domingo, 27 de octubre de 2024

OSTREA. CURIOSIDADES Y BENEFICIOS

  Antes de cerrar por temporada estival, estuvimos comentando muchas curiosidades sobre las ostras, pero todavía os quedan otras por descubrir...¿te animas?

En esta entrada vamos a comentar algunas peculiaridades sobre las ostras.

                                           

Otros usos y curiosidades

 Arriano en Anábasis de  Alejandro Magno, VIII: La India, 8, 11 nos cuenta la existencia de una ostra reina como las abejas: “Dice Megástenes que allí pescan  estas perlas con unas redes, ya que las ostras se arraciman en el mar como si se tratara de una colmena, pues entre ellas también hay una ostra reina o rey como entre las abejas. De suerte que si alguien por azar captura a esta reina, le resulta comodísimo hacerse con todo el enjambre de ostras; en cambio, si la ostra rey se le escapa no puede pescar las demás. Los pescadores de ostras dejan que la carne del animal se pudra por completo y luego utilizan la concha como adorno. Entre los indios las perlas tienen un valor tres veces superior al del oro puro, que también abunda en las entrañas de la tierra india”

 Eliano, Hª Animales,  XV, 8 nos describe cómo capturarla teniendo en cuenta la existencia de una ostra reina: “La ostra perlífera de la India (yo he hablado antes de otra que hay en el Mar Rojo) se coge del modo siguiente. Hay una ciudad que gobernaba un varón llamado Soras, de estirpe regia, cuando Eucratides gobernaba en Bactria. El nombre de la ciudad es Perimula y la habitan hombres ictiofagos. Dicen que parten de allí estos hombres con sus redes y trazan un anillo muy grande en torno a un gran círculo de la playa. La mencionada perla se obtiene de una concha parecida a una caracola. Las ostras perlíferas nadan en tropel y tienen sus jefes, como las abejas tienen los llamados reyes en las colmenas. Yo he oído decir que el jefe sobresale también por su color y tamaño. Pues bien, los buceadores porfían por apoderarse de él, ya que si lo capturan, capturan a todo el ejército de ostras, porque queda, por así decirlo, desamparado y sin guía, se queda inmóvil y no avanza como el rebaño privado de su pastor por algún funesto accidente. Pero el guía se escapa y se escabulle con suma destreza, y se pone al frente y salva a todo el que lo obedece. Dicen que a las ostras que capturan, las ponen en salazón en vasijas. Y cuando la carne se ablanda y se deshace, queda la piedra preciosa. La mejor piedra es la del mar de la India y la del Mar Rojo. Pero las hay también en el Océano occidental, en donde está la isla Británica; aunque, según parece, tienen estas una apariencia más dorada y un brillo más apagado y oscuro. Dice Juba que las hay también en el estrecho del Bósforo, y que son inferiores a las de Britania y no pueden compararse en absoluto con las de la India y el Mar Rojo. Pero de la perla terrestre de la India se dice que no tiene una naturaleza propia, sino que es el resultado del cristal de roca arrancado, no del hielo formado por congelación”

 Paladio, I, XL nos habla de su empleo en la construcción y arreglo de instalaciones: “Conviene saber, ya que estamos hablando a propósito de los baños, cuáles son las masillas del agua caliente y fría para que, si acaso se agrietan las instalaciones […] O también, se machacan a un tiempo higos, pez sólida y conchas secas de ostras; con todo esto tapas las juntas con mucho cuidado”

 Diodoro de Sicilia, Biblioteca Histórica, II, 59, 4 para la fabricación de vestimenta: Y elaboran vestidos de ciertas canas que tienen en el centro una pelusa brillante y delicada, recogiendo la cual y mezclandola con ostras marinas machacadas, elaboran maravillosos mantos purpúreos

