domingo, 4 de mayo de 2025

¿CUÁNTO VINO Y CUÁNTA AGUA?

Cuando nos adentramos en las fuentes literarias antiguas nos llama la atención las numerosas líneas en las que se habla del consumo de vino y la manera de mezclar el vino con el agua, puesto que en los symposia griegos o convivia romanos, los comensales debían de ponerse de acuerdo en el número de cyathus de vino y agua se debía de mezclar, ya que se creía que beber vino puro producía la locura, al perder la cabeza y entrar en la ὕβρις.

A su vez, los brindis con vino puro no eran considerados dignos de los h

ombres. El vino puro se utilizaba para las libaciones a los dioses (Ateneo,
El banquete de los eruditos, X, 426 b y ss):  [...] Y más adelante llama ≪bebida escita≫ a la práctica de beber vino puro: !Ea otra vez! No sigamos así, entre estruendo y griterío, practicando la bebida escita junto al vino, sino bebiendo moderadamente entre hermosos himnos.[...]

Los lacedemonios dicen así mismo, según cuenta Heródoto en el libro sexto [VI 84], que su rey Cleomenes, a resultas de sus tratos con los escitas, se hizo también bebedor de vino puro y, como consecuencia del exceso de bebida, se volvió loco.

Y los propios laconios, cuando quieren beber una mezcla más pura, lo llaman episkythisai (hacerla escita). Cameleonte de Heraclea, por ejemplo, en su obra Sobre la embriaguez [DSA IX, fr. 10], escribe así al respecto: ≪Pues dicen los laconios que también el espartiata Cleomenes se volvió loco porque, de resultas de sus tratos con los escitas, aprendió a beber vino puro. Por eso cuando quieren beber una mezcla más pura dicen !Hazla escita!. Aqueo, por su parte, en el drama satírico Eton, presenta a los sátiros indignados por beber vino aguado y diciendo [TrGF 120, fr. 9]:

A— ¿No hay aquí mezclada demasiada parte del Aqueloo ?

B— !Pues ni lamerla le es lícito a nuestro linaje!

A— Sí que estaría bien celebrarlo *** beber con un escita


Por otro lado, los brindis de quienes beben vino puro no eran, según dice Teofrasto, en Sobre la embriaguez [fr. 570 d Fort.], una costumbre antigua, sino que en un principio el hacer libaciones se reservaba para los dioses, y el cótabo, para los amantes. En efecto, practicaban con asiduidad el cótabo, que es un juego siciliano, según lo ha dejado reflejado también Anacreonte de Teos [PMG 415]: Lanzando el siciliano cabo con el brazo doblado [...] 


Ateneo, en su libro El banquete de los eruditos, X, 426 b y ss hace una completa exposición sobre este asunto. Comenta que muchas veces los presentes no se ponen de acuerdo con las cantidades, de manera que en su escrito nos describe diferentes combinaciones:

Mitad a mitad, tres de agua por una de vino, cuatro de agua por dos de vino, dos de agua y tres de vino, cinco de agua y dos o tres de vino, dos de agua y tres o cuatro de vino, tres de agua por cuatro de vino, incluso nos habla de la bebida “escita” que consiste en beber vino puro. 


Leamos el interesante y curioso texto de Ateneo:

 “Pues bien, unos reclamaban que se añadiese más vino; otros, que se mezclase mitad y mitad; y a esto alguien comentó que Arquipo ha dicho, en la segunda versión de su Anfitrion [PCG II, fr. 2]:

¿Quién de los dos, desgraciado, lo ha mezclado mitad y mitad?

Y Cratino, en El botellón [PCG IV, fr. 196]:

El que lleva una mezcla mitad y mitad. Yo, por mi parte, me derrito.

