domingo, 17 de diciembre de 2023

IO SATVRNALIA!

 



DESDE DE RE COQVINARIA OS ENVIAMOS NUESTROS 

MEJORES DESEOS DE FELICIDAD Y AMOR EN ESTOS 

DÍAS.

FELICES FIESTAS



FELIZ AÑO NUEVO

Plurimam salutem!

domingo, 3 de diciembre de 2023

PIRA. CULTIVO Y CONSERVACIÓN



Hace unas semanas hablamos de las diferentes peras que se conocían en el mundo clásico. En esta ocasión veremos cómo se cultivaban y conservaban.

CULTIVO Y CONSERVACIÓN

 Paladio, Tratado de agricultura III, 209 nos habla de su cultivo: “Pondremos vástagos de perales en el mes de febrero en los sitios fríos; en los calurosos, en cambio, en noviembre. En el peral zonas templadas, en el mes de noviembre, hay que sembrar los perales para contar con la ayuda de un suelo regado; de ese modo echan muchísima flor y dan frutos muy grandes. Sin embargo, prefieren nacer precisamente en el suelo que dijimos que convenía al viñedo; en todo caso, de una tierra feraz se consiguen árboles fuertes y muchísima cosecha. Las peras duras como piedras se cree que pierden tal defecto si se siembran en tierra blanda. El peral que se planta por vástagos sale más bien tarde. Sin embargo, a los que les guste este sistema -a fin de no mezclar las semillas de buena raza con ninguna substancia que tenga el amargo de lo silvestre-, que metan en hoyos grandes vástagos de dos o tres años con raíces, de la misma manera que se plantan los olivos y de tres o cuatro pies de altura sobre el terreno. Deben cortarse sus copas y recubrirlas con una mezcla de arcilla y musgo. Si alguien siembra pepitas de peras es indudable que necesariamente nacen porque la naturaleza infunde vida a su germen y, al ser eterna, no hay tardanza que le cause hastío; pero para el hombre es muy largo esperar esto sobre todo porque tardan en nacer y empeoran su buen origen. Por tanto, resultará mejor que en el mes de noviembre se planten vástagos de perales silvestres con sus raíces en fosas bien cavadas, para injertarlos en cuanto hayan prendido. Pues la diferencia es que los que se han plantado con sus vástagos son dulces y tiernos, pero no se conservan demasiado; en cambio, los injertados aguantan el paso del tiempo. Déjese un espacio de treinta pies entre los perales. Este tipo de árbol, para que prospere, debe cultivarse regándolo a menudo y cavándolo varias veces, hasta el extremo de que en la época que normalmente florece no perderá ninguna de las flores que echó si entonces acude el cavador. Se obtiene muy buen resultado si al cabo del año se  le echa un abono cualquiera, si bien parece que el de vaca propicia frutos abundantes y grandes. Hay algunos que mezclan ceniza creyendo que por eso se da un sabor fino a los frutos. Considero superfluo enumerar las variedades de la especie, siendo así que no existe diferencia alguna en su plantación o cultivo. Si el peral está debilitado, una vez cavado, se hace un agujero a la raíz y en él se introduce un palo de madera, o bien se clava en el tronco, después de perforarlo de igual forma, una cuña de pino o, si no lo hay, de roble. Se matan los bichos del árbol que ya hubieran nacido y se impide que vuelvan a nacer vertiendo hiel de toro a las raíces; o, también, si se echan posos recientes de vino añejo a las raíces durante tres días, se consigue que no se esquilmen demasiado los árboles en flor. Si el peral es duro como una piedra, se retirará primero la tierra de las extremidades de las raíces y se apartarán todos los guijarros y así que estén bien separados, se pondrá en su lugar otra tierra tamizada por una criba. Ahora bien, esto da resultado si no se cesa de regar. En el mes de febrero o marzo se injerta el peral de la manera que se indicó cuando tratamos del injerto: en la corteza y en el tronco. Se injerta con el peral silvestre y el manzano; según algunos, con el almendro y el espino; para Virgilio, con el olmo, el fresno y el membrillero. Según otros, también con el granado, pero haciendo la incisión en el tronco. La púa de peral que se injerta antes del solsticio, debe ser de un año y, antes de hendirla, estar desprovista de hojas y demás partes blandas; en cambio, después del solsticio se injerta la que guarde la última yema. [El peral se injerta con cualquier procedimiento.]

Las peras se ponen en conserva en buen tiempo desde el día veintidós al veintiocho del cuarto menguante. La fruta recogida seca y a mano desde la segunda hora a la quinta o desde la séptima a la décima -seleccionando escrupulosamente de la que haya caído, la que esté entera, tirando la dura y algo verde- se introduce en un recipiente untado en pez que se cierra con una tapadera y se pone boca abajo enterrándolo en un sitio que tenga cerca agua corriente permanentemente. O también, las que tienen dura la pulpa y la piel se ponen primero en un montón; cuando empiezan a ablandar, se meten en un recipiente de barro bien cocido y untado de pez y, poniéndoles por encima una tapadera, se recubren de yeso. El recipiente se introduce en un hoyo pequeño en un sitio que le dé diariamente el sol. La mayoría conservan las peras metiéndolas entre la paja o el grano. Hay otros que las cogen con sus rabos y en seguida las meten en orzas untadas con pez, y después de cerrar la boca de los recipientes con yeso o pez, las protegen de la intemperie cubriéndolas con arena. Otros conservan las peras en miel para evitar que estén en contacto. Otra fórmula es secar al sol las peras partidas y sin pepitas. Hay algunos que espuman agua salada cuando lo entra en ebullición por el calor y, después, cuando ya está fría, le echan las peras a conservar; luego, al cabo de un ratito, las sacan y las meten en un jarro con su orificio tapado para conservarlas. O bien se dejan estar en agua fría salada un día y una noche, luego se maceran en agua natural por espacio de dos días y después se guardan bañadas en arrope, vino de uva pasa, o vino dulce”



 Ateneo, X, 420 a nos informa que en verano es cuando se consumían: El vaso que circulaba entre los invitados no era mayor de una cotila59, y el postre consistía habitualmente en altramuces o habas, aunque en ocasiones también se servía algún producto de temporada: en verano, pera o manzana, en primavera, almorta, y en la estación invernal, higos secos”

