domingo, 29 de octubre de 2006

EL VINO COMO REMEDIO

El vino, al igual que hoy en día, era considerado muy beneficioso para la salud si se tomaba con moderación, por lo que se le aplicaba el calificativo de ser un "regalo de los dioses".

Los dioses dieron a conocer el vino a los mortales como el mayor bien para quienes lo toman con sensatez, y para los que lo hacen desordenadamente, lo contrario. En efecto, a quienes lo consumen les proporciona alimento y vigor a sus almas y sus cuerpos. Así mismo, como cosa utilísima en medicina, pues se mezcla con los fármacos débiles y proporciona socorro a los heridos; en las reuniones de todos los días, a quienes lo beben con moderación y mezclado, buen humor; en cambio, si te excedes, insolencia. Si te lo tomas mitad y mitad, provoca delirio; si puro, parálisis de los cuerpos. Por eso también se llama a Dioniso por doquier “Médico”. (Mnesíteo, PCG VIII, fr.101)
Al igual que el la Antigüedad, hoy sabemos que el vino presenta unos componentes que actúan de manera saludable si no se abusa de su consumo.

Sus propiedades son convenientes para las enfermedades cardiovasculares, contra el envejecimiento, tiene una acción antibacteriana, etc.

Podemos ver los beneficios que nos aporta el vino en estas páginas:

Muchos son los autores griegos y romanos que nos ofrecen referencias sobre vino y sus beneficios.
Veamos algunos:
El poeta griego, Paniasis, nos narra los efectos del vino tomado sin moderación:
“ El vino es el mejor regalo de los dioses a los mortales, espléndido. Con él se armonizan todos los cantos, todas las danzas, todos los deseables amores. Vacía del corazón del hombre todas las tristezas, si se bebe con moderación. Por encima de la medida, en cambio, es peor” (Fr.17 Bern)

“Si uno lo bebe y, dando media vuelta, regresa a casa desde el dulce banquete, jamás encontrará perjuicio. Pero cuando se sobrepasa la medida de una tercera ronda, bebiendo sin moderación, entonces surge el lote de la Soberbia y la Ruina, y los males asaltan a los hombres.” (Fr. 17. Bern.)

Casiano Baso, Geopónica o extractos de agricultura:
Marcial en sus Epigramas también hace mención al vino y sus inconvenientes si se abusa de él:
“Frige, bebedor conocido, era tuerto de un ojo y legañoso del otro. Su médico Heras le dijo: «Cuidado con la bebida; si bebes demasiado te quedarás ciego.»
Con una risotada Frige habló a su ojo: «Adiós, ojo mío». Y en seguida pide copas tres veces mayores y bebe, repetidas veces. ¿Querrás saber en que quedó aquello? Frige se bebió el vino y el ojo, el veneno
( LXXVII. VI)

“¡Oh vino de Setial! ¡Oh nieves y copas colmadas de mi amiga! ¿Cuándo volveré a apuraros sin que me lo prohiba el médico? ¡Necio, ingrato, indigno de tan gran regalo el que prefiere la herencia del opulento Midas! Que el que no envidie posea enhorabuena las mieses de la Libia o todo el oro del Hermo o del Tajo y beba agua caliente”. (LXXXVI,VI)
Hipócrates es uno de los autores que especifica el uso del vino, puro o mezclado en su Tratado sobre la dieta en las enfermedades agudas, 50 y ss.

