domingo, 24 de marzo de 2013

CORONA CONVIVIALIS




Con la llegada de la primavera todo se llena de luz y color. Las flores inundan los campos y podemos entender que el frío invierno ha quedado atrás. 

Las fragancias florales han cautivado nuestro olfato a lo largo de los siglos y nos hacen pensar que sus efluvios tuvieron un papel importante en la antigüedad al elaborar con ellas preciosas coronas.

En el epigrama de Marcial, 3, 65 podemos sentir los diferentes aromas que nos trae esta estación: El perfume que exhala una manzana al morderla una tierna joven, el que trae la brisa procedente de los azafranes de Córicos, el de las viñas cuando florecen blancas con sus primeros racimos, el que despide la grama en que acaban de pastar las ovejas, el del mirto, el de un segador árabe, el del ámbar triturado, el que despide el pálido fuego con el incienso de Oriente, el de la tierra labrantía cuando recibe una ligera rociada de una nube de verano, el de una corona que ha soportado los cabellos impregnados de nardo: ésta es, cruel niño Diadumeno, la fragancia de tus besos. ¿Qué sería, si los dieras todos ellos sin reservas?”
 
Antes de centrarnos en una de las coronas utilizada en el banquete hablemos de la etimología  de la palabra corona y de su uso:

Sobre su etimología Isidoro de Sevilla, XIX, 30 dice que “el nombre de corona es debido a que en un principio se danzaba entorno a los altares y a imitación de este círculo o coro se formó y tomó su denominación la corona”

La justificación de su uso, según Isidoro,  la encontramos en los paganos “que creen que su origen fue debido a un tal Líber, por lo que establecieron que cuando se bebiera vino se ciñeran con pequeñas guirnaldas las vacilantes cabezas. Antaño las coronas eran de lino y de lana, como las que usaban los sacerdotes de los paganos”

Tras esta breve introducción centrémonos en la corona empleada en los banquetes romanos, en concreto en el momento de la Comissatio o bacanal.

Con el nombre de corona convivialis se conocía la corona utilizada en los banquetes grecorromanos para mitigar los efectos de la intoxicación provocados por el excesivo consumo de alcohol.

La denominación de convivialis nos la explica Isidoro, XX, 1: “Entre los griegos convivium se explica a partir de beber en compañía (compotatio), esto es, de potón, bebida, entre nosotros, en cambio, se considera más acertado derivar su etimología de convictus (compañía) o tal vez de que proporciona vida (vita) ocasión de conversar. Asimismo, convivium supone el hecho de un número crecido de personas que comen (convescentes); pues una mesa privada es victus (comida), pero no convivium (festín), un festín implica una triple consideración: la del modo de reclinarse, de comer y beber. Decimos “del modo de reclinarse”.


Cuando empezaba este segundo banquete en el que la bebida era uno de los protagonistas, los participantes coronaban sus cabezas con coronas por creer que así podían neutralizar los efectos de alcohol y proporcionar un agradable sueño a los que estaban un poco bebidos. También podían beber caldo de col o consumir seis almendras amargas.

UTILIZACIÓN

Sabemos que eran varias las coronas que se colocaban. Lo normal era una en la cabeza, Plauto, Anfitrión, III, 4, 16:”Me pondré una corona de flores en la cabeza y fingiré estar borracho”

Horacio, Carmina, II, 7, 24: “La lentitud de los días muchas veces combatimos con una copa en la mano, y de guirnaldas ceñidos nuestros cabellos, brillantes de oloroso ungüento sirio”

Otra en el cuello, Horacio, Sátira, II, 3, 256:Al volver de una juerga, se arrancó del cuello las guirnaldas sin rechistar


Cicerón en Verrinas II, 5, 11 nos muestra la sofisticación de Verres:”Se hacía llevar en una litera de ocho hombres, e la que había un resplandeciente almohadón de Malta relleno de rosas. Él mismo incluso tenía una corona en la cabeza, otra en el cuello y se acercaba a la nariz un saquito de finísimo lino, de malla densa, lleno de rosas”

