A finales del año pasado dedicamos unas entradas a las peras en el mundo antiguo, pero aún nos quedan por descubrir otras muy interesantes.
¿Os animáis a conocer cosas nuevas?
Ateneo III 80 d nos habla sobre forma de consumo: “Mnesíteo
de Atenas, en su tratado Sobre los comestibles [fr. 32 Bert.], dice: «Respecto
a cuantas de ellas se consumen crudas,
como las peras, los higos, las manzanas de Delfos, etc., hay que: observar
el momento en el que no tengan los jugos contenidos en su interior ni crudos,
ni pasados, ni resecos en exceso por culpa de la estación».
Ateneo IV, 137 b nos dice que eran
frecuentes en sus mesas como postre:
“De nuevo se disponían las segundas
mesas repletas, y en ellas había peras y gruesas manzanas”
Ateneo
VI 275 b hace un comentario curioso al presentar a la pera como menú
para cenar: “Y a
menudo —afirma— un padre o una madre preguntaban a su hijo si quería cenar peras o nueces y, después de
comer algo de esto, se daba por
satisfecho y se iba a dormir”
Al
igual que en su libro III 81 b, Ateneo compara las manzanas y las peras: “Filótimo, en el libro décimo tercero
de su tratado Sobre la alimentación [fr. 10 St.], dice: «Las manzanas primaverales son mucho más indigestas que las peras,
tanto si comparamos las verdes con las verdes, como si comparamos las maduras
con las maduras. Las ácidas y todavía no maduras poseen además las cualidades
de los líquidos, son bastante acres, y ácidas en cierto modo, y distribuyen por
el cuerpo el llamado jugo astringente». Sostiene
también que, en general, las manzanas son más indigestas que las peras,
porque aunque comamos menos las asimilamos peor, mientras que, aunque tomemos
más peras, las asimilamos mejor. De ellas sale un jugo astringente, llamado por
Praxágoras (vitreo), debido a que los alimentos que no se asimilan tendrán los
jugos más espesos. En general está
demostrado que las manzanas son peores de digerir que las peras, y que los
alimentos acres suelen proporcionar jugos aún más espesos. Entre las pomas
invernales, las manzanas de Cidonia producen jugos más acres, mientras que los
membrillos producen menos jugos, y menos acres, y se pueden digerir mejor”
Paladio, Tratado de agricultura III, 209 nos ha legado la receta de
vino y vinagre de pera, los llamados vina
ficticia hechos de frutas y con un uso medicinal:
“Se hace perada metiendo las peras en un saco de malla muy abierta, se machacan
y aplastan con pesos o con una prensa. Dura el invierno pero se agria al
principio del verano. El vinagre de
peras se hace de este modo: se dejan durante tres días en un montón peras
silvestres o de sabor ácido que estén maduras. Después, se meten en un
recipiente al que se añade agua de fuente o de lluvia y se deja el recipiente
tapado durante treinta días y a medida que se va cogiendo un poco de vinagre
para el consumo, se echa otro tanto de agua en sustitución.
Zumo de peras: el casto zumo de peras se
preparará así: se pisan peras muy maduras con sal gorda. Cuando su carne esté
deshecha, se meten en tonelitos, o recipientes de barro embetunados con pez; al
cabo de tres meses la pulpa en suspensión desprende un líquido de sabor
agradable pero de un color blancuzco. Contra este inconveniente será bueno que
al tiempo que se salan, se mezcle una dosis de vino tinto”
Dioscórides, 5, 24, nos habla del vino
de peras y sus propiedades: “<Del vino [1] de pera>
(apítēs). El
vino de pera se prepara igual que el de membrillo, pero que no estén las peras
demasiado maduras. Y el de algarrobas, el de nísperos y el del fruto del
cornejo se preparan igualmente. Todos ellos son astringentes, acerbos,
estomacales, y retentivos de los flujos internos”
Como leemos en Dioscórides si uso
terapéutico es principalmente para el estómago, como digestivo y reductor de
humores.
CURIOSIDADES
Aristóteles HA, VIII, 595 A comenta que
se utilizaban para cebar a los cerdos: “Este animal engorda con cebada, mijo, higos, bellotas, peras
silvestres y cohombros. Pero lo que más engorda tanto a los cerdos como a los demás
animales que tienen un estómago caliente, es el reposo”
Ateneo
XIV 640 c y ss además de hablar sobre los tipos de peras, cuenta una
curiosidad de peras flotantes: “Pues fue Crisógono,
el flautista, como nos dice Aristoxeno en el octavo libro de sus Leyes
políticas, quien escribió el poema titulado Política. Y Filocoro, en su tratado
sobre Adivinación, dice que fue un hombre de nombre Axiopistos, (no se sabe con
certeza si era un Locriano o un Siciliano) el autor del Canon y de las
Sentencias. Y Apolodoro nos dice lo mismo. Y Teleclides menciona el ἄμυλος en sus Hombres
Rígidos, hablando así: Los pasteles de queso calientes ahora son cosas a las
que soy aficionado, las peras silvestres
no me interesan; También me gustan los ricos trozos de liebre […] 63. Y
ahora tomaré las peras (ἄπιον), que veo ante
mí, y hablaré de ellas, ya que es por ellas que el Peloponeso fue llamado Ἀπία, porque las plantas del
peral abundaban en el país, como nos dice Ister, en su tratado sobre la
Historia de Grecia. Y que era costumbre hacer subir peras al agua en las
fiestas, lo aprendemos de las Breutias de Alexis, donde leemos estas líneas:
A. ¿Has visto alguna vez peras flotando en
aguas profundas servidas en la cena a unos hombres hambrientos?
B. Por cierto que
sí, y a menudo; ¿qué hay de eso?
A. ¿No escoge cada
invitado por sí mismo, y come la fruta más madura de las que nadan ante él?
B. Sin duda que lo
hace. Pero las frutas llamadas ἁμαμηλίδες no son lo mismo
que las peras, como algunos han imaginado, sino que son una cosa distinta, más
dulce, y no tienen almendra. Aristomenes, en su Baco, dice . ¿No sabes cómo
crecen en el jardín de Chian. ¿Finos nísperos?
Y Æschylides
también, en el tercer libro de sus Geórgicas, nos muestra que es una fruta
diferente de la pera, y más dulce. Habla de la isla de Ceos, y se expresa así:
"La isla produce las peras más
finas, iguales a la fruta que en Jonia se llama hamamelis; porque no tienen
semillas, son dulces y deliciosas".
Pero Aethlius, en el quinto libro
de sus Anales Samios, si el libro es auténtico, las llama homomelides. Y
Pánfilo, en su tratado sobre Dialectos y Nombres, dice: "La epimelis es una especie de pera". Antífona, en su
tratado sobre Agricultura, dice que las
phocides son también una especie de pera. […]
Cuando el filósofo
dice γενναῖα, quiere decir εἰγενῆ, generoso, como
también usa la palabra Arquíloco-. Ven aquí, eres generoso (γενναῖος);
o, tal vez, quiere
decir ἐπιγεγενημένα; es
decir, injertados. Pues Aristóteles
habla de peras injertadas, y las llama ἑπεμβολάδες”
Con esta entrada damos punto y final a la deliciosa fruta.
Plurimam salutem!
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