Uno de los moluscos más apreciados en el mundo clásico
fue la ostra, no sólo por su deliciosa carne, sino también por sus brillantes
perlas.
Se le consideraba un alimento afrodisíaco y símbolo de riqueza para
aquellos que lo servían en sus mesas. Estaban altamente consideradas e incluso,
se las equiparaba con las trufas como vemos en Poesía Helénica Menor, Festín
ático, 2: “Y Matrón, el poeta paródico en su
Festín: Ostras trajo, trufas de la Nereida Tetis”
En un principio se utilizó el término óstreon
para designar a las ostras, pero con el tiempo se empleó esa palabra para los
moluscos de concha rugosa.
Sobre su nomenclatura leemos en Ateneo, III,
92 f: “Los autores antiguos sólo llamaban a
las ostras así, ostreia. Cratino, en Los compañeros de Arquíloco [PCG
IV, fr. 8 ]m: Parecida a los nácares y las ostras. También Epicarmo, en Las
bodas de Hebe [fr. 41, 3 R-N, CGF 42, 3]: Ostras cerradas.
En cambio Platón, en Fedro [250c], dice ostreon,
como orneon (pájaro): ≪Encerrados como una ostra≫, y en el Timeo [92b]: ≪La familia de todas las ostras≫. Sin embargo, en el libro doce de la
República
[61 Id], dice ostreia: ≪Se le habían adherido ostras y algas≫.
Según Isidoro de Sevilla, Etimologías, XII, 6, 52: “La ostra debe su nombre al caparazón con el que
protege la blandura de su carne interior. A este caparazón los griegos le
llamaban ostra. El vocablo ostrea es neutro, teniendo género femenino
únicamente cuando se aplica a la carne del animal”
Con lo que respecta a s su consumo, tenemos conocimiento del mismo ya en los poemas de
Homero, Ilíada, XVI, 746: “Si
alguna vez este hombre estuviera en el mar, rico en peces, buscando ostras, saciaría
a muchos con sus saltos desde la nave, aunque hubiera mar de fondo”
E incluso, en Ateneo, I 13 c podemos leer lo siguiente al hablar
de la alimentación de los héroes homéricos: “Homero
no menciona este tipo de comida en los banquetes, como si no se la considerara
alimento adecuado para los héroes que gozaban de tan alta dignidad, como
tampoco la consistente en víctimas recién nacidas. No sólo comían pescado,
sino también ostras, aunque su consumo no tenga mucho de provechoso y
agradable, y encima yacen en el fondo del mar a gran profundidad; además,
no hay ningún otro medio de conseguirlas más que sumergirse hasta el fondo.
¡Que hombre más ágil, ese que con facilidad se tira de
cabeza! [II. XIV 745] y que, afirma Homero, saciaría a muchos si se dedicara
a buscar ostras!
CARACTERÍSTICAS
Sobre su procedencia, crianza y captura son varios los
autores que hablan de ellas.
Comencemos por sus peculiaridades según los autores clásicos.
En primer lugar su clasificación como testáceo.
Eliano, Historia de los animales. XI, 37: “Testáceos
son las ostras, el busano, el buccino, las caracolas o tritones, los erizos
de mar y los astacos”
Plinio, HN, IX, 12 (14), 40: “Los recubrimientos de los animales acuáticos son
varios […] de un caparazón como las tortugas, de una materia con la dureza
de la piedra, como las ostras y las conchas”
Aristóteles, Hª de animales, 523 b
10: “Están, por otro lado, los testáceos:
éstos son animales cuya parte carnosa está en el interior y la parte sólida en
el exterior. Esta parte sólida es desmenuzable y fácil de romper, pero no se
dobla. Tal es el caso de las conchas y de las ostras”
Aristóteles, Hª de animales, 528 a 1 y
ss: “Los animales testáceos, como,
por ejemplo, los caracoles de tierra, los caracoles de mar y todos los
llamados ostras, así como el género de los erizos marinos, tienen la parte
carnosa, los que la tengan, dispuesta como los crustáceos, o sea en el
interior, y la concha por fuera, sin sustancia dura en el interior. Estos
animales presentan entre sí muchas diferencias tanto respecto a la concha como
a la carne de su interior. [...] Por otro lado, las mismas conchas son
diferentes unas de otras. Unas tienen la concha lisa, como, por ejemplo, las
navajas, los mejillones y algunas conchas llamadas por algunos lácteas; otras
tienen la concha rugosa, como, por ejemplo, las ostras de lago, las pinnas,
algunas variedades de conchas y los buccinos. De estos testáceos unos son
acanalados, como, por ejemplo, las almejas y alguna variedad de conchas, otros
no son acanalados, como las pinnas y otra variedad de conchas. [...] Unos
tienen las conchas con bordes delgados, como los mejillones; otros los bordes
gruesos, como las ostras de lago”
Con respecto a su nacimiento y crecimiento,
Aristóteles, Investigación sobre los animales, V, 547 y b, 10- ss y
en Hª de animales, 547 b 11 y 20 explica: “En cuanto a las llamadas ostras de laguna, se
originan en los lugares en donde hay lodo. [...] De una manera general, todos
los testáceos nacen en el lodo por generación espontánea y se diversifican
en especies diferentes según la diferencia de cieno: en el lodo se forman
