Como es bien sabido “somos lo que comemos” por lo que es necesaria una dieta equilibrada y
sana si queremos tener una buena salud.
En la antigüedad ya se pensaba que la
salud y la alimentación iban de la mano. Así lo podemos leer en Galeno, Sobre las propiedades de los alimentos,
6. 609 K:
“Los médicos deberían tener por lo menos un conocimiento básico de
cocina, puesto que cuando dos alimentos son iguales de saludables, el que
mejor sabe es el más fácil de digerir”
Actualmente una de las dietas mejor
consideradas es la dieta
mediterránea basada en el consumo de productos naturales
como frutas, verduras, legumbres, cereales, aceite de oliva, huevos y más
pescado que carne.
Una dieta muy beneficiosa para prevenir
enfermedades cuya procedencia la encontramos ya en el mundo antiguo en su
conocida Tríada
Mediterránea.
Ya Hipócrates en sus Tratados habla extensamente de la
dieta preventiva que cura a los enfermos y que fortalece a los sanos.
Sobre el origen de esta dieta equilibrada y preventiva, Hipócrates, Sobre la medicina antigua, 3 y ss comenta que la mala dieta obligó a los médicos a centrarse en buscar dietas mucho mejores:
“A causa de una dieta fuerte y propia
de animales, al tomar, crudas y no equilibradas, cosas que tenían grandes
principios activos, los hombres padecían dolores,
sufrimientos terribles y muertes fulminantes, como también hoy padecerían.
Por mi parte, como
dije al principio, creo que nadie hubiera investigado sobre el arte de la
medicina, si las mismas dietas hubiesen sido adecuadas para los enfermos y para
los sanos. […]”
¿Cuál era la dieta ideal
en la antigüedad?
Según Hipócrates
podríamos resumirla en:
- La dieta debe ser muy
frugal y regular, sin cambios bruscos. Con alimentos naturales y acompañada de
mucho ejercicio.
- No abusar de los
medicamentos. En su lugar, emplear sencillos remedios como tisanas, ayuno, purgantes,
enemas,…
Según Celso en su libro Sobre medicina I, 2 la dieta debe
consistir en la moderación:
“Al llegar a la comida, una exageración nunca es
buena, la abstinencia excesiva no debe ser usada demasiado; si se comete
alguna intemperancia, es más seguro beber que comer. Es mejor comenzar una comida con ensaladas y
semejantes; y después comer la
carne, mejor asada o hervida. Todas las frutas en conserva son poco
recomendadas por dos razones, porque se toma debido a su dulzura, e incluso se
digiere con cierta dificultad. El
postre no hace daño a un buen estómago, en un débil se vuelve amargo. Quienquiera
que en este aspecto tenga muy poca fuerza, es mejor comer dátiles, manzanas y
cosas semejantes al principio de la comida. Después de muchas bebidas que han excedido un poco las exigencias de la
sed, no se debe comer nada; después de un exceso de alimentos no debe
haber ningún esfuerzo. Cualquier persona que haya tenido una hartura
de comida digiere más fácilmente si concluye la comida con un trago de agua
fría, y después de mantenerse despierto durante un tiempo tiene un sueño
profundo. Cuando se toma una comida completa al mediodía, después no debe haber
exposición al frío, el calor o la fatiga, pues no dañan el cuerpo tan
fácilmente cuando está vacío como cuando está lleno”
A su vez, Celso, De medicina I, 3 aconseja no comer en exceso cuando una persona es adulta: “En cuanto a lo que se refiere a la edad: los de mediana edad sostienen el hambre con mayor facilidad, menos los jóvenes, y menos aún los niños y los ancianos […] uno que está creciendo lo necesita más”
Veamos qué nos recomiendan las fuentes clásicas para mejorar nuestra dieta. Comencemos por las propiedades de los alimentos.
