domingo, 30 de octubre de 2022

CONGIARIVM II

Hace unas semanas hablamos de las unidades de medida de aceite y vino, pero nos faltaron cosas por comentar. Aprovechemos para tratar algunos asuntos concretos.

Las gratificaciones al pueblo se entregaban para conmemorar acontecimientos relacionados con algún miembro de la familia imperial como por ejemplo, Constantino “ordenó copiosos repartos de dinero en favor de todas las poblaciones, tanto rurales como urbanas; ésta era la forma como celebraba la solemnidad de su vigésimo aniversario imperial’’ (Eusebio de Cesárea, Vida de Constantino, III, cap. 21).




Suetonio, Tiberio, 20 en agradecimiento dio dinero: “En señal de agradecimiento por haberle dejado escapar en cierta ocasión en que se hallaba bloqueado con su ejército por los accidentes del terreno, ofreció luego al pueblo una comida servida en mil mesas e hizo un reparto extraordinario de trescientos sestercios por cabeza”

Suetonio, Nerón, 7 al tomar la mayoría de edad: “Cuando fue presentado en el Foro después de vestir la toga viril, prometió al pueblo un reparto extraordinario, a los soldados un donativo, e hizo desfilar a los pretorianos marchando a la cabeza de ellos escudo en mano”

El mismo acontecimiento lo encontramos narrado en Tácito, Anales, XII, 41: “En el consulado de Tiberio Claudio —por quinta vez— y Servio Cornelio Órfito se impuso antes de tiempo a Nerón la toga viril, a fin de que pareciera capaz de participar en los asuntos del estado. Se añadió un donativo a los soldados en su nombre y regalos en especie al pueblo”

Dión Casio, Epít. LXIX, 8, 2 con motivo del aniversario: “En su cumpleaños, ofreció gratis al pueblo el acostumbrado espectáculo, matándose muchas bestias salvajes, […] Distribuyó también regalos mediante pequeñas bolas que arrojaba por doquier, tanto en los teatros como en el Circo, y separadamente para hombres y mujeres”

Historia Augusta, Adriano, 23, 12 por su adopción: ‘‘Adoptó por tanto a Ceyonio Cómodo Vero, a pesar de la oposición general, y le llamó Elio Vero Cesar. Con ocasión de su adopción concedió unos juegos circenses y distribuyó un donativo entre el pueblo y los soldados’’. En la biografía de Elio Vero en la Hª Augusta, 3, se especifica la cantidad exacta: “Se ofreció un congiario al pueblo con ocasión de su adopción y se repartieron entre los soldados tres millones de sestercios’’





Tito Livio, XXXVII, 58 por triunfos militares: “Por aquellas fechas, Lucio Emilio Rufo, que había vencido con su flota al almirante del rey Antíoco, fue recibido por el senado en el templo de Apolo, fuera de la ciudad. […] el senado, por amplia mayoría, le concedió el triunfo naval. Celebró su triunfo el primero de febrero, llevando en su procesión cuarenta y nueve coronas de oro y una suma de monedas mucho menor de la que se podría haber esperado de un triunfo sobre un rey: treinta y cuatro mil doscientos tetracmas áticos y ciento treinta y dos mil trescientos cistóforos. Mediante un senadoconsulto se ordenaron rogativas en agradecimiento por los éxitos logrados en Hispania por Lucio Emilio”

Se realizaban en una ceremonia pública encabezada por el propio emperador sentado y acompañado de varios ayudantes como se puede apreciar en algunas monedas y en el arco de Constantino en uno de los frisos de la cara norte. Sobre el lugar escogido para el reparto nos hay seguridad, quizás podría ser algún macellum o mercado donde se reunía la gente y se podían encontrar los productos fácilmente.

