domingo, 23 de mayo de 2010

ALLIUM SATIVUM

“Los enormes sacerdotes de Cibeles y la bizca sacerdotisa de Isis con su sistro te infundirán el temor de que los dioses te hinchen tu cuerpo, si por la mañana no comes tres veces la tradicional cabeza de ajo” (Persio, Sátira V)


Con estas palabras y con la idea del papel mágico de los ajos como amuleto vamos a dedicar unas líneas a este bulbo con el nombre latino de allium sativum y en griego skórdon.



Se trata de un producto muy consumido en la cultura grecorromana, con un gran número de citas que mencionan sus virtudes alimenticias y medicinales.



Sabemos de la existencia de un “ajo cultivado y hortense” que en Egipto era de una sola cabeza y blanco, frente a un ajo silvestre llamado ophióskordon “ajo de serpiente”, como bien diferencia Dioscórides, II 152.



También Teofrasto, VII, 4 11 dice que “hay diferentes clases. El temprano y el tardío, porque hay un ajo que madura en sesenta días. También se distingue por el tamaño. Hay una variedad que destaca por su tamaño, concretamente la llamada “cipris”, la cual no se cuece, sino que se usa en ensaladas y, cuando se machaca, crece prodigiosamente formando una masa espumosa [de esto mismo habla Plinio, XIX; 6, 31]. Hay, además, otra diferencia, que hay algunos que no tienen dientes y, por eso no pueden dividirse”.



Si hablamos de su sabor, Teofrasto, VII, 4, 11 comenta que “las diferencias de gusto y de olor estriban en la situación y en el cultivo, como ocurre con otras hierbas.”



Con respecto a su forma Teofrasto, I, 9 nos comenta que “Todas las plantas que tienen “cabeza” echan raíces hacia abajo; estas raíces son como carnosos o corticales…Su raíz se hace más delgada y progresivamente más aguda al avanzar bajo tierra…Sus raíces son receptoras de sustancia alimenticia, es como un feto o fruto. De manera que no andan desencaminados los que llaman a estas plantas “plantas de reproducción subterránea…Las partes aéreas son cortas y débiles, mientras que las subterráneas son largas, numerosas y robustas”



“La cebolla, el ajo y el puerro, no presentan vástagos laterales, ni los cultivados , ni los silvestres… Todos las bulbos crecen juntos y en masa, porque echan retoños de la raíz” (Teofrasto, VII, 1,7- 8, 2- 13,4)



Sobre su cultivo Teofrasto, VII, 2,1, 3 afirma que “para plantar el ajo se utiliza la raíz".

“Se reproducen de tres maneras: por semilla, por el tallo y por la raíz. Germina si se les corta el tallo” (Teofrasto, VII, 4, 1). “El ajo se planta dividido en tres dientes, poco antes o después del solsticio” (Teofrasto, VII, 4,11)



Teofrasto, VII, 4,11 nos describe las fases de crecimiento de este bulbo: “el ajo completa su madurez a partir de la semilla, pero lentamente, ya que el primer año produce una cabeza parecida a la del puerro y, al año siguiente, echa dientes, adquiriendo en el tercer año, su completo desarrollo, y algunos dicen que no es inferior, sino que es superior al ajo plantado”. Su proceso de crecimiento lo diferencia de la cebolla pues “cuando el diente del ajo se hincha, todo él se comba, y luego, crece y se divide en otros dientes, formándose de uno muchas plantas, a causa de la maduración de la cabeza…Se multiplica, si en vez de removerlos, se les deja estar”



Presenta un gran número de propiedades:”es calorífico, expele ventosidades, es perturbador del vientre, desecativo del estómago, provocador de sed, ulcerante del cuerpo en las partes superficiales” (Dioscórides, II 152).



Beneficios según la forma de consumo, según Dioscórides, II 152:



COMIDO: expele la lombriz ancha y provoca la orina. Si se asa o se cuece, clarifica la voz y clama la tos antigua.



BEBIDO EN VINO: para mordeduras de serpientes y para los que padecen de flujo de sangre.



BEBIDO CON ORÉGANO: mata las liendres y los piojos.



CATAPLASMA: para las mordeduras de perros rabiosos, para los efectos de las aguas desconocidas.



QUEMADO Y MEZCLADO CON MIEL: Si se aplica, cura las contusiones del rostro, en la parte inferior de los ojos y las alopecias. También es bueno para las pecas, empeines y usagres, sarnas pitiriasis.



