domingo, 19 de noviembre de 2017

DIETA Y SALUD III

Nos adentramos en una nueva entrega sobre dieta y salud en el mundo antiguo.



En esta ocasión veremos ¿qué enfermedades están atestiguadas en las fuentes clásicas como consecuencia de una dieta no equilibrada?

A estas alturas nos queda claro que la dieta y el ejercicio son de alguna manera las responsables de la salud, así nos lo dijo Galeno, De sanitate tuenda, 6: "El arte higiénico promete mantener en buena salud a aquellos que lo obedecen, pero no así a aquellos que no lo hacen"

Comentar también que la clase social marcaba el tipo de alimentación consumida. Por regla general el romano antiguo se alimentaba en su mayoría de cereales, verduras, legumbres, fruta, huevos, aceite de oliva y vino, dejando la carne y el pescado para las personas con mayor adquisición económica.

ENFERMEDADES POR EXCESO Y ABUSO 
ÉLITE

OBESIDAD

Los médicos antiguos consideraban la obesidad peligrosa para la salud, e incluso sabemos que Galeno acuñó el término de “polisarkia” a la obesidad mórbida o inmoderada de la que habla en su obra De sanitate tuenda, diferenciándola de la gordura moderada que define como la "natural".

Así pues, en su obra Adhortatio ad artes addiscendas, apela a la moderación:"Hay que seguir lo que decía Hipócrates, que proponía una dieta sana: ejercicios, alimentos, bebidas, sueño, placer sexual, todo con moderación"

Ya Séneca en sus Cartas a Lucilio, 15. 95.15-17 critica la glotonería que incita a la falta de moderación y conlleva problemas de salud: “Desde que, en lugar de apaciguar el hambre, no se ha buscado más que soliviantarla, desde que se han inventado mil condimentos para excitar la glotonería, lo que era alimento para el estómago con apetito se ha convertido en un fardo para el estómago lleno. Desde entonces las miserias se suceden: tez agrisada, convulsión de los nervios impregnados de vino, delgadez de dispéptico, más lamentable que la delgadez del hambriento; andar inseguro y trabucante, continuos bamboleos como en un acceso de embriaguez; serosidades infiltrándose por todas partes bajo la piel, hinchazón de una barriga en la que han parecido viciosos pliegues por absorber más de lo que puede contener; derrames de ictericia, mala pigmentación del rostro; supuración de podredumbre en el interior, dedos nudosos, encogidos, sistema nervioso embotado, aflojado; inercia o palpitación de organismos continuamente sobreexcitados. ¿Hablaré también de los vértigos? ¿Hablaré de los dolores atroces de la vista y el oído, de las punzadas de migraña que ponen la cabeza ardiendo, de las ulceraciones que aparecen en todos los órganos excretores? ¿Y qué decir de esas fiebres de formas innumerables, que tan pronto se desencadenan en un repentino ataque, tan pronto se insinúan de una manera lenta, tan pronto se presentan acompañadas de estremecimientos y convulsiones espasmódicas?”


A todos estos problemas Hipócrates, Aforismos, 44 añade: “Los que son excesivamente gordos por naturaleza están más expuestos que los delgados a una muerte repentina”

Aforismos, 46: “Las que no conciben por estar excesivamente gordas tienen un redaño que comprime la boca de la matriz, y no quedan embarazadas antes de haber adelgazado”

Gracias a Suetonio podemos saber que algunos de los emperadores romanos sufrían de obesidad.

Suetonio, Calígula, L: “Era Calígula de elevada estatura, pálido y grueso; tenía las piernas y el cuello muy delgados, los ojos hundidos, deprimidas las sienes; la frente ancha y abultada, escasos cabellos, con la parte superior de la cabeza enteramente calva y el cuerpo muy velludo. […] No estaba sano de cuerpo ni de espíritu: atacado de epilepsia desde sus primeros años, no dejó por ello de mostrar ardor en el trabajo desde la adolescencia, aunque padeciendo síncopes repentinos que le privaban de fuerza para moverse y estar en pie, y de los que se recuperaba con dificultad”

Suetonio, Nerón: LXVIII: “Era grueso y robusto, y su estatura mayor que la ordinaria, ancho de hombros y de pecho, apuesto y bien proporcionado”