Así que todos estuvieron de acuerdo en hablar sobre las mezclas de vino en los autores antiguos. Y después que alguien mencionó que Menandro dice, en El héroe [fr. 4 Sand.]:

Un congio de vino mezclado. Cógelo y bébetelo, tomó la palabra Demócrito: “Hesíodo, compañeros, aconseja [Trabajos y Días 596]:  Verter tres partes de agua y echar la cuarta de vino. 

Por eso dice también Anaxilas, en Nereo [PCG II, fr. 23]:

Sin embargo, sí que es mucho más agradable. Que jamás me bebería tres partes de agua y una sola de vino. 

Alexis, a su vez, en La nodriza, recomienda hacer una mezcla todavía más moderada [PCG II, fr. 228]:

A— Mira, aquí hay vino. ¿No echo un ≪Triton≫?

 BMucho mejor una y cuatro

A— Aguado me lo pones. Pero, bueno, apura esta copa, dime si hay alguna novedad y mantendremos nuestra charla mientras bebemos.

También Diocles, en Las abejas [PCG V, fr. 7]:

A— .¿Y en qué mezcla tengo que beber el vino? 

B— Cuatro y dos.

Pues bien, esta última mezcla, que es contraria a la costumbre, inmediatamente trae a la memoria la repetida sentencia: 

Bebe o cinco o tres, o al menos no cuatro, ya que dicen que hay que beber en proporción de dos partes a cinco, o de una a tres. 

A propósito de esta mezcla dice el poeta Ion, en su obra Sobre Quios [FGrH 392, fr. 2], que el adivino había profetizado a Palamedes que la navegación sería favorable para los helenos si bebían un ciato en una mezcla de tres partes por una. No obstante, quienes bebían con más intensidad tomaban dos partes de vino por cinco de agua. Nicocares, por ejemplo, en La irreprochable, dice, jugando con el antropónimo [PCG VII, fr. 2]:

! Tú, Enomao, cinco y dos, salud! 

!Ojala que nos hagamos tú y yo compañeros de bebida!

Algo muy parecido dice también en Las mujeres de Lemnos [PCG VII, fr. 16]. Amipsias, por su parte, en Los jugadores de cótabo [PCG II, fr. 4]:

Yo soy Dioniso para todos vosotros, cinco y dos. 

Eupolis, en Las cabras [PCG V, fr. 6]:  !Salud, Dioniso! ¿No habrá alguno cinco y dos?

Hermipo, en Los dioses [PCG Y , fr. 24]: Además, cuando bebemos o tenemos sed suplicamos al efecto: ≪! Conviértete, cuerno, en vino!≫.

Me lo llevo a casa del vinatero, bromeando al mismo tiempo, y al momento se ha convertido en un cinco y dos.

En cambio, en Anacreonte la mezcla es de una parte de vino por dos de agua [PMG 356]112: !Ea, traenos ya, muchacho, una copa, para brindar de un sorbo! Echa diez ciatos de agua, y cinco de vino, que quiero con comedimiento festejar de nuevo a Baco [...]

Pero visto que yo me he apartado del tema al tratar sobre las mezclas de vino entre los antiguos, retomaré el discurso, recordando lo dicho por el poeta lírico Alceo. En efecto, dice en alguna parte esté [fr. 346, 4]: Mezcla uno y dos, y sirve.  Pues bien, en estos versos hay quienes consideran que el autor no se refiere a la mezcla, sino que, siendo un hombre moderado, bebía cada vez uno o dos ciatos de vino puro. [...]

De modo que, ¿cómo iba a ser moderado alguien tan aficionado a la bebida, y a beber uno o dos ciatos cada vez? Pues bien, el propio poema, afirma Seleuco [fr. 79 Muller], ofrece un testimonio en contra de quienes lo creen así. Dice, en efecto [fr. 346]: !Bebamos! ¿Por qué esperar a las lámparas? El día mide un dedo. Baja las copas grandes, querido, las pintadas, que el vino se lo ha dado el hijo de Sémele y Zeus a los hombres como medio de olvidar los males. Mezcla uno y dos, y sírvelas  llenas hasta los bordes. Y que una copa empuje a la otra, ordenando explícitamente que se haga una mezcla en proporción de una parte a dos. 