 Plinio, HN, IX, 31, 51, 98 hablando de los cangrejos y del uso que hace de las conchas de las ostras para protegerse: “Se llama pinotero al más pequeño de toda esta especie y, por ello, más vulnerable. Éste tiene la astucia de meterse en las conchas vacías de las ostras y de mudarse, así que ha crecido, a otras más grandes”

 

En el mismo sentido leemos en Eliano, Hª Animales, III, 29: “La pinna  es una criatura marina de la clase de las ostras. Se abre mediante la separación de las valvas adyacentes y extiende un pedúnculo de carne como cebo de los peces que nadan cerca. El cangrejo permanece a su lado compartiendo su alimento y su territorio de caza. Así, cuando algún pez se acerca nadando, el cangrejo da a la pinna un pequeño pinchazo. Entonces el bivalvo se abre más y recibe dentro de sí la cabeza del pez que llega (porque mete su cabeza para comer) y lo devora”

 Arriano, Anábasis de Alejandro Magno, VIII: La India, 39, 5 cuenta que podían asentarse sobre las ballenas: “Cuenta Nearco haber visto, en este trayecto de su viaje, una ballena varada en la arena; algunos marineros se acercaron a medirla y dijeron que tenía cincuenta codos. Su piel estaba cubierta de escamas y era de un codo de espesor y, sobre ella, se habían asentado colonias de ostras, conchas y toda clase de algas”

 Luciano de Samosata, Relatos verídicos, I, 41 nos comenta su uso como arma arrojadiza: “En lugar de garfios de hierro se arrojaban entre sí grandes pulpos atados, y éstos se entrelazaban en el bosque y sujetaban la isla. Se arrojaban y herían con ostras del tamaño de un carro y esponjas de un pletro”

Estrabón, Geografía, XV, 2 habla de su uso para edificar casas: “La comarca de los ictiófagos […] Construyen sus viviendas sobre todo con esqueletos de ballenas y conchas de ostras

Teofrasto, IV, 6, 6 y 7 nos describe cómo las algas utilizan su valva como base para su crecimiento: “Otra alga es la lechuga de mar, que tiene hojas verdes, […]. Crece sobre piedras cerca de la  tierra y en valvas de ostras. Éstos son poco más o menos los vegetales más chicos. La encina de mar y el abeto marino crecen en la costa. Nacen en las piedras y en las valvas de las ostras, pero, como no tienen raíces, se agarran a aquéllas como las lapas”



Teofrasto, IV, 6, 3 hablando de las algas: “Otra variedad tiene las hojas a manera de cabellos, como el hinojo, y no es verde, sino amarillo-pálida; no  tiene tallo, sino que se yergue derecha sobre si misma; crece sobre las valvas de las ostras y sobre las piedras, y no  como la otra agarrada a la tierra; pero ambas son plantas costeras, y la variedad filamentosa crece cerca de la tierra y, a veces, recibe una ligera mojadura del agua del mar, mientras que la otra se adentra más en él”

Diógenes Laercio, Vida de los filósofos más ilustres, Cleantes, 5 comenta su uso como soporte de escritura: “Dicen que escribía en ostras y en omóplatos de buey cuanto había oído a Zenón, careciendo de dinero para papel”

Sabemos que las ostras también eran consideradas verdaderos obsequios, como nos cuenta Paulino de Nola, Poemas, 2, 8: “Para que pueda ser de tu agrado el amable regalo de un amigo pobre, no vayas a tener en cuenta los ricos obsequios que me haces. Si no, ¿qué podría yo darte a cambio de aquellos peces que te proporciona con la abundancia de su oleaje la vecina playa, admirables de aspecto y únicos en su belleza? En cambio a mí, en los bajíos pedregosos del profundo mar el molusco se me cría escaso en la oscuridad de las algas. Para compartirlo contigo te mando dieciséis conchas perfumadas del néctar del mar, que llena una dulcísima entraña con su meollo bicolor. Que las aceptes de grado te ruego y no las rechaces por su poco valor, pues sólo son pequeñas si las comparas con lo grande de mi amor”

