Para cerrar el monográfico sobre el anser vamos a hablar en esta ocasión sobre sus usos culinarios y médicos comenzando por el conocido foie.
La semana pasada hablamos de la crianza y el engorde de esta ave y es necesario añadir que también se engordaba principalmente su hígado:
“En
cuanto al hígado de oca (solicitadísimo
en Roma), lo menciona Eubulo en las Vendedoras de coronas diciendo así:” A no
ser que tengas hígado o alma de oca” (Ateneo IX, 384)
Se les criaba con trigo y cebada remojados para obtener un hígado y una carne blanda. A su vez, se le dan de comer higos (iecur ficatum) de donde viene la palabra foie, Pólux, II, 212, para obtener un hígado exquisito.
Se les criaba con trigo y cebada remojados para obtener un hígado y una carne blanda. A su vez, se le dan de comer higos (iecur ficatum) de donde viene la palabra foie, Pólux, II, 212, para obtener un hígado exquisito.
Son muchos los
autores que hacen referencia al hígado como Marcial, XIII, 58:
” ¡Fíjate cómo de hinchado está el hígado, mayor que un ganso grande! Admirado, dirás: “Esto, pregunto, ¿dónde ha crecido?”. Y Juvenal, Sátira, V 114:
”Ante él el hígado de un ganso grande, un capón tan cebado como un ganso…”
” ¡Fíjate cómo de hinchado está el hígado, mayor que un ganso grande! Admirado, dirás: “Esto, pregunto, ¿dónde ha crecido?”. Y Juvenal, Sátira, V 114:
”Ante él el hígado de un ganso grande, un capón tan cebado como un ganso…”
Plinio X, 27 nos explica cosas muy curiosas, como por ejemplo, quién inventó la manera de hacer engordar el hígado del ganso, quién cocinaba al ganso de una manera peculiar, etc.: “Nuestro pueblo es muy sabio, porque estima el ganso por la bondad de su hígado. Cuando están bien cebados, éste crece hasta un tamaño muy grande, y se hace todavía más grande al ser empapado en leche con miel. Y, de hecho, no sin razón, es materia de debate quién fue el que descubrió por primera vez tan gran delicadeza. Era Metelo Escipión, un hombre de dignidad consular, o Seius M., un contemporáneo suyo, un romano de rango ecuestre. Sin embargo, una cosa sobre la que no hay disputa, era Messalinus Cotta, hijo del orador Messala, quien descubrió el arte de asar las patas palmeadas del ganso…Es un hecho maravilloso, en relación con esta ave, que viene a pie todo el camino desde el país de los Morini a Roma, y los que están cansados se colocan en la primera fila, mientras que el resto, movidos por un instinto natural para se muevan como un bloque conjunto, los llevan adelante. Una segunda fuente de ingresos, también, es que también se deriva de las plumas del ganso blanco. En algunos lugares, a este animal se le arrancan las plumas dos veces al año, en los que las plumas crecen rápidamente de nuevo. Esos son los más suaves que se encuentran más cerca al cuerpo, y los que vienen de Alemania son los más estimados: los gansos allí son blancos, pero de tamaño pequeño, y se llaman gantœ. El precio pagado por su plumaje es de cinco denarios por libra. Es a partir de esta fuente fructífera que hemos repetido los cargos formulados contra los comandantes de las tropas auxiliares, que están en el hábito de separar cohortes enteras de los puestos donde deben estar en guardia, en la búsqueda de estas aves: en efecto, hemos llegado a tal grado de afeminamiento, que ahora en día, ni siquiera los hombres pueden pensar en acostarse sin la ayuda de las plumas del ganso, a modo de almohada”
Paladio,
1, 30 también nos habla sobre todas las
características que hemos mencionado:
“La oca sin agua y sin hierba difícilmente se cría bien. Para los terrenos sembrados es perjudicial porque daña las mieses con sus bocados y su excremento. Da huevos y plumas, que se arrancan en otoño y primavera. A un macho le bastan tres hembras. Si no hay no, hágase un estanque. Si la hierba no llega, sembraremos trébol, fenogreco, achicoria silvestre y lechugas para alimentarlas.
“La oca sin agua y sin hierba difícilmente se cría bien. Para los terrenos sembrados es perjudicial porque daña las mieses con sus bocados y su excremento. Da huevos y plumas, que se arrancan en otoño y primavera. A un macho le bastan tres hembras. Si no hay no, hágase un estanque. Si la hierba no llega, sembraremos trébol, fenogreco, achicoria silvestre y lechugas para alimentarlas.
Las blancas son más
fértiles, las pintas o pardas menos porque pasaron del estado salvaje al
doméstico. Incuban desde el primero de marzo al solsticio de verano; siguen
poniendo si das a empollar sus huevos a las gallinas. La última puesta se la
dejaremos criar a las madres que ya no van a volver a poner. Llévense al nido
cuando van a poner; en cuanto se haya hecho una vez, adquieren espontáneamente el
hábito. Darás también a incubar a las gallinas los huevos de oca igual que los
de pavo, pero a los de oca, para evitar que se estropeen, se les pondrán por
debajo ortigas. Las crías, los diez primeros días, deben alimentarse dentro; después,
si hace buen tiempo, podemos sacarlas donde no haya ortigas, ya que temen que
les piquen.
