representa observando a una máscara femenina con cabellos ondulados. En su mano porta una antorcha con la palabra ΖΩΗ, vida. 

A sus pies se vislumbra un escabel sobre el que hay otra máscara, en este caso se trata de un anciano con una corona de hiedra; la inscripción que acompaña a este fragmento es ΣΚΗΝΗ ΟΒΙΟΣ, la vida es un teatro.
Junto a Mosquión se ve otro esqueleto, en este caso, anónimo, con una lira de siete cuerdas con la etiqueta en griego ΤΕΡΠΕ  ΖΩΝ  ΣΕΑΤΟΝ, disfruta mientras estés vivo.

COPA II

El protagonista es Eurípides, ΕΥΡΙΠΙΔΕΣ ΑθΗΝΑΙΟΣ. Esta escena nos recuerda a la de Sófocles, pues el poeta aparece sólo con el tirso báquico. A su alrededor unos esqueletos realizan diferentes acciones, uno toca una flauta doble y otro lo muestra una máscara de tragedia.

ESCENA IV
Esta escena está dedicada a filósofos cuyas teorías estaban enfrentadas, el estoico Zenón y Epicuro; el cínico Mónimo de Siracusa y Demetrio de Faros.


COPA I

Esta parte está dedicada a los filósofos con teorías opuestas,  Zenón y Epicuro con sus nombres grabados sobre sus cabezas, ΖΗΝΩΝ ΑθΗΝΑΙΟΣ,  ΕΠΙΚΟΥΡΟΣ  ΑθΗΝΑΙΟΣ.
 Ambos llevan unos sacos y bastones. Zenón muestra una actitud de descrédito hacia Epicuro que no parece afectarse ante ello, pues alarga su mano derecha para coger un gran pastel que está sobre una hermosa mesa de tres patas. 

A los pies del filósofo de Samos vemos un cerdito con el hocico y la pata levantada hacia el dulce. Sobre el pastel se lee ΤΟΤΕΛΟΣ ΗΔΟΝΗ, el disfrute es un bien sagrado.

COPA II

Esta escena la encarnan dos filósofos enfrentados, Monimo y Demetrio de Faros. Al igual que la escena de los otros filósofos, ambos llevan unos sacos y bastones. Mónimo presenta una actitud de desprecio y amenazante hacia Demetrio. Con su mano derecha acerca una serpiente, junto a ella se lee con dificultad este término Α[Σ]ΠΙ[Σ], áspid.

En medio de los filósofos se ven dos perros que se entrecruzan en sentido contrario, uno se acerca a Mónimo para que le acaricie y mostrándole su obediencia, mientras que el otro can se aproxima a Demetrio con la boca entreabierta como si fuera a morder.

Con el estudio de estas preciosas copas nos despedimos hasta la próxima semana y 
recordad

 Carpe diem!!!


Plurimam salutem!


domingo, 23 de junio de 2013

MEMENTO MORI EN LOS BANQUETES




Con la máxima: "Disfruta la vida mientras puedas, puesto que el mañana es incierto”, Epicuro resume a la perfección la idea del memento mori, “recuerda que morirás” que además de ser una filosofía de vida también solía formar parte de los banquetes romanos.

En los conuiuia se invitaba no sólo a magníficos manjares sino a disfrutar de los sentidos y a aprovechar al máximo el presente (carpe diem), recordando la fugacidad de la vida, como menciona Luciano, Diálogo de los muertos, I, 3: 

Y a los ricos, mi querido y pequeño Pólux, dales este recado de mi parte, ¿Por qué guardáis el oro, necios? ¿Por qué os atormentáis calculando intereses y amontonando talento sobre talento, cuando tendréis que ir en breve allá con un simple óbolo?”

En el mismo sentido leemos en muchos autores una invitación a beber y gozar de la brevedad de la vida, como por ejemplo, en el Apéndice Virgiliano, La tabernera, 35 y ss: 

¿Por qué guardas para la ingrata ceniza las perfumadas guirnaldas? ¿O prefieres que una lápida con corona cubra tus huesos? Trae vino y dados; que se muera quien se preocupa del mañana: La Muerte advierte agarrándote oreja: «¡Disfrutad, pronto vendré por vosotros!”.