Suetonio, Galba, III su nomen podría venir del galo: “Seria prolijo enumerar aquí todos los honores otorgados a sus mayores, y me limitaré a decir algo acerca de su familia. No se sabe quién fue el primero de los Sulpicios que llevó el nombre de Galba y con qué motivo. Según unos fue por haber incendiado con antorchas embadurnadas de gálbano una ciudad de España que había resistido un largo sitio; según otros, porque en una enfermedad crónica utilizó a menudo el gálbeo, que se aplicaba ordinariamente envuelto en lana; dicen otros que, porque era muy grueso, lo que se expresa en galo con la palabra galba; y otros, en fin, que, porque siendo por el contrario muy delgado, se le comparó a los gusanillos que nacen en la encina y a los que llaman galbae” 

Suetonio, Tito Flavio, III: “Así en lo físico como en lo espiritual, las mejores cualidades le adornaron desde su infancia; cualidades que se desarrollaron más y más con la edad. Tenía, en efecto, hermoso exterior, que revelaba tanta gracia como dignidad, aunque no era muy alto y tenía el vientre algo grueso; poesía una fuerza extraordinaria, admirable memoria, singular aptitud para todos los trabajos de la guerra y de la paz, rara destreza en el manejo de las armas, siendo, a la vez, un consumado jinete”

Suetonio, Claudio, XLI comenta que podían surgir algunos problemas risorios: “Comenzó ante un nutrido auditorio la lectura de su trabajo, pero él mismo hizo perder el interés, y fue del siguiente modo. Cuando empezó a recitar, un espectador muy grueso rompió el banco en que se sentaba, estallando en risas toda la asamblea. Se procuró en vano restablecer el silencio; pero ni el propio Claudio podía contener la risa, que le asaltaba a cada instante por el recuerdo, y de esta manera se generalizaba la hilaridad”

Celso, De medicina I, 3 propone ciertos consejos para adelgazar: “ El cuerpo se adelgaza: con agua caliente si se baña en ella y especialmente si es salada; con un baño con el estómago vacío, exponiéndose a un sol ardiente, o con calor de otro tipo, por la preocupación, estando despierto hasta tarde por las noches, con el sueño indebidamente corto o demasiado largo, con una cama dura durante todo el verano, correr o caminar mucho o cualquier ejercicio violento, con un vómito, con purgación, con comidas agrias y duras, con una sola comida al día; con la costumbre de beber vino no demasiado frío con el estómago vacío”


Al igual que Galeno, De sanitate tuenda, 6 que recomienda mucho ejercicio y una dieta sensata: “He logrado adelgazar a un paciente obeso en un tiempo breve aconsejándole que corriera velozmente […]. Tras el ejercicio, [...] le di abundante comida poco nutritiva a fin de matar el hambre y de que se distribuyera poco en el cuerpo entero” 

GOTA

Antiguamente a la gota se la llamó podagra, del griego podos: pie y agreos: atacar, por la rapidez en la que se “agarraba al pie”.

Era una enfermedad tan frecuente que algunos autores les dedicaron algunos de sus escritos. Así Luciano tiene un epigrama, 44, Podagra en el que deja claro que se trata de una enfermedad que se ceba con los ricos:

"Diosa que odias a los mendigos, la única que sojuzgas la riqueza.
tú, que conoces por doquier la buena vida;
si te alegras también de posarte en pies ajenos,
sabes empuñar el arma y te interesan los perfumes;
también te agradan las coronas y la bebida del ausonio Baco.
Eso entre mendigos jamás se encuentra:
por ello ahora huyes del umbral sin bronce de la pobreza
y te agrada ir, de nuevo, a los pies de la riqueza"

También en la Antología Palatina XI, 414 leemos sobre ella: “De Afrodita y de Baco, que afloja los miembros, es hija también la podagra, que destroza los miembros”

Las fuentes clásicas consideran que su origen se encontraría en el estilo de vida, pues en general se asociaba a la élite por el abuso y la falta de moderación en la mesa, así Hipócrates la denominaba la “artritis de los ricos”.

Galeno añade que también podría tener un origen hereditario, aunque en sus escritos deja claro que se trataba da un “humor pecaminoso” producido por el abuso de comida y bebida.

Hipócrates, Predicciones II, 8 habla sobre el tema: “De los que padecen podagra, lo que sigue: quienes, siendo viejos, tienen concreciones en torno a las articulaciones, o bien llevan una vida indolente, con el intestino estreñido, todos ellos están en situación imposible de curar por la ciencia humana, en cuanto mi conocimiento alcanza. A estos los cura, sobre todo, la disentería, en caso de que sobrevenga, pero también son muy beneficiosos otros procesos de desaparición por licuación que tienden hacia las regiones inferiores.