Hipócrates en su tratado Sobre la dieta, II, 39 y ss enumera un gran número de alimentos según sus características:
“De alimentos y bebidas hay que
distinguir la cualidad fundamental de cada uno, sea natural o bien artificial,
de esta manera siguiente. Todos cuantos han intentado expresarse de modo
general acerca de la cualidad básica de las cosas dulces o saladas o grasas o
sobre alguna otra sustancia del mismo tipo, no andan bien informados. Porque no tienen la misma cualidad unas que otras todas las cosas dulces, ni
las grasientas, ni ninguna de las demás por el estilo. Pues muchas cosas dulces
son laxantes, y otras son astringentes, unas desecan y otras humedecen. De
igual modo sucede con todas las demás. Hay algunas que son astringentes y otras
laxantes, unas son diuréticas y otras nada de eso.
De igual modo sucede
con las cosas que rescaldan y las demás semejantes: tiene una cualidad y otra
tiene otra. Así que no es posible acerca de todas en conjunto demostrar que son
de tal o cual manera. De cada una en particular yo enseñaré la cualidad que
posee.
CEREALES
La cebada es por naturaleza algo frío y
húmedo, y deseca. Contiene también algo purgativo procedente del jugo de la
cáscara. La prueba es que si quieres hervir los granos de cebada sin mondar, el zumo resulta fuertemente purgativo. En
cambio, si la mondas, (el zumo) es, más bien, refrescante y astringente. Pero
cuando la tuestas, lo húmedo y purgativo desaparece por efecto del fuego, y lo
restante es frío y seco.
En cuantas ocasiones
haya que refrescar y desecar, la harina
de cebada puede lograrlo así, usándola en cualquier tipo de masa. Tal es la
efectividad que tiene el pan de cebada. Las harinas no bien cribadas dan menos
alimento, pero son más laxantes. Las puras son más alimenticias y menos
laxantes. El pan de harina amasado de antemano, humedecido, basto, resulta
ligero, y es laxante y refresca. Refresca porque se humedeció con agua fría, es
laxante porque se digiere pronto, y ligero porque una gran parte del alimento
se separa y se expulsa con el aire respirado. […]
Pero si te propones
dar el pan de cebada apenas recién amasado, esa masa resulta astringente; ya
que, al estar seca la harina y no habiéndose aún, impregnado de agua, al caer
en el vientre atrae la humedad de éste, que está caliente. […] En cambio, un pan seco, de harinas bien molidas, no
es tan astringente al estar muy condensado, pero da más alimento al cuerpo, ya
que los conductos acogen el alimento que se disuelve tranquilamente. De modo
que hace su recorrido lentamente, pero sin producir gases ni eructos. El pan de
cebada bien molido, amasado con anterioridad, alimenta menos, es más laxante y
produce más gases.
El ciceón hecho con harinas de
cebada sólo con agua enfría y alimenta, y con vino alimenta, calienta y es
astringente; con miel calienta menos y alimenta, y es más laxante, siempre que
la miel no sea pura; en ese caso, es astringente. Con leche, todos los ciceones
son alimenticios, pero si la leche es de vaca es astringente, y si es de cabra
más bien laxante, mientras que el de leche de oveja lo es menos, y resulta más
laxante con leche de yegua o de burra.
Los trigos son más fuertes y más
alimenticios que las cebadas, pero menos laxantes,
y lo mismo su jugo. El pan basto reseca y es laxante, el blanco alimenta más,
pero es menos laxante. Entre los tipos de panes el que tiene levadura es ligero y laxante; ligero,
porque la humedad la consume el ácido de la levadura, a la que sirve de
alimento; y es laxante porque pronto es digerido.
El pan sin levadura (ácimo) es menos laxante y más nutritivo.
El que está amasado
con su zumo es muy ligero, pero suficientemente nutritivo, y resulta laxante.
Alimenta porque es blanco, pero es ligero porque está amasado con una sustancia
muy ligera y tiene de ella su levadura y está cocido al fuego. Resulta laxante
porque lo suave y laxante del trigo se le mantiene agregado.
