domingo, 26 de octubre de 2025

SIKYÓS- CVCVMIS- PEPINO- COHOMBRO I

Gracias a las fuentes clásicas sabemos que los griegos le daban el nombre de sikyós, frente a los romanos que la llamaban cucumis.

En Ateneo leemos: “Y Dieuques: Como cuando crece un pepino en un lugar húmedo. Es cierto que los áticos emplean la palabra como trisílaba en todo el paradigma; Alceo, en cambio, dice [PLF 446]: ≪Que muerda alguno de los pepinos (sikyon)≫, sobre el nominativo sikys, como stachys, stachyos (espiga)”


Carisio, Gramática, hablando de los nombres dice lo siguiente: “Todos los nombres que terminan en -is hacen el genitivo igual que el nominativo, como suauis «suave» suauis, excepto los que aumentan en el genitivo aunque tengan forma en -is, como cuspis «punta» cuspidis (epidoratís), cinis «ceniza»


Cineris (téphra), cucumis «pepino» cucumeris (kolókyntha)que según Varrón, Lingua Latina, V, 104: “Los cohombros (cucumeres) reciben su denominación por su curvatura (curvor), como si hubiesen recibido la denominación de curvimeres”


No era considerada una verdura de gran valor, pues era muy común en los campo, como bien podemos leer en Priapeos, 51, 14 y ss : Ni creo que nadie venga a robar calabazas semilleras, albahacas, cohombros desparramados por tierra, lechugas sésiles, agrias cebollas o ajos, ni que se lleven por la noche la afrodisiaca oruga, la fragante menta o la ruda salubre. Pues aunque todo esto lo tengo en mi huerto, en no menor cantidad lo producen los huertos colindantes. Si, pues, a ésos los dejáis intactos y venís, ladrones descastados, a este lugar que yo cuido, es que, sin duda, corréis presurosos a un castigo manifiesto y esa misma amenaza os incita”


CARACTERÍSTICAS DEL PEPINO


Teofrasto, Hª de las plantas,  II, 7, 5 sobre su cultivo: “En Mégara, cuando los vientos etesios dejan de soplar, los campesinos estercolan con barreduras los pepinos y las calabazas con un rastrillo y, de esta manera, los frutos, por no regar los árboles, se hacen más exquisitos y delicados. En esto hay acuerdo unánime”


Columela, Los doce libros de la agricultura, XI, 3 nos habla de manera muy detallada de sus cuidados y cultivo: “El cohombro y la calabaza, cuando hay abundancia de agua, piden menos cuidado, porque el agua les sirve de mucho beneficio; pero si se debieran sembrar en un sitio donde no tenga cuenta suministrar el riego, se han de hacer unas zanjas en el mes de Febrero, de pie y medio de profundidad, en seguida, después de los idus de Marzo, se extenderá en ellas paja que las cubra como hasta la tercera parte de su profundidad; sobre la paja se echará tierra estercolada, que llegue hasta la mitad de la misma, y después de haber puesto las semillas sobre esta tierra, se regarán hasta que nazcan; y luego que empiecen a fortificarse, se han de ir prosiguiendo sus incrementos con tierra que se les eche hasta llenar la zanja. Cultivadas así estas plantas lo pasarán bastante bien sin riego todo el verano, y darán fruto más agradable al gusto que si lo hubieran tenido. Pero en los sitios abundantes de agua se han de sembrar las pepitas lo más temprano que se pueda, con tal que no sea antes de las calendas de Marzo, para que estén en estado de trasplantarlas pasado el equinoccio. Y estas pepitas las tomarás de en medio de la calabaza, y las pondrás con la punta hacia abajo para que sus frutos sean muy gruesos. Pues en secándose son bastante á propósito para vasijas, como las calabazas de Alejandría. Pero si, al contrario, si es para comerlas, se tomarán las pepitas del cuello de la calabaza, y se sembrarán con la punta derecha hacia arriba, porque su fruto sale más largo y más delgado, y se vende, seguramente, a un precio más alto”