El que es joven y no tiene aún concreciones alrededor de las articulaciones, cuida de su forma de vida, es amante del trabajo, y tiene un intestino apto para someterse a un modo de vida y de alimentación, éste desde luego podría sanar, si, por suerte, se encontrara con un médico que tenga buen juicio”

En su tratado Sobre las afecciones, 31 describe los síntomas: “La podagra es la más violenta de todas estas dolencias cuantas afectan a las articulaciones, la más larga, y la más difícil de rechazar. Y esta enfermedad se da cuando la sangre que hay en las venas pequeñas se corrompe bajo la acción de la bilis y de la flema. En tanto en cuanto esta enfermedad se da en las venillas más delgadas y que necesariamente hay por la mayor parte del cuerpo, y en los nervios y en muchos sólidos huesos, en esa medida es la más constante y la más difícil de rechazar. Es conveniente también para ésta lo mismo que para la artritis. Y también esta enfermedad es larga y penosa, pero no mortal. Si el dolor se queda en los dedos pulgares, cauterizar las venas del dedo un poco más arriba del nudillo, y cauterizar con lino crudo”




En sus Aforismos, da más datos sobre esta dolencia:

28. Los eunucos no padecen gota, ni se quedan calvos.

29. Una mujer no padece gota, de no ser que le haya desaparecido la menstruación.

30. Un muchacho no padece gota antes de haber tenido un coito.

49. Los achaques propios de la gota, tras producir inflamación, desaparecen en el plazo de cuarenta días.

55. Los achaques de gota se agudizan en primavera y otoño.

Celso recomienda una vida equilibrada, mucho ejercicio, una buena dieta y evitar la obesidad.

Más remedios para mitigar el dolor que producía nos los da Dioscórides. En su libro sobre las plantas recomienda el uso de la lenteja de agua, la acetabularia, la achicoria, la adormidera, las algas marinas, el álamo negro, el azufre, la calabaza, la cebada, la medusa, el nabo, la leche de mujer, el poleo, el vinagre, las uvas pasas, los excrementos, entre otros. Siempre a modo de cataplasma o purgantes.

Para Escribonio Largo, Preinscripciones, 162: “Cuando tu paciente tenga un ataque de gota, debes hacer que permanezca de pie a la orilla del mar, no en la parte seca de la playa, sino en el filo del agua, con los pies sobre una anguila negra eléctrica. Debería hacer esto hasta que se le entumezca el pie y la pierna hasta la altura de la rodilla”

Para método curioso el que nos indica Plinio, HN 28, 66, la orina humana: “Un remedio efectivo para la gota es la orina humana, como queda demostrado por el hecho de que los lavanderos no sufren de esta afección”

SATURNISMO


En el mundo romano en uso del plomo estaba vigente en su vida cotidiana: vasijas, utensilios, cañerías, maquillaje, escritos de maldición (defixiones), vino con virutas para hacerlo más dulce, etc. 



Este uso del plomo trajo como consecuencia el saturnismo que se manifiesta con dolores abdominales, anemias, trastornos mentales, hipertensión, problemas renales, cansancio,… se cree a su vez que algunos enfermos padecían de gota debido a la contaminación por el plomo.



Vitrubio en el libro VI es consciente de lo perjudicial del uso del plomo para conducir el agua: “el agua conducida por tubos de barro es mucho más salubre que la que llega por tubos de plomo, pues el plomo resulta más perjudicial ya que facilita la presencia de la cerusa que, según dicen, es nociva para el cuerpo humano. Si pues lo que genera el plomo es perjudicial, no cabe la menor duda de que también el plomo será nocivo. Podemos aportar el ejemplo de los que trabajan con plomo y observaremos que tienen la tez completamente pálida. Cuando se funde el plomo, el vapor que despide va penetrando por todos los miembros del cuerpo y va minando la energía de la sangre. En conclusión, no parece conveniente usar tuberías de plomo para conducir el agua, si queremos que sea salubre. La comida que consumimos cada día nos permite constatar que el agua tiene mejor gusto si se conduce por medio de tubos de barro, pues todo el mundo, aunque dispongan de mesas preparadas con vasos de plata, sin embargo utiliza recipientes de barro para conservar mejor el sabor y la pureza del agua”