Marcial, II, LIX: “Me llamo Mica aurea. Estás viendo lo que soy: un pequeño cenador. Fíjate que desde aquí ves el mausoleo del César. Rompe los lechos, pide vino, corónate de rosas, perfúmate con nardo: un dios en persona te invita a que te acuerdes de la muerte”

Marcial, V, LXIV: “Calisto, échame dos dobles de falerno y tú, Alcimo, derrite sobre ellos las nieves veraniegas. Que mi cabellera llegue a chorrear, empapada en amomo sin medida, y que las guirnaldas de rosas fatiguen mis sienes. Los mausoleos tan cercanos nos invitan a vivir, enseñándonos que hasta los dioses pueden morir”

En los banquetes se promovía el recuerdo de esta idea, de manera que se han encontrado diferentes elementos que tenían en común la presencia de un esqueleto que evocaba la fragilidad del hombre:

  • Bien en forma de mosaicos pavimentales, como el bien conocido de Pompeya que estaba en el suelo de un triclinium y que se encuentra en el museo de Nápoles. Representa al pocillator que servía en vino en los banquetes con dos jarras (askós) en sus manos. 


  • Bien con la exhibición de un esqueleto de plata o de madera que recibía el nombre de larua conuiuialis y de ella nos hablaba Petronio, Satiricón, 34: 
 Mientras bebíamos, pues, y nos extasiábamos ante tales magnificencias, un esclavo trajo un esqueleto de plata, tan bien armado, que sus articulaciones y vértebras móviles podían girar en cualquier dirección. Después de dejar caer este esqueleto varias veces sobre la mesa y hacerle tomar varias actitudes gracias a sus articulaciones movibles, Trimalción añadió: ¡Ay! ¡Pobres de nosotros! ¡Qué poquita cosa es el hombre! ¡He aquí en qué pararemos todos nosotros cuando el Orco se nos lleve! ¡A vivir, pues, mientras tengamos salud"


Esta costumbre fue tomada por los griegos y por los romanos de los egipcios según afirmaba  Heródoto,, II, 78:
Entre los egipcios, por lo menos en los banquetes de los ricos, al terminar la comida, un hombre da la vuelta con una figurita de madera en un ataúd, pintada y esculpida con mucho realismo […] muestra esta figura a cada uno de los comensales, diciéndoles:” tal has de verte tú después de muerto”.

Plutarco, Banquete de los siete sabios, 148 B justifica el por qué de su uso convivial: 

La momia, que los egipcios solían, con buen juicio, colocar y mostrar a los comensales en los banquetes para recordarles que pronto ellos serían como ella, a pesar de que llega como un invitado desagradable e intempestivo, sin embargo aporta alguna ventaja, si impulsa a los comensales no a la bebida y al placer, sino a la amistad y al afecto mutuo y los exhorta a no hacer una vida, que es muy corta por el tiempo, larga por sus malas acciones”



  • Bien en forma de copas talladas con relieves de las que hablaremos con más detenimiento la semana próxima. 
 Estas copas llamadas modioli por recordar en su forma a un tipo de recipiente que servía para medir el trigo (modius), se utilizaban en los brindis, seguramente en la comissatio o bacanal. Estaban hechas de plata o de cerámica.
La mayoría de ellas presentaban tallados en sus relieves diferentes elementos que hacían referencia al banquete:

Guirnaldas de flores principalmente rosas, que solían decorar todo el diámetro de la copa, recordando a los ornamentos festivos de un convite.

Alimentos y ánforas de vino, se trataba primordialmente de carnes y pescados por ser los productos consumidos por la élite. El vino no podía faltar en estos banquetes por lo que es frecuente la imagen de ánforas, copas, …

Instrumentos musicales, que recuerdan el papel tan importante de la música en los banquetes.

Mesa circular con tres patas. Según su función recibía el nombre de cilliba, si en ella se colocaba el servicio de alimentos y ocupaba la posición central en el triclinium, o cilibantum, si se ubicaba el vino, en ese caso se trataba de una mesa auxiliar.

Leyendas, que invitan a beber y olvidar del tipo “cógeme y úsame” o "dame de beber"

La semana próxima nos centraremos en las famosas copas de Boscoreale.



Plurimam salutem!


*Imágenes propias, excepto  esqueleto