La semana pasada hablamos sobre la etimología y las peculiaridades del vino de Falerno. En esta ocasión nos centraremos en los tipos de falerno y sus usos.
Eran
varios los tipos
de falerno que se producían.
Según Galeno había dos, uno tinto dulce y otro
pajizo que era seco. Estas diferencias se deben al viento del sur durante la
época de la vendimia. Ateneo, I, 26, d:”Hay dos variedades, el seco y el dulce; éste se vuelve así cuando soplan vientos del sur en la época de la
vendimia, por lo que también resulta más oscuro. Por el contrario, el que no se
vendimia en esas condiciones es seco y pajizo de color”
No obstante, Plinio HN, XIV, 8, 62 hace referencia a tres variedades:”Otro tipo es el
perteneciente al distrito de Falerno, y en lo particular a la finca de Fausto por
la atención prestada en su cultivo, pero la reputación de este distrito también
está pasando de moda por culpa de prestar más atención a cantidad que a la
calidad. El distrito Falerno comienza en el puente de Campania al girar a la
izquierda para llegar a la Colonia Urbana de Sila, adjunto a Capua, y la finca
Fausto comienza alrededor de cuatro kilómetros de la aldea de Caedicium, que
está aproximadamente a seis millas de Sinuessa. Ningún otro vino tiene un rango más alto en la actualidad. Es el
único vino que prende cuando una llama se le aplica. Tiene tres variedades una seca (austerum), una dulce y el otro un vino
tenue. Algunas personas distinguen tres cosechas: Cauciniana que crece en
la parte superior de la colina, Faustiana medio camino para arriba, y en Falerniana
en la parte inferior. Tampoco debe omitirse que ninguna de las uvas que
producen el famoso vino son agradables para comer”
Con respecto a sus usos hemos de destacar dos: el culinario y el medicinal.
Su uso culinario, evidentemente, solía ser degustado a lo largo de la prima mensa o plato fuerte de la cena, en el que se servían las aves (tordos, perdices, lirones, tórtolas, pollos, etc.), carnes (cordero, cabrito, cerdo, jabalí, etc.) y pescados (salmonetes, anguilas, lenguados,...).
Su uso culinario, evidentemente, solía ser degustado a lo largo de la prima mensa o plato fuerte de la cena, en el que se servían las aves (tordos, perdices, lirones, tórtolas, pollos, etc.), carnes (cordero, cabrito, cerdo, jabalí, etc.) y pescados (salmonetes, anguilas, lenguados,...).
Siguiendo la
costumbre griega, tomaban el vino mezclado con miel para aportarle más dulzor, así lo leemos
en Macrobio, Saturnalia, VII, 12, 9: “si quieres lograr una excelente mezcla de vino y
miel, debes mezclar miel fresca del
Himeto y vino añejo de Falerno”
En el mismo sentido habla en Horacio,
Sátiras, II, 2, 15- 16: “No bebas más
que miel del Himeto diluida en Falerno”
Horacio, Sátiras, II, 4, 24:”Aufidio solía mezclar miel con Falerno fuerte: mal,
porque en venas vacías no conviene meter nada que no sea cosa suave.”
Marcial, XI,
50, 7: “Mieles de
Ática, vosotras enturbiáis el Falerno
como néctar; esta bebida merece ser escanciada por Ganímedes.”
Y
también con agua, Marcial, I, CVL: “A menudo echas agua al vino, Rufo, y si un íntimo
amigo te invita a beber, como cosa extraordinaria bebes una onza de Falerno muy aguado. ¿Es que Nevia te ha prometido
una noche feliz y prefieres delicias ya sabidas de seguros asaltos? Mas
suspiras, callas, gimes. Es que ella no ha querido. Ya puedes entonces hacer
repetidas libaciones y ahogar las penas en vino puro. ¿A qué preocuparse? Preciso te será dormir.”
Horacio,
Odas. II, XI, 13-20: “¿Por qué, recostándonos bajo un esbelto plátano,
o bajo este mismo pino, así, de cualquier manera, no ceñimos con rosas olorosas
nuestros canos cabellos y, mientras aún podemos, perfumados con nardo asirio, bebemos?[...] ¿quién será, muchacho, el
primero en apagar esta copa de ardiente
falerno con el agua que corre en abundancia?”
Al ser un vino de gran calidad se utilizaba también para mezclas, de manera que un vino de mala calidad podía llegar a ser mejor al combinarlo con las heces del Falerno por tratarse de un caldo con altas propiedades. Los ejemplos más conocidos eran unir uno duro y aromático con otro más suave, ligero y sin aroma como los vinos de Heraclea y Eritrea o el áspero Falerno con el ligero de Quíos.
De ello nos hablan muchos autores
clásicos:
Horacio, Sátiras, I, 10, 24:”Mas la charla que armoniza ambas lenguas es más
suave que mezclar un Quíos con un
Falerno”
Marcial, I, 18: “¿Cómo puede gustarte, Tuca, mezclar el viejo Falerno y el mosto reservado en tinajas del
Vaticano? ¿Es que los malos vinos te han hecho algún gran favor? ¿O es que te
hicieron algún mal los mejores caldos?
Para mí la cosa es sencilla: es un crimen degollar el Falerno y agregar
tóxicos mortales al vino de Campania.
Puede que tus convidados merezcan la muerte, pero no un ánfora tan
preciosa.”
