Con el nombre de MENSA PODIALE O SEPULCRALIS encontramos en el mundo romano un tipo de mesa funeraria, hecha de piedra o mármol que podía presentar diferentes formas como rectangular, cuadrada o incluso circular.
En los Museos Capitolinos de Roma encontramos numerosos ejemplos de este tipo de tabula que se podía ubicar en el pavimento de las necrópolis o en los columbarios.
La mayoría de estas mesas presentan características parecidas:
- Suelen tener una inscripción funeraria o titulus sepulchralis con el nombre de la persona fallecida o la relación familiar y las conocidas fórmulas:
D(is) M(anibus): “A los dioses Manibus”
T(e) R(ogo) P(raeteriens) D(icas) S (it) T(ibi) T(erra) L(evis): “te pido, de paso, para decir: ¡Que la tierra se encuentran ligeramente sobre usted!”
- Además de la inscripción, todas tienen en el centro un hueco de forma circular con un agujero o más de uno (infundibulum) que servía para verter las libaciones de leche, vino o miel (profusiones) a los difuntos durante el banquete fúnebre o los días conmemorativos para que así el fallecido participara del mismo.
Se han encontrado diferentes maneras de decorar esos infundibula.
Desde una pátera como podemos ver en la imagen.
Una concha, como nos muestra la foto:
O incluso un cuenco con doble asa:
Como hemos visto, a través de los infundibula, el difunto también participaba del banquete en su honor con ofrendas varias como por ejemplo, alimentos líquidos: vino puro, miel, leche, sangre, agua, aceite de oliva, etc.
Así nos lo narra Petronio, Satiricón, 65 y 66:
“De todos modos pasamos un día muy agradable, aunque se nos obligó a verter sobre los pobres huesos del difunto la mitad de la bebida”
Virgilio, Eneida, V, 77 y ss:
“Luego, nace la aurora en el noveno día, iniciaré los juegos con regatas, […] Al punto se iniciará una inmenso cortejo hacia el sepulcro. La libación de rúbrica derrama sobre el suelo: dos vasos de vino puro, dos de leche fresca, dos de sangre de víctimas y en torno flores rútilas vierte, mientras dice: ¡Padre, yo te saludo![…] Con nuevo ardor renueva el sacro rito dudoso si tal vez sería el genio de aquel paraje o familiar espíritu servidor de su padre”.
Sacrifica dos bidentes ovejas, dos lechones y dos toretes de atezados lomos. Luego vertiendo vino, el alma evoca del magnánimo Anquises a que suban de Aqueronte sus sagrados Manes”
También alimentos sólidos como cereales, lentejas, habas, queso, sal, huevos, frutas rojas (granada), pasteles de miel, gachas, etc.
Es importante tener presente que los alimentos ofrendados se consideraban primordiales para proporcionar vida y fertilidad.
A su vez, destacan por su color:
Oscuro como son las legumbres y las flores (violetas); rojo como el vino, la sangre, algunas frutas (granada, fresas, cerezas, moras,…) o flores (rosas rojas); blanco que alivia la oscuridad como los huevos (simbolizan fertilidad), leche, queso, sal y harina.
Transparente como el agua.
Dorado como la miel y el aceite de oliva (ambos curativos y muy beneficiosos), incienso (mirra) y cereales (trigo,…).
El cuidado de los seres queridos y su amor infinito queda bien patente en estas mesas funerarias.
Plurimam salutem!!
*Imágenes propias