Teofrasto, Hª de las plantas, VII, 1, 2-3, 6 con respecto a su siembra: “El tercer período, que llaman de verano, empieza en el mes de Muniquión; en éste se siembran el pepino, la calabaza, el bledo, la albahaca, la verdolaga y la ajedrea.[...]. No todas las hierbas germinan a la vez, sino que unas son más presurosas y otras más lentas como las que germinan con dificultad… La escarola lo hace en cuatro días o cinco; el pepino y la calabaza en unos cinco o seis, otros dicen que en siete; pero el pepino es más tempranero y más rápido que los demás. […]  Influye también en la mayor o menor rapidez de la germinación la edad de la semilla. Pues algunas hierbas crecen más rápidamente si proceden de semilla nueva, como, por ejemplo, el puerro, la cebolla, el pepino y la calabaza; algunos, además, humedecen la semilla del pepino en leche o agua antes de sembrarla para que germine más rápidamente”


Columela, Los doce libros de la agricultura, XI, 3 explica cuándo se ha de sembrar: “hacia las calendas de Abril, el puerro, la énula y la ruda que se habrá sembrado tarde. También se ha de sembrar en este tiempo el cohombro, la calabaza y la alcaparra, para que nazcan más temprano”


Columela, Los doce libros de la agricultura, XI, 3 nos comenta más curiosidades sobre su siembra: El cohombro se hace tierno y muy agradable al paladar si antes de sembrarlo remojas su semilla en leche. Algunas personas también, por hacerlo más dulce, la remojan en aguamiel. Mas el que quisiere tener cohombros tempranos, eche en cestos, después de pasado el solsticio de invierno, tierra estercolada, siembre las pepitas en esta tierra, y déles unos riegos ligeros. En seguida, así que han nacido, ponga los cestos en los días templados y de sol, al raso, junto al edificio, de manera que estén al abrigo de todo viento; pero mientras los fríos y tempestades los volverá á llevar á la casa; y esto lo hará hasta que pase el equinoccio de primavera; después meterá en tierra enteramente los cestos, y de esta suerte tendrá fruto temprano. Se pueden también, si la cosa lo merece, poner ruedas por debajo de las macetas o cajones mayores, para que se saquen fuera, y después se vuelvan a llevar á la casa. Pero con todo eso, se deberán cubrir con piedras especulares, para que en los días de frío se puedan sacar al sol sin peligro, en los días serenos. De este modo se daba cohombro a Tiberio César, casi todo el año. Pero nosotros hemos leído en Bolo Mendesio, autor egipcio, que esto se hace con menos trabajo: previene este autor, que se tengan plantadas alternativamente por hileras en un sitio de la huerta, que sea abrigado y estercolado, cañahejas y zarzas; que en seguida, después que haya pasado el equinoccio, se corten un poco por debajo de la superficie de la tierra estas cañahejas ó estas zarzas; que abriendo sus médulas con una vareta se eche estiércol en el agujero, y hecho esto se introduzcan en el mismo semillas de cohombro, las cuales, luego que hayan nacido, a medida que vayan creciendo, se incorporen con las cañahejas o las zarzas; pues no sacan el alimento de sus propias raíces, sino, por decirlo así, de las de su madre; y que injertada la planta de esta manera, da fruto de cohombro aun en los tiempos de frío. La segunda siembra de esta planta se hace comúnmente en las fiestas mayores de Minerva”