Plinio el Joven, Panegírico, 25 y ss hablando de las acciones de Trajano nos hace una pequeña descripción del día de la entrega: “El don magnífico que se dio al pueblo y como se le dio entero, dando parte del donativo a los soldados. ¡Fue obra de poco ánimo pagar de presente por entero a quien mejor podías negádselo! Aunque en esta diferencia aun hubo igualdad. Iguales fueron con el pueblo los soldados; porque aunque se les pagó sola una parte, fueron primeros. Igual fue el pueblo con ellos; porque aunque fue después, recibieron su merced entera. Pero con qué benignidad se repartió ¡qué cuidado tuviste de que nadie fuese vacío de tu liberalidad! […] Llegado el día de la distribución, solían aguardar a que saliese el Príncipe, e informarse por dónde; ocupaban el camino los enjambres de los recién nacidos, y los que habían de ser del pueblo Romano. Tenían los padres que hacer en mostrar los niños, y puestos sobre sus cuellos enseñarlos voces blandas y palabras aduladoras; decían ellos las que les ensayaban. Y muchos, vueltos vanos los ruegos, molestaban los sordos oídos del Príncipe; y sin saber lo que se pedían, ni lo que les dejaban de dar, se estaban detenidos hasta saberlo de cierto. Tú aun no dejaste que te rogasen; que aunque era agradable a tus ojos saciarte de ver la generación Romana, mandaste que antes que te vieran o te oyeran, los pagaran y escribieran en la tabla de los ciudadanos, para que no tuviesen que rogar”

Con respecto al arco de Constantino, como hemos comentado, llama la atención en el friso una pequeña tablilla con agujeros que seguramente servirían para controlar las monedas que debían de ser entregadas. Se cree que funcionaría de la siguiente manera: se introduciría la tablilla en un contenedor con monedas, en los agujeros se colocarían las piezas de dinero y las sobrantes volvían a caer en el contenedor. Así la distribución de monedas era más rápida y equitativa.



Por lo que hace a las monedas, con Nerón se acuñaron las primeras atestiguadas en la que se representa el congiarium. En concreto, se conocen dos sestercios en los que se ve en una de sus caras, el rostro del emperador y en el reverso la imagen de la distribución de dinero realizada por el gobernante sentado en una silla curul y acompañado por un prefecto y por las diosas Minerva y Liberalitas. Las monedas están circundadas por una leyenda en latín que dice CONG I DAT POP, ‘Congiarium primum datum Populo’ y CONG II DAT POP, ‘Congiarium secundum datum Populo’.



Tácito, Anales, XIII, 31: “En el consulado de Nerón, por segunda vez, y de Lucio Pisón hubo pocos acontecimientos dignos de memoria. […] se repartió a la plebe un donativo de cuatrocientos sestercios por barba, y se transfirieron al erario cuarenta millones de sestercios para mantener el crédito público”

Con Nerva y Trajano volvemos a encontrar monedas dedicadas a los congiaria que utilizaron el mismo esquema que Nerón, es decir, en una de las caras sus rostros y en el reverso la escena del reparto con la leyenda correspondiente. En el caso de Nerva ha quedado constancia de la emisión de un sestercio: CONGIAR P R, ‘Congiarium Populo Romano’ y en el de Trajano, de dos distribuciones con sus monedas conmemorativas: COS V CONGIAR SECVND y CONGIA - RIVM TERTIVM.



Uno de los emperadores que realizó más congiaria fue Adriano, un total de siete, en el 117 d.C., en el 118 d.C., en el 119 d.C., en el 125 d.C., en el 128 d.C. o en 132/134 d.C., a mediados del 136 d.C. y el último en febrero del 138 d.C.