  Plinio HN, XXXI, 44 nos explica el uso de las ostras para hacer allec: “Del mismo modo, el allec ha llegado a fabricarse a partir de ostras, erizos de mar, ortigas y hígado de salmonete; y últimamente se han ideado mil métodos diferentes para asegurar la putrefacción de la sal de tal manera que se obtengan los sabores más apreciados por el paladar”

 BENEFICIOS

 Hipócrates, Sobre la dieta, 48 también describe sus beneficios: “En cuanto a los moluscos, por ejemplo, las ostras perlas, lapas, púrpuras, bocinas, y ostras, su pulpa es astringente, mientras que su caldo es laxante”

 También Ateneo, III, 87 b menciona sus beneficios: “Hicesio comenta que las lapas se evacuan mejor que los moluscos mencionados, y que las ostras son más nutritivas que ellas, producen saciedad y se evacuan mejor”

           

Ateneo, III, 88 a: “Existen también unos moluscos llamados ostras salvajes son nutritivas, pero hediondas y además pobres en sabor

 Ateneo, III, 90 b: “Y respecto a los restantes, Difilo dice lo siguiente: De las almejas, de concha áspera, las que son pequeñas y  tienen la carne fina se llaman ostras, y son  estomacales y fáciles de evacuar”

 Ateneo, III, 86 b y c: “Diocles de Caristo, en su Tratado sobre la salud, asegura que los moluscos más indicados para la evacuación y la orina son los mejillones, ostras, vieiras y almejas”

 Ateneo, III, 92 a y ss:  “Las ostras primaverales y las de comienzos del verano son mejores, llenas, tienen sabor a mar mezclado con cierta dulzura, son buenas para el estómago y fáciles de evacuar. Las que se cuecen con malva o romaza o pescado, o por si solas, son alimenticias y buenas para el vientre. Mnesiteo de Atenas, en su libro Sobre los comestibles [fr. 36 Bert.], comenta: Las ostras, las almejas, los mejillones y los de ese tipo tienen una carne difícil de digerir, a causa del líquido salado de su interior. Debido a ello, si se comen crudos son laxantes del vientre, por su salinidad, mientras que los hervidos sueltan toda o la mayor parte de su sal en el mismo líquido en el que se cuecen. Por eso los líquidos en los que se cocina algún molusco son perturbadores y laxantes del vientre, mientras que las carnes de los moluscos hervidos producen borborigmos cuando son privadas de sus líquidos. En cambio, los moluscos cocidos, siempre que se los cueza bien, tienen una disposición menos dañina, pues han sido sometidos a la acción del fuego. Por dicho motivo no son tan indigestos como los crudos, y tienen desecados los líquidos de su interior por cuya acción se afloja el vientre. Proporcionan un alimento líquido e indigesto todos los tipos de moluscos, y no conducen a la producción de orina



 En los Fragmentos de la comedia media, PANFILA 175. Ateneo , VIH 356 e, hace referencia a sus poderes afrodisíacos: “El pulpo ayuda... a los placeres de Afrodita... Alexis en Pánfila muestra la utilidad del pulpo, diciendo: Para quien ama, Ctesón, ¿qué hay más conveniente que lo que ahora traigo? Caracoles de mar, ostras, nazarenos y un gran pulpo y pescados en abundancia”