 Columela, Los doce libros de la agricultura,  XIV nos habla sobre el método para secarlas: “Modo de secar las manzanas y las peras. En este mismo tiempo o también a principios del mes de agosto se escogen las manzanas y las peras de gusto más dulce, y después de haberlas partido en dos o tres pedazos con una caña o con un cuchillo de hueso, se ponen al sol hasta que se sequen. Si hay muchas no hacen la menor parte del alimento de la gente del campo en el invierno, pues les tiene lugar de comida sólida: lo mismo sucede con loes higos, que si se han guardado secos, ayudan a mantenerlos durante la misma estación”

Plinio, HN, XV, 17 también nos presenta muchas recomendaciones para su conservación: “Las peras se entierran en hoyos dentro de vasijas de barro  barnizadas de pez y boca abajo. Las tarentinas son las que se cogen más tarde. Las anicianas se conservan también en vino de uvas pasas. […] Del mismo modo se actúa con las serbas y las peras, untando los respectivos pecíolos de pez. Respecto a las tinajas, que se pongan lejos del agua. Hay algunos que las conservan así, con sus propias ramas, hundiendo ambas puntas en una cebolla albarrana; otros, en tinajas que contengan vino sin que toque las uvas; algunos dejan las manzanas flotando con sus cazuelas de barro y, con tal fórmula, consideran que se da además aroma al vino. Hay otros que prefieren conservar todos estos productos en mijo; pero la mayoría, en hoyos de dos pies de profundidad, pisados de arena, con una tapa de barro y luego recubiertos de tierra. Hay quienes untan con greda de alfarero incluso las uvas, las cuelgan después de secarlas al sol y, en el momento de consumirlas, les lavan la arcilla. La misma arcilla se amasa con vino en el caso de las demás frutas.  […]Otros le asignan a cada manzana o pera su correspondiente tarrina de barro y, después de taparlas con pez, las meten a su vez dentro de una tinaja. También hay algunos que las ponen entre vellones de lana en cajas que forran con una capa de barro mezclado con pajas; otros hacen esto mismo en cazuelas de barro y algunos también en hoyos pisados de arena, tapándolos seguidamente con tierra seca”

 Continuaremos comentando cosas interesantes sobre esta maravillosa fruta.

Plurimam salutem!

domingo, 19 de noviembre de 2023

PIRA. CLASIFICACIÓN

 


Al igual que hoy en día son muchas las variedades de peras que podemos encontrar en el mercado. Todas ellas se diferencian por su procedencia, calibre, sabor, olor, color, forma,…esta clasificación también la encontramos en la antigüedad. Así pues, veamos qué nos cuentan los autores clásicos sobre esta exquisita fruta que ya aparece citada por Homero en la Odisea, VII, 112 y ss:Por de fuera del patio se extiende un gran huerto, cercadas en redor por un fuerte vallado sus cuatro fanegas; unos árboles crecen allá corpulentos, frondosos: hay perales, granados, manzanos de espléndidas pomas; hay higueras que dan higos dulces, cuajados, y olivos. En sus ramas jamás falta el fruto ni llega a extinguirse, que es perenne en verano e invierno; y al soplo continuo del poniente germinan los unos, maduran los otros: a la poma sucede la poma, la pera a la pera, el racimo se deja un racimo y el higo otro higo”

 Odisea, XI, 588 y ss:Corpulentos frutales sus ramas tendíanle a la frente con espléndidos frutos, perales, granados, manzanos,  bien cuajados olivos, higueras con higos sabrosos”

 Odisea, XXIV, 232 y ss: Una vez que lo vio el divinal pacientísimo Ulises de vejez consumido y tomado de pena, ocultóse bajo espeso peral y dejó que fluyese su llanto” […]   No hay en ti, buen anciano, ignorancia de cómo se cuida tal plantío, mas bien la labranza conoces de todo,  del arbusto, la higuera, la vid, el peral, el olivo, las legumbres, y así nada está descuidado en tu huerto […] Pero voy además a contarte los árboles todos que me diste una vez de esta huerta florida. Yo, aún niño, caminaba contigo por ella, te hacía mil preguntas, l tú mostrabas las plantas y me ibas diciendo sus nombres;  diez manzanos y trece perales me diste, de higueras hasta cuatro decenas”

 TIPOS DE PERAS

 Con la lectura de las fuentes clásicas descubriremos la gran variedad de perales que eran conocidos y clasificados según su procedencia, si eran silvestres o no, la forma de sus frutos, su calibre, su dulzor, etc.

 Ateneo VI 113 e menciona las peras silvestres: “…manzanas, frutos de cornejo, granadas, serpol, adormidera, peras silvestres”

 Ateneo, II, 55 a vuelve a citar a la pera silvestre: “Las partes y el conjunto de nuestra subsistencia son: haba, altramuz, verdura, rábano, algarroba, arveja, bellota, nazareno, cigarra, garbanzo, pera silvestre”

 Ateneo III 82 d al comparar las manzanas con las peras, comenta que fueron descubiertas por Dioniso:Neoptólemo de Parió, en su Dionisiada, cuenta también él que las manzanas, lo mismo que las restantes frutas, fueron descubiertas por Dioniso. «Se llama epimëli — dice Pánfilo— a una clase de peras»

 Macrobio, Saturnales 19 en su capítulo dedicado a las frutas nos presenta un gran número de denominaciones: “[6] Estas peras que vemos se las clasifica con una gran variedad de nombres. En efecto, el propio Cloacio enumera sus denominaciones: “Aniciana, calabazosa, cirrita, cervisca, grumosa, crustumina, decimana, griega, loliana, lanuvina, laurea, lateresiana, aromática, milesia, mirtia, neviana, redonda, preciana, cobriza, signina, tuliana, ticiana, de tomillo, turraniana, temprana, volema, nespla tardía, sementiva tardía, sextiliana tardía, tarentina tardía, valeriana tardía”

 También Columela, Los doce libros de la agricultura, X nos enumera los tipos de peras y la forma de conservarlas: “Las peras de Dolabela, las de Palombara, las Reales, las de Venus que son muy coloradas las Grandes, las de Nevio, las Latericianas, las Decumanas, las de olor de laurel, las Mosqueruelas, así que las hayas cogido sin madurar, pero no muy verdes, míralas con atención si están sanas, sin defecto y sin gusanos: enseguida acomódalas en una olla de barro dada de pez, que llenarás de vino de pasas o de mosto cocido hasta quedar en la mitad, de suerte que toda la fruta esté sumergida, y después ponle una cobertera que cogerás con yeso”