las ostras, en la arena las conchas y las otras especies citadas, en las
hendiduras de las rocas, las ascidias, los percebes y las criaturas que nadan
sobre la superficie del agua, como, por ejemplo, las lapas y las neritas. Ahora
bien, todos los animales de esta especie tienen un crecimiento rápido”
Aristóteles, Hª de animales, 548 a 5 y
ss: “Así pues, las ostras nacen como se ha
dicho, y de ellas, unas se forman en aguas de poca profundidad, otras en las
playas y en lugares fangosos; algunas crecen en los lugares rocosos y
escabrosos; otras en los fondos arenosos. Por otro lado, unas cambian de
lugar, otras no. Entre las que no cambian de lugar, las pinnas están adheridas
al suelo por raíces, pero las navajas y las conchas están fijas sin estar
adheridas por raíces, y cuando se las arranca de su medio, no pueden vivir”
Ateneo, III, 92 a y ss: “Las ostras se producen en ríos, lagunas y en el
mar. Las mejores son las marinas, cuando hay cerca una laguna o un
río, pues resultan jugosas, más grandes y dulces. Las de las costas y
rocas que no se mezclan con el limo o el agua dulce son pequeñas, correosas y
picantes”
Aristóteles: Reproducción de los animales, 763
a y ss: “Nacen
por generación espontánea. Que todos los testáceos se forman espontáneamente
está claro por las siguientes razones: porque se desarrollan junto a los
barcos cuando se pudre el lodo espumoso; y en muchos sitios donde
antes no había nada semejante, después, por falta de agua y una vez
convertido el lugar en un lodazal, se desarrollaron las llamadas ostras de
lago, del género de los testáceos. Por ejemplo, cuando una vez pasó por
Rodas una flota naval y fueron arrojadas al mar vasijas de barro, al cabo de un
tiempo se concentró lodo alrededor de ellas y se encontraban ostras
dentro. Una prueba de que tales animales no expulsan nada capaz de procrear
es lo siguiente: ciertos habitantes de Quíos transportaron ostras vivas de
Pirra -en Lesbos- y las echaron en algunos brazos de mar de
continuas corrientes; con el tiempo, no hubo mayor cantidad de ostras, pero su
tamaño aumentó mucho. Lo que llamamos huevos nada aporta a la reproducción,
sino que es una señal de buena alimentación, como la grasa en los animales
sanguíneos: por eso también en estas ocasiones son muy sabrosos de comer. Una
prueba es que animales del tipo de las pinnas, los bucemos y las púrpuras
tienen huevos siempre, sólo que unas velo ces son más grandes y otras más
pequeños. Pero algunos no tienen siempre, sino sólo en primavera, y según
avanza la estación menguan hasta que finalmente desaparecen por completo, como
es el caso de las pechinas, los mejillones y las llamadas ostras de lago: pues
la estación primaveral les va bien a su organismo”
Plinio, HN XXXII, 21 (6) nos cuenta que: “También las ostras neutralizan el veneno de la liebre
de mar, y ahora que hablamos de ostras, puede pensarse que no he tratado este
tema con suficiente extensión en la primera parte de mi trabajo, ya desde hace
mucho tiempo se les ha concedido la palma en nuestras mesas como plato de lo
más exquisito. A las ostras les encanta el agua dulce y los lugares donde
numerosos ríos desembocan en el mar; de ahí que en las pelagia sean de
tamaño tan pequeño y tan pocas en número. Sin embargo, las encontramos criando
entre rocas y en lugares muy alejados del contacto con el agua dulce, como en
las cercanías de Grynium y de Myrina por ejemplo. Generalmente aumentan de
tamaño con el aumento de la luna, como ya dijimos al tratar de los animales
acuáticos; pero es en verano, más particularmente, y cuando los rayos del
sol penetran en aguas poco profundas, que se hinchan. Esta también parece ser
la razón por la que son tan pequeñas cuando se encuentran en el mar; la
opacidad del agua tiende a detener su crecimiento, y el consiguiente desaliento
produce una indisposición comparativa para la comida”
Plinio, HN II, 41 hace referencia a la luna
sobre las ostras: “Es cierto que los cuerpos de las ostras
y de los caracoles, y de los mariscos en general, aumentan de tamaño y luego
disminuyen por la influencia de la luna”
Aristóteles, Partes de los animales, II 654ª,
2-3 nos comenta que no tienen huesos: “Los huesos que son duros por naturaleza, han sido
creados para preservar las partes blandas en los animales que tienen huesos; en
los que no los tienen, la parte análogo, como en los peces en unos casos la
espina, en otros el cartílago. Algunos animales tienen dentro tal protección,
en cambio algunos de los no sanguíneos en el exterior, como todos los
testáceos, por ejemplo, las llamadas ostras”
Ateneo VIII, 354 a también se refiere a este
tema: “De nuevo, entre los animales algunos
tienen articulaciones, como el hombre, el asno, la vaca, mientras que otros carecen
de ellas, como serpientes, ostras y pulmones de mar”
No pueden moverse, pues están adheridos.