Aristóteles, Problemas, XX, Relativo a arbustos y hortalizas, 9: “¿Por qué, si se tapan con tierra las calabazas o los pepinos en seguida, cuando son pequeños, se hacen más grandes? ¿Es porque los vientos y el sol, secándolos, les restan crecimiento, y hacen que la masa de cualquier planta sea inferior pero más compacta, como pasa también con los árboles situados en lugares ventosos y soleados, y los que están en sitios hundidos y húmedos (pues estos últimos se hacen grandes y porosos y, en cambio, los otros, pequeños y compactos)? Pero las plantas escondidas en la tierra, sometidas a situaciones contrarias, llegan a un resultado contrario. Lo mismo pasa también con las plantas metidas en recipientes, pepinos en cañas huecas o en cajas, y granadas y manzanas en vasijas de barro: unos son grandes y porosos, y los otros, pequeños y duros, desarrollándose sin resistencia. La causa es que el alimento llega a ser más abundante por no evaporarse ni secarse: pues la cubierta impide que pase eso”


Aristóteles, Problemas, XX, Relativo a arbustos y hortalizas, 14: ¿Por qué, si se han plantado pepinos o calabazas alrededor de un pozo y, cuando están maduros, se les mete en el pozo y se les cubre, se quedan verdes todo el año? ¿Es porque el vapor del agua, al enfriarlos, impide que se sequen y los conserva verdes, y el hecho de encerrarlos, además de los soplos de viento, desarrolla el crecimiento? La causa de que se mantengan es que tienen alimento porque se han dejado las raíces. Pues si se arranca el brote cuando ya están los frutos y, después de cortarlo, se amontona la tierra  y se pisa bien en tomo a las raíces, la planta producirá pepinos precoces porque las raíces pueden conservarse: pues el pepino no es de las plantas que viven dos años. Pero estas plantas producirán ñuto más rápidamente que las sembradas porque las raíces, que son lo principal del trabajo, existen previamente de forma natural; en las plantas sembradas es necesario en primer lugar que nazca esta parte, en la que los amontonamientos de tierra produzcan calor, de modo que se preserve la planta y más rápidamente haga salir el tallo. Por eso también, si en invierno se planta una semilla de pepino en cestas pequeñas, se riega con agua caliente, se saca al sol y se pone junto al luego, los frutos serán muy precoces, si tal como están en las cestas se les planta en la tierra cuando llegue la temporada”


Aristóteles, Problemas, XX, Relativo a arbustos y hortalizas, 25: “¿Por qué los frutos más amargos están unos junto a la raíz, como los pepinos, y otros en el extremo más alto, como las bellotas? ¿Es porque en los primeros el alimento está ahí sin cocer porque fluye continuamente hacia la raíz, y los otros son secos por naturaleza, de modo que, alejada la dulzura del extremo y cocida, se seca el fruto y queda lo amargo, como pasa con la sal? Lo que se ha secado se hace más amargo, como las olivas y las bellotas que, envejecidas, se vuelven amargas”


Paladio, Tratado de agricultura, IV, 9, 8 y ss: “Algunos introducen la flor del cohombro con la punta del tallo en una caña a la que han perforado previamente todos los nudos; allí el cohombro crece estirado a todo lo largo de ella. Teme tanto al aceite que si se le pone a su lado se dobla como un anzuelo. Cuando truena, por una especie de temor, se da la vuelta. Si la flor, tal cual está en su planta, se mete en una horma de barro y se ata, el cohombro tomará una forma igual que el rostro de la persona o animal que tuviera el molde. Todo esto lo afirma Gargilio Marcial.

Columela recomienda que si tenemos zarzas o férulas en un lugar abierto y abonado, cortándolas a flor de tierra después del equinoccio de otoño y haciéndoles un agujero con un palo de madera, les metamos abono dentro de la médula y les añadamos semilla de cohombro; como consecuencia, pueden dar frutos que no perecen siquiera en pleno frío”


Teofrasto, Hª de las plantas, I, 13, 3-4 nos describe la forma de sus semillas y flores: “Algunas plantas tienen las flores encima de las mismas semillas, [...] entre las verduras, el pepino, la calabaza y la calabaza vinatera; pues todas estas plantas tienen las flores encima de los frutos, unidas a ellos, y mientras los frutos están madurando, las flores se mantienen durante mucho tiempo […] Hay flores que son estériles, como, en los pepinos, las que nacen en las extremidades de los tallos, por lo cual los cultivadores las desmochan porque impiden el crecimiento de la planta”