 Catón, De agricultura, indica los tipos de peras existentes: Peras grandes, peras anicianas, peras de sementera (éstas serán buenas conservadas en arrope), peras de Tarento, peras dulces, peras calabaciles e igualmente tantas otras variedades como sea posible […] La serba, conservarla en arrope o dejarla secarse; debes enjugarla. Con las peras haz lo mismo”

 Plinio, HN, XV, 11, 2 nos presenta el nombre de una pera basado en su calibre: “Incluso hay también unas peras llamadas «de libra» que indican con su nombre la magnitud de su peso”



 De nuevo Plinio, HN, XV, 15 enumera los tipos de peras por su tamaño, sabor, procedencia, forma y color: “Esa misma causa lleva a valorar una clase de peras con el sobrenombre de «soberbias» —son éstas pequeñas, pero clases de peras muy tempranas—. Ahora bien, las más sabrosas de todas son las crustumias y las siguientes, las falernas, por su licor, porque están llenas de un jugo así de intenso —se conoce con el nombre de «leche»— y, entre ellas, hay unas de color negro que son un don de Siria. Las demás se llaman de diferente manera según los distintos lugares, si bien por sus nombres declaradamente romanos honraron a sus respectivos inventores las decimianas —y de ahí deriva la clase que denominan pseudodecimiana—·, las dolabelianas, de pedículo muy largo, las pomponianas, de apodo «tetudas», las licerianas, las sevianas, así como las turranianas que proceden de ellas y se distinguen por la longitud de su pedículo, las favonianas, rojas y un poco más grandes que las «soberbias», las laterianas, las anicianas, posotoñales y ricas por su sabor ligeramente ácido. Se llaman tiberianas las que más le gustaban al emperador Tiberio; éstas colorean más con el sol y ganan tamaño; de no ser así serían las mismas que las licerianas. Llevan el nombre de su patrialas amerinas, las más tardías de todas, las picentinas, las numantinas, las alejandrinas, las númidas, las griegas y, junto a ellas, las tarentinas y las signinas, a las que otros dan el nombre de testáceos por su color, lo mismo que a las onicinas y a las rojas; reciben el nombre por su olor las mirapias, las láureas y las nardinas; por la época, las «de la cebada» y, por el cuello, las ampuláceas y, asimismo, las coriolanas y las bruñas; las calabaciles, por su parentesco correspondiente y las acidillas, por su jugo. Es incierto el motivo de denominaciones como las barbáricas, las «de Venus», que llaman «coloradas», las «reinas», que se llaman sésiles por su pedículo minúsculo, las «patricias», las vocimas, verdes y alargadas. Además, Virgilio añadió las volemas, tomándolas de Catón, que, a su vez, menciona las sementivas y las músteas”

 También Ateneo I 27 f nos indica Eubea como una procedencia: Luego, de Eubea, peras y gruesas manzanas"

 Plinio, HN, XV, 17 nos hace una explicación muy interesante sobre su forma, su cultivo, su conservación y beneficios:Las peras tienen figura más bien cónica. Entre ellas, cuelgan en el árbol madre hasta el invierno las tardías, que maduran con la helada, a saber: las griegas, las ampuláceas y las láureas, lo mismo que, entre las manzanas, las amerinas y las escaudianas. Ahora bien, las peras se conservan como las uvas y con las mismas fórmulas, y ningún otro fruto más se guarda en orzas, salvo las ciruelas. Las peras tienen, entre todas las frutas, las mismas propiedades que el vino, y los médicos se las prohíben exactamente igual a los enfermos. Se cuecen con agua y vino, y entonces cumplen la función de un plato, cosa que no hacen las demás frutas, salvo el membrillo y el estrucio”

 Dioscórides, 1, 116 también nos describe las clases de peras y propiedades: De la pera hay muchas especies. Todas astringen, por lo que van bien para los emplastos que frenan los flujos. La decocción de las secas y ellas por sí mismas, tomadas crudas, estriñen el vientre. Comidas en ayunas hacen daño. Lakhrás es una especie de pera silvestre que madura lentamente. Posee virtud más astringente que la pera, por lo que viene bien para lo mismo que aquélla. Sus hojas son también astringentes. La ceniza del tronco del peral presta ayuda eficazmente a los que se ahogan por efecto de los hongos. Algunos dicen que si se cuecen las peras silvestres con hongos, éstos se vuelven inocuos.”

 Por lo que hace a su flor, Ateneo, II, 50 c compara la flor de la cereza con la del peral: “Tiene una hoja semejante a la del níspero, pero rígida y más ancha; la corteza es parecida a la del tilo, y la flor es blanca,  similar a la del peral y la del níspero, reunida en pequeños grupos de flores, de aspecto ceroso”

 En otras entradas hablaremos de aspectos curiosos de las peras.

Plurimam salutem!

domingo, 5 de noviembre de 2023

CECINA


Uno de los grandes problemas a lo largo de la historia es la conservación de los alimentos.

En esta ocasión nos vamos a centrar en cómo se secaba la carne para poder ser conservada y transportada para ser consumida en cualquier momento por soldados, viajeros, ganaderos, cazadores, etc. A su vez, consistía en un alimento con un valor proteico y nutricional alto.

Hoy en día continuamos desecando la carne, de todos es bien conocida nuestra famosa cecina.

Encontramos en dos autores clásicos la forma de llevarla a cabo. Acudamos a ellos para descubrir cómo se realizaba.

En primer lugar, destacar que la climatología es primordial para su elaboración,  es importante un clima seco y frío para poder prepararla con mayor éxito.

La primera mención que encontramos a este método de conservación nos la ha transmitido Ateneo, III, 96 b aunque no es muy explícito en su elaboración y se refiere a unas manos de cerdo. La cita dice: “Antifanes, en El parasito [PCG II, ir. 183]: A— Manos de cerdo curadas”

 El autor que explica con más detalle el proceso de fabricación es Columela, en su libro Res rustica, XI, LIII. 

Nos llama la atención que no difiere mucho del método de elaboración actual, en el que la sal, el frío y el fuego son los tres elementos que entran en acción. 

Columela dice lo siguiente: 

“Dos modos de salar y conservar la cecina de cerdo. Hasta aquí hemos hablado bastante del aceite, pasemos ahora a objetos de menos entidad. Conviene no dejar beber a animal alguno el día antes de matarlo, y sobre todo al cerdo, para que su carne esté más seca: pues si bebiere estará más húmeda la cecina. Por consiguiente, después de haberlo matado cuando tenga sed, lo deshuesarás bien: pues esto hace la cecina menos defectuosa y más durable. En seguida, así que lo hayas deshuesado lo salarás con cuidado con sal tostada, y no muy menuda, sino quebrantada con la muela suspendida y sobre todo se echará más sal en aquellas partes en que se han dejado los huesos, y después de haber colocado encima del sobrado las badanas o pedazos, se les cargarán pesos considerables para hacer echar fuera la sanguaza. A los tres días quitarás los pesos y frotarás exactamente con la mano la carne o tocino salado; y cuando quieras volverlo a poner en el mismo sitio, lo polvorearás antes con sal molida y menuda, y no dejarás pasar un día sin frotarlo hasta que esté en su punto. Y si el tiempo fuere sereno durante aquellos días en que se frota la carne, se la dejará en la sal nueve días; pero si fuere nebuloso o de lluvias, convendrá llevar la carne salada a la laguna a los once o doce días, sacudirle la sal antes, en seguida lavarla con cuidado, de suerte que en ninguna parte quede sal pegada, y después de haberla secado un poco, colgarla en la despensa de un garabato, donde llegue algún humo que acabe de secar la humedad que pueda quedarle. Esta salazón podrá hacerse cómodamente en la menguante de la luna, principalmente en el solsticio de invierno, pero aun también en el mes de Febrero”



Columela nos comenta cómo hacer esta cecina en lugares donde la climatología es más cálida o en otra estación que no sea el invierno:

 “Hay también otro modo de salar el tocino que se puede usar, aunque sea en los países cálidos, en cualquier tiempo del año, y es como se sigue. Después de no haber dejado a los cerdos que beban un día, se matan al siguiente, y se pelan con agua caliente, o a la llama de leña menuda (pues de ambos modos se les quitan las cerdas), se parte el tocino en pedazos de a libra, después se pone en una tinajilla una capa de sal tostada, pero quebrantada ligeramente, como hemos dicho arriba: en seguida se colocan los pedacitos de carne apretados unos con otros, y se les echa sal, de suerte que se hagan capas alternativas de ésta y de aquellos; pero en habiendo llegado al gollete de la tinajilla, se acaba de llenar de sal y se comprime el tocino con pesos de que se cargará; y éste o la carne se conserva siempre y permanece en su salmuera, como el pescado salprensado”

 Una vez más, descubrimos que el mundo clásico está presente en nuestro día a día.

Plurimam salutem!

domingo, 22 de octubre de 2023

ALIMENTOS PARA CUIDAR LA VOZ

 Con la llegada del otoño y los cambios de temperatura, vamos a investigar sobre un tema muy interesante y curioso. 


 Se trata de conocer qué técnicas y alimentos se empleaban en la antigüedad para cuidar la voz, no sólo de los cantantes y actores sino también de los oradores, maestros y políticos.

Sabemos que hoy en día aquellas personas cuya herramienta de trabajo es la voz, la cuidan con esmero: hidratándola, con ejercicios de calentamiento, con una alimentación adecuada, respetando los límites de su voz, no gritando, etc. Todas estas técnicas ya se empleaban en el mundo grecorromano. Así pues, veamos qué nos cuentan los autores clásicos al respecto.

 Lo primero que nos llama la atención es que, al igual que hoy en día, el cuidado de la voz suponía un gran esfuerzo como nos indica Platón, Leyes, 664 d: “Pero a los que han pasado esta edad --dado que ya no son capaces de soportar el esfuerzo que exige el canto- debemos dejarlos como narradores, divinamente inspirados, de leyendas acerca de los mismos caracteres típicos”

 Suetonio, Nerón, 20 y ss nos explica cómo cuidaba su voz el emperador antes de cantar: “La música era una de las artes en que le habían instruido desde su infancia; ya emperador, hizo venir al palacio a Terpno, al mejor arpista de la época, sentándole a su lado durante muchos días después, de la comida de la tarde, para oírle cantar hasta muy avanzada la noche. Poco a poco dióse a meditar sobre este arte y a ejercitarse en él, no omitiendo precaución alguna de las que emplean de ordinario los cantores para conservar la voz y para fortalecerla, como son, acostarse sobre la espalda con el pecho cubierto con una hoja de plomo; tomar lavativas y vomitivos y abstenerse de frutas y de alimentos reputados contrarios […] Cantó a menudo durante varios días, tomando luego algún descanso para recuperar la voz

Cómo se recomendaba calentar la voz.

Aristóteles, Problemas, 901 a y b, 22 nos habla sobre la importancia de ejercitar la voz en ayunas y al levantarse: “¿Por qué a los que gritan después de las comidas se les estropea la voz? Y podríamos ver que todos los que declaman, como actores, coristas y otros similares, hacen sus ejercicios al amanecer y en ayunas. […]Por eso ni los que tienen fiebre ni los que han padecido una fiebre fuerte pueden cantar inmediatamente después de la remisión de la fiebre: pues la faringe se les ha puesto áspera debido al calor. Después de las comidas, es probable que el aire interno sea abundante y caliente; un aire así es lógico que al salir hiera y deje áspera la tráquea: cuando sucede esto, es normal que la voz se estropee”.

De nuevo hace mención al calentamiento de la voz en ayunas y al amanecer en Problemas, 904 b, 46: “¿Por qué se rompe más la voz estando borrachos que sobrios? ¿Es porque al estar saturados se rompe la voz rápidamente?'". La prueba de esto es lo siguiente: ni los coros ni los actores ensayan después de comer, sino estando en ayunas. Durante la borrachera, como están más llenos, lógicamente se les rompe más la voz”

 También Platón en Leyes, 665 d, hace referencia a ensayar en ayunas: “En consecuencia, se avergonzaría todavía más de cantar de pie en el teatro y para todo tipo de gente. Y si como los coros que compiten por la victoria, obligaran a tal gente a cantar estas cosas, con la voz entrenada, delgados y en ayunas, ¿lo harían, supongo, totalmente con desgana, cantando sin placer y con vergüenza?”


 
También se aconseja no mantener relaciones sexuales para que no repercuta en la voz, así nos lo ha transmitido Plutarco, Moralia, IX, 737 b: “Y mencionaron también a la mujer del actor trágico Teodoro  que no consintió en acostarse con estando próximo al certamen pero cuando llegó triunfante al lado de ella, lo abrazó y dijo: Hijo de Agamendón, ahora te es posible es”

Sobre qué alimentos consumir para cuidar la voz, lo primero que nos dice en Aristóteles es  no abusar en la mesa pues puede repercutir en el cuidado de la voz, así lo manifiesta Ateneo VIII, 343 E cuando nos refiere una  historia sobre un actor trágico llamado Leonteo que por su afición a la comida tuvo problemas de voz: “Aficionado al buen yantar era también Leonteo de Argos el trágico [TrGF I 242], discípulo de Atenión, que fue sirviente del rey Juba de Mauritania, según dice Amaranto en sus libros Sobre la escena teatral, afirmando que Juba compuso para él el siguiente epigrama [FGrH 275, fr. 104 = F GE, fr. 1], en ocasión de una mala interpretación de su Hipsipila:

No me mires a mí, un eco de Leonteo el trágico, devorador de cardos, cuando dirijas la mirada al maligno corazón de Hipsipila. Que antaño fui yo amigo de Baco, y él no admiraba tanto con sus orejas de lóbulos de oro ninguna otra voz. En cambio ahora, trébedes, cacharros y sartenes secas a me han privado de voz por complacer a mi estómago”

Totalmente lo contrario al consejo de Aristóteles leemos en Plutarco, Moralia, 349 a, 10-13 que era conveniente una comida copiosa antes de salir a cantar: “Los que sufragaban los coros ofrecían a los coreutas anguilas, lechugas tiernas, perniles y el tuétano. Les daban espléndidos banquetes durante todo el tiempo en que ejercitaban sus voces y llevaban una vida regalada”


También Ateneo, XIV, 17, 51 propone el consumo de sustancias viscosas como el congrio: “Pero Amoibée, que casualmente se encontró con él, le respondió muy apropiadamente con este pasaje de la Citharède de Clearque: “Devora un congrio blanco con todas estas sustancias viscosas; fortalece el pecho y hace que nuestra voz sea muy clara”

Algo parecido encontramos en Aristóteles, Problemas, 903 b, 39 que aconseja el uso de puerros y ajos para aclarar la voz gracias a su viscosidad: “¿Por qué los puerros convienen para tener buena voz, dado que también van bien para las perdices? ¿Es porque los ajos hervidos suavizan, y los puerros tienen una cierta viscosidad? Eso aclara la garganta”

En Dioscórides encontramos recomendaciones sobre el uso de diferentes plantas medicinales que podrían ayudar a preservar y mejorar la voz:

Dioscórides, habla del uno del rejalgar, un sulfuro de arsénico que es útil para purificar la voz: Ha de preferirse el rejalgar de color intenso, rojo, [desmenuzable], fácil de majar y puro, el que se parece al cinabrio en el color y tiene además un olor semejante al del azufre. […] En electuario con miel purifica la voz y, mezclado con resina, es el mejor remedio bebido para los que jadean”  (V, 105)

El empleo de vinagre de cebolla albarrana suaviza la vozsorbido, hace fuerte <y dura> la garganta y vuelve el sonido de la voz intenso y claro  (V, 17)

 El siluro fresco, comido, es nutritivo y beneficioso para el vientre; salado no es nutritivo pero purifica la tráquea y hace la voz bien templada (II, 27)

Dioscórides habla de la Asa dulce. Nace en lugares de Siria, Armenia, Media  y Libia. Su tallo se llama máspeton y es comparable a la cañaheja. Tiene las hojas semejantes al apio, la semilla es ancha <como una hoja y se llama magýdaris.>[…]. {5} Beneficia en las asperezas duraderas de la garganta y purifica al momento la voz súbitamente enronquecida, disuelta en agua y tragada; retrae la úvula hinchada, en ungüento con miel, y es beneficiosa para los que sufren de anginas su gargarismo con aguamiel” (III, 80)

Como hemos podido comprobar el cuidado de la voz tenía un papel importante para aquellas personas cuya voz era su herramienta de trabajo como actores, cantantes, oradores, profesores,...una idea poco alejada de la que ocurre en nuestros días.

Plurimam salutem!!

 

domingo, 8 de octubre de 2023

PHTHOIS, TORTITAS DE QUESO

Tras el descanso estival, volvemos de nuevo a la marcha, con las fuerzas renovadas y cargados de ilusión.



Comenzaremos la temporada con un dulce de queso que nos ha legado Ateneo XIV,  647 d- e:

"En cuanto al phthois, se hace así: se exprime un poco de queso, se tritura, se pasa por un colador de cobre y se echa un poco de miel, una hemina de harina fina y se amasa todo para incorporarlo"

POSIBLE ADAPTACIÓN DE LA RECETA

Ingredientes

200 gr de queso cheddar o requesón

60 gr de miel

100 gr de harina 

Aceite para untar la bandeja del horno

Elaboración

En primer lugar, rallaremos el queso, en el caso de ser cheddar o lo desmenuzamos, si se trata del requesón. 

A continuación, lo incorporamos en la harina y lo amasamos bien. 

Cuando veamos que se ha conseguido una masa homogénea y blanda, añadimos la miel y volvemos a amasar.

Después dejaremos reposar la masa, bien tapada, como mínimo una hora.

Trascurrido ese tiempo, con la ayuda de un rodillo y sobre una superficie enharinada,  extenderemos la masa para hacer pequeñas tortitas.

Colocaremos las tortitas en una bandeja de horno, impregnada de aceite y las doraremos durante unos 15 0 20 minutos a unos 180 º.

Se pueden servir con miel, patés salados o dulces, frutas o frutos secos.

¡Están deliciosas!

Prosit!

Plurimam salutem!!

domingo, 9 de julio de 2023

A POR EL XVII CUMPLEAÑOS....



Este pasado lunes 3 de julio de 2023 el blog DE RE COQVINARIA cumplió 17 años...ya son unos cuantos, pero las ganas de seguir aprendiendo y compartir información sobre el mundo culinario de la antigua Roma sigue estando presente como el primer día.

Un año más esta entrada está dedicada a todas las personas que estáis siempre ahí.

Nos vemos en septiembre

Feliz verano, disfrutad y descansad mucho

Plurimam salutem!

domingo, 25 de junio de 2023

SALVIA. USOS MÉDICOS Y MÁGICOS

 


Tras la noche mágica de San Juan, resulta interesante descubrir el uso mágico que se realizaba de la Salvia en el mundo antiguo.

Su empleo en medicina era parecido al de hoy en día. Era considerada una planta antiséptica, digestiva, diurética, febrífuga, anti diaforética, emenagoga, expectorantes, mucolítica y galactófaga.

Veamos su USO MÉDICO

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 32 la incluye dentro de las hierbas saludables: “Sustancias aromáticas: ajedrea, tomillo, brezo blanco, corazoncillo, adormidera blanca, raíces y grano de hinojo marino, raíz de malva, simiente y hojas de mercurial, simiente de ortiga, de salvia y de álamo, díctamo, falso díctamo, amomo, cardamomo, eristion, aristoloquia, castóreo, culantrillo, dragontea, peucédano, simiente de ruda, de apio, de hinojo y de hinojo silvestre, simiente y raíz de saponaria, hisopo cilicio, erísimo, peonía y pánace. De todas estas plantas, se puede utilizar la que se quiera, mezcladas o por separado, y cocidas en agua o dadas a beber en vino, del modo en que se desee. Son sustancias buenas y purificadoras además de calmantes de los dolores. También se puede dar a beber en agua raíz de malva”

Hipócrates, Sobre la dieta, 45: “El grano del lino es nutritivo y astringente; y tiene algo de refrescante también. Las semillas de salvia tienen efectos muy parecidos”

Hipócrates, Sobre la dieta, 53: “La salvia es seca y astringente”

Dioscórides, III, 33: {2} La decocción de sus hojas y ramas bebida tiene la virtud de facilitar la micción, de provocar la menstruación y el parto, y socorrer en las picaduras de pastinaca. Ennegrece los cabellos, es vulneraria, detiene la hemorragia y depura en las úlceras malignas. La decocción de hojas y ramas con vino, en enjuagues, hace cesar los escozores de las partes pudendas.

Paladio, XIV, 14,3 nos habla del uso de la salvia para las afecciones en el cuello: “Si en la labor se magulla el cuello, es un remedio muy eficaz practicar una sangría en la oreja o, en su defecto, triturar la hierba que se denomina salvia con sal y ponerla de emplasto […] Si, por causa de la inflamación de la cerviz, rechaza totalmente el yugo, hay que concederle un descanso del laboreo de unos pocos días y, entonces, debe frotarse la cerviz con agua fría y extenderle litargirio. Por su parte, Celso recomienda para la hinchazón de la cerviz machacar la hierba que se denomina salvia y aplicarla del modo que he indicado antes”

Paladio, XIV, 35, 3 también la utiliza para sanar a las ovejas: “Las ovejas se conservarán sanas si, al comenzar la primavera, se les mezcla en la bebida salvia de montaña y marrubio machacados juntos durante catorce días. Esta receta se repetirá también en el otoño. Les irá bien, a las que ya están enfermas, paja de cítiso o raíces de cañas”

Plutarco, Moralia, III, 647 D habla de la salvia como un gran remedio para conciliar el sueño: “Y la flor de la alheña, el azafrán y la salvia inducen a los bebedores a un sueño apacible, pues tienen una fragancia suave y favorable, que disipa plácidamente las anomalías y brusquedades que se dan en el cuerpo de los que se embriagan”

Hipócrates, Sobre las enfermedades, II, 47 A: “Perineumonía […] Tiene el mayor riesgo en el séptimo o en el decimocuarto día. Una vez que ha superado los dieciocho días, ya no está para morir; pero arroja pus, le duele el pecho y tose. Cuando presente estos síntomas, dale a beber en ayunas la preparación de salvia y que tome puré de legumbres, añadiéndole bastante grasa, si es que no hace calor. Y si hace, que no lo tome sino que ingiera alimentos salados y grasos y productos del mar, mejor que carnes. Y si no te parece que está debidamente purgado, prescríbele inyecciones e inhalaciones. Si el pus está espeso, inhalaciones; pero si está ligero, inyecciones. Que tome cuantos más alimentos pueda; pero que se abstenga de los agrios, de las carnes de vaca, de cerdo y de lechón”


Hipócrates,
Sobre las enfermedades, II, 47 b, continúa hablando de la perineumonía: “Cuando expectore más limpiamente, inyéctale (en el pulmón) semilla de ortiga, incienso, orégano en vino blanco, en miel y en un poco de aceite. Házselo cada tres días. Después, manteca y resina disueltas en miel. Y que ya no tome alimentos salados ni grasientos. Que beba en ayunas, los días que quedan en medio de las inyecciones, salvia, ruda, ajedrea, orégano, espolvoreando en vino puro igual cantidad de todos ellos, cuanto cabe en un oxíbafo”

Hipócrates, Sobre las enfermedades, II, 54 A: “Cuando un lóbulo del pulmón está distendido […] En este caso aplícale fomentos donde tenga dolor y dale primeramente a tomar centáurea, pastinaca y hojas de salvia trituradas; echa encima miel y vinagre y agua; dáselo a tomar en forma de caldo; que tome previamente el jugo de una decocción de cebada mondada y que beba además vino rebajado con agua. Cuando haya cesado el dolor, tras machacar y tamizar finamente salvia, hipérico, erysimo y harina de cebada, a partes iguales, échalo sobre vino mezclado (con agua) y dáselo a beber en ayunas. Y si no hace calor, dale a tomar una sopa de legumbres sin sal. Pero si hace calor, que ingiera alimentos lo más suaves posible, sin sal y sin grasa. Y cuando ya esté su cuerpo en buena forma, cauteriza el pecho y la espalda.”

Hipócrates, Sobre las enfermedades, II,64: “Enfermedad del hipo […]Si a los veinte días expectora pus, que beba, tras picarlo y cribarlo, salvia, ruda, ajedrea, orégano e hipérico, mezclándolo a partes iguales, en total cuanto quepa en un escafis pequeño y una cantidad igual de harina de cebada, sobre vino dulce rebajado; que lo beba en ayunas”

Hipócrates, Sobre las afecciones, 38: Las partes inflamadas refrescarlas con cataplasmas, y las tales cataplasmas que sean acelgas hervidas en agua, o apio, u hojas de olivo, de higuera, de saúco, de zarza, o de granado dulce, estas cosas utilizarlas hervidas, mientras que crudas las hojas del espino, o del agnocasto, o de la salvia, o de la lechetrezna, o poleo verde, o puerros, o apios, o cilantro u hojas de glasto”

Hipócrates, Sobre el uso de los líquidos, III, 2: “Normas de uso: en cuantas afecciones precisan afusiones, inyecciones o baños para lograr refrigeración, se usa como el agua más fría; en cuantas astricción, el vino tinto también para empapar hilas de lana, como también se empapan hojas de peral  o vendas en la mayor parte de los casos; y vino blanco en cuantas también se precisa astricción, como por ejemplo hojas de hiedra, y en cuantas se precisan medicamentos más astringentes y secos, como por ejemplo el cisto y la zarzamora , el zumaque curtiente, la salvia , y cuantas es preciso ablandar, como la harina cocida.

Su empleo en afecciones femeninas era muy amplio.

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 43: “Si la leche se retira […] Son buenos por igual el hinojo silvestre, el apio caballar y el codeso. Todo esto junto hace producir mucha leche y la aumenta [lo mismo que la leche de] las cabras de Esciro  y, sobre todo, su queso. También es bueno el cocimiento de salvia, y añadiendo a él el jugo de bayas de enebro  o de cedro con vino, que lo beba”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 57: “Si la matriz se llena de pituita, dentro se producen gases y la menstruación baja en menor cantidad, de color blanco y pituitosa […] Que se abstenga de alimentos amargos y si siente peso, frío y entumecimiento, darle leche y vino oloroso; que beba en ayunas corazoncillo, grano de lino y salvia en vino oloroso rebajado”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 63: Si la matriz se ha ulcerado, libera sangre y pus, y  hay un fuerte olor […]  Triturar y mezclar todo bien fino y diluir en vino blanco dulce. Después, cocer hasta que tenga el espesor de la miel. Dar para untar con este preparado dos veces al día, después de que la mujer se haya lavado con agua tibia en la que hay que cocer jara  y salvia. Una vez que le parezca al médico que después de este tratamiento está mejor, que le haga beber en prevención durante un día leche hervida de cabra y después de vaca del mismo modo que en el caso anterior”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 66: “Todas las úlceras que se producen en la matriz a causa de un aborto o por otra razón, conviene curarlas prestando atención a todo el cuerpo y siguiendo el tratamiento que se juzgue necesario […] Conviene tratar la matriz del modo que sigue: primero fumigar con agua de cocimiento de hojas de saúco. Tras la fumigación, hacer un lavado con ungüento hecho con posos de vino. Si hay gangrena en las úlceras y flujo maloliente, con ungüento apenas rebajado, y si no, con ungüento más mezclado con agua. Después de los posos de vino, hacer el lavado con agua y en el agua hervir mirto, laurel y salvia, y tras esto, la irrigación se hará con vino blanco puro tibio”



Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 78: “Irrigaciones para llagas no recientes […] O cocer en agua salvia y corazoncillo y hacer una irrigación con el agua”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 80:Irrigación en caso de saturación de bilis […] Esta nueva irrigación se puede hacer también cociendo hojas de junco, corazoncillo y salvia en vino tinto oloroso, o bien con agua de col y en ella cocer mercurial y un poco de nitro y hacer la irrigación. Se puede preparar una medida líquida de cohombro con aceite de narciso o de lirio y hacer una irrigación tibia”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres I, 84: “Bueno en toda enfermedad para abrir el orificio del útero y para limpiarlo es utilizar un triturado de un poco de mirra, salvia y anís”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 121: “Este tipo de flujo se produce cuando la sangre que se elimina se vuelve algo biliosa y no hay purgación. Cuando la situación está así, hay que administrar un medicamento: si la enferma es fuerte, que esté compuesto de eléboro, y si es débil, administrar raíz purgante 16 y cohombro; tiempo después, administrar leche de cabra o bien purgar por abajo con un medicamento que libere la bilis y la pituita. Irrigar la matriz con preparado de infusión de col y que beba salvia, corazoncillo y grano de lino, la misma cantidad de cada uno en vino tinto astringente; darlo a beber en ayunas […] Hacer que la enferma se lave con agua tibia de mirra y salvia, que tome alimentos que no estén ni salados ni agrios para que la orina no sea irritante, y que no pruebe productos de mar, ni carne de vaca, oveja ni cerdo; las demás carnes que las tome cocidas.”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 124: En los casos en que la matriz no se retira del corazón, triturar simiente de puerro y adormidera, diluirlas en un ciato de agua y darlo a beber. También ayuda beber un ciato de vinagre blanco, o bien simiente de enebro y salvia y con ellos vinagre o vino; conviene calentar esto. También se puede utilizar grasa de ganso y cerato resinoso; fundir en ellos pez y aplicarlos en pesario”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 129:Si la matriz se desplaza hacia los costados, sobrevienen una tos fuerte y un dolor en el costado […] también son de gran ayuda la adormidera blanca, la salvia con harina fina de cebada y e] queso rallado en salmuera. Mezclar todo esto, una parte de queso y una de harina de cebada sin sal, y darlo a beber en ayunas mezclado con vino”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 149: “En caso de que la matriz caiga hacia afuera, triturar bien hiedra muy seca, envolverla en un trozo de lienzo y aplicarlo sin añadir nada de grasa. Darle a beber a la paciente trigo molido, adormidera tostada, salvia, juncia, anís y salvado de cebada; triturar bien todo, diluirlo en vino y administrarlo dos veces al día, media cótila cada vez”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 193: “Fomentos para los flujos: tostar harina de cizaña, cocerla en oximiel puro y aplicar en fomento, untando con esto un trozo de lienzo. O bien tostar lentejas, triturarlas y hacer una harina gruesa; cocerla en agua y aplicar en cataplasma como en los casos anteriores. También se puede hacer esto con arveja. Es bueno aplicar en cataplasma la salvia o la paja de cebada en decocción de salvia y corazoncillo

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 202: Si la matriz se llena de aire, utilizar todas las sustancias aromáticas que pueden combinarse en un ungüento y también laurel, mirto, salvia y serrín de cedro y ciprés. Triturar todo, tamizarlo fino, espolvorearlo en vino oloroso e incorporar aceite de rosas”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 203: “Fumigaciones para los casos en que la matriz se desplace […]. Por lo demás, administrar dos veces al día salvia, simiente de lino y harina de cebada en vino rebajado y en cantidad de cuatro cotilas”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 209: “Si tras la purga siente dolor, juncia, caña, junco y lirio; cocerlos en vino tinto e irrigarlos. […] Otra fórmula: cocer agua de mercurial con mirra, incienso, aceite de almendras amargas o salvia y corazoncillo; cocerlo todo en agua e irrigarlo”



Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 210: “Si la mujer es afectada por estranguria, que se fomente y se unte el bajo vientre con grasa. Que tome un baño de asiento en decocción de rosas o de zarza, o bien mirra, olivo, zarcillos de vid, bayas de enebro o salvia”

Hipócrates, Enfermedades de las mujeres II, 211: “Si hay aire en la matriz, se produce un fuerte dolor y el gas no sale. Aplicar comino o bien triturar salvia y juncia y dejarlas macerar una noche entera; por la mañana colarlo, echar en un vaso la parte transparente, amasar en vino blanco harina basta de trigo y un ciato de jugo de silfio, cocer la mezcla y darla a tomar semicruda en puré”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 10: “Si la matriz se inflama y se hincha, se produce aire dentro de ella […] Que beba en ayunas corazoncillo, simiente de lino y salvia en vino rebajado con agua

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 33: “Irrigaciones: […] Otra receta: hojas de lentisco, de salvia y de corazoncillo; cocerlas en vino tinto […] Otra receta: cocer salvia y corazoncillo en agua e irrigar con el agua.”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 34: “Servirse de fumigaciones con productos suaves triturados […] Triturar dos garbanzos blancos y un tercio de uvas pasas, añadir la mitad de agua, cocer, luego colar, poner al aire libre y dar a beber al día siguiente; el resto de los días, mezclar salvia y simiente de lino y con ellos dar harina de cebada dos veces al día, en cuatro cótilas de vino rebajado y tres medias cótilas de aceite y un puñado lleno de hojas de saúco; cocer todo esto, verterlo en una crátera caliente y realizar una fumigación calentando tejas, sentando en una silla a la paciente y cubriéndola con vestidos”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 58: “Si la matriz se desplaza de su sitio, triturar bien fino hiedra muy seca, envolverla en un trozo de lienzo y aplicarla. No administrar nada graso y hacer que tome en bebida granos de trigo crudos, adormidera tostada, salvia, juncia y anís; triturarlo bien todo, diluirlo en vino, añadir salvado de cebada y administrarle dos veces al día media cótila en cada toma”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 64: “Si la matriz se ha llenado de aire y también hay aire  en el vientre y causa dolor, triturar salvia y juncia, dejarlas a remojo una noche y por la mañana colarlas, echar la parte colada en un recipiente de barro, añadir harina basta de trigo, sobre ello un ciato de vinagre blanco y una cantidad semejante al tamaño de un haba de jugo de silfio, cocer todo y darlo a tomar semicrudo”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 93: “Cuando se haya retirado la leche, que la paciente cueza salvia y añada bayas de cedro o de enebro, que cuele el agua de la decocción y que la beba añadiéndole vino; al resto, que le añada harina, bulbo y un poco de aceite y que se lo coma”

Hipócrates, Sobre la naturaleza de la mujer, 105: “Fomentos […] Otra: cocer en agua salvia y corazoncillo, en el agua de la decocción cocer paja de cebada, envolver en un trozo de lienzo y fomentar”

 



RECETA CULINARIA Y MEDICINAL

Dioscórides, V, 61: El vino de salvia " El vino de salvia igualmente: echa ocho dracmas de salvia en un ánfora de mosto, que vale un ceramio. Es eficaz contra los dolores de riñones, de vejiga, de costado, contra expectoraciones de sangre, contra la tos, roturas internas, espasmos, contusiones, menstruos detenidos”

Como acabamos de ver, sus usos médicos son muchos.  Este sería el resumen de sus usos médicos.

Usos terapéuticos contra la tos, el prurito de genitales, las mordeduras, los espasmos, las contusiones, para dolores o heridas, para provocar la menstruación, para expectorar pus o sangre, para contener las hemorragias, para llagas invasivas, para acelerar o provocar el parto y diurética. Siempre tomada infusionada con agua.

Usos cosméticos en decocción con agua o fomento para crear tiente negro.

USOS MÁGICOS

Sabemos que la salvia se podía emplear con usos mágicos como se puede leer en los textos mágicos griegos, papiro IV, 2578: “Esta es la fórmula que has de utilizar para coaccionar […]«Fulana presenta en tu honor, diosa, una espantosa ofrenda: grasa y sangre y suciedad de una cabra de piel moteada, suero de una doncella muerta y el corazón de un muerto prematuro y la entidad de un perro muerto y un feto de mujer y  caras limpias de granos de trigo y desperdicios ácidos; sal, grasa de una cierva muerta, cebolla de mar y mirra y laurel oscuro, harina de cebada y unas de cangrejo, salvia, rosas, esencia de frutas y una cebolla sin retoños, un ajo, harina de higos, estiércol de cinocéfalo y un huevo de ibis joven —¡cosas que no son licitas!”

Papiro IV, 2630: “Fabricación de un amuleto para la práctica […]«Fulana quema para ti, oh diosa, una mezcla aborrecible: grasa de una cabra de piel moteada, sangre y basura, un embrión de perro y suero de una doncella muerta prematuramente y un corazón de muchacho joven, con una mezcla de harina de cebada y vinagre, sal y un cuerno de ciervo, cebolla de mar y mirra y laurel oscuro, fácilmente; y patas de cangrejo, salvia, rosa, esencia de frutas y una cebolla sin retoños, un ajo y estiércol de un musgaño, sangre de cinocéfalo; y un huevo de ibis joven —lo que no es licito que ocurra— ha puesto en tus altares de madera de enebro”

Papiro IV, 2875: “El sahumerio de la práctica. Para los ritos benéficos quema resina, mirra, salvia, incienso, un hueso de fruta; para los ritos maléficos, la entidad de un perro y de una cabra de piel moteada e, igualmente, la de una doncella muerta prematuramente”

Papiro IV, 3095: “Envuélvete en un lienzo puro a la manera isiaca  y ofrece al dios un sahumerio de salvia con un corazón de gato y estiércol de caballo”

Como podéis ver son muchas sus aplicaciones en la antigüedad.

Plurimam salutem!

*Imágenes propias