Plinio, HN XXXII, 21 (6) enumera un gran número de beneficios: “Aprovecharemos la oportunidad para exponer todas las propiedades medicinales que se atribuyen a las ostras. Son singularmente refrescantes para el estómago y tienden a restaurar el apetito. También el lujo les ha dado un frescor suplementario cuando se sumergen en la nieve, mezclando así los productos de las cimas de las montañas y del fondo del mar. Las ostras son ligeramente laxantes para los intestinos; y hervidas en vino con miel, alivian el tenesmo, en los casos en que no va acompañado de ulceración. Actúan como detergentes también sobre las ulceraciones de la vejiga. Hervidas con su concha, sin abrir tal como están a mano, las ostras son maravillosamente eficaces para los flujos reumáticos. Las conchas de ostra calcinadas, mezcladas con miel, alivian las afecciones de la úvula y de las glándulas amigdalinas; se utilizan igualmente para las glándulas parótidas, los tumores inflamados y las induraciones de las mamillas. Aplicadas con agua, estas cenizas son buenas para las ulceraciones de la cabeza y dan suavidad a la piel en las mujeres. También se espolvorean sobre las quemaduras y son muy apreciados como dentífrico. Aplicados con vinagre, son buenos para quitar el prurigo y las erupciones pituitarias. Golpeados en estado crudo, curan la escrófula y los sabañones de los pies”

Celso II, 14 las recomienda para el estómago: “Pero lo mejor para el estómago es lo áspero, incluso lo ácido, y lo que está moderadamente espolvoreado con sal; [...] pescados de fibra dura de clase intermedia, ostras, vieiras, mariscos múrex y púrpura, caracoles”

 En otra entrada nos centraremos en su consumo y su crianza.

Plurimam salutem!

*Imágenes propias



domingo, 13 de octubre de 2024

COL AL ESTILO DE ATENAS

Tras el descanso estival volvemos de nuevo a poner en marcha el blog De Re Coquinaria. 


Comenzaremos con una receta que nos ha llegado gracias al médico del emperador Juliano,  Oribasio en su libro Colecciones médicas,  IV, 4, 1., la tomó prestada del médico ateniense Mnesiteo  que vivió en el s. IV a.C , en concreto de su libro de consejos dietéticos.

Se trata de la col al estilo de Atenas, una sencilla receta con grandes beneficios, que nos recuerda un poco a nuestra ensalada de col prensada.

Oribasio nos dice así:

 ”La col se corta en rodajas con un cuchillo de hierro muy afilado,  se lava y se escurre. Se corta una cantidad suficiente de cilantro y ruda  y se le añade a la col; luego se espolvorea con oxymeli [vinagre de miel] y se ralla por encima un poco de asafétida [silfio]”. 

Ya se sabe que para los griegos y los romanos la col tenía un papel muy importante, pues creían que servía para evitar la embriaguez, era consumida por sus grandes propiedades  digestivas,  para aliviar el dolor de cabeza o muscular, etc. de ahí el valor medicinal que Mnesiteo le otorgó a este plato, un maravilloso entrante o un delicioso acompañamiento.

ADAPTACIÓN DE LA RECETA

Ingredientes

- Col o repollo

- Cilantro fresco 

- Ruda fresca o seca [se puede sustituir por la semilla de fenogreco]

- Asafétida en polvo [se puede sustituir por cebolla o ajo en polvo]

- Sal marina sin refinar

- Vinagre de miel [lo haremos de la siguiente manera: herviremos poco 120 mg de miel,  sirope de arce o melaza de arroz, le añadiremos dos cucharadas de vinagre de vino tinto o de manzana y lo dejaremos reducir durante unos minutos]

- Aceite de oliva y limón [opcional]

Elaboración

Corta la col o el repollo en rodajas muy finas, lávala muy bien y escúrrela. 

Añade sal, removiendo y amasando bien con las manos para que la sal penetre en la col y extraiga toda el líquido que lleva en su interior.

Pon la col en un bol y prénsala con un peso. 

Déjala reposar durante al menos unos 60 o 70 minutos para que sea más digestiva. 

Pasado el tiempo, escurre bien el líquido y si crees que la col va a estar demasiado salada, puedes enjuagarla ligeramente bajo el grifo.

A continuación, pica dos cucharadas de cilantro verde y dos de ruda o su sustituto. Incorpora las hierbas a la col con tres cucharadas de vinagre de miel. 

Para terminar espolvorea una pizca de asafétida o su sustituto y, si te apetece, unas gotitas de aceite de oliva y limón.

Prosit!

Plurimam salutem!