Una de las principales causas del saturnismo era el uso de recipientes de plomo para hervir el vino y elaborar el defrutum y la sapa como leemos en Columela, XII, 19, 1: "Algunas personas cuecen el mosto que han echado en vasijas de plomo, hasta que disminuya la cuarta parte; otros hasta que disminuya la tercera; y no hay duda que si alguno lo cociere hasta que quede en la mitad hará una sapa mejor, y por lo mismo más útil para los usos a que se destina, de tal suerte, que aún puede servir en lugar de arrope al mosto de las viñas viejas"


O en Plinio, HN, XIV, 136. "También se debe hervir el mosto hervido y el mosto de vino nuevo cuando no hay luna, lo que significa que en la conjunción de ese planeta, y no en cualquier otro día, y además se deben usar jarras de plomo y no de cobre, y algunas nueces debe arrojarse al licor, ya que se dice que absorbe el humo"

En la próxima entrada hablaremos de las enfermedades de las clases bajas.
                                        
Plurimam salutem!!

domingo, 5 de noviembre de 2017

DIETA Y SALUD II


Hace unas semanas vimos las propiedades de los alimentos según Hipócrates, pero hay algunos alimentos en concreto de los que comenta sus contraindicaciones y cosas a tener en cuenta: 

“Características esenciales de los alimentos: el ajo produce gases, calor alrededor del tórax, pesadez de cabeza y náuseas, y si hubiese algún otro dolor habitual lo agudizaría. En cambio, es diurético, y esto es bueno. Es excelente tomarlo si se va a salir a beber o si se está ya borracho.

El queso produce gases, estreñimiento y fermentación de alimentos sólidos. Hace fermentar también lo que está crudo y sin digerir. Es muy perjudicial tomarlo al beber, cuando se está ya saciado de comida.



Todas las leguminosas son flatulentas, crudas, cocidas o tostadas, y muy poco, en cambio, puestas en remojo o verdes. No hay que tomarlas más que con cereales.



Cada una de ellas tiene sus propiedades negativas específicas: los garbanzos crudos o tostados producen flatulencia y molestias, las lentejas son astringentes y producen alteraciones si están con piel, los altramuces son los que menos propiedades negativas tienen.



El silfio y su jugo. Hay algunos a quienes va especialmente bien, pero, en los que no tienen costumbre, hace que el intestino no funcione, y aparece lo que se denomina cólera seca. Se produce, sobre todo, si se mezcla con queso abundante o con carne de vaca, pues por efecto de ésta las afecciones de la bilis negra se agudizarían.

La naturaleza de la carne de vaca es difícil de superar y no puede digerirla un estómago cualquiera; como mejor se pasa es si se toma cocida y muy hecha.

La carne de cabra tiene todos los factores negativos que hay en la de vaca: es más flatulenta y provoca eructos y bilis. La que tiene mejor olor es la más agradable.

La cocida y fría es la mejor; en cambio, es más desagradable, si tiene mal olor y está dura. La peor es la fresca. En verano es la mejor, y en otoño la peor.

La carne de lechón es nociva cuando no está suficientemente cocida o muy quemada, favorecería también los flujos de bilis y trastornos. La carne de cerdo es la mejor de todas: la más fuerte es la que no es ni muy grasa, ni muy delgada, ni la de una víctima vieja. Se debería comer sin piel y un poco fría” (Sobre la dieta en las enfermedades agudas, 45)

Hemos leído la importancia de una alimentación concreta según la estación del año, al igual que actualmente se recomienda el consumo de productos de temporada.

Hipócrates en Aforismos, 13 y ss nos cuenta: “En invierno y en primavera el vientre está muy frío por naturaleza, y el sueño es muy largo. Por consiguiente, en esas estaciones hay que dar más alimento. Efectivamente, el calor innato también es mucho, y, por tanto, se precisa más alimento. Como prueba, los jóvenes y los atletas.

Las dietas líquidas convienen a todos los que tienen fiebre, especialmente a los niños y a las demás personas que están acostumbradas a seguir tal dieta.

En verano y otoño es cuando peor soportan (los enfermos) la comida; en invierno, cuando mejor, y, en segundo lugar, en primavera.”