Como curiosidad sería interesante comentar que Adriano acuñó monedas para cada una de sus distribuciones. Estas monedas presentan diferencias con las de los emperadores anteriores. En principio, la escena del reparto era similar a las precedentes, pero en una de ellas la leyenda era distinta: LOCVPLETATORI ORBIS TERRARVM, ‘Al enriquecedor del mundo’

En otra de las series leemos en el reverso: RELIQVA VETERA HS NOVIES MILL ABOLITA, ‘Antiguos impuestos por pagar de nueve mil veces cien mil sestercios cancelados’, rodeando la imagen de lictor con sus fasces que está quemando con una antorcha unos papeles que representan las deudas fiscales de los que fueron liberados los ciudadanos, como bien nos transmitió Dion Casio, Epít., LXI, 18, 1.2: ‘‘Al llegar a Roma, canceló las deudas que se debían tanto al tesoro imperial como al tesoro público de los romanos, fijando un periodo de quince años de aplicación de esa condonación de las primeras a las últimas’




Historia Augusta, Adriano, 7, 6: ‘‘No omitiendo ninguna oportunidad para ganarse el favor popular, perdonó a los deudores privados de la Ciudad y de Italia las incalculables sumas de dinero que debían al fisco y a las provincias también las inmensas cantidades que adeudaban, una vez que fueron quemados en el foro del divino Trajano los pagarés, para conferirlos a todos mayor seguridad. Prohibió que ingresaran los bienes de los condenados en su tesoro privado, habiendo sido depositados en su totalidad en el del Estado’’

Historia Augusta, Adriano, 7, 3 explica perfectamente su generosidad con el pueblo para congraciarse con él: “Regresó Roma […] y para reprimir los rumores que corrían en torno a su persona, mandó que se distribuyera al pueblo ante su vista un doble congiario aparte de los tres áureos por persona que habían sido repartidos ya durante su ausencia’’

Con el tiempo, las monedas acuñadas por estos congiaria cambiaron el reverso por la imagen de la diosa Liberalitas con su cornucopia. A raíz de este cambio en las monedas se cree que el término congiarium fue sustituido por liberalitas para asignar estas gratificaciones.

También con Antonino Pío hubo congiaria, un total de nueve. Historia Augusta, Antonino Pío, 4, 9-10 y 8,1:‘‘Distribuyó un congiario de su propio peculio a los soldados y al pueblo, así como todo lo que les había prometido su padre. Contribuyó con grandes cantidades a las obras emprendidas por Adriano y devolvió los itálicos todo el oro coronario que había sido ofrecido con motivo de su adopción y, a las provincias, la mitad’




Como hemos visto, el término congiarium fue acuñado por Nerón. 
Después de Septimio Severo, la palabra congiarium ya no se encuentra en las monedas; es sustituida por la palabra Liberalitas y ya en época de los Constantinos, se le denominó con la palabra Largitio.

Plurimas salutem!!

domingo, 9 de octubre de 2022

CONGIARIVM I

En la sala del Medioevo de los Museos Capitolinos de Roma podemos apreciar dos congiaria del Campidoglio. 

Estas piezas, datadas aproximadamente en el 1200-13oo, serían pervivencia del mundo clásico. 
Se trata de unos utensilios empleados como unidades de medida para el aceite, el vino y el grano.



Bajo la nomenclatura de CONGIARIVM se conoce al recipiente en el que se medía el congius, una medida de capacidad equivalente a 3,283 litros, es decir, unos 6 sextarii o 12 heminas
Se cree que el nombre de congius tiene su origen en el mundo griego, del término konkhion, diminutivo de konkhē, konkhos, "concha".

Sobre la forma que tendría el congiarium es interesante comentar que en el Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines de Daremberg et Saglio leemos la existencia del llamado congius de Vespasiano o de Farnese que llevaba una inscripción: “Imp. Caesare Vespas. VI T. Caes. Aug. F. IIII. Cos. Mensurae exactae in Capitolio, P. X: "medida del peso de diez libras calibradas en el Capitolio en el sexto consulado del emperador César Vespasiano y el cuarto de su hijo Tito Augusto César"



Se trataba de dos conos invertidos y unidos por su base más ancha. En el cono superior se encontraba la inscripción descrita anteriormente. Para saber más sobre la pieza este enlace.


Veamos qué nos cuentan las fuentes clásicas sobre este objeto.

En Catón, Re Rustica, 57 [LXVI] podemos saber la cantidad de vino en congia que entregaba a los esclavos durante la vendimia o en fiestas señaladas: “Vino para los esclavos: cuando esté hecha la vendimia, que beban aguapié tres meses; en el cuarto mes, una hemina al día, esto es, dos congios y medio al mes; en el quinto mes, el sexto, el séptimo y el octavo, un sextario al día, esto es, cinco congios al mes; en el noveno, décimo y undécimo, tres heminas al día, esto es, un ánfora; además de esto, en las Saturnales y Compitales, un congio para cada hombre. Suma total de vino para cada hombre en el intervalo de un año. Para los esclavos encadenados, añade en proporción según la labor que hagan; no es excesivo que beba al año cada uno diez cuadrantales”

​Como curiosidad Plinio, HN, XIV, 22 (XXVIII) nos cuenta que un alto cargo tomó el apodo de tricongius por la cantidad de congios que consumía: “Es en el ejercicio de sus poderes para beber que los partos tienen su parte de fama, y ​​fue en esto, en lo que Alcibíades entre los griegos ganó su gran reputación. Entre nosotros, también, Novellius Torquatus de Mediolanum, un hombre que ostentaba todos los honores del estado desde la prefectura hasta el proconsulado, podía beber tres congii de un solo trago, una hazaña de la que obtuvo el apellido de " Tricongius: "Esto lo hizo ante los ojos del emperador Tiberio”

Con el paso del tiempo, el nombre del congiarium pasó a denominar las entregas que se llevaban a cabo a la población civil principalmente durante la época imperial, aunque se sabe que en época de la monarquía y durante la república ya se realizaban. Plinio, HN, XXXI, 41, 89 nos lo comenta: “El rey Ancus Martius dio seiscientos modii de sal como una generosidad (congiarium) a la gente, y fue el primero en establecer salinas”

En un principio se repartían aceite, sal, trigo, vino, etc. como bien nos menciona Tito Livio, XXV, 2 al hacer referencia a la distribución de oleum para el pueblo y es la primera mención que tenemos al respecto: “Los nuevos ediles desempeñaron sus cargos con gran munificencia; los Juegos Romanos se celebraron a gran escala, teniendo en cuenta los recursos disponibles; se repitieron un segundo día y se distribuyó un congio de aceite para cada calle. Lucio Vilio Tápulo y Marco Fundanio Fúndulo, los ediles plebeyos, convocaron a varias matronas ante el pueblo bajo la acusación de mala conducta; algunas fueron condenadas y enviadas al exilio. La celebración de los Juegos Plebeyos duró dos días y hubo un solemne banquete en el Capitolio con motivo de los Juegos”

En Plinio, HN, XIV, 17, 14 se hace referencia al vino que se solía repartir: “M. Varrón nos da la siguiente afirmación acerca de los vinos que en su día eran tenidos en la más alta estima en la mesa: que vino griego se repartió más de una vez durante la comida: mientras que él mismo, cuando regresó de Asia, distribuyó como obsequio entre la gente más de cien mil congiaria del mismo vino”

No obstante, con posterioridad se llegó a sustituir estos productos por otras mercancías, como vestimenta, siervos, perlas, animales (caballos), barcos, casas, tierras, e incluso, reparto de dinero. Así podemos leer en Quintiliano en su libro Institutio Oratorias, VI, 3, 52 que el término congiarium se empleaba, no sólo para la medida, sino también se llamaba así a los obsequios que se podían hacer a los amigos: “Se puede hacer broma usando la cosa conocida como metalepsis, como cuando Fabio Máximo se quejó de la escasez de los regalos hechos por Augusto a sus amigos, y dijo que sus congiaria eran heminaria: porque congiarium implica a la vez liberalidad y una medida particular, y Fabio menospreció la liberalidad de Augusto al hacer referencia a la medida”

Dion Casio, Epit., LXI, 5, 2 y 3: ‘‘Ayudó a las ciudades, aliadas y sometidas, con la mayor magnanimidad. Había visitado muchas de ellas – de hecho, más que cualquier otro emperador – y las auxilió prácticamente a todas, proporcionándoles suministro de agua a unas, y a otras puertos, alimentos, obras públicas, dinero y honores diversos, según las distintas ciudades’’

Es interesante comentar que en los textos también se encuentra la palabra liberalitas para las gratificaciones al pueblo. La diferencia con el congiarium es difícil de puntualizar, seguramente liberalitas es un término más abstracto que recoge también acciones en favor del pueblo como la bajada de impuestos, el ofrecimiento de juegos o espectáculos, la construcción de algún edifico o su remodelación. Así lo leemos en Suetonio, Tiberio, XLVIII. “Como emperador realizó únicamente dos munificencias: una cuando prestó al pueblo por tres años y sin interés cien millones de sestercios; la otra, después del incendio de algunas casas situadas sobre el monte Celio, en que abonó su valor a los propietarios [...]. No hizo liberalidad alguna a las provincias, exceptuando la del Asia, donde un terremoto había destruido gran número de ciudades’’

En el mismo sentido en Suetonio, Augusto, 41: Dio en muchas ocasiones pruebas de su liberalidad a todas las clases sociales. […] Hizo con frecuencia repartos extraordinarios al pueblo, pero, por lo general, de diversa cuantía: unas veces cuatrocientos sestercios, otras trescientos, y algunas doscientos cincuenta; y ni siquiera excluyo a los niños de menor edad, aunque no solían recibirlos sino a partir de los diez años cumplidos. En épocas de escasez, midió también el trigo por cabeza, a menudo a muy bajo precio, a veces gratuitamente, y dobló el valor de los bonos para su adquisición”

Es importante tener presente que el reparto de víveres a las legiones se llamaba donativa. En cualquier caso, el objetivo primordial de estas distribuciones era ganarse la voluntad del pueblo y del ejército, como bien nos describen estas fuentes clásicas.

Suetonio, Vespasiano, 18: “Concedió, asimismo, crecidas gratificaciones y magníficos regalos para los poetas célebres y artistas famosos, como, por ejemplo, al que hizo la Venus de Cose y al que reparó el Coloso”

Suetonio, César, 27: “Hizo asimismo magníficos presentes a los ciudadanos de otras clases, que acudían a él invitados o espontáneamente. Sus liberalidades se extendían hasta los libertos y esclavos, según la influencia que ejercían sobre el ánimo de su señor o patrono”

Frontón, Cartas al hablar de Adriano: “Hay dos cosas que los romanos aplauden especialmente: la distribución de grano (cereales) y los juegos. El descuido de lo más importante, [el grano], causa gran perjuicio, de lo frívolo [el entretenimiento], mayor odio. La multitud tiene más hambre de juegos que de pan, porque por su regalo al pueblo [congiarium] solo para los que van a recibir el grano, estarán satisfechos, mientras que con los juegos, se calmará a toda la población."

Para terminar, sería interesante comentar que la entrega de los productos se podía hacer directamente con el congiarium, con tesseras o con bolas (missilia) que se canjeaban, a modo de vales, tras acudir a los almacenes o lugares indicados. Dión Casio LXI, 18,2 nos relata este aspecto: “Todos los que tenían algo de sensatez lamentaron el gran dispendio de dinero. Pues todas las costosas viandas que comían los hombres, así como el resto de cosas del mayor valor, caballos, esclavos, carros, plata o togas de diversos colores, fueron entregadas mediante téseras del modo siguiente: Nerón arrojaba sobre la multitud pequeñas bolas, cada una adecuadamente escrita, y los artículos nombrados en las bolas se entregarían a quienes las habían cogido”




Plurimam salutem!