Numerosas son las citas en el mundo clásico sobre estas aves, en las que se describen los diferentes tipos de patos conocidos en la antigüedad.
Destaca el nombre de nétta que podría ser el ánade real. Así podemos leer referencias del tipo: “El ánade real (néttes) y el somormujo (kolymbás) de los que proceden los verbos néchesthai (nadar) y kolymban (sumergirse)” (Ateneo, IX, 395 D y ss). O en Aristófanes, Los acarnienses, 875-76: “Ánades reales, grajillas, francolines, fochas comunes, pluviales egipcios, somormujos”. Pero el autor que más se centra en las características de estos animales acuáticos es Alejandro de Mindo (fr. 20) en Ateneo, IX, 395 D en el que se puede leer descripciones de su tipología y las diferentes especies conocidas:
TIPOS DE PATOS según Alejandro de Mindo:
- "El denominado glaukíon por el color de sus ojos (“ojos amarillos”) es un poco más pequeño que el ánade real”
- "El macho de las denominadas “cercetas” es de colores abigarrados. Los machos tienen el pico chato y más pequeño en proporción"
- "Respecto al denominado pequeño zampullín chico, la menor de las aves acuáticas, es de color negro sucio, tiene un pico afilado y que protege sus ojos, y se pasa la mayor parte del tiempo sumergiéndose"
- "Existe otra especie de cerceta mayor que el ánade real, pero más pequeña que la oca del Nilo"
- "Las llamadas phaskádes son un poco más grandes que los pequeños zampullines chicos, pero en lo demás se parecen mucho al ánade real"
- "La denominada ouría no es mucho más pequeña que el ánade real, es de color arcilla sucia, y tiene el pico largo y estrecho"
- "La focha común también tiene el pico estrecho, es de aspecto más bien redondeado y de vientre ceniciento, aunque con el dorso un poco más oscuro"
Otras características las encontramos en Elíano, Hª de los animales, V, 29 y ss que nos cuenta que los patos habitan en las inmediaciones de los ríos y lagunas. Vuelan el monte Tauro y, como temen a las águilas que habitan en ese lugar, se colocan una piedra en el pico para no graznar y cruzar el monte sin ser descubiertas. También afirma que cuando el águila “mata-ánades” les ataca se sumergen rápidamente en el agua y el atacante muere ahogado o desiste.
También Plinio, H.N, X, 112 habla del vuelo de estas aves: “los patos y sus congéneres son los únicos que se elevan en línea recta hacia lo alto y ganan altura desde su posición, aunque sea en el agua; así que son los únicos que escapan cuando han caído en las fosas con las que cazamos animales salvajes”
Las fuentes clásicas demuestran que esta ave era frecuentemente servida en los banquetes: “en el banquete se sirvieron más de trece patos de la sagrada laguna de Salamina” (Matrón, fr. 534) o en el banquete de Cotis, el rey de Tracia: “y además de esto, se sirvieron indecible cantidad de pajarillos, de patos,…” (Ateneo, IV, 131 f) o “Compra, si la encuentras, una liebre y unos patitos, los que tú quieras” […], “Miel, perdices, palomas, patos,…. “(Ateneo, II 65, D-E y ss).
En Grecia era altamente considerada, pero en el mundo romano pasó a ser un alimento de pobre. Así leemos en Petronio, Satiricón, 93 un breve comentario sobre la poca elegancia y categoría del pato: “En cambio, la oca blanca o el pato, con las variables tonalidades de sus abigarradas plumas, saben a plebeyo”. En el mismo sentido nos habla Marcial, Ep. Xenia, XIII, 52: “Sírvase el ánade entero, pero tan sólo es sabrosa la pechuga y el cuello. Lo demás para el cocinero”
Más preciado era su hígado: “Mira cómo se hincha este hígado, más grueso que una gruesa oca. Dirás admirado: ¿dónde- dime- ha crecido esto?” (Marcial, Ep. Xenia, XIII, 58)
Evidentemente, todas estas referencias nos hacen pensar que fue necesaria su domesticación. Varrón, Agr. III, 5 y ss y Columela, Agr. VIII, 15 y ss describen cómo se construyen los corrales para domesticarlos: “utilizar un estanque o laguna en el que se colocarán lugares secos para que aniden. Será necesario cercar este lugar para que no sean atacados por los depredadores"
Los cebaban con grano de trigo, cebada, panizo, bellotas, mijo, cangrejos de río, etc.
Plinio, H.N, VIII, 101, nos cuenta que los patos “se purgan con la milenrama”.
Los patos presentaban grandes beneficios para la salud humana, principalmente su sangre. Plinio H.N, XXIX, 104 comenta que la sangre de pata es muy eficaz contra las sustancias venenosas y los hechizos. También es útil contra una hemorragia procedente del cerebro “mezclada con aceite de rosas” (XXIX, 114). También es beneficiosa para “los golpes en los ojos, que han de ungirse después con esipo y miel” (XXIX, 125). Para los problemas intestinales de nuevo es muy recomendable “la diarrea la detiene también la sangre de pato macho” (XXX, 60)
Además del uso medicinal sabemos que su vuelo servía para la predicción del tipo de viento que va a soplar y su iconografía en el arte romano se relaciona simbólicamente con la llegada del invierno, pues en esta estación es cuando se produce su emigración en busca de un clima más cálido.
RECETAS DE APICIO, VI, II, 1 y ss
“Cocer en una cazuela pimienta, coriandro seco, menta, orégano, piñones, dátiles, garum, aceite, miel, mostaza y vino” “Asar un pato cubriéndolo de la siguiente salsa: machacar pimienta, ligústico, orégano, garum, miel, un poco de vinagre y aceite. Dejar hervir. Añadir almidón, y por encima de la salsa, colocar unas rodajas de calabaza cocida. Si se tienen manos de cerdo cocerlas con hígados de pollo. Servir en una fuente, espolvoreando pimienta”
“Cocer el pato con esta salsa: pimienta, ligústico, comino, apio en grano, avellanas o almendras tostadas o bien nueces peladas, un poco de miel, garum, vinagre y aceite”
Seguro que con las temperaturas de estos días resultará difícil no encontrar en el cielo bandadas de patos que parten a lugares menos fríos.