Teofrasto, Hª de las plantas, VII, 5, 2-3, 5 nos cuenta más cosas sobre las semillas: “El agua del cielo es buena, porque parece que destruye los bichejos que devoran las plantas tiernas. Mas dicen algunos que no es buena para los pepinos ni para las cebollas. […] La mayoría de las plantas soportan bien el trasplante, por ejemplo, la cebolla, el puerro, la berza, el pepino, el apio, el nabo, la lechuga, pero otras no lo soportan tan bien. […] De las semillas, unas son más aptas para conservar su vigor y otras menos. [...]  entre las que no son tan vigorosas cuentan la cebolla (ésta, en efecto, se resiste a perdurar), el armuelle, la albahaca, la calabaza, el pepino, y, en general, las hierbas de verano tienen menos vigor que las del invierno”


Aristóteles, Problemas, XX, Relativo a arbustos y hortalizas, 3: “¿Por qué algunas plantas con flores no tienen frutos, como el pepino, la calabaza y la granada? ¿O no es que no tengan frutos, sino que las flores son el fruto? Desde luego, lo que florece es la envoltura que rodea la semilla, y el pepino es una envoltura de semillas”


Teofrasto, Hª de las plantas, VII, 1, 2- 9 nos habla de sus raíces: “En general, todas las plantas de verano tienen raíces cortas; en este número podemos incluir el pepino, la calabaza y la calabaza vinatera, por la estación, y quizás más aún, por su naturaleza, que se corresponde con la estación”




Teofrasto, Hª de las plantas, VII, 3, 1, 5 sobre su floración: “También el pepino tiene una larga floración, porque esta planta tiene un segundo rebrote. Las flores son a veces blanquecinas, a veces amarillas como el membrillo, en otros casos rojizas, pero nunca de un color brillante […]  Hay algunas plantas que presentan diferencias en sabores cuando la semilla recibe un tratamiento especial antes de la siembra; por ejemplo, el fruto de la semilla del pepino sabe de diferente manera, si se baila en leche la semilla antes de sembrarla. Pero estas cuestiones quizás sean más apropiadas al tema del cultivo.”


Teofrasto, Hª de las plantas, VII, 3, 1, 6 nos explica las clases de pepinos: “De unas hierbas hay varias formas, [...], por ejemplo, del rábano, la berza, la acelga, el pepino, la calabaza, el comino, el ajo y la lechuga. Las diferencias se refieren a las hojas, a la raíz, al color, al sabor, etc […] En cuanto al pepino y a la calabaza, dicen que del primero hay varias clases, mas no de la segunda, cuyas diferencias, cómo ocurre con el rábano y el nabo, consisten  sólo en que unos ejemplares son mejores y otros peores. Mas en el pepino se distinguen tres clases: el laconio, el que tiene forma de porra y el beocio. De éstos, el laconio es mejor con humedad, los otros sin ella”


Teofrasto, Hª de las plantas, VII, 6, 4 profundiza más sobre los tipos: “Algunos tipos silvestres difieren enteramente de los domésticos en lo referente al gusto y a las cualidades; así, el pepino silvestre y el cultivado. Sin embargo, son semejantes por su aspecto; de igual manera que, entre las plantas para hacer guirnaldas, hay semejanza entre ambos alhelíes encarnados: el cultivado y el silvestre; si bien las hojas son diferentes. Así pues, en lo dicho quedan reseñadas las diferencias que median entre estas plantas”