Celso, De medicina I, 3 sobre la estación de año también trata del mismo asunto: “La estación del año también merece consideración. En invierno conviene comer más y beber menos, un vino más fuerte, tomar mucho pan, carne preferentemente hervida, verduras con moderación; tomar una sola comida. Si la comida se toma al mediodía, es mejor que sea algo escasa, y que se seque, sin carne, y sin beber. …. Pero en primavera los alimentos se deben reducir un poco, la bebida debe ser de vino más diluido; más carne junto con verduras, pasando gradualmente de hervido a asado. En verano el cuerpo requiere tanto comida como bebida más a menudo, y por lo tanto es adecuado además tomar una comida al mediodía. En esa temporada tanto la carne como las verduras son las más apropiadas; vino debe diluirse mucho para que la sed pueda ser aliviada sin calentar el cuerpo; carne asada, comida fría o comida que se está enfriando. Pero al igual que la comida se toma con más frecuencia, por lo que debe haber menos cantidad. En otoño debido a los cambios en el clima hay más peligro. …. ahora se puede tomar un poco más de comida, menos cantidad de vino, pero más fuerte. Algunos piensan que la fruta del huerto es perjudicial, igual que la comida fría o comida que está enfriando. Pero al igual que la comida se toma con más frecuencia, debe haber menos de ella”

Así pues, algo importante en la dieta es evitar cambios bruscos de la dieta en nuestro día a día. Hipócrates en Sobre la dieta en enfermedades agudas, 28 y ss explica: “Pero, además, es fácil comprender que una dieta de comida y bebida de mala calidad y de poca variación es en sí misma siempre más segura para la salud, en términos generales, que si se cambia de repente a otras cosas. Y que tanto en los que suelen hacer dos comidas diarias, como en los que suelen hacer una, los cambios repentinos producen daño y debilidad.

También a quienes no tienen costumbre de comer a mediodía, si lo hiciesen, el cambio les produce al momento pesadez en todo el cuerpo, y los hace débiles, lentos y sin fuerzas. Y si añadiesen la comida de la tarde, se les produciría ardor de estómago. A algunos, incluso, les daría diarrea, porque, en contra de lo habitual, el intestino acostumbrado a tener intervalos de sequedad, a no llenarse dos veces y a no digerir alimentos dos veces, se encuentra cargado”


También Celso, De medicina I, 3 incide en esta idea: No es bueno comer demasiado después de un largo ayuno, ni ayunar después de comer en exceso. Y corre un riesgo que va en contra de su hábito si come inmoderadamente una o dos veces al día. A su vez, ni la ociosidad repentina después del trabajo excesivo, ni el trabajo repentino después de la ociosidad excesiva, es beneficioso. Por lo tanto, cuando un hombre desea hacer un cambio, debe habituarse poco a poco; de hecho cualquier trabajo es más fácil incluso para un niño o un anciano que para un adulto desacostumbrado”

También es muy importante cómo cocinar los alimentos para sacarles todo su mejor partido. Al respecto Hipócrates, Sobre la dieta, II, 56 y ss indica: “Todo lo que está pasado por el fuego y tostado es más astringente que lo crudo, porque el fuego le ha arrebatado la humedad, el zumo y lo grasiento. Así que cuando cae en el estómago, atrae hacia sí la humedad de la cavidad, y obtura los orificios de los conductos venosos, secando y calentando, de manera que contiene los desagües de la humedad. […] Las cosas dulces, picantes, saladas, amargas, ásperas y carnosas dan naturalmente calor, tanto las que son secas como las húmedas. […] Las sustancias ácidas, picantes, astringentes, ásperas, bastas, o secas, no llenan, porque dejan abiertos y limpian los orificios de los conductos venosos. Todos los alimentos frescos dan más vigor que los demás por esta razón, que están más cerca de lo vivo.

En cambio los viejos y pasados son más laxantes que los frescos, porque están más cerca de la corrupción. Los alimentos crudos provocan cólicos y eructos, porque aquello que debe efectuarse con ayuda del fuego, eso lo lleva a cabo el estómago, que es más débil que los alimentos ingeridos. Los platos que se preparan con salsas son ardientes y húmedos, porque tienen ingredientes grasos, cálidos, y con propiedades diversas unas de otras en un mismo guiso. Los preparados en salmuera o en vinagre son mejores y no ardientes”

Celso, De medicina I, 3 a todas estas ideas añade la importancia del ejercicio y los baños terapéuticos utilizados antes del consumir los alimentos. Como vemos, de nuevo, vemos el legado clásico en nuestras vidas: “Esta debe ser la regla para todos después de estar fatigado, antes de tomar la comida: primero caminar un poco, luego, si no hay baño a mano, someterse a la unción y la sudoración en un lugar cálido, ya sea en el sol; cuando hay un baño, primero debe sentarse en la habitación caliente, luego, después de descansar un rato, bajar a las tinas; después de ser ungido con aceite y suavemente frotado, vuelve a descender a la bañera; finalmente debe limpiar el rostro, primero con calor, luego con agua fría. Un baño muy caliente no se adapta a estos casos. 

Por lo tanto, si la fatiga excesiva casi equivale a una fiebre, basta con que se sienta en agua tibia, a la que se le puede agregar un poco de aceite en una habitación tibia; después su cuerpo entero, y especialmente las partes que han estado bajo el agua, deben ser frotadas suavemente con aceite al cual se han agregado un poco de vino y la sal batida. Hecho esto, cualquiera que haya sufrido fatiga está listo para el alimento, en particular el alimento de una consistencia fluida; él debe contentarse con agua para beber, o si el vino, ciertamente diluido"


Cómo actuar ante problemas intestinales. 

Se recomienda el ayuno del que Hipócrates en Aforismos, 13 y ss afirma: “Los ancianos son los que mejor soportan el ayuno; después, los de mediana edad; muy poco, los adolescentes, y, peor que todos, los niños, y, de entre ellos, los que resultan ser más vivaces de lo que les corresponde.
Los que están creciendo tienen muchísimo calor innato, por ello, necesitan muchísimo alimento, y si no, su cuerpo se consume. En cambio, los ancianos tienen poco calor; por eso, necesitan poco combustible, pues, con mucho, se apaga”

Sobre el uso de vómito cómo purgante, Celso, Sobre medicina, I, 3 dice: “También sucede que después de una cena de muchos servicios y de muchas bebidas de vino diluido, un vómito es incluso ventajoso; al día siguiente debe haber un descanso prolongado seguido de ejercicio con moderación. Si hay opresión debido a una persistencia de la fatiga, el agua y el vino se deben beber alternativamente, pero el baño rara vez se utiliza” […] Un vómito es más ventajoso en invierno que en verano, pues entonces se tiene más flema y más congestión en la cabeza. Es inapropiado para los finos y para los que tienen un estómago débil, pero adecuado para el pletórico, y todos los que se han vuelto biliosos, ya sea después de comer en exceso o digestión imperfecta. […]En consecuencia, permito que los vómitos no se practiquen por el lujo solo por razones de salud,… que nadie que quiera mantenerse bien y vivir hasta la vejez, debería convertirlo en un hábito diario. El que después de una comida quiere vomitar, si lo hace con facilidad primero debe tomar agua tibia por sí mismo; cuando hay más dificultad, se debe añadir un poco de sal o miel. Para provocar un vómito al levantarse por la mañana, primero debe beber miel o hisopo en el vino, o comer un rábano, y después de que beber agua tibia […] Después de un vómito, cuando el estómago está débil, debe tomarse un poco de alimento adecuado, y para beber, a menos que el vómito tres copas de agua fría. […] Después de eso, la siguiente comida debe ser ligera, consistente en pan de un día, vino puro sin diluir, carne asada, toda comida seca. Quienquiera que quiera provocar un vómito dos veces al mes, tendrá que hacerlo en dos días consecutivos, en lugar de una vez cada quince días, a menos que este intervalo más largo cause pesadez en el pecho”

Celso habla también sobre el uso de purgantes y enemas, Sobre medicina, I, 3: “Ahora bien, la defecación debe ser usada también como un medicamento, cuando los intestinos están pesados, con el resultado de que hay aumento de la flatulencia, mareo de la visión, dolores de cabeza y otras alteraciones en las partes superiores… El que quiere defecar debe en primer lugar hacer uso de la comida y el vino que lo promueva; entonces si estos tienen poco efecto, él debe tomar aloes. Pero los purgantes también, aunque son necesarios a veces, cuando se usan frecuentemente conllevan peligro; pues el cuerpo queda sujeto a la desnutrición, ya que un estado debilitado lo deja expuesto a enfermedades de todo tipo”

En la próxima entrada hablaremos de las enfermedades  producidas por el  ingerir demasiados alimentos  o por su escasez.


Plurimam salutem!