Anacreonte, a su vez, la pide aún más fuerte, en el pasaje en el que dice [PMG 409]: !Que se viertan en un vaso limpio cinco y tres!

Filetero, en cambio, en su Tereo, habla de dos partes de agua por tres de vino puro. Dice así [PCG VII, fr. 15]: Parece que ha bebido la mezcla de dos partes por tres de vino puro. 

Y Ferécrates, en Coriano, de dos partes de agua por cuatro de vino, diciendo de este modo [PCG VII, fr. 76]:

A— Imbebible, Glice.

B— ¿Te lo ha puesto aguado? 

A— Como que es todo agua.

B— ¿Qué has hecho? ¿Cómo se lo has servido, maldita? Dos de agua, mamaita. 

B— ¿Y de vino que cuatro?

B— !Vete a los cuervos! !Para las ranas es para quienes [tienes que escanciar!



Efipo, por su parte, en Circe, menciona una mezcla de tres partes por cuatro [PCG V, fr. 11]:

A— Seria mucho más seguido que bebieses vino aguado.

 B— !Por la Tierra, mejor tres y cuatro!

A— .¿Así de puro, dime, te lo vas a beber? 

B— ¿Qué tienes que decir?

Y otra, mitad y mitad, Timocles, en Conisalo [PCG VII, fr. 22]:

Te voy a dar con unos vasos grandes mezclados mitad y mitad, para que digas toda la verdad.

También Alexis, en Dorcis o La que silba [PCG II, fr. 59]:

¡Yo bebo a vuestra salud tres copas llenas, mezcladas mitad y mitad!

Jenarco, o Timocles, en su Púrpura:

!Por Dioniso, al que tu sorbes mitad y mitad!

Y Sofilo, en El puñal [PCG VII, fr. 4]:

Se ofrecía continuamente vino puro, mitad y mitad. Otra vez pedían la más grande.

Alexis, en El usurero o El falsario [PCG II, fr. 232]:

A— No se lo des totalmente  aguado, ¿entiendes? Apenas mitad y mitad. Trife— Está bien.

B— !Si que es buena, la bebida! ¿De dónde es el bromio?

Trife— De Tasos.

B— Igualitario y justo es que los extranjeros beban vino extranjero, y los nativos, el del país.

Y en El ilegitimo [PCG II, fr. 246, 3-4]143:

Bebiéndolo sin respirar, tan placenteramente como uno se lo tomaría mezclado mitad y mitad.

Menandro, en Los hermanos [PCG V I2, fr. 2]:

Uno pedía a gritos que se echaran ocho ciatos y doce, hasta que lo ≪sacudió≫, picado de honor.

Empleaban el verbo ≪sacudir≫ (kataseiein) respecto a quienes proponían brindis en los banquetes, tomando la metáfora de quienes sacuden los frutos de los árboles. Alexis, en La mutilada [PCG II, fr. 21]: No era, en efecto, un presidente del banquete, sino un verdugo, ese Quereas, proponiendo un brindis de veinte ciatos.

Y Diodoro de Sinope, en La tañedora de ≪aulos≫ [PCG V, fr. 1]: Cuando uno se bebe diez ciatos, Criton, con cada vaso que persevera en tomarse de ahí en adelante, vomita sus pensamientos. Fíjate, y aplícatelo.


Nos comenta que en Atenas se vendía el vino ya mezclado para evitar futuras borracheras: [...] En otro orden de cosas, no careció de gracia el espartiata Lisandro, según cuenta Hegesandro en sus Comentarios [FHG IV, fr. 22, pag. 417], cierta vez que andaban vendiendo el vino aguado los vinateros en su campamento, y les ordenó venderlo ya mezclado, para que tuvieran que comerciar con el más puro. Algo muy semejante dice también Alexis, en Esopo, de este modo [PCG II, fr. 9]:

A— Sí que es refinada esta costumbre vuestra, Solón,  en Atenas, y hábilmente imaginada.

