domingo, 22 de junio de 2014

UN SENCILLO MENÚ GRIEGO


La mayoría de las veces las recetas que se presentan en este blog son siempre romanas, pero en esta ocasión el menú que os vamos a presentar no será romano, sino totalmente griego, dedicado a nuestros amig@s y compañer@s de griego.

¡Va por vosotr@s!


Comenzaremos con unos huevos escalfados que nos transmitió Galeno VI 706-7.

Se trata de unos huevos condimentados con aceite, garum y vino. Muy sencillos de hacer y muy sabrosos:

“Mejor que los cocidos y los asados son los llamados escalfados. Se preparan de la siguiente manera. Tras empaparlos con aceite, gáros y un poco de vino, se pone el recipiente en una olla que tenga agua caliente, luego se tapa por encima completamente y se dejan en la lumbre hasta que tengan una consistencia intermedia”


ADAPTACIÓN RECETA

Ingredientes

Aceite
Agua
Garum que se puede elaborar de la siguiente manera: Tomar una lata de anchoas, batirla junto a dos cucharadas de aceite y de vino aromatizado hasta que quede como una crema espesa. Añadir pimienta y una cucharada de miel.
1 huevo por comensal
Vino blanco

Elaboración

Poner a hervir agua caliente. Mientras tanto en un papel de cocina transparente- film poner el huevo condimentado con aceite, garum y un poco de vino. Cerrar bien el film y poner en el agua hirviendo hasta que los huevos estén cuajados.

Como plato central tomaremos un exquisito bonito que nos presenta Ateneo, VII 278 b-c que está realmente sabroso:

“El bonito en otoño, cuando se pongan las Pléyades,
prepáralo de cualquier manera, ¿por qué te lo cuento?,
que no podrías tú estropearlo ni aun queriendo.
Pero si quieres saber también, querido Mosco,
cuál es la mejor manera en la que debes disponer de él,
es entre hojas de higuera y con no demasiado orégano,
sin queso ni tonterías. Cuando lo hayas preparado simplemente así, entre hojas de higuera, átalo fuerte por arriba con un junco,
empújalo después hacia dentro bajo ceniza caliente, calculando
mentalmente el momento preciso en que está asado, y no lo chamusques”

ADAPTACIÓN RECETA

Ingredientes

Aceite
1 rodaja de bonito fresco por comensal
1 hojas de higuera o en su defecto, hoja de col o de lechuga por cada comensal
Orégano
Sal

Elaboración

Cortar el bonito en rodajas, colocar una rodaja sobre una hoja de col o de lechuga y condimentar con una salsa hecha de orégano, aceite y sal. Cerrar la hoja y meter dentro de un papel de aluminio a modo de papillote. Cocer en una sartén dando vueltas hasta que esté hecho el bonito.

Para terminar un dulce de queso llamado Phthoîs:

 “Machaca queso después de haberlo escurrido y echándolo en un cedazo de bronce cuécelo, añade luego miel y una hémina (1/4 de litro) de harina fina y amásalo hasta hacer una pasta uniforme” (Ateneo, VII 278 b-c)


ADAPTACIÓN RECETA

Ingredientes

1/4 l. Harina
Miel (al gusto) 
500 gr. Queso feta o requesón

Elaboración
Batir el queso en un cuenco hasta que quede como una pasta suave. Agregar la harina y un poco de miel.  Hacer pequeñas galletitas de queso.
Hornear a 200º C hasta que estén doradas.

 Se puede servir con un poco más de miel.

Prosit!

Plurimam salutem!


*Imágenes propias


domingo, 8 de junio de 2014

MELOPEPO, EL DULCE MELÓN


Con la llegada del buen tiempo no hay quien se resista a una rodaja de melón, fresca y dulce, cosa que seguro también les ocurriría a los antiguos romanos. Así pues, si os animáis, vamos a dedicar unas líneas al refrescante melón.

Ha recibido diferentes nombres, así Ateneo, II, 68 f sobre su etimología nos comenta: 

“Espeusipo en las Semejanzas llama al melón pépôn sikýa. En cambio Diocles dice pépôn, y jamás lo llama sikýa. A su vez, Espeusipo que lo llama sikýa, jamás dice pépôn”. Su nombre respondería a la traducción de “pepino maduro”.

También se le ha llamado “pepino con semillas” (sikyós spermatías): “Cratino ha llamado a los melones “pepinos de simiente” en su obra Los compañeros de Odiseo” , (Ateneo, II, 68 c)

En latín recibió la denominación de  “cucumis melo” o quizás “melopépon”

Sobre su procedencia se piensa que podría venir de Asia meridional, aunque otros autores creen que quizás del este de África. Lo que queda claro por las representaciones en las tumbas egipcias es que ya lo cultivaban. Se cree que llegó a Italia en tiempos de Plinio a través de la Campania.