Es preciso establecer cómo hay que usar en las enfermedades agudas el vino dulce y el seco, el tinto y el blanco, la hidromiel, el agua y la oximiel, señalando lo siguiente: el vino dulce es menos pesado y se sube menos a la cabeza que el seco, es más laxante para el intestino que el otro, y provoca hinchazón del bazo e hígado. No es recomendable más que para los que sufren de bilis amarga, pues les da sed. Produce también flato en el intestino superior, aunque desde luego al inferior no le perjudica en proporción a los gases. […]Este vino dulce es también, por lo general, menos diurético que el blanco seco, pero, en cambio, favorece más que el otro la salida de esputos. Cuando da sed al beberlo, su acción expectorante es de mayor eficacia que la del blanco seco, y si no da sed, mayor.[…]
En las enfermedades agudas se podría usar el vino blanco claro y el tinto seco para los siguientes casos: si el vino no se ha subido a la cabeza, ni hay en ella pesadez; si la expectoración no tiene dificultades de salida, ni hay retención de orina, y si las heces están bastante húmedas y contienen briznas, convendría, en estos casos y otros parecidos, beber los vinos citados y dejar de tomar el blanco. Hay también que tener en cuenta que, sí está rebajado con agua, va a producir menos daño a las partes superiores y a la vejiga, y si es puro, favorecerá más al intestino.
El beber hidromiel durante todo un proceso agudo es menos recomendable a los que sufren de bilis amarga e hinchazón de vísceras, que a quienes no padecen esto.[…] La hidromiel es también bastante diurética, si no encuentra alguna dificultad en las vísceras, y favorece la evacuación de sustancias biliosas por el aparato excretor, deposiciones que, a veces, tienen buen aspecto y, a veces, un color más oscuro de lo que debe, apareciendo espumosas. […] La hidromiel rebajada propicia la expulsión de esputos y ablanda el pulmón. La hidromiel pura favorece más que la rebajada la evacuación de heces espumosas, más calientes y biliosas de lo necesario.[…]Al contrario, la hidromiel, si se bebe sola y no causa problemas intestinales, tiene mucha más fuerza que el agua.[…]
La bebida denominada oximiel (vinagre con miel) resultará útil muchas veces en esas enfermedades agudas, pues hace expectorar y respirar bien. Es oportuno usarla en los siguientes casos: la oximiel muy ácida sería bastante efectiva contra los esputos que no suben fácilmente, ya que, al hacer subir a los esputos que producen carraspera, lubrica y limpia la traquea como si pasase una pluma, calmaría un poco el pulmón. […]Y si se le da la oximiel, hay que administrársela templada, en pequeña dosis y poco a poco.
La oximiel poco ácida humedece la boca y la faringe, hace salir los esputos y no da sed. Es buena para el hipocondrio y las vísceras próximas.[…]La oximiel hay que beberla de noche, en cantidad pequeña, en ayunas y antes de una bebida hervida, aunque nada impide tomarla mucho después. No es conveniente que usen oximiel sola los que siguen únicamente una dieta a base de líquidos sin hervir. […]
Sin embargo, cuando en estas enfermedades agudas se piensa que el vino se sube a la cabeza, o produce en ella mucha pesadez, hay que retirarlo”
.

Ateneo en el libro I de Banquete de los eruditos, nos dice: “ el vino añejo no sólo es apropiado para la degustación, sino también para la salud, pues ayuda a asimilar mejor los alimentos y, al ser más ligero, es digestivo: infunde vigor a los cuerpos, pone la sangre roja y fluida y procura sueños tranquilos. […] el vino blanco es débil y ligero; el pajizo se digiere más fácilmente por ser desecativo” .

Plutarco, Moralia, consejos para conservar la salud:
Pues sucede que algunos recurren principalmente al vino cuando tienen necesidad, sobre todo, de beber sólo agua, ya que piensan que, después de haber tomado el sol, cuando tienen frío, cuando han hablado mucho, cuando han estado pensando muy intensamente y, en general, después de cualquier fatiga y esfuerzo, se debe tomar vino en la idea de que la naturaleza necesita un descanso para el cuerpo y un cambio después de estos trabajos”.

Catón, De agricultura:

"Si quieres aderezar vino para que siente bien al estómago, después de la vendimia, cuando las cepas estén cavadas, marca cuantos creas ser necesarias para aquella cosa: corta y escoge las raíces de alrededor. Pica dentro de un mortero raíces de adelfa, viértelas alrededor de la cepa y rodea las raíces con estiércoles podridos y ceniza desahumada y dos partes del suelo. Pon tierra encima. Si quieres guardar mucho tiempo el vino para mover el estómago, guárdalo así: no lo mezcles con el otro vino. De aquel vino, toma un vaso y añádele agua, y toma un vaso antes de cenar: te moverá el vientre sin peligro". (CXIV)

"Dentro del vino dulce pon un manojo de adelfa negra por ánfora. Cuando haya hervido lo suficiente, saca el manojo del vino. Sirve este vino para mover el estómago". (CXV)
"Haz vino para ciáticos así. Despedaza la madera de un enebro grueso de medio pie, hazla hervir con un congio de vino rancio; cuando se haya enfriado, ponlo dentro de una jarra y emplea un vaso de vino en el desayuno por la mañana : te servirá." (CXXIII)

Tras la lectura de las fuentes podemos concluir con el dicho"en la moderación está la virtud".
Para acabar con buen sabor de boca nada mejor que leer unas leyendas sobre el vino.

"In vino veritas"
Plinio el Viejo, HN, 14, 141

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