Teofrasto [Hist, de las plantas VII 4, 6] afirma que hay tres clases de pepinos: de Laconia, en forma de porra, y de Beoda, y que de ellos el de Laconia resulta mejor si se riega, y los otros, en cambio, si no se riegan. Dice: Resultan también más suculentos los pepinos si se siembra la semilla remojada en leche o en aguamiel. Cuenta lo mismo en sus Causas de las plantas [II 14, 3]. Asegura que crecen más deprisa si se remojan en agua o en leche antes de depositarlas en la tierra. Eudemo, a su vez, en su obra Sobre las verduras, dice que los denominados cohombrillos amargos son una clase de pepinos”


Plinio, HN, XX, 2 habla del pepino silvestre: “Ya hemos mencionado que existe un pepino silvestre, considerablemente más pequeño que el cultivado. De este pepino se prepara el medicamento conocido como "elaterium", cuyo jugo se extrae de la semilla. Para obtener este jugo, se corta el fruto antes de que madure; de ​​hecho, si no se toma esta precaución a tiempo, la semilla puede rebosar y ser perjudicial para la vista. Tras la recolección, el fruto se conserva entero durante una noche y al día siguiente se le hace una incisión con una caña. La semilla también suele rociarse con ceniza para retener la mayor cantidad posible de jugo. Una vez extraído el jugo, se recoge en agua de lluvia, donde cae al fondo; después, se espesa al sol y se divide en pastillas, que son de singular utilidad para curar la visión borrosa , las enfermedades oculares y las úlceras de los párpados. Se dice que si se tocan las raíces de una vid con este jugo, con seguridad sus uvas no serán atacadas por los pájaros”


Teofrasto, Hª de las plantas,  1, 10, 10 comenta que: “De carne y de fibra está formado el fruto del ciruelo y del pepino”


Aristóteles, Problemas, XX, Relativo a arbustos y hortalizas, 32: “¿Por qué los pepinos maduros son mejores en las llanuras pantanosas, que están húmedas, como alrededor de Orcómeno y en Egipto? Este país parece ser abundante en agua. Las regiones pantanosas están llenas de agua: los pepinos en sí mismos son bastante húmedos, y por eso los de huerta son malos. ¿Es porque debido a la dureza de la tierra deben plantarse en profundidad? Pues la tierra cenagosa y llana se vuelve muy dura, y los frutos plantados en profundidad son mejores. ¿O es porque es necesario que la tierra esté seca porque la propia planta es húmeda por naturaleza? Y es que así, sometida a la tendencia contraria, llegará al justo medio. La tierra bastante pantanosa y a la vez profunda contiene alimento por la profundidad de la tierra y por las características del lugar, y el alimento no es excesivo porque la tierra se seca de nuevo”


Teofrasto, Hª de las plantas, I, 12, 2 sobre su gusto nos dice que: El humor de los árboles, según se ha dicho ya, presenta diferentes modalidades de gustos. [...] otras veces, enguachado, como el de la cepa, el peral y el manzano, así como el de verduras tales como el pepino, la calabaza y la lechuga silvestre”


Marco Aurelio, Meditaciones, VIII, 50: “Amargo es el pepino. Tíralo”


Teofrasto [Hist, de las plantas VII 4, 6] afirma que Demetrio Ixion, en el libro primero de sus Etimologías, comenta que se los denomina sikyoi (pepinos) a partir de seuesthai (hacer brotar), y Mein (salir), porque son estimulantes. Heraclidas de Tarento, en su Banquete, llama al pepino de buena tierra. Por su parte, Dioclés de Caristo afirma que el pepino, si se toma al principio de la comida con berreras, causa molestias, pues repite lo mismo que la berza. En cambio, si se toma al final es menos dañino y más digestivo”


Ateneo, Banquete de los eruditos, II, 59 A que nos dice su procedencia: “Diocles, por su parte, dice que se producen unas calabazas buenísimas en la región de Magnesia, además de una naba gigante, dulce y digestiva; en Antioquia, el pepino; en Esmima y Galacia, lechuga; y ruda, en Mira”


En las siguientes entradas, hablaremos de otras características de este alimento.

Plurimam salutem!

No hay comentarios: