Hace unos días hablamos del cultivo de la col, una verdura altamente estimada por los antiguos. En esta ocasión nos centraremos en su uso médico y en el gran número de remedios que nos han legado las fuentes clásicas.
USOS MÉDICOS DE LA COL
Comenzaremos con Catón,
D.A, 156 que nos habla de las propiedades digestivas de la col: “La col es la hortaliza que supera a todas. Cómela cocida o cruda: si la comes cruda, mójala en vinagre: hace
digerir maravillosamente, hace buen vientre y su orina es sana para todo. Si quieres beber mucho y cenar a placer en
el banquete, cómela cruda antes de la cena en la cantidad que quieras mojada en
vinagre, e igualmente, cuando hayas cenado, come unas cinco hojas: te pondrá
como si no hubieras comido nada y beberás
cuanto quieras.
Si quieres vaciar el
estómago, coge cuatro libras de col que sea muy tierna; a continuación haz
tres puñados iguales y átalos. Después, pon una olla con agua; cuando comience
a hervir, mete durante un momento un puñado; dejará de hervir; después, cuando
comience a hervir, mételo un poco hasta contar cinco; sácalo. Haz lo mismo con
el segundo puñado e igual con el tercero.
Después échalos ***, aplástalos y apártalos en un lienzo, exprime su
jugo, aproximadamente una hemina, en un pocillo de barro: échale un grano de
sal como un yero y el suficiente comino frito para que dé olor; después, pon el
pocillo al sereno de noche. Quien haya de beberlo, lávese con agua caliente,
beba agua endulzada con miel y acuéstese sin cenar. Después, por la mañana beba
el jugo y pasee cuatro horas, haga sus
quehaceres si tiene alguno. Cuando venga la gana y acucie la náusea, túmbese y
púrguese: echará tanta bilis y mucosidad que a él mismo le extrañará de dónde
sale tanto. Después, cuando haga de vientre, beba una hemina o un poco más; si
hace demasiado, tome dos cucharadas de harina fina, deslíalas en agua, beba un
poco y se detendrá. Pero para quienes padezcan
de cólicos es menester macerar col en agua; cuando esté macerada, échala en
agua caliente, cuécela hasta que se ablande bien y tira el agua.
Después, añade sal y un poquito de comino y añádele también flor de
harina de cebada y encima el alimento que se quiera, después cómase; pero si
pudiera comer sola la col, cómala. Y si está sin fiebre, dale vino tinto recio:
bébalo lo menos aguado posible; si hay fiebre, agua. Haz esto todos los días
por la mañana. No le des mucho para que no se hastíe y pueda en adelante
comerla a placer. Dala de la misma manera a hombres, mujeres y niños. Ahora trataré de los que orinan con
dificultad y de los que orinan gota a gota. Coge una col, échala en agua
hirviendo, cuécela un poquito de modo que esté casi cruda; después, tira el
agua, no toda. Añádele bastante aceite y sal y un poquito de comino, hazla
hervir un poco; después, sorber frío su caldo y comer la propia col para que se
digiera lo antes posible; hazlo a diario”
Catón, D.A, 157 concreta
sobre la col pitagórea: “qué
virtudes tiene y principios salutíferos.[…] Para todas las heridas e inflamaciones ponla triturada encima: limpiará
todas las llagas y las sanará sin dolor; también ablanda las hinchazones y las hace
supurar, también limpiará las heridas fétidas y los tumores y los sanará, cosa
que otro medicamento no puede hacer. Pero antes de aplicarla, da un lavado con
agua caliente abundante: después, aplícala triturada dos veces al día: con ello
se quitará el mal olor. El tumor negro da
olor y echa una pus sucia; el blanco es purulento, pero fistuloso y supura por
dentro bajo la carne. Para heridas de este tipo [4] tritura col; las sanará; es
la mejor para heridas de este tipo. Y si hay alguna luxación, aplica calor dos
veces al día con agua caliente y ponle encima col triturada; la sanará
enseguida; pónsela dos veces al día; quitará los dolores. Si hay contusión, se
hinchará; ponle encima col triturada; la sanará. Si se ha producido alguna llaga o carcinoma en los pechos, ponle
encima col triturada; lo sanará. Si la llaga no pudiera resistir su aspereza,
mézclale harina de cebada y pónsela así encima; sanará todas las llagas de este
tipo, cosa que otro medicamento no puede hacer ni limpiar. Si un niño o una
niña tuvieran una llaga de este tipo, añádele harina de cebada. Si quieres
comerla picada, lavada, seca o espolvoreada de sal y vinagre, no hay nada más saludable.
