domingo, 27 de noviembre de 2022

VRTICAE I

Muchas personas consideran la ortiga como una mala hierba, pero se ha utilizado y se sigue empleando como fuente de alimento por su alto valor nutricional, por su fibra, por su contenido en hierro, sus vitaminas, minerales y por su clorofila, para hacer tintes y para elaborar muchos remedios medicinales, e incluso hoy en día, se realiza a urtificación para estimular la circulación sanguínea.

 Existen ortigas de tierra y de mar, ambas están bien atestiguadas en las fuentes clásicas. 


A continuación, veamos qué nos cuentan estas fuentes de información.

 Con respecto a su etimología, Isidoro de Sevilla, XVII, 9, 44 nos dice que: “La ortiga (urtica) se llama así porque su contacto produce quemazón en el cuerpo, pues es de naturaleza ardiente y al tocarla produce escozor y prurito”

Como bien es conocido, una de las características principales de las ortigas es la capacidad de provocar irritaciones como nos lo indica Teócrito, Idilio, VII, 105 y ss cuando invita a Pan a descansar sobre ortigas: Y si tal haces, Pan querido, que los zagales de Arcadia no te azoten con escilas en los costados y los hombros cuando obtienen poca carne; más si lo dispones de otro modo, que te llenes de picores y hayas de desgarrarte con las uñas todo el cuerpo, y duermas entre ortigas”

 Sobre los tipos que existen, ya hemos comentado la presencia de ortigas terrestres y marina. Son muchas las citas clásicas que se encuentran. Veámoslas:

Menandro, Proverbios griegos, 3ª parte, 73 nos habla de la existencia de la ortiga de tierra y la de mar: Acalefe. Ortiga, tanto la de tierra como la de mar

 ORTIGAS DE TIERRA

Se trata de una planta herbácea que pertenece a la familia de las urticáceas. En sus hojas se pueden ver unos finos pelos que son urticantes cuando se tocan.  Sus flores son de color verdoso.

Están atestiguadas la urtica caudata Vahl., la dioica L., la pilulifera L. y la urens L. todas ellas producen una gran irritación por contacto, pero también con virtudes diferentes. La más empelada es la mayor o urtica dioica L.



Dioscórides 4, 93 nos habla sobre sus nombres y tipos: Otros ‘picazón’ (knídē), [otros ‘injusta’ (adíkē); los romanos urtica; los egipcios selepsiú. Otra ortiga (akalýphē hetéra); otros la llaman ‘picazón’ (knēphē); los romanos urtica mollis. Hay dos especies de ortiga: una es más agreste, más áspera, más ancha y más negra en sus hojas; su fruto es semejante a la linaza, pero menor. Y la otra especie es de semilla menuda y no tan áspera

Ateneo, II, 62 D dice lo siguiente sobre su aspereza: “Ortiga. Se llama así entre los áticos tanto a la planta como a lo que produce irritación. Aristófanes, en Las fenicias [PCG III2, fr. 572]: Antes que ninguna otra cosa nacieron los espliegos, luego, a continuación, las ásperas ortigas

Plinio HN, XVI, 38: “Algunas plantas tienen las hojas punzantes, como las ortigas”

Plinio HN, XV, 30: En Egipto se produce en gran cantidad de la semilla del rábano o de hierba gramínea —el que llaman córtino-, así como de sésamo y de ortiga —el que denominan cnidino”

Teofrasto, VII 7, 2: “Igualmente pueden ser incluidas en esta denominación todas aquellas plantas que tienen similar aspecto, pero zumos que sirven de alimento, crudos o cocidos. Porque algunos necesitan ser puestos al fuego, como la malva silvestre, la acelga, la romaza, la ortiga  y la matricaria, mientras que la hierba mora se come también cruda y algunos, en tiempos antiguos, la estimaron digna de ser cultivada en jardines […] Todas estas plantas son anuales o tienen tallos anuales, porque algunas se marchitan dentro de una estación, mientras que de otras persisten las raíces por más largo tiempo. Y no pocas pertenecen a esta clase. Algunas de estas plantas nacen de raíces y también de semillas, aunque, en algunos casos, nacen espontáneamente.[…] Otras echan la flor al tiempo que brotan, como la celidonia menor; algunas no mucho después, como la anémona, y las hay que, al llegar la primavera, echan tallos y florecen, como la achicoria y plantas afines a ella, y aquellas plantas espinosas comprendidas en el apartado de verduras”