Solón— ¿A cuál te refieres? 

A— En los banquetes no bebéis vino puro.

So.— Es que no es fácil, porque lo venden en las carretas ya mezclado, no para sacar provecho alguno, sino pensando en los compradores, en que conserven la cabeza sana después de una borrachera. Ese es, ¿lo ves?, el modo heleno de beber: charlar de algo usando los vasos con moderación, y decirse tonterías placenteramente.

Que lo otro es un baño, no un festín, eso de beber en enfriaderas y cántaros. 

A— La muerte, en efecto.



Esta costumbre de acordar la cantidad de vino y agua a mezclar fue tomada también en el mundo romano, de manera que en los banquetes durante la comissatio o bacanal, se nombraba un magister bibendi, arbiter bibendi o rex bibendi que decidía la combinación final. 

Este maestro de ceremonias en la mayoría de las ocasiones era el anfitrión del banquete que era prudente y no derrochaba la bebida, pero podía ceder su puesto a uno de los invitados que debía ser una persona sensata,  aunque en algunas ocasiones los dados podían decidir esta función, evidentemente, con gran riesgo para los comensales, si no era una persona moderada. 

Este arbiter, tendría el mismo papel que el symposiarca griego y su papel era primordial para que la fiesta fluyera con normalidad, impidiendo los excesos y la embriaguez.  Él decidía los vinos, la proporción de la mezcla, las normas y el orden a la hora de comenzar a beber, e incluso, cómo brindar.


Para terminar, sería interesante  comentar que este hábito de beber con control es un buen consejo.


Plurimam salutem!


domingo, 13 de abril de 2025

LVDI SAGVNTINI MMXXV CLAVSI SVNT


Ya podemos anunciar que los LVDI SAGVNTINI MMXXV se dan por terminados. 



Todo ha vuelto a su sitio y ahora vienen unos días de descanso para recuperar las fuerzas de la semana de cultura clásica. 

Una semana muy intensa, pero que pasa muy rápida...la alegría del reencuentro con los compañer@s, la participación e interés del alumnado hace que el enorme trabajo quede a un lado.

Desde aquí agradecer a las  profesoras Alexandra y Laura por estar de nuevo en el taller, a los alumnos de prácticas Lucía y Dani por su ayuda...y como no, a Amparo Moreno, mi compañera del alma.


¡Muchas gracias a los todos!

Zeus se ha comportado y  tiempo nos ha acompañado, ....no podemos pedir más

A lo largo de toda la semana, en el taller de cocina romana antigua hemos disfrutado de la recreación del banquete del liberto Trimalción, que sin la implicación del alumnado participante no hubiera sido posible.

Agradecemos un año más la cesión del espacio en la Comunidad de Regantes, pues sin su ayuda no se podría ubicar el taller durante la semana de los Ludi.

Como siempre muchas gracias a tod@s por estar ahí siempre a nuestro lado


Plurimam salutem!


In aeternum Hermes et José Mª!!!

domingo, 6 de abril de 2025

LVDI SAGVNTINI MMXXV


Del 7 al 11 de abril celebraremos los LVDI SAGVNTINI MMXXV in memoriam de nuestro compañero José María Rubio Morales

De nuevo, un año más, la Comunidad de Regantes ha cedido sus instalaciones,  en la plaza Mayor de Sagunto, 10 para ubicar el taller de cocina romana antigua. 

Este curso tendremos la colaboración de Miriam Roa, profesora de enseñanza secundaria del Colegio Sagrada Familia (Silla) y Alexandra Puchol, profesora de enseñanza secundaria del  del IES Violant de Casalduch (Benicàssim)

La recreación de la cena de Trimalción nos volverá a sorprender con todas sus peculiaridades.