Plinio, 19, 23 afirma que su descubrimiento fue casual: 
“Fue sólo de época tardía que de un pepino se produjo en Campania otro de forma completamente nueva, con la forma de un membrillo. Fue por casualidad, me dijeron, que el primer adquirió esta forma en el cultivo, y fue de la semilla de éste a partir de la que se reprodujeron los demás.

El nombre dado a esta variedad fue "melopepo". Estos últimos no crecen colgando, y asumen su forma redonda ya que se encuentran en el suelo.
Una cosa que es muy notable en ellos, además de su forma, es su color, y su olor, es el hecho que, cuando está maduro, aunque ellos no cuelgan del tallo, ellos se separan de él en el tallo”



Dentro de las variedades del curcumis melo existían los alargados y finos que serían nuestros pepinos.

En marzo e incluso abril, según Paladio, IV, 9 es el momento de sembrar los melones. Este autor nos dice algo muy curioso, si queremos que adquieran un sabor diferente sólo hay que aromatizarlos con pétalos de rosa: 

Es el tiempo de sembrar los melones espaciándolos. Las semillas distarán unas de otras dos pies en los lugares labrados o cavados, especialmente en la arena. Deben macerarse dichas semillas durante tres días en vino mezclado con miel y leche; después, cuando ya estén secas, sembrarlas: así saldrán más tiernos, e incluso aromáticos si se meten sus pepitas varios días entre pétalos secos de rosa”

En mayo será época de plantarlo conjuntamente con el culantro, los melones, las calabazas, el cardo, los rábanos y la ruda. Además, se trasplanta el puerro para fortalecerlo con riegos” según Paladio, V, 5

Sobre su precio sabemos gracias al Edicto de Diocleciano 6, 30 y 31 que variaba según el grosor de los mismos. Si era grueso su coste era de dos denarios la pieza, dos veces más que la sandía.

E. D. 30 
melopepones maiores
n. duo 
ж quattuor

E.D. 31 
sequentes
n.quattuor 
ж quattuor 

Con respecto a su uso culinario se cree que se consumía maduro, tras quitarle las semillas, e incluso Ateneo, II, 68 e dice lo siguiente: “Fenias afirma: cuando están tiernos son comestibles con la cáscara el pepino y el melón, salvo la simiente, y cuando maduran solo la parte que rodea a la semilla”

Tenemos una receta de Apicio, III, 7 para el melón con una salsa que nos recordaría un poco al melón al Oporto actual:

VII. Pepones
Piper, puleium, mel vel passum, liquamen,  acetum. Interdum et silfi accedit.

VII MELONES
“Pimienta, poleo, miel o vino de pasas, garum y vinagre. Puede añadirse laserpicio”

El gusto por esta fruta llegó a extremos curiosos según el autor Julio Capitolio, Albinus, 11, 3 que nos cuenta que el emperador Albino en una única comida consumió diez melones sin sufrir ningún problema estomacal.



Sobre su uso médico sabemos que se podía emplear de diferentes maneras: aplicado directamente, bebido con hidromiel, en emplasto con miel o hidromiel, cataplasma, ingerido solo crudo o su jugo, según nos indica Dioscórides, 2, 135, 1: 

“Su carne comida es también diurética; en cataplasma, alivia las inflamaciones del ojo.  Su corteza se aplica directamente en la frente a los niños con insolación, en la parte delantera de la cabeza, y para ojos supurantes, en emplasto adhesivo en la frente. Su jugo junto con la semilla, mezclado con harina de cebada y puesto a secar, es un detersivo y hace brillar la cara. Su raíz seca, bebida con hidromiel en el peso de 1 dracma (4,3 gr.), provoca vómitos. Si uno quiere vomitar tranquilamente después de la comida, le bastarán 2 óbolos (1,44 gr.). En cataplasma con miel sana también las lesiones en forma de panal”

También Ateneo, II, 68 f nos enumera sus propiedades en dos fragmentos de su obra:

“Difilo dice que el meló es más suculento y astringente,***en cambio es menos jugoso, poco nutritivo, digestivo y fácil de evacuar”

Ateneo, II, 68 e completa la información:

” Diocles de Caristo en el libro I de sus Sobre la salud afirma que las verduras silvestres adecuadas para hervir son:….melón. Y poco después: el melón es excelente para el corazón y la digestión. El melón cocido en aguamiel es excelente laxante


Al igual que hoy en día el melón servía como comparación para indicar algo voluminoso:

Ateneo, II, 68 c: “Platón, en Layo dice…con unas piernas como un melón estéril

Ateneo, II, 68 d: “Anáxilas: sus tobillos estaban más hinchados que un melón

Ateneo, II, 68 d: “Teopompo: Para mí ha sido más tierna que un melón

El gusto por el melón  llegó a ser tal que se puso de moda  para recrear su forma en los peinados.






Prosit!

Plurimam salutem!