En cuanto a los panes
mismos, los más nutritivos son los más grandes, porque su humedad queda menos
consumida por el fuego. Y los horneados son más nutritivos que los cocidos
sobre el hogar o con un asador, ya que están menos abrasados por el fuego. Los
cocidos en el clíbano
bajo las cenizas son los más secos; los segundos por la ceniza, los otros a
causa del barro cocido que absorbe la humedad. Los hechos con la flor de la harina son los más fuertes
de todos ellos, y aún más los de la flor del grano, y son muy nutritivos, si
bien no son igualmente laxantes.[…]
La espelta es más ligera que el trigo, y
los derivados de ella son parecidos a los del trigo, pero más laxantes. La avena humedece y refresca, tanto si se
come como si se bebe en un caldo. Las harinas
de cebada y de trigo recién cocidas son más secas que las viejas, por estar
más cercanas al fuego y a la preparación. […] Las habas son algo sustancioso, pesado y flatulento.[…] Los guisantes dan menos gases, y son más
digestivos. […] Los garbanzos blancos
son laxantes, diuréticos y nutritivos; su parte carnosa alimenta, la dulce es
diurética, y la salada resulta laxante.
El mijo -en grano o en salvado- es seco y
astringente. El mijo solo, hervido, es nutritivo, pero no se digiere
fácilmente. Las lentejas producen
calores y perturbaciones, sin ser laxantes ni astringentes. La arveja es pesada y fuerte; engorda y
llena y da al hombre buen color. El grano
del lino es nutritivo y astringente; y tiene algo de refrescante también.
Las semillas de salvia tienen
efectos muy parecidos.
La almorta es por naturaleza algo fuerte y
cálido, pero mediante la preparación resulta más ligera y refrescante y es
laxante. El jaramago humedece y es
laxante. La semilla de pepino actúa
más de diurético que de laxante.
El sésamo no lavado es laxante, llena y
engorda; resulta laxante a causa de la cáscara externa, y llena y engorda por
su parte carnosa. Lavado es menos laxante, pero llena y engorda más; y seca y
abrasa a causa de su sustancia grasa y oleaginosa. El cártamo es laxante. La amapola
es astringente, sobre todo la negra, pero también la blanca. Sin embargo, es
nutritiva y fuerte. […]
CARNES
Acerca de los animales
que comemos conviene hacer las siguientes precisiones. La carne de bovino es fuerte, astringente y de difícil digestión para
el estómago, ya que este animal es de sangre densa y abundante. […] En cambio
la leche de oveja es ligera e
igualmente la sangre, y la carne por el estilo. La carne de cabra es más ligera que las anteriores y es más laxante.
Las carnes de cerdo dan al cuerpo
más fuerza que ésas, y son bastante laxantes, porque (el cerdo) tiene las venas
finas y con poca sangre, y mucha carne. La carne
de cordero es más ligera que la de oveja, y la de cabrito más que la de cabra, ya que son menos sangrientas y
más húmedas. Porque incluso los animales que son secos y fuertes por
naturaleza, cuando son tiernos, son laxantes, y cuando crecen lo son menos.
Y de igual modo las de
ternera en relación con las de vaca.
Pero las de cochinillo son más
pesadas que las de cerdo, pues por naturaleza este animal es abundante en carne
y de poca sangre, y tiene un exceso de humedad mientras es joven. […] Las carnes de asno son laxantes, y la de
los asnillos aún más, y también las de
los caballos, aún más ligeras. Las
de perro resecan y calientan y dan vigor, pero no son laxantes. La de los cachorros humedece y es
laxante y más diurética. La de jabalí
reseca y da fuerza y es laxante. La de
ciervo reseca, es menos laxante, y es más diurética. La de liebre es seca y astringente, y produce alguna orina. La de zorro es más húmeda, y también
diurética. También la de erizo terrestre
es diurética y humedece.
AVES
En cuanto a las aves,
pasa lo siguiente. En general todas son más secas que las de los cuadrúpedos.
[…] . La más seca es la de la paloma
torcaz, en segundo lugar la de la
perdiz, y en tercero las de la paloma,
la gallina y la tórtola. La más húmeda es la de la oca. Las que se nutren de granos son más secas que las otras. Las carnes de pato y de las demás aves que
viven en los pantanos o sobre las aguas son todas húmedas.
PESCADOS
De
los pescados los más secos son éstos: la escorpena, el «dragón., el e l
salmonete, el glauco, la perca, el sábalo. Los peces de roca son casi todos ligeros, como, p. ej., el tordo
marino, el merlo, el gobio, y el «elefitis». Estos peces son más ligeros que
los que son viajeros, porque al estar tranquilos presentan una carne suave y
ligera. En cambio, los que van errantes
y batidos por las olas, fortalecidos por el esfuerzo, tienen una carne más
firme y pesada. Rayas, angelotes, platijas y los semejantes son ligeros.