Las de cuatro meses se ceban bien, pues engordan mejor en su más
tierna edad. Se les pondrá «polenta»
tres veces al día; no se les dará la posibilidad de andar lejos encerrándolas
en un sitio obscuro y caliente; así, incluso las de más tiempo, engordarán en
dos meses, las pequeñas normalmente en treinta días. Se cebarán mejor si les
damos mijo mojado hasta que se
harten. Puede entremezclarse en la alimentación de las ocas cualquier legumbre, excepto yero. Hay
que preocuparse de que sus polluelos no
coman pelos. Los griegos para cebar las ocas mezclan dos partes de gachas y
cuatro de salvado en agua caliente y se lo dan según las ganas de comer que
tengan; les ayudan dándoles de beber tres veces al día; también a media noche
les dan agua. Transcurridos los treinta días, si se les quiere ablandar el hígado, se amasarán en bolas
pequeñas higos pasos machacados y macerados en agua, y durante veinte días seguidos
se les darán a las ocas”
Realmente,
además de su carne, hemos visto que lo más apreciado era su hígado. Persio, Sátira VI, 71 nos comenta el gran valor que adquirió el hígado:
“Adereza esclavo sin mesura las coles. Estaría bien que un día festivo se cocine para mí una miserable verdura y media cabeza de cerdo ahumada con la oreja agujereada, para que luego este heredero mío se harte de hígados de ganso”
“Adereza esclavo sin mesura las coles. Estaría bien que un día festivo se cocine para mí una miserable verdura y media cabeza de cerdo ahumada con la oreja agujereada, para que luego este heredero mío se harte de hígados de ganso”
También
Horacio, Sátiras, II, 8, 88,
cita el hígado de oca blanca como un lujo culinario: “Luego aparecieron unos esclavos llevando en un
gran plato de trinchar los miembros despedazados de una grulla macho con mucha
sal y harina, el hígado de un oca blanca
cebado con pingües higos…”
Con respecto
al precio, en el Edicto de
Diocleciano, 4, 21- 22 leemos que la oca engordada valía doscientos denarios la
pieza, mientras que la oca no engordada costaba cien denarios: “21. anser pastus ж ducentis ; 22. anser non pastus ж centum”
Juvenal,
Sátira, VI, 541 nos muestra el
valor que tenía un ganso bien cebado, utilizado incluso como método de soborno:
“Sus lágrimas y estudiados murmullos consiguen que Osiris no niegue el perdón a la culpa, claro está que sobornado por un ganso bien cebado y un fino pastel (popanum)”
“Sus lágrimas y estudiados murmullos consiguen que Osiris no niegue el perdón a la culpa, claro está que sobornado por un ganso bien cebado y un fino pastel (popanum)”
Parece
ser que no todo era perfecto en las ocas domésticas como podemos leer en Paladio,
1, 23 nos comenta la peligrosidad de su
estiércol:
“Hacia donde acaban los muros de la cuadra háganse los corrales, ya que el excremento de aves es absolutamente esencial para la agricultura, excepto el estiércol de ocas, que es muy nocivo para todo. Pero los alojamientos de las demás aves son totalmente imprescindibles”
“Hacia donde acaban los muros de la cuadra háganse los corrales, ya que el excremento de aves es absolutamente esencial para la agricultura, excepto el estiércol de ocas, que es muy nocivo para todo. Pero los alojamientos de las demás aves son totalmente imprescindibles”
Sobre
su uso culinario, sabemos que se
consumía su carne, sus huevos y su hígado.
Su
carne se preparaba asada acompañada
de salsas e incluso se podía servir rellena como nos afirma Ateneo, IX, 383 f que la oca rellena le recuerda al caballo
de Troya doúreios chén como doúreios hippos: “Añado una oca como el caballo de
madera por su hinchazón”
Apicio
VII, 3, 1 y 2 nos detalla diferentes recetas de la oca doméstica:
OCA
RELLENA DE ACEITUNAS
“Rellenar la tripa de aceitunas verdes abiertas,
cerrarla y cocer. Cuando haya cocido, sacar las aceitunas”
OCA
COCIDA CON SALSA FRÍA
“Machacar pimienta. Ligústico, coriandro en grano,
menta y ruda, rociar con garum y un poco de aceite, macerarlo. Secar la oca
cocida con un paño limpio, cubrir con la salsa y servir”
SALSA
BLANCA PARA LA OCA
“Pimienta, alcaravea, comino, apio en grano, tomillo,
cebolla, benjuí, piñones tostados, miel, vinagre, garum y aceite”
Los
huevos eran muy apreciados según nos
indica Ateneo, II, 57 d:
”Epicarmo dice ôea: “Huevos de ganso y de volátiles gallinas”. También Simónides en el libro segundo de sus yambos: “Como el huevo de un ganso de Meandro”
”Epicarmo dice ôea: “Huevos de ganso y de volátiles gallinas”. También Simónides en el libro segundo de sus yambos: “Como el huevo de un ganso de Meandro”
Ateneo II, 58 b: “Y
Érifo los huevos de ganso: A- unos
huevos. B- realmente blancos y grandes.
Son de ganso, me parece a mí. A-Pues éste dice que los puso Leda.
Epéneto y Heraclides
de Siracusa, en su Arte culinario, afirman que entre los huevos sobresalen los de los pavos reales, y que tras ellos están los de las ocas del Nilo, también llamadas
gansos de Egipto y en tercer lugar, los de gallina”.
Marcial,
IX, 33 hace también una equivalencia entre el huevo de Leda y el de oca:
“Con una telilla así se reviste el pollo en el huevo de Leda, tales son las cintas que ciñen las frentes adornadas con una luneta”
“Con una telilla así se reviste el pollo en el huevo de Leda, tales son las cintas que ciñen las frentes adornadas con una luneta”
Petronio, 65, 2
incluso los sirve decorados:
”Tras este rasgo de bondad salieron a la mesa unas verdaderas delicias del paladar. A cada uno de nosotros se nos sirvió un capón y unos huevos de oca adornados con montera.”
”Tras este rasgo de bondad salieron a la mesa unas verdaderas delicias del paladar. A cada uno de nosotros se nos sirvió un capón y unos huevos de oca adornados con montera.”
Eliano
XIV, 13 habla del consumo de sus huevos entre los alimentos que formaban parte
de la dieta de un rey: “El rey indio come, a guisa de
postre, lo mismo que sin duda los
griegos desearían comer. Aquel rey, según narran relatos de los indios, siente
el más vivo deleite comiendo un cierto gusano, después de frito, que se cría en
la palmera datilífera y dicen que él se deleita tanto con este manjar *** Y sus relatos me convencen.
Completa también esta dieta con huevos
de cisnes, avestruces y gansos”
Frente a todas estas opiniones en pro de los huevos
de ganso Galeno VI, 706 opina que los mejores son los huevos de faisán y
gallina y los peores los de ganso y avestruz.
Sobre
el foie-gras encontramos dos recetas
en Apicio VII, 3, 1:
GARUM
AL VINO PARA EL FOIE-GRAS
“Machacar pimienta, tomillo,
ligústico, garum, un poco de vino y aceite”
OTRA
RECETA
“Cortar el hígado con una caña y bañarlo con garum.
Machacar
pimienta, ligústico, dos bayas de laurel, envolver en una membrana de cerdo,
asarlo a la parrilla y servir”
También sabemos que su grasa era muy utilizada en medicina:
Para heridas:
Plinio, XX, 14
y ss en su Historia
Natural nos relata sus beneficios:” Las hojas de la
calabaza, molidas frescas con hojas de ciprés, o dejadas solas, hervidas en un
recipiente de barro cocido de alfarero y golpeadas con grasa de ganso, tras aplicarlas a la parte afectada, son un excelente remedio para las heridas”.
Para cálculos:
Plinio,
XX 236 y ss:”… Tomado en
vinagre, la mostaza dispersa cálculos en
la vejiga, y, en combinación con la miel y grasa de ganso, se emplea como un linimento para manchas lívidas y
contusiones”
Plinio
XX, 50-57: el ajo con grasa de ganso, instilado su jugo, contra el mal de
oídos.
De
nuevo, Dioscórides, I, 34:” De modo
similar a lo antedicho se preparan el aceite de sésamo, compuesto a partir de
sésamo, y el de nuez, a partir de nueces. Tienen la misma virtud que el de
bellota (Tiene virtud de limpiar manchas,
pecas, acnés, o la negritud de las cicatrices, y de ablandar el vientre. Es
malo para el estómago. Instilado tras
mezclarlo con sebo de ganso, va bien a los dolores de oído, los ecos y zumbidos)”
Los gusanos de
tierra cocidos con grasa de ganso, en gotas, son beneficiosos para el oído.
Contra las
grietas de los labios
Plinio, HN,
28, 185:”Se quitan con sebo de ternera o buey
con grasa de ganso y jugo de
albahaca”
Plinio, HN,
28, 188:”Grasa
de ganso y médula de ciervo,
resina y cal”
Con esta entrada damos por finalizado el monográfico sobre el anser, confiando en no haber cansado en exceso a nuestros lectores.
Plurimam salutem!
*Imágenes propias
4 comentarios:
A very interesting and useful blog.
Pax et Fortuna
Carmelo
www.lases,blogspot.it
Thank you very much.
Fantástico trabalho!
Filomena, muchas gracias por tus palabras.
Saludos
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