USO CULINARIO
Son muchas las recetas en las que el tomillo se utilizaba para dar sabor y aromatizar.
Paladio, IV, 9 nos ha legado la receta del queso fresco, en el que el tomillo triturado se empleaba para su elaboración: “En la elaboración de queso fresco hay personas que muelen piñones verdes y los cuajan mezclándolos de tal guisa con la leche. Otras coagulan tomillo triturado, colado varias veces. Además, el sabor que se quiera podrá conseguirse añadiendo un condimento a elección, bien sea de mostaza o de cualquier otra especia”
También Columela, Los doce libros de agricultura, VIII, 8 nos habla del uso del tomillo para realizar el queso fresco: “Hay quien cuaja con la leche el tomillo molido y pasado por tamiz”
En Plinio, HN, XI, 42 leemos de nuevo la receta del queso fresco: “así como es cierto que los quesos macerados en vinagre y tomillo recobran el sabor a queso fresco. Cuentan que Zoroastro vivió en el desierto durante veinte años a base de un queso preparado de tal manera que no experimentaba los efectos de la edad”
Columela, Los doce libros de agricultura, XII, 57 se emplea el tomillo para elaborar la receta del moretum: “Echa en un mortero ajedrea, hierbabuena, ruda, cilantro, ^pio, puerro sectivo, y si no lo hubiere cebolla verde, hojas de lechuga y oruga, tomillo verde o hierba gatera, como también poleo verde, queso fresco y queso salado: muele todo esto junto y échale un poquito de vinagre polvoreado con pimienta, ponlo todo en un plato pequeño y échale aceite por encima […] Si no hubiere aliños verdes molerás con el queso poleo seco, o tomillo u orégano u ajedrea también secos, y, les echarás vinagre con pimienta y aceite.”
Antología Palatina, 715: “Regalo de la amada” nos habla del envío de un pastel hecho con miel de tomillo, con un aroma y sabor esplendido: “Me mandó el regalo de una tarta un poco mordida por su diente leve, dulces mieles de sus labios. Sabe a no sé qué mejor que la miel, lo que ella tocó, exhalando suave de su boca tomillo cecropio”.
La receta del vino de tomillo la podemos encontrar en Dioscórides, V, 49, deseado por su propiedad calorífica: “Tras majar y cribar tomillo en cantidad de 100 onzas, átalo dentro de un envoltorio de lienzo y échalo en un ánfora de mosto. Es conveniente para las digestiones difíciles, falta de apetito, ausencia de fuerza, males de nervios, dolores de hipocondrios, tiritonas invernales, contra los venenos que enfrían y corrompen”
Columela, Los doce libros de agricultura, XI, 25 también nos ha transmitido también la receta para hacer vino de tomillo: “El vino de ajenjos, el de hysopo, el de abrótano, el de tomillo, el de hinojo y el de poleo conviene prepararlo de esta manera. Cuece una libra de ajenjos del Ponto con cuatro sextarios de mosto hasta que quede en las-tres cuartas partes, y echa el resto luego que esté frío en una urna de mosto amíneo; haz lo mismo con las demás plantas que se han escrito arriba. También se pueden cocer tres libras de poleo seco con un congio de mosto hasta que se disminuya la tercera parte, y cuando el líquido se haya enfriado, sacar el poleo y echar aquel en una urna de mosto; este vino se da después en el invierno con utilidad a los que tienen tos, y esta especie se llama gleconites”
Otra receta interesante es la salmuera de vinagre con tomillo (thymoxálmē), Dioscórides, V, 16 para fortalecer el estómago y contra las flatulencias: “Salmuera de vinagre con tomillo. Los antiguos se valían de ella para los que tenían el estómago enfermo, diluyendo tres o cuatro ciatos en agua caliente y administrándolo a los que sufrían de las articulaciones y flatulencias. Arrastra los humores gruesos y negros. Se prepara así: toma un acetábulo de tomillo majado, igual cantidad de sal, un poco de harina de cebada, de ruda, de poleo, échalo en un jarro, vierte encima seis cotilas de agua y media cotila de vinagre, cúbrelo con un paño de lienzo y déjalo al sereno”
Columela, Los doce libros de agricultura, XI, 8, receta de la oxygala: “La oxygala la harás de esta manera. Toma una olla nueva y barrénala por junto al fondo: en seguida tapa el agujero que hayas hecho con un taruguillo, y llena esta vasija de leche de ovejas muy fresca y echa en ella unos manojillos de estos aliños verdes, orégano, yerbabuena, cebolletas y cilantro. Estas hierbas las has de sumergir en la leche de suerte que sus ataduras queden fuera. Cinco días después saca el taruguillo con que habías tapado el agujero, y deja salir el suero fuera: en seguida, luego que la leche empiece á correr, taparás con el mismo taruguillo el agujero, y pasados tres días deja salir el suero como se ha dicho arriba, saca los manojos de aliños y tíralos: después estrega sobre la leche un poco de tomillo y orégano secos, echa la porción que te parezca de puerro sectivo picado, y revuélvelo todo bien, y al cabo de dos días deja salir otra vez el suero, tapa el agujero, echa la sal molida que sea suficiente, revuélvelo todo, y, por último, después de haber puesto una cobertera sobre la olla y de haberla cogido con yeso, no la abrirás antes que la necesidad lo exija […] Otros mezclan en una olla hojas frescas de mastuerzo cultivado con leche dulce, y á los tres días vacían el suero como hemos prescrito: después de lo cual echan ajedrea verde picada, y también semillas secas de cilantro, de eneldo, de tomillo y de apio molidas todas juntas y mezcladas con sal bien cocida y tamizada. Y en lo demás hacen lo mismo que hemos dicho arriba.”