Aristóteles, Investigación sobre los animales, I, 487 b, 10 y ss: “En el agua encontramos muchos animales que viven
adheridos, como, por ejemplo, muchas especies de ostras. […] Por otro lado,
muchos animales, sin estar adheridos, no poseen la facultad de moverse, como
las ostras”
Aristóteles, Investigación sobre los animales, IV,
528 a, 4 y ss: “Por otro lado, unos se mueven por sus
propios medios, como la almeja (algunos dicen que incluso vuela), […] otros, en
cambio, no se mueven del lugar en que están adheridos”
Aristóteles, Hª de animales, 487 b, 9 y
ss: “En el agua encontramos muchos animales
que viven adheridos como por ejemplo, muchas especies de ostras. Por
otro lado, muchos animales, sin estar adheridos, no poseen la facultad de
moverse, como las ostras”
Aristóteles, Investigación sobre los animales,
V, 548 a, 1 y ss: “Por otro lado, unas cambian de lugar,
otras no. Entre las que no cambian de lugar, las pinnas están adheridas al
suelo por raíces, pero las navajas y las conchas están fijas sin estar
adheridas por raíces, y cuando se las arranca de su medio, no pueden vivir”
Ateneo, III, 86 b y c: “Las ostras, que son un molusco, se adhieren a las
rocas como las lapas”
Poseen dos partes, una sólida y otra carnosa
como describe Aristóteles, Investigación sobre los animales, IV 523 b,
10: “Están, por otro lado, los testáceos:
éstos son animales cuya parte carnosa está en el interior y la parte
sólida en el exterior. Esta parte sólida es desmenuzable y fácil de romper,
pero no se dobla. Tal es el caso de las conchas y de las ostras”
Aristóteles, Investigación sobre los animales, IV,
528 a, 4 y ss: “Los animales testáceos, como, por
ejemplo, los caracoles de tierra, los caracoles de mar y todos los llamados
ostras, así como el género de los erizos marinos, tienen la parte
carnosa, los que la tengan, dispuesta como los crustáceos, o sea en el
interior, y la concha por fuera, sin sustancia dura en el interior.
Aristóteles, Investigación sobre los animales, IV,
528 a, 4 y ss: “Por otro lado, el elemento carnoso,
tanto en los univalvos como en los bivalvos, está tan adherido a la concha que
se necesita fuerza para desprenderlo, pero en los de concha en espiral se
desprende mejor […] Además, todos poseen de nacimiento un opérculo.
Todos estos testáceos tienen su concha a la derecha, y se mueven no en el
sentido de la espiral, sino en sentido opuesto”
Aristóteles, Investigación sobre los animales,
VIII, 590 a, 30 y ss: “Tienen también, como las ostras, un
orificio por donde sale al exterior su alimento, orificio que está situado en
la parte superior del animal. Pues la actinia se parece a la parte carnosa
que hay en el interior de las ostras”
Con respecto a sus conchas, Aristóteles,
Investigación sobre los animales, IV, 528 a, 4 y ss dice: […] unos son bivalvos, otros univalvos: llamo
bivalvos a los que están encerrados en dos conchas, […]. Entre los
bivalvos, unos pueden abrirse, como, por ejemplo, las ostras, las
almejas y los mejillones; pues todos estos mariscos tienen sus valvas
unidas por un lado y libres por otro, de suerte que pueden abrirse y cerrarse.
