Hace unos días podíamos leer un post muy interesante en el blog La llama de Vesta, en él se nos mostraban diferentes opciones para trabajar el famoso ”rosa, rosae” que ha acabado siendo un símbolo de la lengua latina.
Desde De re coquinaria queremos también honrar al "rosa, rosae", pero desde una perpectiva culinaria.
Así pues, veremos que en el mundo antiguo nuestro ROSA, ROSAE, no sólo se declinaba, sino que también se comía y aportaba grandes beneficios para la salud.
La utilización de las rosas como remedio medicinal era muy variada:
a) Para el dolor de cabeza, oídos, ojos, encías, intestino, matriz y ano se emplea el zumo de rosas secadas a la sombra y removidas continuamente para que no se enrojezcan.
b) Para unciones de ojos se utiliza el zumo de rosas frescas sin la parte blanca.
c) Para los flujos de estómago e inflamaciones se ponían emplastos de hojas maceradas.
d) Como antídoto y para sanar heridas, se aplicaba una cataplasma en la cara interna de los muslos.
e) Para las encías se utiliza el botón de las rosas, seco y en polvo.
f) Para expectoraciones de sangre se toma una infusión de las cabezas de las rosas.
También resulta interesante saber el uso cosmético de las rosas para la creación de esencias (las famosas pastillas de rosas) o para el embellecimiento de los párpados y pestañas gracias al empleo de la ceniza de las rosas.
No obstante, lo que nos interesa son las recetas de cocina romana antigua en las que el ingrediente principal es la rosa.
RECETAS CON ROSAS
VINO DE ROSAS ( Rosatum sic facies)
“Quitar la parte blanca de la extremidad de los pétalos, enfilad éstos en rosarios y ponedlos a macerar durante siete días en el vino. Pasado este tiempo, sacad las rosas del vino. Preparad de la misma manera otros collares de pétalos frescos, ponedlos a macerar siete días en el vino y luego sacar las rosas como hicisteis con las anteriores.
Haced lo mismo una tercera vez, sacad las rosas y filtrad el vino.
Cuando vayáis a beberlo, añadidle miel, procurad emplear las rosas de la mejor calidad y que no estén humedecidas por el rocío.”
PLATO DE ROSAS (Patinam de rosis)
“Coger unas rosas y deshojarlas, quitarles la parte blanca, ponerlas en un mortero, rociar con garum y triturar. Después echarles un vaso y medio de garum y colgarlas. Coger 4 sesos, sacarles el nervio. Picar 10 gr de pimienta, cubrir con el preparado anterior, y picarlo junto. Después romper 8 huevos, un vaso y medio de vino de pasas y un poco de aceite. Untar una vasija, ponerla al fuego y echarle el preparado. Cuando haya cocido, espolvorear con pimienta y servir”.
El aroma de las rosas traspasa límites insospechados, al igual que ha ocurrido con la “primera declinación latina: rosa, rosae”. Así pues, podemos encontrar recetas romanas que en su título contienen el término “rosa”, sin que dicho elemento se encuentre entre los ingredientes:
RECETA DE VINO DE ROSAS SIN ROSAS (Rosatum sine rosa sic facies)
“Echar en un barril de mosto sin fermentar hojas verdes de limonero colocadas en un pequeño capazo de palma, y a los 40 días sacarlas. Cuando se necesite, añádase miel, y se puede usar como vino de rosas”.
PLATO DE ROSAS SIN ROSAS o MENÚ DE ROSAS (Patinam de rosis sine rosis)
“Echar en una cacerola garum, vino de pasas en cantidad, aceite, caldo, puerro y cilantro picado, salchichas troceadas, paletilla de un cerdo cocida, cortada en cuadrados, y a continuación los hígados y las asaduras. Durante la cocción, picar pimienta, ligústico (o bayas de enebro), orégano, jugo de la propia salsa, vino y vino de pasas en cantidad. Amalgamar cuidadosamente. Dejar hervir. Después de su ebullición, envolver con la pasta, espolvorear pimienta y servir”
Para terminar, unos versos atribuidos a U. Eco en los que las rosas son las protagonistas:
“Rosa que al prado, encarnada,
te ostentas presuntuosa
de grana y carmín bañada:
campa lozana y gustosa:
pero no, que siendo hermosa
también serás desdichada”
(Apostillas al Nombre de la rosa)
Plurimam Salutem!
*Fotografías propias