Pero sabemos un uso curioso que nos
cuenta Horacio,
Sátiras, II. 4, 19: “Si te sorprende de repente un huésped por la tarde,
para que la dura gallina no se le resista al paladar, serás de los entendidos ahogándola viva en mosto Falerno”
Con respecto a su uso médico podemos leer en Dioscórides, V, 6, 6:” El que parece ser el primer vino de los de Italia, el
llamado ‘falerno’ (Phalerînos),
cuando se ha hecho añejo es de muy fácil digestión, hace recuperar el pulso,
retiene el vientre y es estomacal, pero inadecuado para la vejiga, debilitador
de la vista, y no conveniente beberlo en abundancia”.
Y Plinio, XXII, 43,
87 que habla del uso del vino para
paliar el mal olor de axilas:”se corrige al hervir una onza de la raíz de scolymus,
con tres heminas de vino Falerno. Se toma en ayunas después del baño y de nuevo
después de la comida, una dosis de un
cyathus durante un
tiempo. Jenócrates asegura
un resultado extraordinario, pues se ha demostrado
que el mal olor pasa fuera
de las axilas por medio de la orina”
Además de otros usos médicos:” En el pasado hubo una fuerte preferencia por el
vino de Sorrento, seguido del de Albano o Falerno… pero hay que recordar que los
vinos comienzan a adulterarse tan pronto son vertidos en las cubas. En
consecuencia, el pensamiento más común hoy en día es que el mejor vino es el
libre de impurezas… Si alguien hace hincapié también en la prueba de la edad, el
Falerno es saludable cuando es no demasiado nuevo ni demasiado viejo, su mediana
edad comienza cuando tiene quince años.
Tomado como una bebida fría es bueno para el estómago, pero con agua
caliente no lo es. Para la tos crónica y
asimismo, para las altas fiebres se ingiere con gran beneficio con el
estómago vacío. Ningún vino acelera tanto la acción de las venas. Astringente a los
intestinos, pone carne en el cuerpo. Se cree que este vino perjudica la visión y no es beneficioso para los nervios o ni para la
vejiga” (Plinio, HN,
XXIII, 20, 33- 35)
Tras la erupción del Vesubio las vides
quedaron sepultadas y, pese a su nueva plantación con el paso de los años, el
Falerno perdió su alto rango.
Para finalizar acudimos a Silius Italicus, Punica, VII, 162 y ss que narra una leyenda sobre el origen del vino
falerno, que fue llevado a la Campania directamente por el dios Baco en
agradecimiento por la hospitalidad de un pobre hombre de esta región llamado
Falerno: “Aníbal…se
dirigía a devastar Campania. Apenas había entrado en el rico campo Falerno,
tierra fértil que nunca ha engañado al agricultor, los viñedos por las manos
enemigas, estaban reducidos a cenizas.
Baco, no
nos está permitido callar aquí tus beneficios. Cuán grande que sea el motivo de
mis cantos, recordaré que es a ti a
quien se debe el zumo sagrado de Falerno, cuyas vides, cargadas de racimos, producen este néctar que
pone sus prensas en un alto rango. El
pámpano entrelazado todavía no proyectaba su sombra en las campiñas, entonces
sin follaje. Acostumbrados a saciar su sed en una fuente o en las orillas de un
río, los hombres no sabían hacer su brebaje más agradable… El feliz azar llegó
a estos lugares, al pedir hospitalidad cuando se dirigía a la orilla de Calpes…Este dios no se avergüenza
de entrar en una pobre choza ni de llamar a una puerta humilde. Falerno lo recibe en su cabaña ahumada, y
le pone una mesa delante del hogar, al uso de estos tiempos cuando reinaba
la pobreza, feliz de recibir a un extranjero sin saber que era un dios. Tan hospitalario
como sus padres, le sirve con una diligencia alegre,…aporta todo lo típico de
los días de fiesta: alimentos en canastas, frutas húmedas de rocío, que se
apresura a ir a recoger en su jardín regado con agua clara, a esto une leche, panales, los dones de Ceres; pero no mancha su mesa
con la sangre de ningún animal. Comienza por ofrecerle a Vesta las primicias de
todos estos platos, y las echa en medio de las llamas. Halagado por las
atenciones del anciano, no quisiste, Baco que tu licor faltara en esta mesa. De
repente las copas de haya, al gran asombro de tu huésped, se llenan de un vino
humeante; es el precio de la hospitalidad del pobre. Un licor rojo fluye de los vasos groseros que servían para
recibir la leche y, en el roble cavado en forma de copa, el racimo destila un
vino de un perfume delicioso.
"Acepta, dijo Baco, los dones que no te fueron
conocidos y que harán un día famoso el nombre de Falerno, que en lo sucesivo
cultivará la vid”. Entonces el
dios se dio a conocer. Una corona de hiedra ciñó su frente, sus cabellos
cayeron en rizos sobre sus mejillas, una copa ancha apareció suspendida de su mano
derecha y una vid que descendía de su tirso verdoso, abrazó la mesa de su
follaje báquico.
Y tú, Falerno,
no te resistes a los encantos del alegre licor: después de beber varias copas,
te ríes, tropiezas, tu lengua espesada se agita, la cabeza se aturde con humos
de Baco, y sólo puedes agradecer al dios
balbuceando palabras inarticuladas. El sueño, el compañero del dios, viene para
cerrar por fin tus párpados vencidos. Tan pronto como el aliento de los caballos
del sol evapora el rocío, Másico aparece cubierto a lo lejos de vides
florecientes, asombrado de llevar estos nuevos follajes y estos racimos que se
colorean a los rayos del sol. Esta será
su gloria; y desde este tiempo el rico Tmolus, la ambrosía de las copas
azucaradas de Ariusia, el vigoroso Methymna cedieron a las prensas de Falerno.
Aníbal devastaba
entonces esta comarca, y llevaba por todas partes el estrago. Deseaba con ansia
teñir su espada de sangre…”
Preciosa leyenda
Plurimam salutem!
*Imágenes propias