Cuantos tienen su alimento en lugares fangosos o pantanosos, como róbalos,
mújoles, anguilas, esos peces son más pesados, porque encuentran su
alimentación entre el agua fangosa y lo que crece en tales lugares, de donde
incluso el aire respirado que un hombre inhala le daña y le abotarga.
Los peces de río y de
laguna son aún más pesados que éstos. Los
pulpos, las sepias y los de especie semejante ni son ligeros, según parece, ni laxantes, y
debilitan la vista; en cambio los caldos hechos con ellos son laxantes. En
cuanto a los moluscos, por ejemplo,
las ostras, perlas, lapas, púrpuras, bocinas, y ostras, su pulpa es astringente,
mientras que su caldo es laxante. Los mejillones, las pechinas,
y las telinas son más laxantes que los anteriores, y lo son sobre todo las
ortigas de mar. Los peces cartilaginosos
hidratan y son laxantes.
Los huevos de erizos y el jugo de langosta
son laxantes, como el «arkos», y también los cangrejos, sobre todo los de río,
pero también los marinos, y son diuréticos.
Los pescados en salmuera hacen adelgazar y
resecan.
Los grasos son en
buena medida laxantes. […] De los pescados
en salazón aquellos que son los más secos (de por sí) lo son también en
salmuera.
[…] Son más secos los
animales salvajes que los domésticos, y los que comen poco que los que comen
mucho, los que comen heno más que los que comen hierba, los que comen frutos
más que los que no los comen, los que beben poco más que los que beben mucho
[…]
HUEVOS
Los huevos de las aves son un alimento
fuerte, nutritivo y flatulento. Fuerte, porque están muy cerca del origen de la
vida; nutritivo, porque eso es la leche para el recién nacido, y flatulento,
porque de un pequeño volumen se desarrollan enormemente.
LÁCTEOS
El queso es fuerte, ardiente, nutritivo y
astringente. Fuerte, porque está muy cerca del origen de la vida; nutritivo,
porque es el residuo sólido de la leche; ardiente, porque es graso y astringente, por estar concentrado con zumo
(de higuera) y
con cuajo.
BEBIDAS
El agua es fría y húmeda; el vino,
caliente y seco, y tiene de su poso algo laxante además. De los vinos, los tintos y ásperos son más
secos, y no son ni laxantes ni diuréticos ni expectorantes. Resecan por su
calor, al consumir la humedad del cuerpo. Los tintos suaves son más húmedos, y producen gases y son más laxantes.
Los tintos dulces son más húmedos y más
débiles, y producen gases al introducir humedad. Los blancos ásperos calientan, pero no resecan, y son más diuréticos
que laxantes. Los vinos jóvenes son
más laxantes que los otros, por estar más cerca del mosto y son más nutritivos,
y también los aromáticos más que los que no tienen aroma, por ser más maduros,
y más los gruesos que los ligeros. […]
El mosto produce gases y
causa perturbaciones y vacía la tripa. […]. Los vinos ácidos refrescan, adelgazan y humedecen. […] El vinagre es refrescante, porque gasta y
consume la humedad que hay en el cuerpo, y es más astringente que laxante
porque no es nutritivo y sí agrio. […]
MIEL
La miel pura calienta y seca, pero con
agua humedece y es laxante para los biliosos, y es astringente para los
flemáticos.
