Al igual que hoy en día son muchas las
variedades de peras que podemos encontrar en el mercado. Todas ellas se
diferencian por su procedencia, calibre, sabor, olor, color, forma,…esta
clasificación también la encontramos en la antigüedad. Así pues, veamos qué nos
cuentan los autores clásicos sobre esta exquisita fruta que ya aparece citada
por Homero en la Odisea, VII, 112 y ss: “Por de
fuera del patio se extiende un gran huerto, cercadas en redor por un fuerte
vallado sus cuatro fanegas; unos árboles crecen allá corpulentos, frondosos: hay perales, granados, manzanos de
espléndidas pomas; hay higueras que dan higos dulces, cuajados, y olivos. En
sus ramas jamás falta el fruto ni llega a extinguirse, que es perenne en verano
e invierno; y al soplo continuo del poniente germinan los unos, maduran los
otros: a la poma sucede la poma, la pera
a la pera, el racimo se deja un racimo y el higo otro higo”
Odisea, XI, 588 y ss: “Corpulentos frutales sus ramas
tendíanle a la frente con espléndidos frutos, perales, granados, manzanos,
bien cuajados olivos, higueras con higos sabrosos”
Odisea, XXIV, 232 y ss: “Una vez que lo vio el divinal pacientísimo Ulises de vejez
consumido y tomado de pena, ocultóse
bajo espeso peral y dejó que fluyese su llanto” […] No hay en ti, buen anciano, ignorancia de
cómo se cuida tal plantío, mas bien la labranza conoces de todo, del arbusto, la higuera, la vid, el peral, el olivo, las legumbres, y
así nada está descuidado en tu huerto […] Pero voy además a contarte los
árboles todos que me diste una vez de esta huerta florida. Yo, aún niño,
caminaba contigo por ella, te hacía mil preguntas, l tú mostrabas las plantas y
me ibas diciendo sus nombres; diez
manzanos y trece perales me diste,
de higueras hasta cuatro decenas”
TIPOS
DE PERAS
Con la lectura de las fuentes clásicas
descubriremos la gran variedad de perales que eran conocidos y clasificados
según su procedencia, si eran silvestres o no, la forma de sus frutos, su
calibre, su dulzor, etc.
Ateneo VI 113 e menciona las peras
silvestres: “…manzanas,
frutos de cornejo, granadas, serpol, adormidera, peras silvestres”
Ateneo, II, 55 a vuelve a citar a la
pera silvestre: “Las
partes y el conjunto de nuestra subsistencia son: haba, altramuz, verdura,
rábano, algarroba, arveja, bellota, nazareno, cigarra, garbanzo, pera silvestre”
Ateneo III 82 d al comparar las
manzanas con las peras, comenta que fueron descubiertas por Dioniso: “Neoptólemo de Parió, en su
Dionisiada, cuenta también él que las manzanas, lo mismo que las restantes
frutas, fueron descubiertas por Dioniso.
«Se llama epimëli — dice Pánfilo— a una
clase de peras»
Macrobio, Saturnales 19 en su capítulo dedicado a las frutas nos
presenta un gran número de denominaciones: “[6] Estas peras que vemos se las clasifica con
una gran variedad de nombres. En efecto, el propio Cloacio enumera sus
denominaciones: “Aniciana, calabazosa, cirrita, cervisca, grumosa, crustumina,
decimana, griega, loliana, lanuvina, laurea, lateresiana, aromática, milesia,
mirtia, neviana, redonda, preciana, cobriza, signina, tuliana, ticiana, de
tomillo, turraniana, temprana, volema, nespla tardía, sementiva tardía,
sextiliana tardía, tarentina tardía, valeriana tardía”
También Columela, Los doce libros de la agricultura, X nos enumera los tipos
de peras y la forma de conservarlas: “Las peras de
Dolabela, las de Palombara, las Reales, las de Venus que son muy coloradas las
Grandes, las de Nevio, las Latericianas, las Decumanas, las de olor de laurel,
las Mosqueruelas, así que las hayas cogido sin madurar, pero no muy verdes,
míralas con atención si están sanas, sin defecto y sin gusanos: enseguida acomódalas en una olla de barro
dada de pez, que llenarás de vino de pasas o de mosto cocido hasta quedar
en la mitad, de suerte que toda la fruta esté sumergida, y después ponle una
cobertera que cogerás con yeso”
Catón, De agricultura, indica los tipos de peras existentes: “Peras
grandes, peras anicianas, peras de sementera (éstas serán buenas conservadas en
arrope), peras de Tarento, peras dulces, peras calabaciles e igualmente
tantas otras variedades como sea posible […] La serba, conservarla en arrope o
dejarla secarse; debes enjugarla. Con las peras haz lo mismo”
Plinio, HN, XV, 11, 2 nos presenta el nombre de una pera basado en
su calibre: “Incluso
hay también unas peras llamadas «de
libra» que indican con su nombre la magnitud de su peso”
De nuevo Plinio, HN, XV, 15 enumera los tipos de peras por su tamaño, sabor, procedencia, forma y color:
“Esa misma causa lleva a valorar una clase de peras
con el sobrenombre de «soberbias» —son éstas pequeñas, pero clases de peras muy
tempranas—. Ahora bien, las más sabrosas de todas son las crustumias y las siguientes,
las falernas, por su licor, porque están llenas de un jugo así de intenso —se
conoce con el nombre de «leche»— y, entre ellas, hay unas de color negro que
son un don de Siria. Las demás se llaman de diferente manera según los
distintos lugares, si bien por sus nombres declaradamente romanos honraron a
sus respectivos inventores las decimianas —y de ahí deriva la clase que
denominan pseudodecimiana—·, las dolabelianas, de pedículo muy largo, las
pomponianas, de apodo «tetudas», las licerianas, las sevianas, así como las
turranianas que proceden de ellas y se distinguen por la longitud de su
pedículo, las favonianas, rojas y un poco más grandes que las «soberbias», las
laterianas, las anicianas, posotoñales y ricas por su sabor ligeramente ácido.