[…] Por otro lado, las mismas conchas son diferentes unas de otras.
[…] otras tienen la concha rugosa, como, por ejemplo, las ostras de lago,
las pinnas, algunas variedades de conchas y los buccinos. […] Los testáceos
difieren también por el grosor o delgadez de su concha, ya en su
conjunto, ya en sus partes, por ejemplo los bordes. […] otros los bordes
gruesos, como las ostras de lago. […] Una característica común a estos
animales y a los otros mariscos es que tienen el interior de la concha liso”
Plinio, HN, IX 40: “Los tegumentos de los animales acuáticos son de
muchas clases. (...) de un duro pedernal como las ostras y los moluscos.”
Plinio, HN, X, 68 (87), 189 y ss nos explica que no
tienen sexo: “No son de ninguno de los dos sexos
ni las ostras ni los otros animales que se adhieren al fondo del mar o a una
roca”
Tampoco pueden escuchar, pues no disponen de oído,
Plinio, HN, X, 69 (88), 192: “Entre
los animales marinos, no resulta verosímil que tengan oído las ostras, pero
se dice que en cuanto se hace un ruido, el solen 1 se hunde hasta el fondo; Por esta razón también se
observa silencio entre las personas que pescan en el mar”
Clemente de Alejandría, Protréptico, 51, 5 nos
explica la influencia de la luna: “Hay
muchos animales que no tienen vista, ni oído, ni voz, como la especie de las
ostras, pero, al menos, viven, crecen y sufren por la influencia de la
luna”
Sobre l influencia lunar también nos habla Cicerón, Sobre
la adivinación, II, 14,33: “lo
que les pasa a las ostras y a todos los moluscos es que aumentan de tamaño o
dejan de hacerlo al mismo tiempo que la luna”
Tampoco tienen cabeza ni ojos: Plinio, HN, XI, 46, 129: “No tienen cabeza ni el género de las ostras ni las esponjas, ni por lo general los otros animales
cuyo único sentido es el tacto. En algunos la cabeza no está diferenciada, como
en los cangrejos”
Plinio, HN, XI, 52, 139: “No todos los animales tienen ojos; las ostras no
tienen ninguno, pero cabe la duda en el caso de algunas conchas, porque si
movemos los dedos delante de una vieira entreabierta, inmediatamente cerrará su
concha”
Pero sí tacto,
Plinio, HN, X, 71, 195: “Todos
los animales tienen el sentido del tacto, incluso aquellos que no tienen
ningún otro, pues también lo tienen las ostras y, entre los terrestres,
incluso los gusanos”
Parece que también respiran, Filósofos
Presocráticos, 816 (59 A 115) y Arist., De respir. 470b-471a: “Anaxágoras y
Diógenes, quienes afirman que todos [los seres vivos] respiran, dicen de qué
modo respiran los peces y las ostras”
Aristóteles, Partes de los animales 680 b 710,
22, 23 nos explica otra curiosa característica: “En las ostras esto, el llamado huevo, sólo
crece en un lado y es lo mismo que en los erizos (...) En efecto, las ostras y
las pechinas tienen esta parte en un solo lado de la circunferencia”
Por lo que respecta a su inteligencia e
imaginación, Plinio, HN, XI, 39 (92), 226: “Hay quienes piensan que la agudeza de la inteligencia
no depende de la fluidez de la sangre, sino que los animales son más o menos
irracionales según la piel y la cobertura del cuerpo, como es el caso de las
ostras o las tortugas”
Alejandro de Afrodisias. Acerca del alma del
destino, 67, 4: “Además, todos los animales poseen
sensación, pero no parece que todos dispongan de imaginación, por
ejemplo, no parecen tenerla, entre los animales marinos, las ostras ni
los gusanos”
Plinio, HN, 110 afirma que actúa ante el temor gracias
a su inteligencia: “La concha, cuando ve una mano, se
repliega y oculta sus riquezas sabedora de que son ellas lo que busca;
si la mano se anticipa, la corta con su filo. Además, la protegen en alta mar
los perros marinos y que se encuentra entre escollos”
E incluso Luciano de Samosata, Subasta de vidas,
26 nos habla del alma de las ostras:
“Hermes . — No, buen hombre. Él parece tener algún dinero, así que no te
demores en comprarlo. Y, además, a su lado, aprenderás, al punto, cuánto tiempo
vive el mosquito, a cuánta profundidad brilla el mar bajo el sol y cómo es
el alma de las ostras”
Sobre la manera de alimentarse, Aristóteles, Investigación