Plinio HN, XVI, 38 en el que habla de las variedades de hojas comenta que Algunas plantas tienen las hojas punzantes, como las ortigas

 Opiano, De la pesca, II, 425 describe los peces venenosos y compara a la escolopendra con la ortiga de mar por el escozor que provoca: de aspecto igual al reptil de la tierra, pero mucho más dañino. Porque, si uno se aproxima y lo toca, en seguida su picadura produce una caliente rojez en la carne, y se extiende un verdugón, como el de la hierba, que, por los dolores que causa, los hombres llaman la ortiga”

 En el mismo sentido habla Eliano, Hª de los animales, VII, 35: La escolopendra  es un ser marino, pero es exactamente igual que la terrestre; y si un hombre arrima su piel a ella, inmediatamente siente escozor e irritación, es decir, siente las mismas molestias que produce la planta llamada ortiga”.

 ORTIGAS DE MAR

Algunas ortigas de mar son comestibles, aunque probablemente sería la anemona de mar (Anemonia sulcata) la servida en los platos de la antigüedad, aunque también era consumida la Actinia equina L. que se caracterizaba por su color rojo.

 Diógenes Laercio, VIII 34, y Eliano, Hª Animales IV 17 la denominan  acalefo u ortiga de mar perteneciente al grupo de los celentéreos, que, cuando se hace adulto, toma forma de medusa”

 Aristóteles, Sobre los pitagóricos, 4a dice que La anémona es un animal marino que se llama ortiga de mar”



 Aristóteles, HAIV 6, 531a-b comenta varios aspectos de las ortigas de mar: En cuanto a las que unos llaman ortigas de mar y otros actinias, no son testáceos, sino que caen fuera de los géneros clasificados, y su naturaleza está a mitad de camino entre el vegetal y el animal pues por vivir algunas de ellas separadas y correr hacia su alimento, y aún por percibir lo que les sale al paso, están  próximas a los animales. Además, utilizan la aspereza de su cuerpo para su defensa. Pero por ser imperfectas y adherirse rápidamente a las rocas, están cerca del mundo vegetal, y por no tener excremento visible, aunque tienen boca”

 Artemidoro, La interpretación de los sueños, en el capítulo 14 dedicado a la pesca comenta que así mismo predicen que las actividades languidecerán por no tener huesos. En efecto, la osamenta constituye la fuerza del cuerpo. Son de este tipo los siguientes: el pulpo, el calamar, la ortiga marina, el nautilo, la heledone, el Porfirio y la sepia”

 Plinio HN, IX, 45 (68) habla de las ortigas de mar: “Por supuesto que también pienso que hay entendimiento en los seres que poseen una naturaleza que no es la propia de los animales ni de las plantas, sino una tercera que procede de entrambas; me refiero a las ortigas y a las esponjas. Las ortigas se mueven por la noche y cambian de lugar. Su naturaleza es la propia de una hojarasca carnosa, y de carne se alimentan. Poseen la misma capacidad de picar produciendo escozor que la de las ortigas de tierra. Por eso se contraen todo lo apretadas que pueden y, cuando algún pececillo nada sobre ellas, despliegan toda su hojarasca y, abrazándolo bien, se lo tragan. Otras veces, como si estuvieran marchitas, dejándose arrastrar por las olas al modo de las algas, atacan a los peces después de haberlos tocado, cuando se rascan el picor con el roce de una roca. Además, por la noche buscan peines de mar y erizos. Cuando presienten que se les acerca una mano, cambian de color y se contraen. Si les tocan, sueltan la sustancia que produce escozor y, si tienen un poco de tiempo, se esconden. Dicen que su boca se halla en sus raíces y que expulsan los excrementos por su parte superior mediante una fístula fina”

 Ateneo, III, 89, F y ss: De la misma manera que los moluscos nacen también los que no tienen sin concha, como las anemonas y las esponjas en las grietas de las rocas. Hay dos clases de anémonas. Las de las cavidades no se separan de las rocas, mientras que las de las zonas lisas y llanas se sueltan y cambian de lugar. Éupolis, en Autólico, llama a las anémonas de mar akalephai (ortigas), y el mismo Aristófanes, en Las fenicias, de este modo [PCG III 2, fr. 572]156:

Sábete que antes que ninguna otra cosa nacieron los espliegos, y luego, a continuación, las ásperas ortigas.

 Y también en Las avispas [884]. Ferécrates, en Los desertores [PCG VII, fr. 29, 2): Y estar coronado de ortigas durante el mismo tiempo.

 El medico Dífilo de Sifhos dice: La ortiga es digestiva, diurética, estomacal; pero produce irritación a quien la recolecta, si antes no se unta con aceite. Pues, en efecto, pica a quien la coge, y por eso ahora se la llama akalephe (tacto suave) con una locución alterada; y quizás por ella se llama también igual la planta. En efecto, se la nombra con un eufemismo consistente en una antífrasis, ya que no es dulce ni suave al tacto, sino áspera y desagradable. Menciona las ortigas marinas también Filípides en Anfiarao, de este modo [PCG VII, fr. 4]:

Me sirvió ostras, ortigas de mar (y) lapas.

Hace un juego con la palabra Aristófanes, en Lisístrata [549]: ¡Venga, tú, la más valerosa de las ascidias y las madrecitas ortigas!

Tras ver los tipos de ortigas conocidas en el mundo clásico, en las siguientes entradas veremos sus diferentes usos.

Plurimam salutem!!

domingo, 13 de noviembre de 2022

PIRA CONDITA

Son muchas las citas que nos hablan sobre los diferentes tipos de peras y su conservación, tema que trataremos en otra entrada. En esta ocasión, nos centraremos en algunas recetas de peras.



Son varios los autores clásicos que comentan la conservación de esta exquisita fruta en arrope, es decir,  una especie de vino cocido. Así lo leemos en Plinio, HN, XV, 17: “Las peras anicianas se conservan también en vino de uvas pasas”

Y en Catón, De agricultura, 7 [IX]: “Las peras grandes, peras anicianas, peras de sementera (éstas serán buenas conservadas en arrope), peras de Tarento, peras dulces, peras calabaciles e igualmente tantas otras variedades como sea posible”

POSIBLE ADAPTACIÓN DE LA RECETA

Ingredientes

-         5 peras conferencia

-         100 ml de vino dulce (sapa)

Elaboración

Pelar las peras, cortarlas por la mitad y quitarles el corazón.

Cocerlas al vapor durante unos 20/25 minutos. Pintad para ver si ya están bien cocidas.

Se colocan en una fuente honda y se cubren con el vino dulce. Se dejan macerar mínimo 1 o 2 horas.

Se pueden servir con un poco de canela por encima o con pimienta negra molida.

Aprovechamos para compartir otras dos curiosas recetas de peras que encontramos en Paladio, Tratado de agricultura, III, 25, en concreto son dos bebidas cuyo ingrediente es esta fruta:

 “Vino y vinagre de pera: se hace perada metiendo las peras en un saco de malla muy abierta, se machacan y aplastan con pesos o con una prensa. Dura el invierno pero se agria al principio del verano. El vinagre de peras se hace de este modo: se dejan durante tres días en un montón peras silvestres o de sabor ácido que estén maduras. Después, se meten en un recipiente al que se añade agua de fuente o de lluvia y se deja el recipiente tapado durante treinta días y a medida que se va cogiendo un poco de vinagre para el consumo, se echa otro tanto de agua en sustitución.

Zumo de peras: el casto zumo de peras se preparará así: se pisan peras muy maduras con sal gorda. Cuando su carne esté deshecha, se meten en tonelitos, o recipientes de barro embetunados con pez; al cabo de tres meses la pulpa en suspensión desprende un líquido de sabor agradable pero de un color blancuzco. Contra este inconveniente será bueno que al tiempo que se salan, se mezcle una dosis de vino tinto”

Prosit!

Plurimam salutem!!