Se llaman tiberianas las que más le gustaban al emperador Tiberio; éstas
colorean más con el sol y ganan tamaño; de no ser así serían las mismas que las
licerianas. Llevan el nombre de su patrialas amerinas, las más tardías de
todas, las picentinas, las numantinas, las alejandrinas, las númidas, las
griegas y, junto a ellas, las tarentinas y las signinas, a las que otros dan el
nombre de testáceos por su color, lo mismo que a las onicinas y a las rojas;
reciben el nombre por su olor las mirapias, las láureas y las nardinas; por la
época, las «de la cebada» y, por el cuello, las ampuláceas y, asimismo, las
coriolanas y las bruñas; las calabaciles, por su parentesco correspondiente y
las acidillas, por su jugo. Es incierto el motivo de denominaciones como las
barbáricas, las «de Venus», que llaman «coloradas», las «reinas», que se llaman
sésiles por su pedículo minúsculo, las «patricias», las vocimas, verdes y
alargadas. Además, Virgilio añadió las volemas, tomándolas de Catón, que, a su
vez, menciona las sementivas y las músteas”
También Ateneo I 27 f nos indica Eubea
como una procedencia: “Luego,
de Eubea, peras y gruesas manzanas"
Plinio, HN, XV, 17 nos hace una explicación muy interesante sobre su
forma, su cultivo, su conservación y beneficios:
“Las peras tienen figura más bien cónica.
Entre ellas, cuelgan en el árbol madre hasta el invierno las tardías, que
maduran con la helada, a saber: las griegas, las ampuláceas y las láureas, lo
mismo que, entre las manzanas, las amerinas y las escaudianas. Ahora bien, las
peras se conservan como las uvas y
con las mismas fórmulas, y ningún otro fruto más se guarda en orzas, salvo las
ciruelas. Las peras tienen, entre todas
las frutas, las mismas propiedades que el vino, y los médicos se las
prohíben exactamente igual a los enfermos. Se cuecen con agua y vino, y
entonces cumplen la función de un plato, cosa que no hacen las demás frutas,
salvo el membrillo y el estrucio”
Dioscórides, 1, 116 también nos
describe las clases de peras y
propiedades: “De
la pera hay muchas especies. Todas
astringen, por lo que van bien para los emplastos que frenan los flujos. La
decocción de las secas y ellas por sí mismas, tomadas crudas, estriñen el
vientre. Comidas en ayunas hacen daño. La akhrás es una especie de
pera silvestre que madura lentamente. Posee virtud más astringente que la pera,
por lo que viene bien para lo mismo que aquélla. Sus hojas son también astringentes.
La ceniza del tronco del peral presta ayuda eficazmente a los que se ahogan por
efecto de los hongos. Algunos dicen que si se cuecen las peras silvestres con
hongos, éstos se vuelven inocuos.”
Por lo que hace a su flor, Ateneo, II,
50 c compara la flor de la cereza con la del peral: “Tiene
una hoja semejante a la del níspero, pero rígida y más ancha; la corteza es
parecida a la del tilo, y la flor es
blanca, similar a la del peral y la del
níspero, reunida en pequeños grupos de flores, de aspecto ceroso”
En otras entradas hablaremos de aspectos curiosos de las peras.
Plurimam salutem!
No hay comentarios:
Publicar un comentario