Columela, Los doce libros de agricultura, XI, 9, sobre cómo encurtir el tomillo: “Conviene salar en un lebrillo los tronchos de lechuga mondados desde el pie hasta el sitio donde se verán salir hojas tiernas, y dejarlos en él un día y una noche hasta que arrojen la salmuera: en seguida lavarlos en ella, exprimirlos y extenderlos sobre zarzos hasta que se sequen, ponerles un lecho de eneldo seco, hinojo, con un poco de ruda y puerros picados, y mezclado todo: después poner estos tronchos secos de manera que haya entre ellos guisantes verdes enteros, los cuales asimismo deberán antes estar en remojo un día y una noche en salmuera fuerte, y luego que se hayan secado del mismo modo se echarán con los manojos de lechugas, y se les echará por encima un caldo compuesto de dos terceras partes de vinagre y una de salmuera, y por último, se comprimirán con un manojo de hinojo de manera que sobrenade el caldo. […] Del mismo modo que la lechuga conviene aliñar la chicoria, los cogollos de zarza, como también los de tomillo, los de ajedrea, los de orégano y los de rábano rústico. Y se ha de advertir que esto que hemos escrito se compone en el tiempo de la primavera”
Columela, Los doce libros de agricultura, XI, 10 conservación de algunos productos como las cebollas, utilizando el tomillo: “Ahora vamos a dar preceptos acerca de las cosas que se deben recoger en el estío, para guardarlas hacia el tiempo de la cosecha o después. Escoge la cebolla de Pompeya o la de Ascalon, o también la sencilla del país de los Marsos, que llama la gente del campo unión: ésta es la que no tiene tallos ni hijuelos junto a sí. Esta la secarás antes al sol, en seguida, después de haberla refrescado a la sombra, la pondrás en una olla sobre un lecho de tomillo u orégano, y echándole un caldo de tres partes de vinagre y una de salmuera, le pondrás encima un manojillo de orégano de suerte que la cebolla esté bien sumergida, y así que haya embebido, se llenará la vasija del mismo líquido”
USO MÉDICO
Además del uso culinario, se empleaba en medicina para muchas dolencias, como planta carminativa, antiséptica, digestiva, expectorante, relajante, antirreumática, cicatrizante, bucal, etc.
Para estimular el apetito como leemos en Macrobio, Saturnalia, VII que enumera las plantas utilizadas para una buena nutrición: “[9] Nos nutrimos de plantas de toda clase, abeto, espinosa coscoja y madroño, triscando sus tiernas yemas, y además auforbia, hierba medicinal, y salvia olorosa y frondosa campanilla, aligustre, lentisco, fresno, pino, carrasca, hiedra, erica, sauce, frangula, gordolobo, asfocelo, heliantemo, encina, tomillo, ajedrea”
Columela, Los doce libros de agricultura, VII, 23 nos habla sobre su uso médico para el dolor de ojos: “Todo dolor de ojos se alivia prontamente con una unción de zumo de llantén y miel sacada son humo, y si no la hay, al menos miel de tomillo”
CURIOSIDADES
Para terminar, sería interesante comentar unas curiosidades que nos han relatado las fuentes clásicas.
Plinio HN, XIII, 25 nos cuenta que sus hojas arrojadas al mar se convierten en piedras: “Más allá de las Columnas de Hércules nace un arbusto con hojas como las del puerro y otro con las hojas del laurel y del tomillo; estos dos, arrojados por el mar, se convierten en piedra pómez”
Isidoro de Sevilla, Etimologías, XII, 6, 29 nos habla sobre un pez que tiene su nombre: “El thymallus recibe su nombre de la flor llamada thymum (tomillo): siendo un pez de agradable aspecto y grato sabor, exhala además olor como si de una flor se tratara y su cuerpo transpira fragancia”
Macrobio, Saturnalia, III comenta la existencia de unas peras denominadas “de tomillo”: “De ahí que el poeta Nevio en Guerra púnica dijera vestidura con olor a cidra. [6] Estas peras que vemos se las clasifica con una gran variedad de nombres. En efecto, el propio Cloacio enumera sus denominaciones: “Aniciana, calabazosa, cirrita, cervisca, grumosa, crustumina, decimana, griega, loliana, lanuvina, laurea, lateresiana, aromatica, milesia, mirtia, neviana, redonda, preciana, cobriza, signina, tuliana, ticiana, de tomillo, turraniana, temprana, volema, nespla tardia, sementiva tardia, sextiliana tardia, tarentina tardia, valeriana tardía”.
Nos vemos después del verano.
Felices fiestas
Plurimam salutem!!