sobre los animales, I, 487 a, 25: “Algunos
encuentran su alimento en el agua y no pueden vivir fuera de ella, sin embargo no
absorben ni agua ni aire, como por ejemplo, la anémona de mar y las ostras”
Alejandro de Afrodisias. Acerca del alma del
destino, 74, 5 las considera animales que no son perfectos: “Sin embargo, esta especie de deseo no se
encuentra en todos los seres que poseen sensación. No se encuentra, en efecto,
en los gusanos ni en las ostras, sino en aquellos animales que son ya más
perfectos”
Aristóteles, Investigación sobre los animales,
VI, 568 a, 5 y ss comenta que se alimentan de las algas: “Cuando el Ponto se limpia, es arrastrada por el
Helesponto abajo una sustancia llamada alga que es de color amarillo
pálido, y algunos pretenden que esa sustancia es la flor del alga, de la cual
se extrae el afeite. Esta flor aparece en el verano. Sirve de alimento a las
ostras y a los pequeños peces que viven en estos lugares”
Ateneo, III, 107 b: “Alexis
lo menciona en Cratias o el farmacéutico. Como el fragmento entero es útil para
ilustrar diversos alimentos, y en vista de que en este momento no lo retienes
en la memoria, yo mismo voy a recitarlo. Dice así el cómico [PCG II, fr. 115]:
Así que, en primer lugar, habiendo visto en casa de un tal Nereo, un viejo, unas
ostras envueltas en algas, las cogí; y unos erizos, pues ellos son el
preludio de un banquete agradablemente organizado”
Plinio, HN, 107 comenta que el fruto de las ostras
son las perlas: "El origen y la formación de las conchas perlíferas no
es muy diferente del de las ostras. Dicen que cuando les llega el momento de
procrear, una vez al año, se abren en una especie de bostezo y conciben
llenándose de materia seminal húmeda; una vez preñadas dan a luz y el fruto
de las conchas son las perlas, que difieren según la calidad del líquido
recibido”
En Plinio, HN, 107 podemos leer cosas muy curiosas
sobre este fruto: “Si era puro, surge una perla de un
blanco resplandeciente; si turbio, la perla es de un blanco sucio. Las
concebidas bajo un cielo amenazador son pálidas. Sin duda, las perlas
dependen del estado del cielo, están en relación más con él que con el mar;
por eso son anubarradas o serenas como la claridad de la mañana.”
Plinio, HN, 108: “Si
las conchas se alimentan adecuadamente, las perlas son grandes; si el cielo está iluminado por rayos, las conchas se
cierran y las perlas disminuyen en proporción al ayuno; si truena, al estar
asustadas y replegarse súbitamente en sí mismas producen lo que se llama
physemata, una burbuja vacía sin consistencia: es el aborto de la concha.
Los ejemplares sanos constan de muchas capas, de forma que pueden considerarse
con propiedad una callosidad del cuerpo; los expertos les quitan las impurezas”
Plinio, HN, 109:
“Es asombroso que se dejen influir tanto por el cielo, que con el sol
enrojezcan y pierdan su blancura. Por eso las perlas de alta mar se
conservan mejor, porque están sumergidas a una profundidad donde no llegan los
rayos del sol. Con todo también ellas amarillean y pierden el brillo con la
vejez y las arrugas. (...)La perla en el agua es blanda, una vez fuera se
endurece inmediatamente”
Pseudo Aristóteles, Fisiólogo, 44 c nos
presenta otra curiosa explicación sobre el nacimiento de las perlas en las ostras:
“En el mismo mar Eritreo se produce la perla en
cantidad. Y nace así: en aquel mar están los testáceos llamados de las ostras;
en verdad estas ostras se hallan en la orilla. Cada una de ellas tiene la
boca abierta para engullir algo que le sirva de alimento; y al estar quieta
y con la boca abierta, como frecuentemente se producen los relámpagos, penetra
la fuerza del relámpago dentro de la ostra, y acobardándose se cierra. Y al
cerrarse la ostra teniendo dentro el relámpago, gira el relámpago con las órbitas
de los ojos de la ostra, y girando la ostra sus dos ojos produce perlas;
así rechinando la ostra al quebrarse, las perlas brillan junto al mar Eritreo,
y viéndolas los hombres se acercan y las cogen, y así nacen las perlas”
En otras entradas os contaremos otras cosas muy interesantes
Plurimam salutem!!