CON ACEITE NARDINO: es muy útil para las alopecias.



CON SAL Y CON ACEITE: bueno para los exantemas.

COCIDO CON TEA E INCIENSO: alivia las odontalgias si se mantiene en la boca.



CON HOJAS DE HIGUERA Y CON COMINO: aplicado en cataplasma, para las picaduras de la musaraña.



DECOCCIÓN DE SU CABELLERA: como baños de asiento, provoca menstruos.



TRITURADO Y CON OLIVAS NEGRAS (myttôtón): comido, provoca orina y menstrúa. Es útil contra la hidropesía.






Estos los beneficios que nos muestra Dioscórides en su obra Plantas y remedios medicinales, pero Plinio XX, 50-57 completa la información con la enumeración que vamos a detallar:


“El ajo es muy enérgico y eficaz contra los trastornos originados por los cambios de agua y de resistencia”


AROMA: ahuyenta a las serpientes, los escorpiones y a todas las bestias en general.


BEBIDO O COMIDO: cura las heridas que las bestias producen, principalmente, contra la mordedura de serpiente hemorroide, pero se ha de beber en vino y arrojarlo en el vómito.


CON MIEL SOBRE LAS HERIDAS de musarañas, de mordeduras venenosas y mordiscos de perro.


ASADO CON LAS COLAS DE UNA SERPIENTE Y CON ACEITE: contra las picaduras de las serpientes dueñas de las colas.


CENIZA DE AJO CON ACEITE: contra las ulceraciones húmedas de la cabeza.


COCIDO O MACHACADO CON LECHE: contra el asma.


COCIDO Y MACHACADO CON MIEL: sobre las pústulas.


CRUDO: para los hidrópicos y para los locos.


HERVIDO: para los frenéticos y dolores de sienes.


MACHACADOS EN AGUA CON VINAGRE a modo de gárgaras, para las anginas.


CON VINO: para la ictericia.


EN ACEITE Y GACHAS: contra la oclusión intestinal.


DIENTE DE AJO: para aliviar el dolor de caries, colocando el ajo directamente en el diente.


CON GRASA DE GANSO, instilado su jugo, contra el mal de oídos.


CON VINAGRE Y BICARBONATO: para la tiña y la pitiriasis.


COCIDO CON LECHE O MACHACADO QUESO BLANCO: contra los catarros. Si se cuece con grasa rancia o leche, es bueno para la tos.


COCIDO SOBRE BRASAS CON MIEL: es bueno para la tos, si se escupe sangre o pus.


QUEMADO Y CON MIEL: vuelve el color natural a los cardenales y moratones.


CON SAL Y ACEITE: para las distensiones y desgarrones musculares.


CON UN BATIDO DE GUISANTES O HABAS: contra la ronquera.


COCIDO EN VINAGRE CON MIEL: expulsa las tenias y gusanos intestinales.


CON GRASA: cura los tumores sospechosos.


CON AZUFRE Y RESINA: extrae los tumores de las fístulas.


COMO ALIMENTO EN LA BEBIDA: cura la epilepsia.


CON PEZ: hace salir las astillas de caña.


CON ACEITE Y GARUM: contra la erisipela.


CON ORÉGANO: limpia la lepra, hongos y pecas.


COCIDO CON LASERPICIO: contra la fiebre cuartana


COCIDO EN HABAS MOLIDAS: hace dormir y da al cuerpo color más sonrojado.


MACHACADO CON CILANTRO VERDE: es afrodisíaco, aunque debilita la vista y causa flatulencias; si se toma en exceso, produce sed.


Los animales también se benefician de sus virtudes, así mezclado con trigo es bueno para la pepita de las gallinas y si se tocan los órganos genitales con ajo machacado, las bestias de carga orinan sin dolor.


Por lo que hace a su consumo, sabemos que era alimento muy apreciado, consumido en el ientaculum o desayuno, untado con pan y aceite, "mejor cocido que crudo, y aún mejor, hervido que tostado" (Plinio, XX, 54)


El valor mágico que se daba a los ajos en la antigüedad se ve claramente en la afirmación de Teofrasto, IX, 8, 6 que comenta que "los recolectores de heléboro comían ajos regados con vino puro antes de recogerlo para que la cabeza adquiera pesantez pues no se puede arrancar durante mucho tiempo”


Así pues, “A quien ajo come, y vino bebe, ni la víbora le puede”.



Plurimam salutem!

Imágenes propias

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