VERDURAS
En cuanto a las
hortalizas sucede lo siguiente. El ajo es
cálido y laxante y diurético, bueno para el cuerpo, dañino para los ojos. Porque, al efectuar una purga enorme
del cuerpo, debilita la vista. Es laxante y diurético, a causa de sus efectos
purgantes. Cocido es más suave que crudo. Produce gases por la retención del
aire interno. La cebolla es buena
para la vista, pero mala para el cuerpo, porque es cálida y ardiente y no es
laxante. Pues no le da alimento al cuerpo ni le ayuda. Al calentarlo le seca
por efecto de su jugo. El puerro caliente
menos, y es diurético y laxante. Tiene también algo de purgativo; humedece y
hace cesar la acidez de estómago. Hay que comerlo al final. El nabo humedece, disolviendo la flegma
con su aspereza; pero las hojas en menor medida. […] Los berros caldean y disuelven la carne, […] La mostaza es cálida. También ella es laxante y produce dificultad en
la orina. También el jaramago
provoca efectos semejantes a esos. El coriandro
es cálido y astringente, y calma los ardores de estómago, y si se come al final
produce además sueño. La lechuga es
más fría antes de que tenga su jugo; a veces causa debilidad en el cuerpo. El eneldo es cálido y astringente, y
detiene los estornudos cuando se huele. El apio
es más diurético que laxante; pero sus raíces son más laxantes que la planta
misma. La albahaca es seca y
astringente. La ruda es más
diurética que laxante, y tiene algo coagulante, y si se bebe antes sirve de
alivio contra las pócimas venenosas. El espárrago
es seco y astringente. La salvia es
seca y astringente. La hierba mora
refresca e impide las poluciones nocturnas. La verdolaga fresca refresca, pero seca calienta. La ortiga purga. La calaminta calienta y purga. La
menta calienta y es diurética y detiene los vómitos; y si uno la come a
menudo, derrite el semen hasta producir pérdidas, e impide la erección y deja
el cuerpo débil. La acedera, que calienta, es laxante. El armuelle es húmedo, sin embargo no es laxante. El bledo es cálido, no laxante. La col calienta, y es laxante, y evacua
las sustancias biliosas. El zumo de
acelgas es laxante, pero la planta es astringente; las raíces son más
laxantes que las hojas de acelga. La calabaza
calienta, humedece y es laxante, pero no es diurética. El nabo es ardiente, y humedece y perturba el cuerpo, pero no es
laxante, y provoca disuria. El poleo calienta
y es laxante. El orégano calienta, y
evacua los humores biliosos. La ajedrea
actúa de modo semejante.
El tomillo es cálido, es laxante y diurético, y evacua los humores
flemáticos. El hisopo calienta y
evacua los humores flemáticos.
Entre las hierbas
salvajes, las que en la boca son cálidas y bienolientes, ésas calientan y son
más diuréticas que laxantes. […] Las que son acres o ásperas son astringentes.
Las que son picantes y de buen olor, son diuréticas. Las que son picantes y
secas en la boca, resecan. […].
FRUTAS
En cuanto a la fruta
pasa lo siguiente. […] La mora calienta,
humedece y es laxante. Las peras maduras
calientan, humedecen y son laxantes. Las duras son algo astringente. Las peras silvestres de invierno maduras
son laxantes y limpian el vientre. Pero las verdes son algo astringente. Las manzanas dulces son difíciles de
digerir; las ácidas maduras lo son
menos. Los membrillos son
astringentes y no laxantes. […] Las manzanas
silvestres son astringentes; cocidas son más laxantes. […] Las serbas, los nísperos, los frutos de
cornejo y los demás por el estilo son astringentes y bloquean la tripa.
El jugo de la granada dulce es laxante, y tiene algo ardiente.
Las granadas vinosas son
flatulentas, y las agrias son más refrescantes. […] Los pepinos crudos son cosa indigesta; los melones son diuréticos y laxantes, pero dan gases. Las uvas son cálidas y húmedas, y son
laxantes, sobre todo las blancas. […] Las pasas
son algo ardiente, pero son laxantes. Los higos
verdes humedecen, son laxantes y dan calor. […]. Los higos secos son ardientes, pero son laxantes.
FRUTOS SECOS
Las almendras son un alimento ardiente,
pero nutritivo. Las nueces redondas
son semejantes. Las anchas, maduras, son nutritivas, y si están peladas son
laxantes, y producen gases. […] Las bellotas
de encina, de roble, y los hayucos
son astringentes, crudos o tostados; cocidos, menos”
De momento hemos hecho un recorrido por la dieta ideal y las propiedades de los alimentos según los autores clásicos. En la siguiente entrega hablaremos de enfermedades relacionadas con la alimentación.
Plurimam salutem!!!
*IMÁGENES PROPIAS