Pero se podían adornar otras partes del cuerpo como vemos en Petronio, Satiricón, 70: Según una inaudita moda, unos esclavos jovencitos y de larga cabellera trajeron perfume en una palangana de plata y ungieron los pies de los comensales; eso después de adornarles previamente las piernas con guirnaldas de flores desde el muslo hasta los talones. Luego, echaron una apreciable dosis del vino y en la lámpara”

A veces no surte el efecto deseado, como podemos ver en Petronio, Satiricón, 65: “Este, ya borracho, apoyaba ambos brazos sobre la espalda de su mujer; cargado con unas cuantas coronas, por la frente le caían chorros de perfume sobre los ojos”

Pero no sólo se coronaban los invitados, sino también los esclavos escanciadores o pocillatores. Adolescentes o niños, con pelo largo e imberbes, emulando a Ganímedes y con la corona convivialis.

Petronio, Satiricón: Mientras habíamos y comentamos el hecho, un esclavo muy hermoso, coronado de pámpanos y hiedra, que imitaba todas las actitudes de Baco, nos ofreció diversas clases de uva en un canastillo y declamó con voz delicadísima unos poemas de su señor”

Y según vemos en Virgilio, Eneida, 1723 las vasijas en los que se mezclaba el vino y el agua: “Tan pronto como sobreviene el primer momento del reposo y se retiran los servicios, colocan grandes crateras y coronan el vino”


E incluso el triclinium, Marcial, 12, 17:… “se recuesta a la mesa rodeada de rosas y negra de amomo, y duerme sobre plumas en un lecho de púrpura

ELABORACIÓN

Se confeccionaban con hierbas y flores naturales que tenían efectos beneficiosos para su portador.
Las plantas utilizadas eran principalmente rosas, violetas, mirto, laurel, nardos, azafrán, lis, flor de henna, hiedra e incluso se conocen las hechas con hojas de perejil o apio.

Horacio, Carmina, II, 7, 35:
 “¿Quién cuidará de tejernos coronas de apio y mirto?”

Una de las flores favoritas era la rosa, así nos lo transmite Marcial, 13, 127: El invierno te regala, César, coronas tempranas. Antes la rosa era de la primavera; ahora se ha hecho tuya”

Marcial, 2, 59:Rompe los lechos, pide vino, corónate de rosas, perfúmate con nardo: un dios en persona te invita a que te acuerdes de la muerte”

Marcial, 5, 64: Que mi cabellera llegue a chorrear, empapada en amomo sin medida, y que las guirnaldas de rosas fatiguen mis sienes. Los mausoleos tan cercanos nos invitan a vivir, enseñándonos que hasta los dioses pueden morir”

Sólo se utilizaban en los banquetes, pues estaba prohibido su uso en público. No era permitido un “usu promiscuo de las mismas, pagando con la pérdida de libertad aquel que osara a transgredir esta costumbre como bien nos cuentan diferentes autores:

Plinio, HN, XXI, 6:”En la segunda guerra Púnica, L. Fulvio, un banquero fue acusado de asomarse desde el balcón de su casa en el Foro con una corona de rosas por el día, fue encarcelado por la autoridad del senado y no fue liberado hasta terminar la guerra. P. Munatio, habiendo colocado sobre su cabeza una corona de flores tomada de la estatua de Marsias,  fue condenado por los Triunviros a ser encadenado. A su apelación, los tribunos del pueblo, se negaron a interceder en su favor”

Valerio Máximo, VI, 9, ext. 1:”En cierta ocasión se retiró de la mesa de un festín, no ya después del ocaso del sol, sino después de su salida. Entonces observó, al volver a su casa, que la puerta del filósofo Jenócrates estaba abierta. Polemón ebrio, perfumado con ungüentos, con su cabeza coronada de guirnaldas y con unos vestidos transparentes…Jenócrates, sin mudar su semblante, comenzó a hablar de la moderación y la templanza. Polemón, ante la gravedad de las palabras del filósofo, se quitó la corona de su cabeza y la arrojó lejos de sí

Horacio, Sátira, II, 3, 256:”Al volver de una juerga, se arrancó del cuello las guirnaldas sin rechistar, reprendido por la voz de su maestro en ayunas


¡Bienvenida ansiada primavera y feliz Semana Santa!

Nos vemos después de Pascua

Plurimam salutem!

*Imágenes propias





domingo, 17 de marzo de 2013

LOS CLÁSICOS NUNCA MUEREN


  Aunque pueda parecer inusual en este blog, inmersos en plenas fiestas falleras, queremos dedicar un menú romano a uno de los monumentos falleros de este año. 

 Se trata de la falla plantada por la comisión de Na Jordana que ha apostado por una apología de la importancia del legado clásico con el lema La Odisea. 

Ninot indultat 2013
  Para aquellos que hemos estudiado y nos dedicamos al mundo antiguo, la visita de este monumento no te deja indiferente, no sólo por la belleza del mismo con una gran cantidad de elementos clásicos y un caballo de Troya que da la bienvenida al visitante, sino también por el empeño y amor que han puesto en ello.



Desde De Re Coquinaria queremos contribuir a ese idea de que "Los clásicos nunca mueren" con nuestro granito de arena, en concreto con unas recetas dignas de la propia princesa Nausícaa que acoge a Odiseo en su palacio.


 Para estimular el apetito del héroe y de su tripulación les sirve una patina de asparagis:

       "Colocar en un mortero las puntas de los espárragos que normalmente se quitan, se trituran, se vierte por encima vino y se tamiza. Moler pimienta, aligustre, culantro verde, ajedrea, cebolla, vino, garum y aceite. Pasar el puré a una cazuela engrasada y si se quiere  añadir huevos para ligarla mezcla. Al servir, espolvorear con pimienta"


Además de unos Ova elixa:

        "Hervir unos huevos y rociarlos con una mezcla de garum, vino, pimienta, aceite y benjuí"


Como platos fuertes les presenta un rico cordero, aliter haedus sive agnus syringiatus: 

      "Untar con aceite el cordero, echarle pimienta, sal y muchos granos de coliandro. Meterlo en el horno y servir".

Y unos lenguados acabados de pescar, patinam solearum:


     "Cocer el lenguado en aceite, vino, garum, puerros y cilantro. Picar pimienta, orégano, añadir caldo de la cocción y unos huevos crudos batidos .Poner esta mezcla a fuego lento para que ligue completamente. Una vez alcance el punto de cocción, espolvorear pimienta y servir"


Como postre les agasajará con una gran bandeja de frutas frescas y unos dulces que aunque no son nuestros buñuelos quizás sean sus precursores, globi:

“Haz buñuelos así: mezcla queso con espelta, como se comentó antes. Con esta masa se pueden hacer cuantos se quieran. Calienta abundante aceite en una sartén profunda, fríelos de dos en dos. Ya fritos se untan con miel y espolvorea con semillas de amapola.”
 
Pero no queremos que los dioses se enfaden con nuestro héroe por lo que les ofreceremos unos exquisitos dulces:

Unos liba, para el dios Júpiter:

“Haz “libum” [pan para los sacrificios] de esta manera: coloca dos libras de queso en un mortero, cuando esté bien desmenuzado, pon una libra de harina de trigo candeal, o si quieres que esté más tierno, media libra de sémola. Mezcla bien con el queso. Añadir un huevo y después mézclalo bien. De esta masa haz pan, colócalo sobre unas hojas y cuécelo a fuego lento en una olla de barro”



Y un puré de leche,  pultes tractogalatae, para el goloso mensajero de las divinidades:

     "Echar en una cazuela un sextario de leche con un poco de agua y poner a hervir a fuego lento. Coger tres tortas de pasta, las troceas y las echas a la leche. Removed añadiendo agua para que no se queme. Cuando ha cocido, añadir miel, sin retirar del fuego"



Agradecer muy sinceramente a Jesús, miembro de la comisión de Na Jordana y guionista de la falla su amabilidad y atención.

Recordad, ¡los clásicos nunca mueren!

Plurimam salutem!

*Imágenes propias