Las
fuentes clásicas nos dan muchas pistas de cuáles serían los modales aceptados
en las mesas de algunos ricos.
Algunos de estos comportamientos serían
reprobados actualmente por considerarlos poco elegantes. Esto nos hace pensar
que todo depende de la cultura y que todo, incluido la alimentación, es educacional, “uno hace lo que ha aprendido”.
Veamos
algunos comportamientos extremos en banquetes romanos:
COMER CON LOS DEDOS
A los niñ@s les encantaría esta norma, eso
sí, siguiendo siempre las enseñanzas de
Plinio: “Comer con la mano derecha y apoyarse en la izquierda. Se les enseña a comer con la derecha “si
extienden la izquierda, se les reprende”
Lo
normal era utilizar las yemas de los
dedos, empleando tres de ellos, dejando limpios el anular y el meñique.
Esta costumbre justificaría totalmente la importancia del lavado de manos a lo largo de la comida como bien nos describe Petronio,
Satiricón, 31: “Por fin nos instalamos en la mesa. Unos esclavos
de Alejandría nos echaron agua de nieve para lavarnos las manos;
les siguieron otros por el lado de los pies y cuatro nos quitaron los
padrastros con destreza sin igual”
Necesario también
el uso de servilletas, mappae que no sólo se
utilizaban para limpiar y secar las manos entre un plato y otro, sino también
para envolver
los restos de comida sobrante que no iban a ser consumir y poder tomarlos
posteriormente. De nuevo el Satiricón
32.2 de Petronio nos ayudará a conocer cómo eran una mappa: “había añadido una servilleta con una amplia franja roja y volantes colgados
por todas partes”.
Para no ensuciarse en exceso o para alimentos líquidos cabe la opción del uso de cucharas que podía
ser de plata. La lígula, una cucharilla pequeña para dulces
o la coclear, más grande, para vaciar huevos y ostras.
DESCALZARSE Y
TUMBARSE PARA COMER
En el triclinium, los
comensales se tumbaban oblicuamente en el lectus, con los pies descalzos, éstos habían sido lavados
por un esclavo antes de entrar al comedor.
Petronio, Satiricón,
70 nos cuenta: “Según una inaudita moda, unos
esclavos jovencitos y de larga cabellera trajeron perfume en una palangana de
plata y ungieron los pies de los
comensales”
Marcial, XXXV
afirma en sus Epigramas: “Puesto que tú tienes unas piernas que
parecen los cuernos de la luna, podrías, Febo, lavarte los pies en un rition”
TIRAR AL SUELO LOS
DESPERDICIOS
Otra
costumbre que parece estar vigente todavía en algunos bares.
Aquello
que no iba a ser consumido se arrojaba al suelo para que posteriormente un
esclavo llamado scoparius
o analestae, barriera estos desperdicios.
Curioso saber que muchas veces estos esclavos podían ser niños.
La acción de lanzar al suelo
los desperdicios era muy frecuente en la antigüedad, era considerado algo sagrado, los alimentos nacidos de la
Tierra Madre, origen de la vida, volvían de nuevo a la tierra. Además, se
invitaba a los dioses a participar de esta comida a través de estas ofrendas y
así, que les fueran propicios.
Ovidio, Sobre una cena en casa de
Nasidieno,
nos habla de este tema: “Cuando retiraron esto, un esclavo arremangado limpió la
mesa de arce con un tafetán purpúreo y otro recogió todos los desperdicios del suelo y lo que pudiera molestar a los que cenaban".
También en Petronio, Satiricón, 34, 2 leemos: “En el bullicio, un
plato de postre se le fue accidentalmente de la mano a un esclavo, que intentó
recogerlo del suelo. Trimalción, que se dio cuenta de ello, mandó abofetear al
esclavo y tirar otra vez aquel plato. Apareció en seguida el encargado de la limpieza y se puso a
barrer la plata con los demás desperdicios,…”
Por último Marcial, Xenia, XIV, LXXXII: “La palma atestigua
que las escobas fueron en tiempos muy estimadas; pero ahora los esclavos recogedores les dispensan
descanso”
ERUCTOS Y OTROS
GASES…
Algo considerado de muy mal
gusto en nuestra cultura fue permitido con el respaldo de la ley, gracias al Edicto de Claudio en el que estaba permitido expulsar los
gases en los banquetes. Suetonio, Vida de Claudio, V, 32 comenta: “Se dice incluso que tras haberse enterado de que un
invitado había caído enfermo por contenerse para guardar las formas, había
proyectado promulgar un edicto
para permitir expulsar los gases y las ventosidades sonoras en medio del
banquete”
Pero no a todos los comensales les resultaba agradable escuchar
“sonidos gástricos” así nos describe Plinio, el Joven, Paneg. a Trajano, 49, 5, como Trajano seguía una práctica curiosa para
evitar estos problemas en público :“¿No comes siempre en
público? ¿No está siempre tu mesa abierta a todo el mundo? ¿No te resulta a ti
tan grato como a nosotros participar de los mismos banquetes? [...] ¿Y en
cuanto a la duración misma de las comida, aunque tu frugalidad reduce el tiempo
que dedicas a éstas, no las prolonga, sin embargo tu afabilidad? Ciertamente no
te hartas de comida en solitario antes del mediodía para acechar luego a tus
comensales, vigilándolos y tomando nota de lo que dicen, ni te
presentas bien saciado y eructando ante unos invitados que no han comido y
tienen el estómago vacío para arrojarles más que servirles unos platos tales
que tú no te dignarías siquiera a tocar, ni en fin, después de haber soportado
con disgusto este insolente simulacro de banquete, vuelves a entregarte a tus
secretas orgías y ocultos excesos. No admiramos, por lo tanto, ni el oro ni la
plata de tus vajillas, ni el exquisito refinamiento de tus platos, sino tu
afabilidad y tu buen humor”
VOMITAR PARA SEGUIR
COMIENDO
El empleo de vómito como remedio dietético era
recomendado por los algunos médicos Celso, Los ocho libros de
la medicina, X para paliar el abuso en las cenae: “Cuando se tienen eructos
amargos, acompañados de dolor y de pesadez en el epigastrio, es
necesario recurrir sin tardanza al vómito”. Algo parecido podemos leer en
Hipócrates, Aforismos 2 y ss como un buen recurso para
depurar el vientre ante diferentes problemas: “En los vómitos que se producen espontáneamente,
si se purgan las cosas que deben purgarse, es provechoso….
Púrguese por arriba a los delgados que vomitan con facilidad, evitándolo
en invierno. Por abajo, a los que les cuesta vomitar y son moderadamente
gruesos, evitándolo en verano"
Para
ello se recomendaba el uso de lavativas como aceite de lirio, aguamiel, apio,
altramuz hediondo, raíz de pepino, rábanos,…o la utilización de largas plumas, Suetonio, Claudio,
23 uso de la pluma: “Estaba siempre dispuesto a comer y beber a cualquier hora
y en cualquier lugar que fuese. … Nunca abandonó la mesa sino henchido de
manjares y bebidas; en seguida se acostaba de espaldas con la boca abierta,
y mientras dormía, le introducían una pluma para aligerarle el estómago”
NO LEVANTARSE DEL LECTUS SI SE NECESITA VISITAR EL LAVABO
“Menudo incordio tener que
levantarse a mitad del ágape para tener que ir al lavabo”, seguro que más de uno lo ha pensado alguna
vez, bueno pues si estuviéramos invitados a casa de Trimalción eso estaría
solucionado: “No había concluido su frase Menelao, cuando
Trimalción produjo un castañeteo con los dedos, y a esta señal acudió el eunuco tendiéndole el orinal en pleno
juego. Aliviada ya su necesidad, pidió agua para las manos, se enjuagó un
poquito y se limpió a la cabellera de un esclavo” (Petronio, Satiricón, 27)
En unos días comienzan las
celebraciones navideñas con reuniones familiares, comidas descomunales,… días
de exceso pero por suerte días en los que estos modales romanos quedaron en el
pasado.
Plurimam
salutem!
4 comentarios:
¡Cuántas cosas interesantes para recordar en estas fechas de comilonas!
Gracias por el post. Como siempre una delicia leerlo.
Querida Merche, muchas gracias por tu comentario. Como siempre tan amable.
Esperemos no encontrar ningún comensal que tenga estos modales en nuestras reuniones navideñas.
Un besito
Que interesante todo estos datos sobre las costumbres romanas
Que interesante todo estos datos sobre las costumbres romanas
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