Para que la comas más a placer, rocíala con vinagre endulzado con miel; algo
más a placer la comerás lavada, seca, con ruda y coriandro, troceada y
espolvoreada de sal. Te hará bien, no dejará que quede en tu cuerpo nada malo y
hará buen vientre. Si previamente hubiera dentro algún mal, lo pondrá todo sano
y lo hará salir todo de la cabeza y de los ojos y lo pondrá sano. Es menester comerla por la mañana
en ayunas. Si hay bilis negra y se
inflama el bazo y si duele el corazón y duele el hígado, los pulmones o el
diafragma, en una palabra, lo pondrá todo sano, incluso lo que produzca
dolor internamente. Rállale encima silfio: es bueno. En efecto, todas las
venas, cuando están hinchadas por el alimento, no pueden llevar la respiración por
todo el cuerpo: de ahí surge alguna enfermedad. Cuando por el mucho alimento no
se mueve el vientre, si utilizas la col en la debida proporción, como te aconsejo,
no sobrevendrá ninguna enfermedad por el abuso de éste. Pero nada disipa tanto
la enfermedad articular como la col cruda (si la comes troceada con ruda y
coriandro machacados, seca y con laserpicio rallado) y la col en ojimiel y
espolvoreada de sal. Si la empleas así, podrás poner a prueba todas las
articulaciones. No supone ningún gasto: y si supusiese gasto, no obstante
habría que experimentarlo por salud. Es
menester comerla por la mañana en ayunas. Si uno está insomne o con debilidad senil, lo pondrás sano con este mismo
procedimiento curativo. Pero a un hombre en ayunas dale col asada y aceitada en
caliente, con un poco de sal; cuanto más coma, tanto más rápido se pondrá sano
de esa enfermedad. Para quienes sufren de cólicos, haz lo siguiente: macera
bien la col, échala después en una olla, hazla hervir bien. Cuando esté bien
cocida, tira el agua; añádele bien de aceite, un poquito de sal, comino y flor
de polenta. Después, hiérvela bien: cuando haya hervido, échala en una
escudilla; dásela a comer, si es capaz, sin pan; si no, dale pan blanco, que lo
moje ahí. Y si no tiene fiebre, dale a beber vino tinto; se pondrá sano
enseguida. Y si alguna vez surge necesidad de ello para quien está débil, lo
siguiente puede ponerlo sano: se come la col tal como está escrito arriba, y además
esto: conserva la orina del que ha comido col a menudo; caliéntala, mete en
ella a esa persona débil; se pondrá sano enseguida con este tratamiento: está
comprobado.
Igualmente, si lavas a los
niños pequeños en esa orina, nunca se pondrán débiles. Y a quienes tienen
la vista poco clara, imprégnaselos con esta orina: verán mejor. Si duele la cabeza
o el cuello, lávalos con esa orina caliente: dejarán de doler. Y si la mujer aplica
en sus partes fomentos de esta orina, nunca le vendrá tarde el mes; y es menester
aplicar así los fomentos: cuando los hayas hecho hervir en una escudilla, pónselos
bajo un asiento horadado: que se siente ahí la mujer, cúbrela y envuélvela en ropa.
La col silvestre tiene muchísima fuerza. Es menester secarla y
machacarla bien menuda. Si quieres
purgar a alguien, que no cene el día anterior; dale por la mañana en ayunas
col triturada y cuatro ciatos de agua. Ninguna otra cosa lo purgará tan bien,
ni el eléboro ni la escamonea, y sin peligro. Y debes saber que es saludable
para el cuerpo. A los que desconfías de sanar, los sanarás. Quien se haya
purgado con esta purga, trátalo de la siguiente manera: dásela en poción
líquida durante siete días. Cuando quiera comer, dale carne de asno; si no
quiere comer, dale col cocida y pan, y que beba vino ligero diluido, que se
lave poco y emplee ungüentos. Quien se haya purgado así, dispondrá de una salud
duradera y no le vendrá ninguna enfermedad a no ser por su culpa. Y si alguien
tiene una llaga repulsiva o reciente, rocía esta col silvestre con agua y pónsela
encima: lo sanarás. Y si hay una fístula, introdúcele una torunda de col; si no
cabe la torunda, dilúyela, métela en una ampolla, átale una caña y aprieta para
que entre en la fístula; eso la sanará enseguida. Y para todas las llagas viejas y recientes, aplícala triturada con
miel: las sanará. Y si entra un pólipo
en la nariz, pon en unas pinzas col
silvestre seca triturada y métela en la nariz y respira hacia dentro lo más que
puedas: en tres días caerá el pólipo y, cuando haya caído, haz lo mismo no
obstante unos cuantos días para curar completamente las raíces del pólipo. Si oyes poco con los oídos, tritura col
con vino, exprime el jugo, instílalo tibio dentro del oído: advertirás enseguida
que oyes más. Aplica col al impétigo de sarna: lo sanará y no hará llaga”
Paladio, TA
14, 6, 1 nos comenta que la berza es un gran benefactor para tratar las enfermedades de las vacas:
“Son síntomas de indigestión los eructos frecuentes, crujidos de
tripas, falta de apetito,
tensión nerviosa, y escasa agudeza visual; debido a ello el buey no rumia ni se
limpia a lametazos. Servirán de medicación dos congios de agua caliente y a continuación treinta cogollos de berza cocidos
y administrados con vinagre, si bien durante un día deben abstenerse de
cualquier otro alimento”
Paladio, TA
14, 9, 1 para curar la fiebre del buey: “Al buey que tiene fiebre
conviene dejarlo sin comer durante un día; al siguiente, extraerle un poco de
sangre, en ayunas, bajo la cola; dejando de por medio una hora, echar treinta coles de berza de tamaño
mediano cocidas en aceite y garo, a modo de insalivante, y darles esta
dieta en ayunas durante cinco días”
Paladio, TA
14, 39, 1 para engordar a los bueyes: “Se conseguirá engordar a los
bueyes si cuando vuelven de pastar se les dan coles rociadas con vinagre
fuerte; luego, paja cribada mezclada con salvado de trigo candeal durante cinco
días; al sexto, cuatro cótilas de cebada molida, añadiéndolas a la alimentación
a lo largo de seis días seguidos. Durante el invierno tomarán
alimento después del canto del gallo y, además, hacia el amanecer”
Paladio, TA
14, 28, 1 habla del uso de la berza para “la mula que está en celo se le da
berza cruda”
Dioscórides 2, 120, nos habla sobre los usos medicinales de la berza cultivada (krámbē hēmeros): “Berza cultivada. [Otros ‘berza de huerta’ (krámbē kepaía); los romanos brassica] Si se come justo escaldada es buena para el vientre, mientras que la recocida retiene el vientre y todavía más la cocida dos veces o en lejía. Sienta peor al estómago y es más acre la que se coge en verano; la de Egipto es incomible por su amargor. Comida, ayuda a los que sufren de ambliopía y temblores. Si se toma como postre, hace desaparecer el malestar de la borrachera y del vino. Si se come el troncho resulta más digestivo y diurético; conservada salada se digiere mal y perjudica el vientre. {2} Su jugo crudo bebido con lirio y natrón ablanda el vientre; bebido con vino ayuda a los mordidos por víbora; con harina de alholva y vinagre a los gotosos y a los que sufren de las articulaciones; conviene para llagas sucias y antiguas, en emplasto; instilado solo, por la nariz, purga la cabeza de humores. Aplicado directamente con harina de cizaña, provoca la menstruación. Sus hojas en cataplasma, solas o con harina de cebada, son eficaces contra cualquier inflamación o hinchazón; cura también las erisipelas, ampollas nocturnas y lesiones leprosas; con sal arrancan los carbuncos; también detienen la caída de los pelos de la cabeza; [cocidas y mezcladas con miel tienen efecto en las úlceras invasivas de las gangrenas]; {3} comidas crudas con vinagre benefician a los que padecen del bazo; masticadas o bebiendo su zumo, restablecen de la afonía; su decocción bebida activa el vientre y la menstruación. La flor impide la concepción aplicada en supositorio vaginal después del parto. Su semilla, especialmente de la berza que se produce en Egipto, si se bebe, expulsa las lombrices. Se mezcla también para hacer antídotos contra venenos de alimañas y se usa para limpiar la cara y las pecas. Sus tallos verdes ligeramente quemados con sus raíces, envueltos en grasa de cerdo rancia, hacen cesar los dolores recurrentes de costado en aplicación directa”
Sobre la berza silvestre (krámbē agría), Dioscórides 2, 121 podemos leer estos usos médicos: “[La llaman los romanos brassica rustica.] En general crece en lugares junto al mar y en precipicios; se parece a la cultivada pero es más blanca, más espesa y amarga. Su troncho cocido en lejía no sabe mal. Sus hojas en cataplasma tienen virtud de soldar las heridas y de disipar las inflamaciones e hinchazones”
Ateneo, IX, 370 se refiere a la col como: "adivina entre las verduras, los de antaño.
Quizás Nicandro llama ≪adivina≫ (mantis) a la berza por ser sagrada, ya que también en Hiponacte, en los yambos, se dice más o menos lo siguiente [fr. 107, 47-49 Deg.]:
Mas el, escapándose, suplico a la berza de siete hojas, en cuyo honor solía sacrificar Pandora en las Targelias, a modo de chivo expiatorio, un pastel hecho a molde.
Y Ananio, por su parte, dice [IEGII, fr. 4] : Y a ti es a quien más quiero de los hombres con mucho, !si, por la berza!
Tambien Teleclides, en Los pritanes [PCG VII, fr. 29], dice ≪!Si, por las berzas!≫.
Y Epicarmo, en Tierra y mar [PCG I, fr. 22 (26 R-N)]: ≪! Si, por la berza!≫. Eupolis, en Los que se sumergen [PCG V, fr. 84, 2]: ≪! Si, por la berza!≫. Se pensaba, por otra parte, que era de origen jonio este juramento. Y no es extraño que algunos juraran por la berza, cuando hasta Zenon de Citio [SVFI, test. 32 a] el fundador de la estoa, remedando el juramento de Sócrates por el perro, juraba él también por la alcaparra, según afirma Empedo, en sus Memorables [FHG IV, pag. 403], En otro orden de cosas, en Atenas a las parturientas se les preparaba berza para comer, como una especie de antídoto. Por ejemplo, Efipo, en Geriones, dice [PCG Y , fr. 3]:
Entonces, como es que no hay ninguna corona ante las puertas, ni el olor de la grasa golpea la punta extrema de la nariz, siendo las Anfidromias? En ellas se acostumbra a tostar lonchas de queso del Quersoneso, y a hervir una col resplandeciente de aceite, y a cocer costillas de gruesos corderos, y a desplumar palomas y tordos junto con pichones, y a devorar sepias al tiempo que calamares, y a machacar vigorosamente tentáculos en cantidad, y a beber numerosas copas sin rebajar"
A continuación vamos a enumerar sus enormes beneficios terapéuticos
Contra inflamaciones externas, excrecencias carnosas, la erisipela, la lepra, temblores o tiritonas de frío, la diarrea, inflamaciones externas y excrecencias carnosas
Es diurético y un gran laxante intestinal
Mitiga el dolor articular
Previene la esterilidad femenina y provoca la menstruación
Expulsa humores
Para las mordeduras de alimañas y víboras
Para ampollas nocturnas
Para expulsar parásitos intestinales, gusanos, tenia
Para la agudeza visual
Para la pleuritis, la tráquea y la afonía
Para limpiar heridas
Para el mal de la gota
Forma de aplicación
Emplasto, cataplasma
Aplicado con otros medicamentos
Aplicado con sal
Aplicado directamente tras quemar o tostar
Bebido con agua o vino
Bebido con otros medicamentos
Decocción con agua
Instilación
Jugo
Supositorio vaginal
Usos cosméticos
Para evitar la caída del cabello
Otros usos
Para evitar la embriaguez
Efectos secundarios
Mala digestión y pesadez de vientre
Como podemos comprobar son muchas sus propiedades , así que.... ¡a comer col!
Plurimam salutem!