Os esperamos en los Ludi Saguntini MMXXV
bajo la protección de nuestros compañeros Hermes y José Mª

Plurimam salutem!!

domingo, 2 de marzo de 2025

OA PNIKTA, HUEVOS ESCALFADOS EN VINO

Galeno, en su libro Sobre las facultades de los alimentos, 3. 21. 3 encontramos una receta de huevos pochados en vino, Oa Pnikta, que ha pasado a nuestros días.


La receta del médico Galeno dice lo siguiente:

"Mejores que los huevos cocidos o al horno son los llamados escalfados. 

La receta es la siguiente: se vierte un poco de aceite de oliva, salsa de pescado (garum) y un poco de vino sobre los huevos. Se pone agua caliente en un recipiente grande en el que se ha colocado la olla que contiene los huevos y se cubre todo con una tapa, a modo de baño maría. 

Se pone el recipiente al fuego hasta que los huevos adquieran una consistencia medianamente firme. Si están demasiado firmes, resultan como huevos cocidos o asados, pero si están poco firmes se digieren mejor que los huevos duros y proporcionan al cuerpo un alimento superior"

ADAPTACIÓN DE LA RECETA CLÁSICA

Ingredientes

- 2 huevos camperos por persona

- 3 cucharadas de garum o salsa de pescado

- 6 cucharadas de aceite de oliva

- 1 taza de vino blanco seco

- 2 o 3 tazas de agua

- Hierbas aromáticas (opcional)

* Pan y cebollino para servir

Elaboración

Mezclar en un recipiente el vino seco y el garum [si se quiere se le puede añadir alguna hierba aromática como tomillo u orégano]. 

A continuación, poner los huevos de manera individual en una flanera pequeña que antes ha sido engrasada con aceite de oliva. 

Verter la mezcla del vino y el garum en cada una de las flaneras.

Cocer los huevos al baño maría. Para ello, colocar las flaneras en una cazuela con agua hirviendo, taparla y ponerla al horno precalentado a unos 190º de 6 a 8 minutos, hasta conseguir unos huevos pochados al vino exquisitos.

Se sirven calientes sobre una rebanada de pan tostado y un poco de cebollino.

Prosit

Plurimam salutem!  

domingo, 16 de febrero de 2025

GLYKINAS- GALLETAS DE VINO DULCE


Ateneo, en el Banquete de los eruditos,  XIV, 645 D nos ha legado la receta de Creta de unas galletas de vino dulce que tiene el nombre de Glykinas.

La receta dice así:

"Era, según las glosas de Seleuco, un plato que se hacía entre los cretenses, con vino dulce y aceite"

ADAPTACIÓN DE LA RECETA

Ingredientes

- 60 ml de aceite de oliva 

- 250 gr de harina de espelta integral

- 1 clara de huevo

- 80 ml de jugo de uva blanca

Elaboración

Poner la harina, hacer un volcán , dejando un hueco en el centro para añadir el aceite de oliva.

Mezclar hasta conseguir una masa homogénea.

A continuación, añadimos el jugo de uva y amasamos hasta conseguir una masa esponjosa. Durante el proceso, se puede añadir más zumo o harina si fuera necesario.

Tras hacer una bola con la masa, la tapamos bien y dejamos reposar en la nevera aproximadamente una hora.

Pasada la hora, estiraremos la masa con un rodillo hasta dejar una capa muy fina.

Con un cortador de repostería vamos sacando las galletas que colocaremos sobre una bandeja untada con aceite.

Antes de hornear, pintaremos cada galleta con la clara de huevo batida a punto de nieve. Podemos decorar cada galletas con algún fruto seco o con pasas.

Metemos la bandeja al horno durante unos 20 o 25 minutos a unos 190 º

Cuando estén doraditas, se dejan enfriar  sobre una rejilla y  listas para comer.

Prosit!

Plurimam salutem!